Capítulo 56: La familia es muy importante.

"Entonces... (tu nombre), ¿aún no sabes qué vestido te vas a poner para tu grauación?" Preguntó Nami incrédula. Estabas junto con Nami, Robin y (mejor amiga) en la misma cafetería que el día anterior, pero esta vez los chicos no estaban a la vista.

"Bueno, aún tengo que recoger la toga, el birrete..."

"No me refiero a la ceremonia, boba" Dijo con una risa, y tú la miraste confusa. Te lanzó una mirada diabólica mientras sorbía su zumo de naranja. "Me refiero a la ropa que te vas a poner cuando nos vayamos a tomar algo para celebrarlo"

"Sabía que ibamos a ir a algún sitio" Murmuraste, pero ellas lo oyeron. (Mejor amiga) rodeó tus hombros con su brazo derecho y te sonrió.

"Joven e inocente (tu nombre). Por supuesto que sí y, admítelo, en el fondo te mueres de ganas por ir" Dijo esto con una risilla, y tú suspiraste. "Y dado que no tienes vestido..."

"¡No! ¡De compras no, por favor!" Prácticamente lo suplicaste. Las otras tres se rieron y las miraste confusa.

"No, tranquila. No es cuestión de gastar dinero a lo tonto" Dijo Nami. Robin coincidió y prestaste más atención. "¿Qué os parece si ahora vamos a mi casa y le probamos vestidos?" (Mejor amiga) contestó con un fuerte sí, y Robin sonrió suavemente. No tengo escapatoria...

"Bien... pruébate este... y este... y este..." Nami te fue pasando vestidos para todos los gustos, pensabas que a lo mejor tenía un armario sin fondo. Resignada, te quitaste la ropa y te pusiste el primer vestido de la alta pila de ropa que las chicas te habían obligado a probarte. El primero era rojo, un palabra de honor con la espalda al descubierto y abierto al final. Era muy bonito, pero no ibais a una gala.

"Nami, este es un poco exagerado..." Dijiste con una gotita en la frete y (mejor amiga) asintió.

"Sí... creo que tienes razón... Prueba este" Te dio uno negro, muy ajustado que llegaba a las rodillas, además tenía mucho escote. "No es muy de tu estilo... Este" Y así fuiste probando uno tras otro hasta que por fin apareció el vestido perfecto, de lo últimos, como siempre.

Este era negro y llegaba un poco por encima de las rodillas, auqnue no mostraba demasiado. Era sin mangas y tenía un bonito escote corazón, bastante simple.

"Este es precioso, sin embargo, falta algo..." DIjo (mejor amiga) examinando la prenda. "Déjamelo y lo tendré mejorado para el día" Nami aceptó y le entregó el vestido a tu amiga. Te preguntabas qué se traería entre manos.

Cuando llegaste a casa eran las seis y poco más, así que fuiste a tu habitación para leer un rato. Lo que tardaste en sentarte sobre la cama sonó tu teléfono. Algo molesta, te levantaste para cogerlo, pero ese sentimiento se desvaneció al ver que era un mensaje de Law.

'(Tu nombre), ven a mi casa. Vamos a dar un paseo' No decía nada más así que, para dejar de lado la curiosidad, le mandaste un 'sí' y saliste otra vez de la paz de tu casa, avisando antes a tu madre, por supuesto.

Caminaste hasta su apartamento para ver que no tendrías que subir a su piso, porque él mismo estaba esperándote en la puerta. Sonrió cuando te vio, y te fijaste en que tenía una gran bolsa colgando del brazo.

"Hola, (tu nombre). ¿Vamos?" Asentiste quitando la mirada de la bolsa para pasarla a sus ojos, pero la curiosidad era demasiado.

"Law... ¿qué llevas en la bolsa?" Law te miró sonriendo, aunque esta era una sonrisa melancólica y solemne, no una mueca como solía dirigirte. Este hecho te inquietó un poco, pero lo dejaste pasar.

"Tendrás que esperar" Inflaste los mofletes, algo frustrada porque tendrías que esperar para obtener respuestas, algo que odiabas terriblemente. Empezasteis a caminar, tú dejabas que Law te guiase. "Paciencia, gatita"

Al cabo de unos veinte minutos acabasteis en una zona a la que, aofrtunadamente, no asistías mucho: el cementerio. Notaste como te ponías neviosa y miraste a Law confusa. Él te dirigió una sonrisa y entró al tenebroso lugar. Le seguiste algo insegura, y viste como avanzó hasta parar delante de tres lápidas grisáceas, decoradas con musgo y algo de polvo. Law las miró con una expresión melancólica, casi deprimido. Se giró un momento para verte, estabas detrásd e él con una mirada cuestionante. Él te cogió de la cintura y te colocó a su lado, vuestros cuerpos juntos.

"(Tu nombre)... te presento a mi familia" Abrste los ojos sorprendida. No esperabas que Law te fuese a traer a ver a su familia, era algo muy personal. "Mi padre... mi madre... y..."

"Lamie..." Susurraste, terminando por él. Le miraste con tristeza en los ojos, y por un segundo te pareció que, por imposible que pudiese parecer, Law iba a llorar. Parecía que desaba liberar tensión, y todo el mundo sabe que la mejor manera de deahogarse es llorando, pero Law se negaba. "Law... ¿estás bien?" Él te miró con una sonrisa triste, pero a su vez aseguradora, como intentando convenceros a ambos de que sí.

"Sí, no te preocupes, gatita. Me parecía que ya era hora de que los conocieses... aunque sólo sean sus tumbas" Law metió la mano en la bolsa y sacó su contenido: tres pequeños ramos de flores -claveles, rosas, lilas, tulipanes...- y colocó uno sobre cada tumba. Te miró momentáneamente y te hizo un gesto selincioso para que le siguieras. Obedeciste sin rechistar, sabías que no era momento para ir en su contra, ni siquiera te atreverías.

Os dirigisteis a la zona más alejada del cementerio, subiendo una pequeña colina. En ella se encontraba otra tumba, esta algo más desgastada que las otras, pero aún así no estaba en tan mal estado. En ella se podía leer Donquixote Rosinante, Corazón, además de su fecha de muerte. Eso fue hace unos doce años. Law sacó otro ramo y lo puso sobre dicha tumba, se quedó mirándola y te dirigió una mirada triste.

"Este es Cora-san, (tu nombre)" Dijo solemnemente. No soportabas ver a Law tan triste, sólo querías verle sonreir, tomarte el pelo por mucha vergüenza que te pudiera hacer pasar, sólo querías que fuese feliz. Caiste en la cuenta de algo y, sólo para asegurarte, miraste varias veces laa tumba que había frente a vosotros.

"Law... Se llama Donquixote Rosinante..." Law asintió y te fijaste en como apretó los puños hasta que sus manos se volvieron blancas.

"Él era... el hermano menor de Doflamingo" Dijo con odio en su voz. No pudiste reprimir un grito ahogado de sorpresa y le miraaste horrorizada. ¿Mató a su propio hermano? 

"Monstruo..." Susurraste notando como la furia se apoderaba de ti. Law te miró y puso sus manos en tus hombros, haciéndote mirarle directamente a los ojos.

"Exacto. (Tu nombre), no sabes lo mal que me sentí cuando ese bastardo te secuestró. Podría haberte hecho cualquier cosa y, de haber sido así, jamás me lo habría perdonado. No quiero perder a nadie más, era la única persona que me queda..." Inconsientemente, lágrimas empezaron a agruparse en tus ojos, y llegado un punto no pudiste ocultarlas. Law reaccionó enseguida y las limpió con sus pulgares, tal y como había hecho tantas veces atrás.

"No quiero dejarte..." Te detuviste un momento, mirando profundamente en sus ojos grises. "No voy a dejarte, lo prometo" Le viste sonreir, aunque fue tan pequeña la sonrisa que casi creíste ver una alucinación. Law cogió suavemente tus mejillas y acercó tu cara a la suya. Te dio un beso, suave, largo y apasionado, uno de esos besos capaces de derretir tu corazón y hacer que te perdieses en él, en su tacto. Ese beso duró unos segundos, pero te pareció una eternidad. Le miraste a los ojos para ver que, en serio, lágrimas también se habían reunido en sus ojos. Era algo que no esperabas presenciar jamás, pero ahí lo tenías. Sin perder tiempo, le atrajiste de nuevo a tus suaves e invitadores labios, y limpiaste con el pulgar alguna lágrima que se había atrevido a salir por sus ojos cerrados. No te separaste, ni siquiera cuando notaste que tus pulmones ardían, sólo querías consolarle, demostrándole que estabas ahí para él, y que siempre lo estarías.

"(Tu nombre), aún tengo algo más..." Dijo Law, ya fuera del cementerio. Había atardecido, y el paisaje se había hecho una vista preciosa, los altos pinos que sobresalían los muros del cementerio iluminados por la luz anaranjada del atardecer. Miraste a Law, esperando a que continuase. Viste como sacó una últma cosa de la bolsa, otro ramo. Este tenía la misma variedad de flora, pero era precioso. Se acercó a ti lentamente y posó el ramo en tus brazos. Ahora la bolsa estaba completamente vacía, después de todo tenía cinco ramilletes en su interior.

Miraste las flores un momento, antes de acercar el ramo entero a tus fosas nasales e inspirar el dulce aroma de una bonita combinación de flores. Law te miraba con una sonrisa que tú le devolviste. Te acercaste a él y, poniédote de puntillas, le dste un suave beso en la mejilla.

"Gracias, Law" Empezasteis a caminar ya que, hace rato, Law había propuesto acompañarte a casa. Llegó un punto en el que tuviste que aceptar, así que fuisteis en dirección a tu casa. Durante el camino, apoyaste tu cabeza en su pecho, no te importaba que la gente viese obvia vuestra relación. Law, además, te acercó más rodeando tu cintura con el brazo mientras tú abrazabas el ramo.

Ya frente a la puerta de tu casa, le miraste con una sonrisa y te acercaste a él para darle un beso en los labios.

"¿Estás seguro que no te molesta volver a tu casa ahora?" Él negó con la cabeza y se giró, pero tus palabras le pararon enseguida. "Y, Law... Cuando digo que te amo, recuerda... lo digo por todos" No le viste sonreir, sólo escuchaste la suave risa de Law mientras avanzaba lentamente hacia su casa. "Te amo, Law"

Yo también te amo, (tu nombre). Gracias por enseñarme el lado bonito de la vida. Fue lo que pensó Law girando levemente la cabeza para coger una última imagen tuya, en adición del bello atardecer que había de fondo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top