Capítulo 59: Una agradable sorpresa.
Mañana es el día... Pensaste nada más despertarte por la mañana del que sería tu último día de clase en el instituto. Era miércoles, y sabías que hoy iban a entregar el boletín de notas, por lo que estabas muy contenta. Saliste de la cama con un bote y comenzaste tu rutina de la mañana, esperando que no fuese como la del otro día...
Bajaste a desayunar y viste que tu madre estaba meciendo a (tu hermana) con una amplia sonrisa en la cara. Te sentaste para comer y la miraste con curiosidad, hasta que acabaste por esbozar tú misma una sonrisa.
"Hoy te has despertado con buen pie, ¿no, mamá?" Ella te miró con esa misma sonrisa. Tu madre era una mujer alegre, pero entonces lo estaba incluso más, lo cual te parecía muy bien aunque desconocieses la razón.
"Sí... ¿Cómo no iba a estar feliz cuando mi hija va a terminar una de las etapas más importantes de su vida?" Tu sonrisa creció y continuaste comiendo. Lo que no sabías es que esa no era la única razón por la que tu madre estaba alegre, pero lo descubrirías pronto.
Llegaste al instituto con la misma sonrisa en la cara, y te reuniste con (mejor amiga) que estaba en el mismo sitio de siempre: justo frente a la puerta. Le diste un toquecito en el hombro y se giró para mirarte.
"Hey, (tu nombre). ¿Tú también estás emocionada por saber las notas?" Asentiste suavemente y dejaste que te abrazase. "¡Qué lástima, si terminan las clases no nos vamos a ver tan a menudo!"
"Siempre podemos quedar..." Dijiste mientras acariciabas su pelo. "¿Te has pensado lo de ir a la Facultad de Medicina conmigo?" Tu amiga levantó la cabeza, que hasta ahora había estado hundida en tu pecho, y te miró con una sonrisa.
"Lo he pensado y... ¡sí, voy a estar contigo!" Soltaste un gritito de emoción y la abrazaste de nuevo. "Siempre y cuando me des las respuestas en los exámenes"
"Ni lo sueñes..." Os reísteis mientras entrabais al edificio. No notaste un par de ojos mirándote desde el fondo, acompañados por una nostálgica sonrisa.
"Mi pequeña (tu nombre)..."
Durante el descanso te quedaste con Law bajo el árbol y estuviste leyendo mientras que Law parecía haberse quedado dormido. Sentiste la presencia de alguien delante de ti y levantaste la mirada del libro para ver a cierta pelirroja gruñona.
"¿Quieres algo?" Preguntaste calmada, pero claramente molesta. Alana no tenía una expresión distinta, y dirigió su mirada ámbar a la figura de Law, cuyo únco movimiento eran las suaves inhalaciones y exhalaciones.
"Sí, que dejes de hacer tan evidente que estais saliendo. No te das cuenta, pero sólo eres un estorbo para él. Si alguien descubre que estais juntos, será el fin de su vida social, y te odiará para siempre" Inconscientemente apretaste más los extremos del libro, logrando así arrugar las páginas.
"¿Fuiste tú quien difundió esos estúpidos rumores?" Preguntaste entre dientes. Alana hizo una mueca y se rió. Esto fue respuesta suficiente y las ganas de darle un puñetazo aumentaron, pero tuviste que reprimirlas.
"¿Y quién iba ser si no? De todos modos no son rumores. Se ve a kilómetros que estais juntos, y eso le va arruinar la vida"
"Es posible..." Antes de poder explotar, la suave y profunda voz de Law interrumpió. Os girasteis las dos hacia él para verle con los ojos cerrados, su respiración aún tranquila, parecía que estaba durmiendo todavía. "Es posible que me despidan, también es posible que mis amigos me tomen por un pervertido, y es posible que mi vida no sea igual que antes si lo descubren..."
"Entonces estás afirmando que sales con ella" Asumió Alana satisfecha. Tú, por el otro lado, estabas asustada y sorprendida. ¿Está cantando a los cuatro vientos que somos pareja?
"Esa es la idea que usted se ha hecho, señorita Alana. Sin embargo yo nunca he afirmado tal cosa, y de haber sido así, supongo que ni siquiera estaría aquí. Así que me pregunto, ¿por qué no tomar pruebas como fotos, grabaciones etc.? Usted, señorita Alana, ha tenido plenitud de oportunidades de delatarnos, sin embargo no ha tomado ninguna. ¿Por qué será?" Law abrió, por fin, un ojo vagamente, examinando la reacción de Alana. Tal y como había esperado, ella se había quedado pensativa y algo boquiabierta, como buscando una razón por la que no lo había hecho.
"Porque no es lo que quiere..." Susurraste suavemente. Alana te lanzó una mirada asesina, pero esta no duró mucho. Law sonrió, satisfecho con el resultado.
"Ahora bien, señorita Alana. Tiene razón, me arruinaría la vida" Sin esperártelo, Law te acercó a su lado rodeando tu cintura con su brazo. "Pero jamás abandonaría a una persona que me ha hecho ver de nuevo que merece la pena vivir por algo más que venganza. Usted debería aprender a ver las cosas así, también" Estató finalmente, dejando a Alana incrédula.
"L-Law..." Durante todo el discurso de Law habías tenido un color rojo presente en la cara. Miraste a Alana, esperando cualquier reacción desagradable o molesta. Pero esta nunca llegó.
Alana cayó de rodillas al suelo. Su flequillo ocultaba su rostro, pero a ella le parecía bien. No quería que nadie la viese tal y como estaba ahora. La hierba bajo ella fue regada por algunas lágrimas que empezaron a caer de sus ojos, y te sorprendiste: estaba llorando. A pesar de todo lo que te había hecho sufrir, a ti y a Law, no pudiste evitar seguir tus instintos. Fuiste a abrazarla. Notaste como su cuerpo se tensó cuando hiciste contacto, pero no opuso resistencia, sino que optó por posar su cara en tu hombro y llorar. Law miraba la escena con un rostro impasible, completamente desanimado, pero, en el fondo, se enorgullecía de su pequeña gatita.
"L-Lo siento. De veras, lo siento tanto" Alana continuó lamentándose mientras que tú no dejabas de consolarla. Después de unos minutos, separó la cabeza de tu hombro y te miró con ojos rojos en inflamados por las lágrimas. Pero lo más sorprendente fue su expresión: no era una de odio, ni de desprecio, sino una de gratitud adornada por una sonrisa. "Gracias, (tu nombre). Siento haberte hecho todo lo que te hice"
"No te preocupes, sé que no es fácil ser nueva" La ayudaste a incorporarse y estiraste un brazo en su dirección "¿Amigas?" Ella miró tu mano por unos instantes antes de sonreir y tomarla con una gran sonrisa.
Cuando Alana se fue, te quedaste de nuevo a solas con Law. Este te cogió de la cintura y te posó en su regazo, tu espalda pegada a su pecho. Apartó tu pelo de modo que dejó visible el lado derecho de tu cuello y comenzó a posar besos en la piel expuesta. Tú, para facilitarle las cosas, apoyaste la cabeza en su hombro, dejándole más área para explorar.
"Sabes, (tu nombre)... *beso* Estoy orgulloso de ti *beso* Sabía que eras una buena persona, *beso* pero cada día me sorprendes más" Continuó posando besos como plumas y sonreiste ante sus palabras.
"Gracias, Law. Por defenderme antes" Le notaste sonreir en tu cuello y te perdiste en la sensación que mandaban sus labios a tu cuerpo cada vez que hacían contacto con la sensible piel del cuello.
"¿Esta tarde vas a ir a por la indumentaria de la ceremonia?" Abriste de golpe los ojos que ni siquiera recordabas haber cerrado y te incorporaste.
"¡Casi se me olvida! Gracias, Law. De no ser por ti, mañana habría venido con mi ropa de siempre" Él sonrió y sonó el timbre. Te levantaste con él y os dirigisteis al edificio en silencio.
En clase, te sentaste al lado de (mejor amiga) y viste a Alana sentarse detrás de ti. Te dirigió una sonrisa, la cual le devolviste. Sin embarfo, te percataste de una fija mirada a tu lado y te giraste para ver a tu amiga mirándote con expresión desconcertada.
"¿Me he... perdido algo?" Te reiste un poco y le diste una palmadita en el hombro.
"Bueno, digamos que no hay que juzgar a un libro por su portada" Técnicamente, esa explicación dejó igual a tu amiga, pero ya se lo explicarías más tarde.
Metiste la llave en la cerradura de la puerta de tu casa para, por fin, entrar en el hogar, dulce hogar.
"Mamá, ya estoy en casa" Dijiste dejando las llaves en el llavero cerca de la puerta. Escuchaste la respuesta desde el salón, acompañada de risas. Eso te extrañó porque, a menos que (tu hermana) hubiese aprendido a hablar, había alguien más en el salón.
La sorpresa que te levaste no fue precisamente pequeña cuando viste a cierto hombre de pelo (color) y ojos (color). Tus ojos se llenaron instantáneamente de lágrimas y fuiste a abrazar al hombre que te recibió con los brazos abiertos.
"¡Papá! ¡Has vuelto! ¡Te hemos echado tanto de menos!" Empezaste a llorar en su hombro y él acarició tu pelo.
"Y yo a vosotras, cariño. Pero no podía perderme un evento tan especial como el día de tu graduación" Le miraste con una sonrisa radiante y, gracias a una oportuno gruñido por parte de tu estómago, os sentasteis a comer.
"Lo sabía desde hace unas semanas, (tu nombre), pero tu padre y yo quisimos dejarlo como una sorpresa para ti" Asentiste felizmente y miraste a tu padre.
"Papá, tenemos que hablar de tantas cosas. ¿Cuánto tiempo vas a estar aquí?" Él sonrió mientras masticaba.
"Estaré unos días" Tu expresión cambió a una triste de repente, pero tu padre estiró el brazo y acarció tu pelo de nuevo. "No te preocupes, en estos días soy todo vuestro, para recuperar el tiempo perdido"
"Mamá, voy a por la ropa de la graduación. Papá también viene" Escuchaste un tenue "Vale" y saliste por la puerta con tu padre detrás. "¿Vamos?" Él asintió y os dirigisteis a la tienda. De camino hablaste con él sobre tus últimos años de instituto, tus amistades, algunos problemas, todo. Él te contó cosas que había visto en su viaje de negocios, monumentos preciosos y dilemas de todo tipo.
Llegasteis a la tienda y, una vez tuviste la toga y el birrete, fuisteis de nuevo a casa. Por el camino pasasteis por una heladería y tu padre decidió comprar un helado para cada uno.
"Papá, ya no soy una niña" Dijiste riendo y tomándote el helado de (sabor). Tu padre te miró con una sonrisa.
"Pues parece que estás disfrutando el helado. Además, para mi sí eres una niña" Os reisteis y contnuasteis el trayecto a casa.
"Y dime, (tu nombre)... ¿tienes ya novio?" Casi escupes el agua por la repentina pregunta. Miraste a tu madre que tenía una expresión divertida en el rostro.
"No, aún no" No ibas a decirle que estabas saliendo con tu profesor de ciencias. Él sonrió y levantó el tenedor para afirmar un hecho.
"Ya sabes lo que siempre te he dicho: búscate un buen novio que te quiera por ti misma. Ya lo sabes, si tu futuro novio te rompe el corazón algún día, no dudes en decírmelo. Incluso si estoy de viaje, vendré para darle su merecido" Soltaste una risilla y te acordaste de algo.
"Ah, os voy a dar el boletín de notas" Fuiste a tu mochila y sacaste el folio, entregándoselo a tu madre. Ella lo examinó con tu padre al lado.
"Sobresaliente, notable, sobresaliente, sobresaliente, bien, notable... No están nada mal, cariño" Te sonrojaste y les sonreiste.
"Tu madre tiene razón, enhorabuena, cariño" Agradeciste suavemente y terminasteis de cenar, hablando de temas variados que aparecían por cualquier razón.
Esa noche te fuiste a dormir pronto, mañana sería un gran día y querías dormir bien. Sin embargo te costó conciliar el sueño cuando pensabas que no podías estar más feliz en ese momento. Había sido un día realmente sorprendente...
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