24. Impedimenta.

Narra Rivaille.

Aún no sabemos si las pruebas de Eren están completas para entonces poder largarnos de la capital. Pero es seguro de que no falta ya mucho, porque Erwin ha estado moviéndose de acá para allá desde un rato. Y probablemente eso signifique que ya se quiere ir y esta haciendo todos los deberes rápidamente.

Mientras, Eren ha estado los últimos tres días en el laboratorio, saliendo de ahí sólo para dormir y, a veces, comer. Ana me deja estar la mayoría del tiempo con él, sentado frente a su escritorio observando que tipo de cosas le hacen al chico. Me ha pedido guardar silencio mientras esté ahí dentro y sólo observar.

La verdad pensé que esto de las pruebas serían más raras y algo así como dolorosas para Eren. Como arrancarle los brazos y esperar a ver cuánto tiempo le llevaba regenerarlos. Pero nada parecido pasa aún. Y Ana es la única que se encarga de todo lo que haya que hacerle o preguntarle a el chico. Eso me mantiene más tranquilo de lo que pensé que estaría al aceptar esto.

Es de mañana. Acabo de tender la cama donde dormí para salir de la habitación a desayunar. Pero en el camino me encuentro con Nile.

—Oye, Levi —me llama con indiferencia y yo me vuelvo para mirarlo—. Parece que se marchan hoy ¿verdad?

—Eh... No lo sé. ¿Qué dijo Erwin?

—Eso. Terminó él todo lo que tenía que hacer y dijeron en el laboratorio que faltan solo detalles con Jeager. Así que es muy probable que salgan hoy después de la hora de la comida.

Narrador en 3ª persona.

Levi estaba que sonreía con lo que acababa de enterarse gracias a Nile, pero no lo hizo. Solamente asintió con la cabeza una vez y siguió camino al desayuno.

Cuando llegó encontró sentados en una mesa rectangular a Erwin, Jean y Eren. Se acercó y se sentó al lado del último.

—Así que nos vamos ya hoy ¿no, Erwin? —preguntó Rivaille, y los cadetes levantaron la mirada de sus respectivas sopas para dirigirlas hacia su comandante, esperando desde el fondo que confirmara esa pregunta de Rivaille.

Erwin miró por pocos segundos a cada uno de los hombres sentados en esa mesa. Sonrió por los rostros de sorpresa de los cadetes y confirmó—: Al parecer.

Rivaille soltó un suspiro de alivio y a los dos cadetes se les formó una enorme sonrisa de felicidad, pero no dijeron nada.

—¿Tan malo ha sido venir? —continuó Erwin con la mirada fija en Jean, como si quisiera mas respuesta de él que de cualquier otro.

—Eh... —vaciló Jean un momento, miró a Eren pidiendo ayuda, pero éste se quedó callado. Entonces continuó—: Sí. Aquí es tan aburrido. Nos hacen quedarnos de pie todo el día en la calle. Qué bueno que no entré en al policía militar, creo que ya habría muerto de aburrimiento.

—Estoy de acuerdo —dijo Erwin, tocando con su mano una pierna de Jean, sonriendo—. Qué bueno que no te fuiste.

Jean lo miró sonrojado por un segundo y puso más atención a su sopa después de que Erwin dejara de tocarlo.

~

Rivaille se había quedado observando la aguja que le sacaba sangre a Eren desde el brazo mientras Ana ordenaba unos papeles en el escritorio frente al chico. Eren sonreía, no se había quitado de la cabeza el hecho de que ya faltaba nada para salir de la capital, y eso lo había estado esperando desde que su relación con Rivaille inició. Porque quería contarle a Armin y a Mikasa que tenía pareja y cuando ellos le preguntaran "¿quién?" aquel sentimiento inexplicable en el pecho volvería a él, igual que todas y cada una de las veces que Rivaille está cerca de él.

—¿Emocionado por volver, Eren? —le pregunta Ana, ahora sacándole la aguja cuidadosamente.

—Demasiado —respondió Eren—. Aunque sería bueno que nos visites tú allá. Podría presentarte con Mikasa y Armin.

—Estoy seguro que te llevarías bien con Hanji —habló Rivaille al otro lado del escritorio, recargado en la pared con los brazos cruzados. Ambos voltearon a mirarlo y sonrieron, Rivaille apartó la mirada entonces.

—Sería genial —reconoció Ana—. Pero no puedo. Recuerden que aún estoy aprendiendo aquí. E irme a las tropas de Reconocimiento... Sería un cambio muy drástico.

—Entiendo —habló Eren—. No importa, supongo que nos veremos de nuevo. Cuando necesiten más investigaciones.

~

Erwin siguió acariciando la espalda de Jean, mientras éste no se atrevía a despegar sus manos a los hombros de Erwin, quien la idea que había llevado a cabo de acostar a Jean sobre la cama y posicionarse arriba de él y entre sus piernas para besarlo más cómodamente le reconfortaba mucho más que haberse quedado ambos de pie y que Erwin tenga que encorvase para juntar labios.

Entonces, ya en el colchón, Erwin acaricia los brazos de Jean, como si hiciera frío y Erwin tratará de calentarlo con sus movimientos, sus manos y sus besos.

—Comandante... —habló Jean en una pausa, separándose un poco de Erwin al recostarse en la cama—. Creo que sería mejor terminar ya de empacar... —Erwin se sentó y Jean lo imitó—...y terminar esto en el castillo de la legión.

—Se nota que ya quieres largarte de aquí —observó Erwin sonriendo burlonamente. Jean también sonrío y se inclinó hacia delante para volver a sentir sus labios en los suyos.

Aunque ese último beso no durara mucho, culpa de que la puerta se abrió de pronto, dejando pasar a dos personas a la habitación. Y Jean y Erwin voltearon rápidamente hacia allá, rogando que fuera gente de su lado.

—Oigan, calenturientos, ¿podrían continuar cuando nos vayamos? —habló Rivaille, caminando unos pasos más para quedar enfrente de Eren y decir esto con los brazos cruzados. Mientras el castaño se había quedado petrificado mirando la escena de Jean y Erwin, quienes ahora se separaban suspirando agradecidos que ellos hayan interrumpido y no otra persona.

Ambos se levantaron y se fue cada quien por su lado a terminar de empacar. Hasta entonces, Rivaille y Eren pusieron manos a la obra también.

Cuando ya todos habían terminado con sus cosas, Erwin tuvo que salir un momento, y los otros tres soldados llevaron sus maletas afuera (la de Erwin también), mientras esperaban a que el comandante bajara de nuevo e irse de una vez por todas.

Entonces, unos diez minutos después de que llegara el carruaje y acomodaran las cosas encima, Erwin bajo junto con Pixis y los tres soldados con los que se encontraron, saludaron educada y respetuosamente al comandante, llevando su puño derecho a su pecho en firmes.

—Eren —lo llamó Erwin, haciendo una seña con los dedos para que se acercara y el chico obedeció mientras Pixis explicaba lo que pasaba a los otros dos:

—Eren se quedará —dijo Pixis no con un tono de afirmación, sino más como si fuera una orden.

—¿Por qué? —se apresuró a preguntar Jean, antes de que el sargento despegara los labios para hablar o hacer algo peor.

—Porque aún necesita estar en observación. Necesitamos que Ana u algún otro científico siga con las investigaciones.

Se escuchó el grito de negación de Eren, alejado de ahí, diciendo a Erwin que no, que no iba a pasar, como si Erwin le estuviera explicando eso mismo.

—Hanji Zöe también es científica. Ella bien podría investigar lo que ustedes quieran de Eren y enviarlo hacia acá cuando lo necesiten —habló Rivaille, en un tono autoritario, implorando que Pixis aceptara la idea de buen humor y de inmediato.

—Me temo que es así como lo quiere el Rey. Y dice que no cambiará de opinión, que es más importante descubrir todo acerca de Eren Jeager.

Ambos se quedaron callados un momento, mirando al comandante directo a los ojos. Después Jean miró a Rivaille y éste habló:

—No pasará. Eren regresa a las tropas de Reconocimiento. Ten por seguro, Pixis, que me encargaré de ello.

Pixis sonrió, les dio la espalda y comenzó a caminar hacia dentro mientras decía—: Te lo encargo, Rivaille.

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