Apenas habías dormido. La misma pregunta rondaba en tu cabeza sin parar y no lograbas encontrar la respuesta. Quedaba ya exactamente una semana para su cumpleaños y tú sin ideas para qué regalarle. Por el camino al instituto te encontraste a (mejor amiga).

"Hey, (tu nombre), buenos días" Su cara cambió a una diabólica. "Y, dime, ¿qué tal fue la exposición? ¿Pasó algo intenso?"

"No, no pasó nada, excepto que me dejé la rebeca y a la mañana siguiente fui a recogerla" Ni borracha le ibas a decir a donde fuiste para recuperarla. Mientras caminabais al instituto seguías pensando un regalo, hasta que al mirar a tu amiga te acordaste de lo buena cocinera que es, y recordabas los gustos de Law, así que... "(Mejor amiga)... ¿Puedes quedar hoy?

"¿Por qué?" No podías evitar que un leve sonrojo subiera a tus mejillas, pero lo ocultaste lo mejor que pudiste.

"Verás, su cumpleaños es dentro de poco..." Su cara cambió a una expresión maléfica a medida que hablabas. "... y, como no se me ocurre nada, me preguntaba si podrías... enseñarme a cocinar"

"¡Por supuesto! Pero no en mi casa. Está tarde quedamos en la plaza del ayuntamiento, conozco a un amigo que te puede ayudar"

Cuando ya habíais llegado a la clase viste a Alana entrar con el grupo de amigas que había hecho a lo largo del tiempo que había estado aquí. Cuando te vio, dejó de reír a cualquier tema estúpido del que estuviese hablando y se acercó a ti.

"Y dime, ¿es verdad eso de que tuvieste una cita con el profesor?" Su tono parecía burlón, pero a la vez envidioso. Antes de poder defenderte ella prosiguió. "No mientas, porque lo escuché, lo estabas hablando con él. La verdad, no sé por qué pierde el tiempo con una cría como tú"

Justo cuando estabas a punto de explotar, sentiste la mano de (mejor amiga) sobre tu hombro. Te giraste a mirarla y ella te mandó una expresión que decía silenciosamente "No merece la pena", así que te calmaste y entraste en clase. Afortunadamente, Alana no te volvió a molestar en el resto del día, mayoritariamente porque estaba intentando ligarse a Law, pero él le daba calabazas discretamente, gracias a Dios.

Esa tarde fuiste al punto de encuentro con (mejor amiga) y, al ver que todavía no había llegado, te sentaste en un banco cerca de la fuente, observando el gran reloj que adornaba el edificio del ayuntamiento.

Por fin la viste aparecer y, antes de decirle algo, te cogió por el brazo y te arrastró, una vez más, hacia el lugar donde tuviese pensado ir. Tras unos minutos caminando, (mejor amiga) te acompañó dentro de un restaurante. 

"¡Sanji! ¿Estás ocupado? Necesito ayuda" Gritó mejor amiga, sin importarle las miradas que estaba atrayendo. De repente salió de la cocina un torbellino, el cuál resultó ser un chico rubio con cejas extrañas, para ser exactos rizadas.

"(Mejor amiga)-chwan, ¿has venido para, por fin, aceptar mi proposición?" El hombre tenía corazones como ojos.

"No, Sanji, no voy a salir contigo. Solo quiero que le des clases de cocina a (tu nombre)" Dijo tu amiga señalándote. Sanji desvió la mirada hacia ti y le salió una mini hemorragia nasal.

"Oh, eres una flor en el desierto, una joya desconocida, una diosa... Y además me quiere como profesor particular de cocina, esto es un sueño" Dijo cogiendo tu mano.

"Sanji, esa es la razón nº 1 de por qué no quiero salir contigo, eres un mujeriego. Anda, levántate y ayudanos" A estas alturas (mejor amiga) estaba que echaba humo.

Os condujo a la cocina y allí, mientras babeaba, preguntó qué querías cocinar. Tú te acordaste de los gustos de Law y le contestaste onigiri, takoyaki y pescado asado. Con eso os pusisteis manos a la obra. Empezasteis con el onigiri. Un poco más y, por imposible que parezca, casi quemas la cocina. Después de disculparte sin final, miraste el reloj y eran las 7. Como iban a cerrar, os despedisteis y os fuisteis.

"Soy un desastre" Dijiste a (mejor amiga). "Así nunca voy a poder cocinarle nada"

"No te preocupes, solo hace falta práctica. ¿Mañana en el mismo sitio, a la misma hora?

"Sí" Pienso practicar hasta poder prepararle un almuerzo en condiciones.