E x J 1. Amanecer.

Narra Erwin.

Las cosas no podían estar peor. Rivaille había escapado con Eren en los brazos y, a mi lado, Jean estaba casi ahogándose con el espeso aire de la habitación gracias al vapor que emanaba el cuerpo del titán de Eren.

—Kirshtein, ¿está bien? —le pregunté con dificultad sin dejar de taparle la nariz y boca con mi pañuelo blanco. Asintió levemente y llevo sus manos a la muñeca que sostenía el pañuelo con el que le ayudaba a no respirar el vapor, mientras se lo permitía, lo abrazaba por detrás llevándolo hacia afuera de la habitación, pasando por la puerta rota después de dejar entrar a los policías militares.

Lo senté en el suelo y se recargó en la pared. También me senté, frente a él y le quité el pañuelo de la cara, abrió los ojos lentamente y tosió haciéndose hacia delante, yo le tome los hombros e intenté recargarlo de nuevo en la pared.

—Comandante... —me llamó en un suspiro frustrado, jadeante aún sin controlar su respiración.

—Cadete, no haga esfuerzo —le supliqué yo sin dejar de sostenerlo por los hombros—. No estamos en peligro —pensó un poco las cosas mientras me miraba a los ojos fijamente y se recargaba de nuevo en la pared. Después miró sus manos tratando que dejarán de temblarle, yo observaba como el cadete estaba casi por explotar, pero al parecer mis palabras le daban la tranquilidad suficiente como para no hacerlo.

—Comandante, ¿qué ha pasado? —hizo otra pregunta con sus ojos en los míos de nuevo, sin mover más que la cabeza para mirarme. Tomé sus manos temblorosas entre las mías, las sentí frías y entonces las apreté para calentarlas aunque sea un poco con las mías.

—Nada. Nada de lo que tengamos que preocuparnos, así que calma, cadete —le respondí seguro, sin vacilar con ninguna letra siquiera. Tenía que demostrarle al cadete que lo que le decía era la verdad, que él no tenía porque estar tan preocupado por algo que no tuvo nada que ver. Y yo estaba de testigo.

—Pero... Eren...

—Él está con Rivaille, los policías militares ya están en su búsqueda y los encontraran pronto —traté de responder con la mayor tranquilidad posible, pero el acelerado ambiente en ese lugar no me lo permitía. Había por todos lados gente corriendo hacia adentro y afuera de la habitación. Entonces Jean volvió a recargarse en la pared mirando al suelo y yo lo solté para ponerme de pie.

—Comandante Smith, ¿podría acompañarme a otra habitación? —Me preguntó Nile, que iba pasando por el pasillo cuando me vio y me lo dijo—. Usted también —remató refiriéndose a Jean, mirándolo. Y sin siquiera esperar respuesta caminó esperando que lo siguiéramos. Entonces ayudé al cadete a levantarse y avanzamos por el pasillo detrás de Nile.

No tardamos mucho en llegar a una amplia habitación con techos altos, dos camas, una silla y un par de ventanas selladas adornadas con cortinas blancas casi transparentes. Dentro, Jean se sentó en la más cercana de las camas y después se dejó caer deliberadamente extendiendo los brazos hacia los lados. Observé de lejos esa acción, juro que casi pude sentir su respiración, el latir de su corazón y hasta el movimiento de sus cabellos chocar entre si cuando se estrellaron contra el colchón. Pareciera que mis sentidos eran mucho más agudos en ese momento. Seguí mirándolo a distancia. Inhaló por la nariz, exhaló por la boca y eso hizo que tus latidos se calmaran. Cerró lentamente los ojos y entre abrió los labios. Aparentemente se quedó dormido. No lo culpo, eran casi las cuatro de la madrugada y un cadete en su sano juicio no se daría el lujo de dormir poco, mucho menos en esta legión.

—¿Erwin? —preguntó Nile y yo volteé hacia él—. Deberías entender porque los encerraré aquí hasta que encuentren a Rivaille y a el chico titán.

—Claro —sí, lo entendía. Tenían sus razones para desconfiar de nosotros, sólo por lo que pasó hace menos de cinco minutos.

Pegó su puño derecho a su pecho y yo hice lo mismo, después salió y cerró la puerta con llave.

Sin moverme, volteé de nuevo a dónde él dormía. Seguía exactamente en la misma posición, respirando tranquilamente.

—Cadete, acuéstese correctamente —le susurré al oído después de acercarme e inclinarme hacia él y zarandearlo un poco intentando despertarlo.

Volteó su cuerpo evitándome y frunció el ceño. Yo suspiré pesadamente, me levanté y lo jalé hacia arriba para que su cabeza quedara a la altura de la almohada.

—Hahh... Comandante Erwin... —soltó entre sueños después de un suspiro. "Comandante" ¿Qué estaba soñando? ¿O pensando? ¿O... deseando? No, no, no. ¿Qué estoy pensando yo? Meneé la cabeza en busca de desechar esas ideas. A mi me gusta Eren Jaeger ¿cierto? Ese adolescente castaño...

Volteé a ver a Kirshtein de nuevo. ¿De qué color es su cabello? Sería difícil averiguarlo... ¿Dos tonos de rubio? No, no es rubio. ¡Mierda que enigma! Tal vez el chico se inventó un tono original de cabello antes de nacer. ¿Qué estoy pensando? Ya me he pasado demasiado tiempo pensando en esto. Debería dormir también.

Volteé hacia la otra cama, pero pensé que sería mejor dormir de nuevo con el cadete, como hace rato. Digo, para hacer calor.

Me acerqué a gatas hacia él y me recosté a su lado para después rodearlo con mis brazos y juntar su cabeza a mi pecho mientras que también lo abrazaba con las piernas.

Inhalé fuertemente grabando su aroma en mi nariz. Después cerré los ojos y dormí sin más.

9:32 a.m.

Narra Jean.

Desperté sudando y con mucho calor. Abrí rápidamente los ojos y volteé hacia atrás. ¡¿El comandante Smith me estaba abrazando?! ¡Porque eso parecía!

Él aún estaba durmiendo profundamente mientras me rodeaba con sus brazos. Y yo no podía moverme a menos que quiera despertarlo pero... No creo que eso sea correcto... ¡¿Qué estoy pensando!? ¡Voy a despertarlo!

—¡Comandante! —grité mientras intentaba liberarme. Él abrió los ojos rápidamente sin mover nada más.

—¡Cadete! —grita también, liberándome a medias, acostándose boca arriba poniendo su brazo debajo de su cabeza. Y con el otro me jaló hacia él haciendo que quedara sobre él, mirándonos.

—¿P-Podría bajarme, comandante? —le pregunté pero me ignoró.

—¿Por qué está tan caliente, cadete?

—¿¡E-Eh?! H-Hacia calor... en la noche.

—¿En serio? Yo no sentí nada... Sólo a ti sudando y sudando.

—¿Podría bajarme, comandante? —volví a preguntar mirando hacia otro lado, pero él me volvió a ignorar.

—Estás muy sonrojado. Te ves tierno de esta manera.

—¿Podría bajarme, comandante?

—Jean... Kirshtein... —¡no digas mi nombre así! No me susurres en el oído, no me abraces más, no me trates así...

—¡Bájeme, comandante!

Giró rápidamente. Ahora él estaba arriba, con los dedos de nuestras manos entrelazados. Me miraba fijamente, serio y autoritario. Tenía todo el control sobre mi.

Se acercó lentamente y me besó. Sólo junto nuestros labios por un breve segundo y después se alejó rápidamente. Yo no me moví. Me quedé como estatua desde el momento en que yo quedé debajo. Antes y después del beso su expresión no cambió. Estaba serio. Mientras, yo, tenía la cara llena de sorpresa, y mis ojos observaban con detenimiento todas las facciones de su rostro.

Volvió a acercarse, pero ahora rápidamente. Volvió a besarme, pero ahora con más brusquedad, más deseo, pasión. Yo le correspondí e intente seguirle el paso, pero cuando introdujo su lengua sólo me dejé llevar.

Se separó jadeando igual que yo. Soltó mis manos y se sentó en el colchón, jalándome para que quedara sentado sobre él. Ni siquiera recuerdo a que hora abrió mis piernas para acomodarse entre ellas.

En esa posición me besó otra vez. Volví a corresponderle abrazando su cuello mientras que él abrazaba mi cintura. Ahora intenté introducir mi lengua yo también y entonces se generó un conflicto en nuestras bocas, mi lengua y la suya luchaban por ser las vencedoras pero antes de que se decida nos separamos para respirar.

—Me gustas, cadete —dijo entre jadeos en busca de oxígeno para sobrevivir. Me separé para verlo. Serio, de nuevo—. Olvidémonos de Eren. Seamos nosotros dos.

—Sí, señor —dije moviendo la cabeza de arriba a abajo. Él sonrió, me abrazó más fuerte y yo hice lo mismo.

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Jean si es buen uke. Él no necesita 20 capítulos para declararse como otras :v Uzea plz.

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