Capítulo 23
Asuma sentía que la vida se le estaba yendo del cuerpo desde que despertó esa mañana. Primero, su hermano mayor se atrevió a retarle –de nuevo– a una guerra de castillos, y esta vez, lo hizo desde el micrófono del director, en la escuela. Por toda la presión, el menor de los dos hermanos tuvo que aceptar el desafío. Además, de esa forma su hermano ya no molestaría más.
Segundo, cuando fue a encontrarse con el mayor a las tres en el gimnasio, el mayor de los Mutsumi tenía un valioso casco hecho por el club de historia, y que Asuma cuidaba con delicadeza, para que el otro lo sacase así como así, pudiendo pasarle algo al objeto. Tercero, Kazuma estuvo a punto de ganarle, aunque por suerte, su estrategia fue mejor, y finalmente terminó venciendo a su hermano.
Bueno, hasta el momento todo bien. Finalmente Kazuma se disculpó, prometió no volver a molestar en sus asuntos y volvieron a ser los mismos hermanos unidos que toda la escuela admira. Porque sí, Kazuma se había ganado la admiración de toda la escuela en poco tiempo, y pues Asuma, él ya la tenía desde que entró en primer año de esa preparatoria.
Y hablando de primer año... ¿Acaso Mutsumi no dijo que el pequeño Shinomiya-kun le había invitado a ir al cine? ¿No? Ups, fue un error. Pues así había pasado, luego de haber vencido en el juego, el castaño se acercó a él con las mejillas completamente rojas y tartamudeando, mientras le preguntaba si le gustaría ir al cine con él. No hace falta decir más que su respuesta fue afirmativa.
El pequeño Shinomiya Hayato, tan lindo, inocente y frágil. Un bonito niño al cual había que proteger. Así le veía Asuma. No le gustaría que nadie intentase corromper a aquel ángel, no quería que sus puras alas blancas se manchen de color negro. Pero ahí estaba él, deseando protegerlo pero al mismo tiempo deseando ser él quien le tocase de formas prohibidas. Ya le había corrompido bastante al besar esos dulces labios vírgenes.
Asuma tenía un lado oscuro escondido.
><><
Igarashi no podía sacarse de la cabeza la imagen de Nanashima en aquellas prendas del día anterior, fue tan erótico, de una forma extraña ya que no es normal pensar que tu mejor amigo es erótico, bueno, puede que sí, pero no entre dos hombres, ¿no? Ahora, viendo la espalda del rubio, lo único que podía pensar era en lo que pasó ayer –y muy dentro de su cabeza, en lo endemoniadamente sexy que se veía el chico–.
¿Realmente creía que iba a tener encuentros sexuales con Nana? Bueno, para empezar, ¿Por qué pensó eso en primer plano? Ambos eran amigos, hombres, no tenía motivos para hacerlo, ya que con él y Nozomu no iba a ocurrir nada, ¿Cierto? A él le gustaba Serinuma, o eso creía. Igual, seguía confundido por aquello de los celos con respecto a Kazuma y también por aquello con respecto a los besos. De no ser porque el mismo Nana le interrumpió, estaba seguro que lo habría besado.
No sería la primera vez, obvio. Su primer beso fue con el rubio, pero cuando eran unos chiquillos que apenas y se sabían atar los cordones; quizá tenían 10 o 12 años, quién sabe. Fue una travesura infantil. Ambos se preguntaron si habían besado a alguien en la boca, ambos negaron, ambos querían saber, y finalmente ambos aceptaron besarse para experimentar. Aquella vez, solo fue un simple ¿Eso es todo? Que ambos se preguntaron pues no habían sentido nada.
Su segundo beso igual fue Nanashima; cuando hicieron aquel extraño entrenamiento para Serinuma cuando ella volvió a engordar por comer demasiado chocolate. El tercero también, cuando le dio respiración de boca a boca al rubio cuando cayeron al agua en aquella excursión. Aún no sabe si ese último puede ser contado como un beso, pero bueno; No estaba seguro de sus sentimientos, y porqué su corazón latía más cuando estaba cerca de Nana, y no de Kae.
La campana sonó y con eso los pensamientos del chico se acomodaron revelándole parte de la verdad, y de inmediato se levantó de su asiento para irse rápido del salón, dejando a Nanashima y a Serinuma ahí, quienes le veían confundidos por no esperarle. El pelinegro tenía que tener ayuda, y sabía quién era la persona indicada para aquello. Cuando cruzaba uno de los pasillos, chocó con alguien que casi le tira al suelo.
– ¡Mi culpa, lo siento! – Aquella voz le hizo saber a Yuusuke que la persona que estaba buscando, le acababa de encontrar a él.
– Nishina, no hay problema – La chica asintió ante la respuesta de su disculpa, lista para emprender de nuevo la carrera, como si quisiese llegar a tiempo a algo – Espera, necesito hablar contigo – Le detuvo del brazo.
– Bien, pero que sea rápido; tengo prisa – Por más que Igarashi quería preguntarle sobre eso, quería llegar primero al punto con su problemilla.
– Escucha, necesito tu ayuda en algo – Shima curveó una ceja, preguntándole con la mirada – Eres la única en la que confío – La de cabellera negra verdosa sonrió con superioridad ante la declaración de confianza de su senpai.
– Bien, te escucho – Igarashi hizo una gesto pensativo unos segundos, hasta que se animó a abrir los labios.
– Después de pensarlo seriamente, y de analizar como jamás lo había hecho en mi vida pero ni aquí en la escuela, tengo una hipótesis sobre mí, pero necesito la opinión de una experta para que me ayude – De nuevo, Nishina se quedó sin entender nada.
– ¿Y tú hipótesis es...? – Preguntó cuando vio que el otro se había quedado callado, dejando en claro que necesitaba la respuesta. Yuusuke respiró profundo, antes de soltar la información.
– Que estoy enamorado de Nana...
Perdón por la tardanza en actualizar; estoy en semana de exámenes ;-;
Siguiente capítulo: La sorpresa(?) (Sí, por fin :v)
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