Capítulo 45: Desde las sombras.
El sonido de suaves golpes en la puerta te despertó. Abriste los ojos lentamente mientras te estirabas. Te sentías realmente fatigada por el día de ayer, pero sabías que aún así podías continuar. Te levantaste de la cama y te fijaste en que tus amigas estaban aún dormidas, así que fuiste a abrir la puerta. Allí estaba Law, vistiendo sólamente su bañador y una chaqueta negra. Te sonrojaste, lo cual hizo que la sonrisa que ya había en su rostro creciera.
"Ponte el bañador y sal al vestíbulo" Fue lo único que dijo antes de volver a cerrar silenciosamente la puerta. Debido a la confusión y tu estado matutino no entendiste muy bien que podría tener en mente, pero obedeciste y saliste fuera, asegurándote de que tus amigas no se despertaban en ningún momento.
Law estaba ya en el vestíulo del hotel, esperando pacientemente. Te dirigió una sonrisa al verte y, sin decir nada, te cogió del brazo y te llevó fuera. Tú no opusiste resistencia, simplemente esperaste a ver que se llevaba entre manos.
Law te llevó a la playa, concretamente a uno de los grandes acantilados. Se sentó con las piernas colgando libremente y tú hiciste lo mismo, balanceando tus piernas en el aire.
"Estate atenta" Dijo únicamente. Viste que aún no había amanecido. Esa fue tu respuesta. Detrás del mar se vio como se empezaba a elevar la imponente y brillante figura del sol. Sus rayos daban un reflejo precioso al agua, volviéndola anaranjada. Tus ojos se abrieron de la emoción. Esta era la primera vez que podías ver un amanecer tan definidamente. Law rodeó tu cintura con un brazo y hundió su cara en tu cuello. Acarició suavemente la piel expuesta con su nariz y boca, y tú llevaste una mano a su sedoso pelo. "Siento haberte despertado... pero, admítelo, ha merecido la pena..." Dijo plantando besos en tu cuello, y tú sonreiste.
"Sí... No me importa despertarme, siempre y cuando seas tú quien lo haga" Dijiste mientras levantabas su cabeza de tu cuello y le diste un suave beso en los labios. Os quedasteis viendo la bonita escena de la naturaleza. "Es realmente bello..." Dijiste apenas en un susurro.
"No lo dudo..." Repondió Law sonriente. Lo que no sabías es que, sin embargo, Law no estaba prestando mucha atención al espectáculo delante de vosotros.
"Law... ¿por qué me has dicho que me ponga el bañador?" Preguntaste curiosa. Law sonrió y rodeó tu cintura con los dos brazos.
"Por esto..." Sin esperártelo, Law os impulsó hacia abajo y caisteis del acantilado. No te dio tiempo ni siquiera a gritar, pues fue demasiado repentino. Además, sólo tardasteis unos segundos en sentir el frío impacto con el agua y os sumergisteis. Salisteis inmediatamente, mientras te aferrabas a Law como si fuera el último hilo que te conectaba con la vida.
"¡LAW, ESTÁ CONGELADA!" Gritaste a todo pulmón mientras clavabas las uñas en la espalda de Law que os mantenía a los dos a flote. Tu cuerpo estaba completamente pegado al suyo: tus brazos en su espalda y tus piernas alrededor de su cintura, intentado arrebatarle algo de calor. Law, por el otro lado, se estaba riendo. Una carcajada, para ser exactos.
"Tú misma fuiste la que dijo que querías bañarte" Dijo, riéndose todavía. Sin avisarle, pusiste tus manos en sus hombros y le impulsaste hacia abajo, sumergiéndole bajo el agua. Le dejaste así hasta que viste que no podía aguantar más -unos minutos, por cierto- y le dejaste salir. Law cogió una gran bocanada de aire, y tú empezaste a huir de él nadando hacia la orilla. Como habías pensado, él te persiguió, pero te alcanzó antes de lo que pensabas, era muy rápido. Afortunadamente -o quizás no tanto-, habías conseguido llegar a la orilla antes de que te pillase. Law te tumbó en la arena y se puso sobre ti. Cogió tus muñecas con una mano y las puso sobre tu cabeza, mientras que la otra mano recorría tu cuerpo.
"L-Law" Dijiste jadeando por la carrera, además de la situación en la que te encontrabas. Law sonrió y se acercó a tu oído. Él te miraba con lo ojos de un animal habriento y fuera de control.
"¿A qué ha venido eso?" Lamió el exterior del lóbulo y se te atrancó el aire en la garganta. Law sonrió y bajó a tu cuello. "Da igual. Ahora debo pensar un castigo apropiado, ¿no, gatita?" Te sonrojaste por el mismo nombre que empezó a usar ayer mismo. Law dejó tu cuello intacto pasando a tu clavícula, y tratándola habrientamente mientras conseguía escuchar gemidos y, ocasionalmente, gritos por tu parte.
"Law, casi me matas de una hipotermia. Y, siendo lo adulto que eres, deberías saber el riesgo que hay en lanzarse desde un acantilado" Dijiste, intentando que tu voz saliese normal, pera fallaste debido a como la mano de Law exploraba tu cuerpo entero, y su legua y dientes trataban tan bien la parte superior de tu torso. Mordió con fuerza el hueso y soltaste un maullido/gemido/grito que le hizo continuar más ferozmente.
"Tienes razón, es arriesgado. Pero nunca viene mal un subidón de adrenalina" A este paso tu respiración estaba fuera de control.
"Law... por favor, para. Los otros se despertarán pronto. Vámonos, por favor" Prácticamente le estabas suplicando que dejase de provocarte de la manera que lo hacía. Law dejó la clavícula cuando se aseguró de haber dejado una marca. Se levantó de encima de ti y liberó tus manos, lamiéndose los labios sensualmente.
"¿Intentas escapar de tu castigo? Muy bien, pero luego recibirás el doble" Dijo con voz profunda y algo ronca por el deseo. Asentiste sin poder hacer otra cosa y os dirigisteis al hotel.
Entraste silenciosamente en tu habitación. Agradeciste a los cielos porque tus amigas estaban aún dormidas, y aprovechaste para darte una ducha. Agua caliente era lo único que podía quitarte ese bajón térmico del cuerpo...
Cuando saliste del baño con una toalla alrededor de tu cuerpo, viste a Robin sentada sobre su cama, leyendo. Desvió la mirada del libro y te sonrió cálidamente.
"Buenos días, (tu nombre). Sí que eres madrugadora" Sonreiste y empezaste a vestirte, sin importarte mucho el hecho de que Robin estaba delante. La pregunta que te hizo te dejó la sangre helada. "¿Qué tal te ha ido con Law?"
Tu expresión se volvió una nerviosa mientras que notabas como tu cuerpo se tensaba. No sabías que responder, así que te hiciste un lío con las palabras, lo que hizo que la sonrisa de Robin creciera y que el nudo en tu estómago se hiciera más insoportable.
"Dime, (tu nombre). ¿Te gusta Law?" Preguntó Robin, señalándote que te sentaras en la cama. Notaste como te paralizabas y miraste a tu alrededor para asegurarte de que Nami y (mejor amiga) seguían dormidas. Con un gran suspiro soltaste la palabra que ni tú creías que estabas diciendo.
"Sí..." Robin sonrió y te abrazó. Le devolviste el gesto sin saber muy bien qué hacer.
"Lo sabía. No te preocupes, no se lo diré a nadie" Se giró para ver a las otras. "Ni siquiera a ellas" Le sonreiste como agradecimiento. Robin sólo pensaba que estabas enamorada de tu profesor. Eso era algo común, una alumna se enamora de un profesor joven y atractivo, pero sabe que sólo puede mirar... no tocar. En tu caso con Law era distinto, pero no se lo ibas a contar a nadie, le hiciste una promesa a Law.
Después de un rato las otras se despertaron. Dejaste inmediatamente de hablar con Robin, puesto que estabais hablando de cierta persona, y fuiste a hablar con las otras. Esto provocó una sonrisa en Robin. Sí que es tímida...
En el comedor os dijeron que tendríais el día libre para vosotros y, después de mucho meditar, decidisteis ir a un restaurante que se encontraba en los acantilados, cerca del lugar donde habías estado con Law esa mañana. Era un lugar muy bonito, además el servicio era realmente bueno. Os sentasteis en la terraza, tú con las vistas al mar, al lado de Law. Viste como un pequeño banco de peces se arremolinaba junto a las borrosas figuras de varios erizos de mar sumergidos.
Al cabo de un rato vino una camarero con una cesta llena de pan. Pidió vuestras órdenes y se marchó. Todos cogisteis vuestro trozo, hasta que sólo quedó uno. Adivina de quien... Alargaste el brazo para coger el panecillo y arrancaste un trozo para lanzarlo al agua. Te gustó ver como el mismo grupo de peces empezaba a picotear el trozo blanquecino. Te giraste a Law con una sonrisa.
"Estoy segura de que esos peces le darán mejor uso que tú, Law" Dijiste con una pequeña risa. Law sonrió también y se acercó a tu oído.
"Espero que no hayas olvidado lo de esta mañana... Recuerda, vendrá donde y cuando menos te lo esperes" Susurró seductoramente, y tú intentaste evitar que el típico color rojo subiera a tus mejillas. Seguiste arrancando pedazos de pan y lanzándoselos a los peces, disfrutando la manera en que se movían para ser los primeros en alcanzar el pequeño alimento.
Volvió el mismo camarero con algunos platos que fue dejando frente a sus respectivos dueños. La verdad es que no te importaba que tu plato aún no hubiera llegado, estabas muy ensimismada con el movimiento de las olas al chocar con los acantilados.
Fallaste en notar, sin embargo, una figura que estaba sobre las rocosas estructuras, observando la escena detenidamente con una enfermiza sonrisa plasmada en el rostro.
"Fu fu fu... Law, te has hecho todo un hombre..." Su mirada pasó a ti, que te encontrabas hablando sobre algún tema que (mejor amiga) había traido a la mesa. Su sonrisa se volvió más retorcida mientras un plan se formaba en su mente. "Tampoco tienes mal gusto..."
Con eso, empezó a alejarse caminando sobre los acantilados con una risa, inaudible para vosotros, una risa malévola y disgustante.
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