Único
Hoy era el día, se había pasado toda la semana esperando a que fuera viernes, si, el día perfecto para poder decirle sus sentimientos a SeHun.
No sabe qué pasará, podría ser que su amigo lo rechace o también podría aceptarlo, no importa cual sea el resultado, al menos lo intento y sea cual sea la respuesta, él la aceptará.
Se levantó más temprano y contento de lo común, preparó sus cosas, se bañó y vistió para ir a la escuela. Las manos empezaron a sudarle al ver de cerca aquel edificio al que suele llama escuela, todo estaba yendo tan bien hasta que...Wow, tan hermoso y brillante como siempre, SeHun se encontraba a tan sólo escasos centímetros de él, sonriendo, haciendo que sus ojos se hagan tan chiquitos que derriten a cualquiera, si que le gustaba, estaba perdido.
— Hey,Bunny, llegaste temprano, que milagro — las manos de SeHun despeinaron un poco su cabello.
— ¿Si? Realmente no me fijé, creí que ya venía tarde — sonrió suavemente.
— Deberíamos ir de una vez al salón, sabes cómo se pone el profesor Onew si llegamos tarde.
Si alguien le preguntara ¿Qué es lo que más odia en este mundo? Diría que las clases del profesor Onew, siempre tan aburridas y con demasiadas ecuaciones, odiaba cálculo con todo su ser, sólo quería que las clases culminaran y poder decirle a Hun que le gusta, de sólo pensarlo le da escalofríos.
Ring...Ring...
Por fín, la campana había sonado, indicando que por el día de hoy, las clases acababan para poder continuar el lunes.
El momento había llegado, no había tiempo para arrepentimientos, era ahora o nunca.
—Hunnie, ¿Puedo hablar contigo? Tengo algo que decirte.
— oh claro, está bien.
— bien, vamos al patio...
No era el mejor momento para que sus nervios salieran a relucir.
—Jun, ¿Te encuentras bien? Te noto algo raro. — la preocupación en el rostro de SeHun era obvia.
— Si...yo estoy bien...Pero, SeHun, me gustas, yo...¿Yo te gusto? — nervioso y con el rostro sonrojado, un Junmyeon declaró sus sentimientos a la persona que más quería.
La sonrisa en el rostro de SeHun fue tan brillante que casi queda ciego , y sin más, tomo las mejillas de Junmyeon y beso aquellos labios que alguna vez pensó que nunca probaría, fue lento y tierno, no tenían prisa, pudo haber durado más si no fuera porque el aire empezaba a faltarles.
— Creí que nunca me lo dirías, tú también me gustas Bunny.
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