Capítulo 57: Similitudes entre madre e hija.
Te sentaste junto a (mejor amiga) nada más entrar en el aula de Música. Solamente quedaba una semana para la ceremonia de graduación y empezarían las vacaciones de verano. Quedando ya el poco tiempo que quedaba, ya no mandaron nada que estudiar, ni proyectos, nada. En Música escuchasteis música -obvio-, aunque no fue la única asignatura. Tanto en Inglés como en Lengua, también escuchasteis música, y la mitad de la clase salió a bailar -(mejor amiga) incluida-. Tú te quedaste en tu sitio y usaste la silla de (mejor amiga) como reposa-pies, mientras disfrutabas el espectáculo delante de ti.
Durante el descanso fuiste al árbol, como siempre y, tranquilamente, esperaste a Law. Acabó apareciendo depués de unos minutos y, antes de que pudieras reaccionar, te cogió del brazo y te levantó suavemente.
"Hey, Law. ¿Adónde vamos?" Preguntaste mientras él te llevaba dentro del edificio. Law giró la cabeza para mirarte y te dirigió una sonrisa pero no dijo nada, dejándote con el suspense.
Entrasteis en la cafetería, donde estaba (mejor amiga) comiéndose un sandwhich. Al veros, agitó la mano invitádoos a sentaros. Así lo hicisteis y tu amiga sonrió ampliamente.
"¿Queréis comer?" Law miró con despreció la comida que (mejor amiga) tenía en la mano y tú te reiste.
"No, yo no... Pero ella sí" Dijo Law señalándote a ti. Le miraste confusa cuando se levantó de la mesa y se dirigió al mostrador. Viste que estaba pidiendo algo y te sonrojaste.
"Que buen novio, ¿eh?" Estuviste a punto de saltar de la silla para taparle la boca. Sin embargo, no lo hiciste y le mandaste una mirada nerviosa. "Ah, perdón" Dijo con una risilla. "Por cierto, se me había olvidado. Tu vestido está listo. Si quieres puedes venir esta tarde y probártelo. Seguro que te queda precioso" Asentiste con una sonrisa, aunque en el fondo temías los arreglos que tu gran amiga podría haberle hecho al ya provocativo vestido.
Law volvió a la mesa con una manzana en la mano y la puso delante de ti. Al ver la pequeña fruta rojiza tu expresión se volvió una divertida. Law te miró confuso y te reiste.
"Una manzana al día del médico te libra" Dijiste como si fuera un hecho -que, en teoría, lo es- y Law sonrió.
"Pero si el médico está bueno, que le den a la fruta" Continuó con una mueca. Te sonrojaste y (mejor amiga) estalló en una risa.
"¡Ahí te ha pillado, (tu nombre)!" Su risa paró cuando le miraste con ojos de asesino, y tu amiga quedó reducida a una masa -similar a un flan- temblorosa. "Vale, me callo..."
"Ahora..." Tu atención fue devuelta a Law. "...Come" Cogiste la manzana y le diste un gran bocado mientras mirabas a Law con ojos que gritaban "¿Contento?" Él asintió y se acercó a tu oído. "Buena chica" Te sonrojaste más y volviste a tomar otro bocado, ignorando las risas que (mejor amiga) no podía reprimir. Estabas segura de que esta era ciertamente una vista muy divertida para ella, así como para Law.
Esa tarde estuviste completamente sumida en un libro que habías cogido hace poco de la biblioteca. Últmamente habías dejado de lado los libros de anatomía y ciencas para dejarte llevar por la emoción de una novela romántca, aunque realmente no fuese tu tipo. Todo comenzó cuando tu madre dejó su libro preferido -una novela- aberto por la página que estaba leyendo. Por curiosidad, te acercaste y comenzaste a leer. La pasón, el amor y, a la vez, la tristeza te motivaron a leer más de este género. Te recordaba a ti y a Law.
Y, pues eso, estabas leyendo tu novela, tumbada cómodamente sobre tu cama y con el sombrero de Law sobre tu cabeza, sólo porque te apetecía. Habían partes en las que te sentías tan idenatificada... Entonces te acordaste. ¡Mi****! ¡(Mejor amiga) me dijo que fuese a recoger el vestido! Te levantaste enseguida de la cama y te pusiste las zapatillas. Te despediste de tu madre y saliste corriendo por la puerta.
"Llegas tarde" Fue lo primero que dijo (mejor amiga) cuando te abrió la puerta. Te rascaste la nuca, riendo como una tonta, y te dejó pasar.
"Perdón, el libro era muy interesante" De hecho, habías traido el libro contigo sólo para enseñárselo. Ella te miró con ojos sospechosos mientras subíais a su cuarto, más que nada porque, por las prisas, no te habías quitado el sombrero de Law. Cerró la puerta detrás de ella una vez entrasteis las dos. Te sentaste sobre su cama mientras ella fue a buscar dentro de su armario, el cual podría competir perfectamente contra el de Nami. Después de buscar sacó el vestido.
Para tu sorpresa estaba igual. Bueno, lo que se dice igual, no, la estructura era la misma. Pero sí difería el diseño: seguía siendo negro, pero tenía patrones de motas amarillas al final de la falda abierta. Tenía cintas entrecruzadas del mismo tono amarillento cubriendo el torso, y terminaban formando una linea diagonal en la cintura, con un bonito lazo en el lado izquierdo. Realmente había quedado precioso.
"(Mejor amiga)... enséñame a coser" Dijiste, maravillada por la prenda de ropa. Ella se rió y te dio el vestido como una seña silenciosa de que te lo pusieras. Eso hiciste y, una vez lo tenías puesto, te miraste en un espejo similar al que había en ru habitación. Te miraste de arriba abajo y diste una vuelta que hizo que la falda del vestido se levantase como si fuese etérea.
"Te queda maravilloso. Te dije que podría enbellecerlo, (tu nombre)" Dijo con una sonrisa triunfante y una pizca de orgullo en la voz -vale, no una pizca, el tono entero era orgulloso-.
"Presumida..." Murmuraste con una risa y (mejor amiga) se rió también, tomádolo a broma. Te cambiaste de nuevo a tu ropa, aunque en el fondo no querías, el vestido era tan cómodo y ligero...
Os sentasteis en la cama y le enseñaste el libro a tu amiga. Ella empezó a ojear las páginas y tú la miraste curiosamente. ¿Qué estará buscando? La cara de la joven de pelo (color) se iluminó de manera diabólica cuando encontró la pñágina que parecía estar buscando. Te dio el libro de nuevo y, de mala gana -porque no querías adelantarte a leer algo a lo que aún no habías llegado-, empezaste a leer la página. A medida que ibas leyendo tu cara se iluminaba más, un tono carmesí para ser exactos. Le diste el libro de nuevo a tu amiga y ella se rió mientras que tú estabas incrédula.
"Vaya, así que no sabías que este libro tenía esa clase de escenas..."
"¡¿Y tú sí?!" Estabas jadeando como si huberas visto algo horrible. (Mejor amiga) te miró con esa sonrisa diabólica y algunas risas escapaban de su garganta.
"Sí. Mi prima mencionó este libro y, sabiendo lo salida que estoy, me lo recomendó" No me sorprende en absoluto... "Pensaba que lo sabías"
Sabías que tu cara debía estar roja como un sol. Sin embargo, una escena de esas no te iba a derrumbar, ibas a terminar de leer el libro aunque te traumatizases en el intento.
"Bueno, dejémoslo ahí, no quiero que te traumatices" Dijo con un tono burlón mientras daba palmaditas en tu cabeza como si fueras una niña. "Realmente eres inocente..."
"¡Qué no soy una niña, (mejor amiga)!" Ella se rió de nuevo y se levantó para dejar el vestido en una bolsa, listo para llevártelo. Fuiste a tu casa después de despedirte y seguiste leyendo el libro en tu habitación hasta la hora de cenar. Bajaste con la cara más roja que un tomate, habías empezado a leer esa parte, y tu madre se percató de ello.
"(Tu nombre), ¿estás bien?" Asentiste rápidamente y empezasteis a comer, tu madre con una expresión divertida en el rostro. "Por cierto, últimamente usas ropa con el mismo estilo: amarilla y negra. ¿Tienes intención de convertirte en una abeja?" Tu madre conocía bien tu fobia a los insectos, por eso no bromeaba acerca de ellos muy a menudo. Sin embargo, una cosa es mencionarlo y otra cosa muy distinta es verlo o sentirlo, algo que habías aprendido de tu relación con Law.
"No... Pero me gusta, es una bonita combinación" Seguisteis comiendo sin hablar, hasta que el silencio se hizo demasiado incómodo. "¿Sabes algo de papá?" Preguntaste curiosamente, aunque sabías cual iba a ser la respuesta.
"No, no sé nada" Lo dijo algo sosopechoso para tu gusto. Sabías que, al igual que tú, tu madre no sabía mentir. Le habías salido a ella en ese aspecto. Lo dejaste pasar, a lo mejor era algo que no veía de importancia para ti. Te levantaste para empezar a recoger la mesa y, una vez terminada esta tarea, fuiste a ver a (tu hermana). La cogiste en brazos de su cuna, con cuidado de no alterarla, y te sentaste en el sofá donde empezaste a mecerla suavemente. Estaba entretenida jugando con algunos mechones (color) de tu pelo que se habían quedado sueltos, rodeándolos entre sus diminutos dedos. Sonreiste y, casi inconscientemente, comenzaste a cantar una nana. Era una canción que conocías bien: esa nana era la que tu madre te cantaba cuando eras pequeña. La cantaba cas a todas horas, cuando te levantabas, mientras te daba de comer, después de bañarte y, sobre todo, antes de irte a dormir.
Te perdiste en tus pensamientos mientras cantabas la dulce nana, sin notar que alguien estaba apoyado en la puerta, observando la dulce escena. Pensaste en tu instinto maternal, de ver a tu hermana te daban ganas de abrazar a un futuro hijo tuyo, alguien a quien amar y mimar cada día de tu vida. Además de tu querido marido, desde que eras pequeña, además de ir a la universidad, tu sueño había sido también planear una boda inolvidable, sea la tuya o incluso la de una amiga.
Paraste de cantar, la nana había terminado. Miraste a tu hermana para ver que estaba pacíficamente dormida, tus mechones aún entre sus dedos. Suspiraste y, suavemente, liberaste tu pelo de sus manos para dejarla en su cuna de nuevo. Te estiraste y miraste en dirección a la puerta. En ella estaba tu madre y además, por si no fuera suficiente que ella te hubiese oído cantar, estaba Law. Tu madre tenía una sonrisa en la cara y Law una de sus características muecas. Notaste como el calor subía a tu cara, dando un tinte rojo a tus mejillas, nariz e incluso orejas. No querías que nadie te oyese cantar, te daba vergüenza.
"Hacía mucho tiempo que no te oía cantar, (tu nombre)" Dijo tu madre alegremente. "Deberías hacerlo más a menudo, tienes una voz preciosa. ¿Verdad, Law?" Tu mirada pasó a Law y notaste tu corazón latir más rápdo.
"Coincido con tu madre, (tu nombre). En efecto tienes una voz preciosa" Si eso fuese posible te habrías sonrojado más. Tu madre salió de la habitación diciendo algo de que iba a fregar los platos, excusas. Law se acercó lentamente a ti y te cogió por la cintura. "¿Me vas a cantar alguna vez algo, gatita?" Asentiste, aún avergonzada y su mueca se amplió. "Durante los descansos estaría bien..."
"L-Law... ¿qué haces aquí?" Preguntaste tímidamente, temiendo que tu madre entrase en el salón y os viese a los dos así. Miraste por la ventana para ver que había oscurecido.
"Tenía que traerte algo" Sacó de su bolsillo un colgante que conocías bien, el de la caracola. Lo cogiste e inmediatamente volviste a mantener contacto visual con Law.
"¿Cómo es posible? Juraría que lo tenía puesto" Tocaste tu cuello para comprobar que, en efecto, el colgante no estaba. Law cogió el collar de nuevo y te dio la vuelta. Apartando el pelo del medio te puso el collar, y tú acariciaste la pequeña caracola como si fuese el objeto más frágil de la tierra.
"Ya está. Estaba en el gimnasio, probablemente se te cayera en Educación Física" Supuso Law sonriente. "No lo pierdas, ¿entendido?" Asentiste lentamente y, después de asegurarte de que tu madre no iba a nterrumpir, te pusiste de puntillas y le besate directamente en los labios. Law correspondió enseguida y comenzó a tomar el control mientras tú enlazabas tus dedos en su suave pelo. Se separó al rato, los dos jadeando y Law besó tu mejilla. "Hasta mañana, (tu nombre). Duerme bien"
"Buenas noches, Law" Le acompañaste a la puerta y viste como se metía en su coche, despidiéndote de él una última vez hasta que perdiste de vista el vehículo. Tu madre salió al rato de la cocina y te miró sonriente.
"¿Ya se ha ido?" Asentiste suavemete, tocando la caracola aún. "Ya veo. Anda, vete a dormir, mañana tienes que madrugar"
"Hasta mañana, mamá" Subiste las escaleras. Tu madre sonrió y se metió en el salón, se sentó en su sillón preferido y comenzó a leer, la sonrisa no desaparecía de su rostro. Que recuerdos...
Y es que ni tú ni Law sabíais que tu madre sí lo había visto todo. De todos modos, ya lo había sospechado, pero ahora no cabía duda: cada vez te parecías más a ella...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top