Confianza
Estoy casi segura de que les había contado que después de lo que me pasó con el Aire estuve muy mal, ¿no? ... jajaja ok, ok, fue un chascarrillo, sí, ya sé, lo he contado muchísimas veces, demasiadas en realidad. Bueno, así como estuve muy triste, también estuve muy falta de deseo sexual y eso es típico de la depresión, la falta de libido es natural en una persona que se encuentra muy triste.
Había un muchacho con el que había tenido una relación de solo sexo hace años y nos volvimos a ver unos meses después de lo del Aire. Yo había bajado muchísimo de peso, casi 20 kilos (... ya saben, la depresión combinada con baja autoestima me hacía pensar que algún día volvería a verme con el aire y me hizo dejar de comer e invertir en Herbalife ... cosas mías, no me juzguen) Cuando el muchacho este me escribió al celular, lo primero que pensé fue en mi acostumbrado "No, gracias, no tengo ganas"; pero me dijo algo que muchos adoramos escuchar: "Te recojo del trabajo en mi carro y te llevo a tu casa" ¡Excelente! Ahorro en pasaje y voy cómoda como en taxi, cerrado.
Así que dejé que me recogiera y apenas me vio le llamó la atención mi estado físico y me lo dijo al instante: ¡Has bajado mucho de peso! Con mi actitud depresiva, solo atiné a asentir con la cabeza y mirar la ruta al frente. Conversamos camino a mi casa sobre cómo nos había tratado la vida en estos años. Yo hablé sobre el Aire (lo que podía contar), el sobre su reciente divorcio; hablamos sobre la última vez que nos vimos, sobre el sexo entre nosotros, cosas que conversarían dos personas que solo se veían para saciar ansias en épocas de universidad y nada más. Nos estacionamos en la entrada, seguimos conversando hasta que llegó el momento de decirle adiós y él no intentó nada conmigo. Ni un beso, ni una insinuación, ni una mirada coqueta, solo lo básico de su forma de ser.
El mismo ritual pasó dos veces más antes de que un día yo bajara las escaleras de mi casa para entrar en el dichoso carro y me dijera: ¡Cada vez que te veo estás más delgada! Pues sí, había bajado dos kilos más en esas dos semanas, la depresión, vieja amiga ayudante de las dietas. Platicamos una media hora en el coche hasta que él me dijo: "¿Por qué no lo intentamos? (El sexo, no una relación) Nos gustamos en la cama, intentemos." Yo le expliqué que no tenía nada, nadita de libido en mi cuerpo, que no había tenido deseos de nadie y que simplemente no los tenía más. Él insistió y dijo: "Cierra los ojos y déjame besarte."
Lo hice y fue terrible.
Apenas rozó mis labios, me solté y comencé a reír en su cara. Él, obviamente, se molestó y pedí perdón, pero le volví a explicar que no podía porque solo pensaba en el Aire. Apenas sentí su cercanía, pensé en el Aire y me reí.
Así de fácil, no podía ni besar a un chico porque solo pensaba en él y eso me hacía daño y cuando algo me duele, comienzo a reírme como loca. Es la verdad. Los que me conocen saben que cuando me golpeo contra un sillón o me caigo en la calle, comienzo a reír sin parar mientras me sobo el cuerpo. Lo mismo me pasó con el beso. Dolía mucho y tuve que reír.
No tuve sexo con nadie hasta un año y ocho meses después, en un día de febrero en el que me reencontré con la persona que me acompaña ahora y, aunque la situación era exactamente la misma; muchacho con el que solo había tenido una relación de sexo y nada más, 20 kilos menos, depresión y falta de libido; con él, me reí de una forma diferente.
Cuando mi compañero actual me tomo el rostro y rozó sus labios con los míos, me reí. Él no se debe acordar, pero lo hice. No fue una risa de rechazo, fue una risa de "Ok, ya me tienes en tus manos" y simplemente no pude resistirme.
¿Por qué tanta diferencia? Porque mi compañía, ese chico que me hace feliz a su estilo, simplemente me mata. ¿Recuerdan esa sensación cuando el chico guapo de la fiesta las está mirando desde el otro lado del salón? Oh... sí... esa sensación de que te arde la garganta, la adrenalina te corre, las mejillas se hacen fuego y no sabes qué decir o hacer... ufff eso es lo que siento cuando él me ve.
Hasta hace poco, por cuestiones de un tiempo corto de separación, no sentí lo mismo cuando vino a verme. Pensé en la situación, lo diferente que era ahora; más de veinte kilos de sobrepeso, mucha libido y una relación que, si bien se basa en el sexo, no es exclusiva de ella; pensé en que quizás yo ya no le gustaba, pensé que quizás a mí él ya no me gustaba, pensé que él ya había decidido irse de aquí, pensé que yo había decidido que se fuera de aquí. Esa conexión, esa magia de él hacia mí, ese poder de hacerme reír con solo escribirme un "hola", esa sensación de hacerme desmayar por dentro con una mirada, eso se había ido.
Tengo un problema con él. No estoy confiando en él como antes. Es decir, mi mente decidió dejar de confiar en que él no me va dejar como lo hizo el Aire. Mi cabeza ha decidido creer que él va a desaparecer un día, se va a ir sin decir adiós. Lo va a hacer y, si bien es parte del tipo de relación que tenemos, y si bien voy a seguir adelante, va a doler. Verán, yo no lo amo, eso lo sé. Pero ¡mierda!, no saben como confiaba en él. Yo sé que no tengo que valerme de otra persona para ser feliz, obvio que lo sé, pero el tener la sensación de contar con alguien y de confiar sin dudar es tan placentera y tranquilizadora que no tienen idea de lo difícil que es vivir en la inseguridad para una persona ansiosa como yo.
Mi ansiedad ha vuelto... han sido unas muy malas semana para mi salud mental y a diferencia de otras veces, él no pudo ayudarme. No era su culpa, era la mía. El corto tiempo separados hizo que me desconectara de él, que desconfiara de él. Hay algo que no le he dicho ni a él ni a nadie. Llevo más de dos meses soñando a diario con el Aire. Todos los días, sin falta. Lo veo en mi mente cada noche y me despierto pensando en él. Mi cabeza ha decidido que lo necesita desesperadamente a diario. Pienso en él cuando me lavo la cara en las mañanas, cuando me preparo el desayuno, cuando tiendo la cama, cuando me visto para trabajar, cuando le doy play al Spotify.
Estoy intentando salir de mi ansiedad. Estoy haciendo ejercicios diarios para mejorar mi salud. Estoy compartiendo más con amigos. Estoy enfocandome otra vez en la editorial, con proyectos que me llenan de ganas de levantarme a trabajar. Estoy dando más clases y estoy nivelando en mi economía. Estoy sintiéndome más feliz estos días, estoy intentando volver a confiar en él. Lo estoy haciendo, poco a poco. Quiero creer que no se va a dar la vuelta y desaparecer, estoy luchando con mi cabeza para que deje de pensar esas cosas.
Ayer pasó algo que él no notó. Me quedé viéndolo colocar algo en el cuarto y me acordé de muchas cosas que hizo por mí en estos años. Quisiera que se metiera 5 minutos en mi cabeza y que entienda todo lo que quiero decirle y no puedo. Estoy volviendo a confiar en él, sé que volveré a sentirme segura a su lado. A ver si para cuando pase, yo haya bajado 10 de esos 20 que deseo bajar.
Me voy a dormir, espero no ver al Aire hoy. Mañana les cuento.
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