Capítulo 54: Los rumores no suelen ser ciertos.

Otro examen más que te habías quitado de encima. Este era de Lengua, algo fácil. Ya había empezado junio, el mes de la graduación, y estabas emocionada porque te quedaba tan poco para entrar en la universidad... Era tu sueño desde pequeña y, con el paso de los años, aún no se había desvanecido. Era ya fin de semana y te quedaste toda la mañana estudiando para el próximo examen: Idioma optativo, en tu caso, Inglés. Era una de tus mejores asignaturas, se podría decir que el inglés era tu segunda lengua materna, ya que lo hablabas casi tan bien como el español.

No necesitaste estudiar mucho, así que dejaste los libros de Inglés y empezaste a estudiar Biología, otro examen difícil. Además, este era también por parte de Law. Abriste la página por el tema correspondiente y te quedaste mirando el primer apartado. No es que no lo entendieses, es que no te acordabas del significado de muchos términos, posiblemente a causa de cierto profesor. Maldito Law, siempre acaparando mi atención... Suspiraste y dejaste el libro. Hacía tanto tiempo que no tenías un descanso en condiciones que lo echabas de menos. Habían, incluso, noches en las que te quedabas despierta hasta muy tarde, y eso implicaba que unas pequeñas ojeras aparecieran en tu rostro. Te miraste en el espejo, sí, seguían ahí. A este paso me voy a parecer a él... pensaste con una sonrisa.

Sabías que no ibas a poder estudiar los temas de biología sola, así que decidiste hacerle una pequeña visita a tu profesor preferido. Cogiste los libros y los metiste en una pequeña mochila, con eso saliste hacia su apartamento después de avisar a tu madre.

Tenías ganas de probar las llaves. Te las había dado por algo, ¿no? Así que, por primera vez, entraste en su piso sin tener que esperar a que este te abriera. Miraste curiosamente a tu alrededor mientras cerrabas silenciosamente la puerta. Law no estaba en el salón, ni en la cocina, así que pensaste en darle una sorpresa. El hecho de que Bepo estuviera dormido ayudaba a tu plan. Entraste en su habitación y tampoco estaba, por lo tanto sólo quedaba un lugar: el baño. Para verificar que era ahí donde se encontraba, te diste cuenta de que la puerta de dicha habitación estaba cerrada. Con una sonrisa esperaste a que saliera, escuchando tranquilamente el sonido de la ducha.

Pasaron quince minutos y no salía, empezaste a preocupar. Te levantaste de la cama, y te dirigiste a la puerta para intentar escuchar si de verdad estaba ahí dentro, aunque no podía ser de otro modo. Unos segundos después de acercar la oreja a la superficie de la puerta, esta se abrió y esto te hizo perder el equilibrio, te caiste. Pero no aterrizaste precisamente en el suelo, si no en un Law vestido únicamente con una toalla y el cuerpo mojado aún. Te miró confuso antes de esbozar una mueca, deleitado por tu presencia.

"¿Se puede saber qué haces aquí, (tu nombre)?" Preguntó con diversión clara en la voz. Cuando comprendiste la situación en la que estabas te sonrojaste como un tomate e intentaste levantarte inmediatamente, pero por la vergüenza y las prisas de quitarte cuanto antes sólo consiguieron que volvieses a caer de lleno en su pecho. Él estaba divertido a más no poder, le encantaba ver tu faceta avergonzada y, a veces, torpe. Le recordaba a él. Te quitaste de encima de él y le ayudaste a levantarse.

"L-Lo siento mucho. E-Es que necesitaba ayuda para estudiar el examen de biología y te estaba esperando, pero al ver que no salías..."

"Decidiste que era buena idea pegar la oreja a la puerta por si me había tragado el retrete..." Te sonrojaste más todavía y él se rió. "No te preocupes, pequeña gatita. Pero..." Se acercó a tu oído y susurró con una voz provocativa. "...No te acostumbres a estar siempre arriba" Se te fue el color de la cara, llegado un punto que no podías adquirir un tono más rojizo, directamente se puso blanca.

"¿E-En qué sentido?" Preguntaste nerviosamente. Él sonrió más y te pusiste más nerviosa cuando empezó a trazar sensualmente las lineas negras que adornaban su pecho con sus propios dedos.

"¿En serio debo decirlo?" Bajaste la mirada y negaste con la cabeza. Él sonrió y miró por encima de tu hombro para poder tener en vista su cama. Pero al no ver lo que buscaba frunció el ceño y te miró. Esa expresió seria no duró, y cambió a una mueca juguetona mientras de miraba de reojo. "(Tu nombre)-ya... ¿dónde está mi ropa?" Preguntó con esa misma mueca. Abriste los ojos de la sorpresa y, de inmediato, agitaste laas manos delante de ti defensivamente.

"Yo no la he cogido. ¡Lo juro!" Él se rió y pasó por tu lado, hacia la cama, mirando fijamente el lugar donde se debería encontrar doblada ordenadamente su ropa.

"¿Entonces qué ha podido pasar?" Negaste con la cabeza mientras murmurabas un suave "No lo sé". "Entonces, ayúdame a buscarla y te explicaré los temas de biología de nuevo. Me decepciona que no prestes atención durante mi clase, gatita..." Dijo burlonamente. Ni en sueños le ibas a decir que no atendías porque te pasabas la hora mirándole, pero al final aceptaste y empezasteis a buscar su ropa. ¿Es qué no se puede poner otra ropa? Te preguntaste desesperadamente.

Law sabía muy bien donde estaba su ropa, sin embargo. Estaba doblada dentro de su armario, donde debía estar, pero quería jugar un rato contigo. Después de todo, teníais todo el día...

Miraste debajo de su cama, debajo de las sábanas, debajo de la almohada... siempre debajo. Law estaba supervisándote con expresión divertida. Te paraste y le lanzaste una mirada curiosa.

"¿No me vas a ayudar?" Él sonrió y se aseguró la toalla a su cintura.

"¿Me estás diciendo que estás dispuesta a ver cualquier cosa que pueda aparecer si se resbala la toalla?" Te sonrojaste y negaste mientras seguías buscando, él abrió los cajones lentamente, sin hacer ruido. Cogió su ropa interior, unos pantalones y una camisa y se aclaró la garganta para llamar tu atención, lo consiguió sin problemas. "Aquí está" Dijo simplemente y tu boca voló abierta.

"¿Dónde...?" Estabas incrédula, te había tomado el pelo. Cuando te ibas a dirgir a él para darle su merecido, viste que, lentamente, se estaba desatando el nudo de la toalla alrededor de su cintura. Tu cara se volvió de un rojo intenso y te tapaste los ojos. "'¡¿Se puede saber qué estás haciendo?!! Preguntaste, sin mirar aún.

"Vestirme, ¿no es obvio?" Estabas a punto de echar humo. Apartaste un poco la mano para ver que, por lo menos, se había puesto ya unos bóxer negros.

"Sí, ¿pero delante de mí?" Él giró la cabeza para dirigirte una mueca.

"Pero somos novios, eso da igual, ¿no?" Te sonrojaste, aún no te acostumbrabas a escucharle usar esa palabra. Con un suspiro asentiste y te dirigiste al salón, donde le esperarías para empezar el repaso. Pero el destino quiso que ese día quedases como una estúpida y, sin darte cuenta, pisaste un charco de agua que Law había dejado en el suelo. Obviamente, te resbalaste. Pero, afortunadamente, un par de fuertes brazos te cogieron por la cintura y te pegaron al firme pecho de su dueño. "Realmente me recuerdas a Cora-san"

"¿En serio? ¿Por qué? ¿Porque te ayudo a continuar día a día, o quizás porque..."

"Porque eres extremadamente torpe..." Dijo con una risa al final. Te volviste a sonrojar por enésima vez en la mañana. Nuevo récord. Te dirigiste al salón, esta vez con cuidado de no matarte, mientras gruñías algo ininteligible y echabas algo de humo. Law se rió y terminó de ponerse la camisa para, por fin, ayudarte a estududiar.

Adiós a dos exámenes más. El de Inglés, tal y como te lo habías esperado, salió redondo. El de Biología también, gracias a las explicaciones de Law. Querías ir a agradecerle personalmente, y como no podías esperar un día más, decidiste ir a hablar con él en su departamento, aunque eso desembocase en una marca segura en el cuello.

Ibas a llamar a la puerta cuando escuchaste dos voces, la de Law y otra que no escuchabas tan a menudo: el Jefe de Estudios. Sabías que es de mala educación escuchar una conversación ajena, pero sentías curiosidad por saber que tema era tan importante como para que Law tuviese que tratar con el propo Jefe de Estudios.

"Señor Trafalgar, he oído cosas malas de usted últimamente. Usted conoce las normas tan bien como el resto del profesorado" Notabas como se te encogía el corazón a medida que escuchabas la conversación. No podía ser lo que creías que era...

"¿Puede ir al grano?" Preguntó Law tranquilamente. Asumiste que estaba realmente relajado, como siempre. En todo problema tenía un as en la manga, no debías preocuparte.

"Hay rumores que que está usted mantenendo una relación con una alumna" Dijo el Jefe de Estudios con voz severa y crítica. "Siendo usted el profesor respetable y ejemplar que es, no me creo que esos rumores sean ciertos. Pero por algo empiezan. Oí que el profesor de Lengua cogió el dibujo de una alumna en el que aparecías besando a una joven"

"Ya sabe usted lo fantasiosas que son las jóvenes a esta edad. Es verdad que conozco bien las normas, y es por eso que jamás la incumpliría" Estató Law razonablemente. Siempre te había gustado su convicción, era una de sus mejores cualidades.

"Espero que así sea. No me gustaría tener que despedirle, joven" Dijo este y, por el sonido de pasos, jurarías que se dirgía a la puerta. Sentiste el miedo de ser descubierta escuchando correr por tu cuerpo y te apartaste de la puerta, pero no fuiste lo suficientemente rápida para huir. El Jefe de Estudios te miró con una expresión seria. "Señorita (tu apellido), ¿qué está haciendo aquí?" Te tensaste y mirasteal otro lado de la puerta para ver a Law. Este estaba con una expresión aliviada en el rostro, casi inperceptible.

"Yo... quería discutir un tema con el profesor Trafalgar" Dijiste seriamente. El hombre asintió y te dejó entrar. Soltaste un suave suspiro de alivio y entraste en el laboratorio, cerrando la puerta detrás de ti una vez estuviste dentro. Miraste a Law con preocupación en la cara. "Law, ¿qué ha pasado?"

"Debemos tener más cuidado, por lo menos hasta el final del curso" Suspiró él. Te acercaste con una slla y te sentaste a su lado. "Casi me descubren, (tu nombre). No puedo permitir que sepan nada de lo nuestro, nos separaría"

"¿Cómo?" Preguntaste incrédula. No querías separarte de él.

"Da igual, debemos ser más discretos" Asentiste con una expresión triste. Él sonrió aseguradoramente y levantó tu barbilla suvemente. "Alégrate. Ya mismo terminan las clases, ¿no?"

"Sí... pero..." Law te miró confuso. ¿Pero? Esperó pacientemente a que continuases. "¿Pero cómo nos las arreglaremos para vernos después de la graduación?" Law sonrió y te abrazó suavemente.

"No te preocupes, siempre podemos quedar. Ya se me ocurrirá algo..." Te besó sin avisarte y tú te dejaste llevar. El beso duró unos treinta segundos, y Law se separó mirándote con amor y deseo. "No pienso abandonarte jamás, (tu nombre)" Sonreiste y él hizo lo mismo. "Ahora bien, ¿qué te traía originalmente por aquí?"

"Quería agradecerte" Dijiste simplemente. Él te miró confuso y tu sonrisa creció. "Gracias por ser tan buen novio y profesor" Le diste un suave beso en la mejilla y él sonrió.

"Discrecrión, (tu nombre)" Dijo abrazándote.

"¡Hey, eres tú quen ha empezado con el beso!"

Vaya, me temo que esto va llegando a su fin. Unos cuantos capítulos más, pero bueno, todo debe tener un final. Se me dan fatal los finales, aviso de antemano. Gracias por leer como siempre, y quería decir también que, cuando termine esta historia, hay gran posiblidad de que haga una pequeña secuela, o incluso algunos one-shots. Además, tengo intención de hacer otro fanfic de Law (lo siento, le adoro demasiado...) Me gustaría saber si os haría ilusión la idea. Como he dicho antes, muchas gracias por leer y que paséis buen día/mañana/noche. 

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