16. ¿Alianza?
Sábado 14 de Febrero. 7:20 a.m.
Eren está en la regadera, preparándose para un día en que la pasaría con el sargento. El día en que aclararía, aunque sea un poco, su mente. Y que podría o no tomar a una decisión con respecto a que sentir hacia el sargento.
Navidad es un caso especial, ya que se celebra en familia. Pero sin incluirlo, todos los días festivos, los soldados pueden salir y disfrutar de las tradiciones que todo el mundo celebra. Pueden andar por la ciudad, pero perfectamente uniformados y no muy lejos de un equipo de maniobras.
Estas reglas en si no son demasiado. Los altos rangos consideraron que este día es para muchos soldados muy importante para pasarlo con su pareja o simplemente fortalecer lazos entre amigos. Y esa aprobación la agradecieron muchas personas.
En la Legión de Reconocimiento se puede sentir la felicidad en el ambiente. Los cadetes están muy emocionados por festejar. Muchos saldrán con sólo una persona pero también muchos otros con toda su bolita de amigos sólo para divertirse un poco.
Aunque es obligatorio estar uniformado, Rivaille se arregla más de lo que lo hace diario. Con su mejor camisa (aunque todas sean iguales) y acomodándose con más emoción que la normal el pañuelo en su cuello frente al espejo.
Sale de su habitación dirigiéndose a las regaderas, donde seguramente aún estará el castaño. Pero un rubio y un joven cabello bicolor no le permiten avanzar más.
—Rivaille —le llama Erwin, estorbando su camino al ponerse frente a él.
—¿Qué quieren, cabrones? —pregunta frunciendo el ceño después de descubrir a Jean detrás del comandante, cruzado de brazos.
—El recluta Jean y yo hemos decidido aliarnos contra ti. Haremos que Eren te odie —continúa Erwin.
—Que estupidez —dirige los ojos hacia Jean—. ¿Y que planean hacer después? ¿Trío? ¿Y porque no me incluyen? Una orgía suena bien...
La broma de Rivaille exaltó a Jean, quien se puso frente a él haciendo a un lado a Erwin.
—¡Viejo enfermo! ¡¿Acaso sólo ve a Eren como juguete sexual?!
Rivaille se le acerca y le toma de la camisa fuerte y bruscamente.
—Así es, los quinceañeros de ojos verdes me prenden —responde serio, haciendo notar la ironía en el tono de voz. Pero el sarcasmo con el que se dirige a todos comienza a molestar a Jean, aunque sólo frunce aún más el ceño.
Rivaille suelta a Jean empujándolo levemente para hacerlo a un lado y pasa por en medio de ambos dirigiéndose de nuevo a su antiguo destino—. ¿Pueden creer que él mismo pidió pasar el día conmigo? —pregunta el azabache sin dejar de caminar.
Sale del castillo dirigiéndose aún a las regaderas. Al llegar se encuentra con Eren ya vestido frente al lavabo cepillandose los dientes.
—¡Shargento! —trata de gritar sorprendido, con la pasta y el cepillo en su boca.
—Termina de cepillarte y luego hablas —le responde el azabache sentándose cruzado de piernas y brazos en una banca frente a los casilleros.
El cadete asiente y se voltea para escupir y enjuagarse la boca con agua. Después toma la toalla al lado de el espejo, se seca la cara y las manos. Vuelve a colgar la toalla y camina para sentarse en la banca frente al sargento.
—¿Por que está aquí, sargento?
El azabache se inclina hacia adelante para tomar al castaño de la cintura y plantarle un tierno beso en la frente, haciendo exaltar al chico y tornando rojas sus mejillas. Después vuelve a su asiento sin dejar su cintura y mirándole a los ojos.
—Sólo quería verte desnudo. Pero llegué tarde —es obvio que Rivaille va para otra cosa. Pero Eren es incapaz de no creer algo que salga de los labios de su sargento.
—¡Eh-Ehh! ¡Sargento, y-yo...!
—Eren, probablemente Jean y Erwin se te acerquen como moscas desde ahora. Pero quiero que ignores todo lo que te digan sobre mi. ¿Entiendes?
—Eh... S-Sí.
—Bien —se levanta y lleva su mano al húmedo cabello de su castaño—. Vamos a desayunar.
~
3:00 p.m.
Antes de poder salir a la ciudad los altos rangos debían apresurase para no dejar trabajo pendiente regresando y mientras los cadetes debían cumplir con el entrenamiento "matutino" que ya finaliza.
—Eren —le llama su hermana haciendo que voltee a verla—. Cuando regreses me dirás todo lo que hicieron. ¿Está bien?
—Eh... Bien, creo.
—Genial... Ahora ve —termina y lo voltea haciendo que mire hacia donde viene caminando a el Sargento, que ni siquiera sabía que estaba ahí esperando.
Camina también hacia él y el azabache le toma del hombro preguntándole—: ¿A dónde iremos?
—¿Ehh? ¿A dónde? Emm... Pues no sé.
—Hahh... —suspira el sargento—. Bien, pensé que no tenías nada preparado, así que investigue un poco. Yo te llevaré, así que no preguntes.
—B-Bien... Lo siento, sé que yo lo invité.
—No importa —deja su hombro y pasa su mano por detrás hasta llegar a su cintura para acercarlo más hacía él.
El castaño se sonroja, que ahora sonrojarse era costumbre últimamente para él, y voltea hacia Mikasa. Ella le sonríe y le muestra en alto su dedo pulgar, haciéndole sentir tranquilo.
Comienzan a caminar a la salida, seguidos de todas las miradas de los presentes.
~
Al llegar al lugar mencionado por Rivaille, Eren se sorprende de la decisión del mayor para pasar con él el día. Tiene frente a él una pastelería.
—¿Qué haremos, sargento? —le pregunta al ver que el azabache se acerca a la entrada de la pastelería.
—Vamos a hacer nuestro propio pastel. Te gusta el pan ¿cierto? Pensé que te gustaría preparar un pastel. Y yo te ayudaré.
—¡Genial, sargento! ¿Cómo sabía que me gusta el pastel? ¡Que bien! ¿De qué sabor? ¿Chocolate? No. ¿Vainilla? ¿Le gustaría de vainilla?
—Calma, primero entremos y luego decides.
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