Capítulo 44: Día de playa y regalos.
A la mañana siguiente te despertaste antes que las demás. Por raro que pareciera, Robin también estaba dormida. Sacaste los pies de la litera y los estiraste a la par que tus brazos. Era tal el silencio que se escuchaban las gaviotas, el sonido de las olas al romperse contra los númerosos acantilados del lugar, los coches que pasaban por la carretera del paseo marítimo... Te levantaste silenciosamente, con cuidado de no despertar a las otras y saliste por la puerta, sin importarte mucho el hecho de que aún tenías puesto un pijama un poco revelador. Se trataba de unos pantalones cortos, te llegaban a los muslos, y una camisa de tirantes finos, la cual marcaba muy bien tus curvas.
Te quedaste en el vestíbulo del hotel, mirando por la entrada para ver que enfrente se encontraba el bonito paisaje marino que tanto te gustaba. La verdad es que no podías ocultar la emoción de ir a la playa, a pesar de la pesadilla que tuviste hace un par de noches...
Fallaste en escuchar unos pasos detrás de ti, y de repente notaste a alguien taparte los ojos y la boca, para evitar que cualquier sonido escapase tu boca. Aún sin saber quien era la persona que te había inmovilizado, empezaste a sentir como te dirigían hacia algún lugar que no podías describir. Poco después escuhaste como se cerraba una puerta y conseguiste la habilidad de hablar y ver de nuevo. Te giraste para ver que era Law, que estaba mirándote con una sonrisa algo adormecida. Estabais dentro de una pequeña habitación que, deducías, era la bodega por los toneles y botellas que allí habían.
"Parece que a mi gatita le gusta madrugar" Ronroneó seductoramente. Suspiraste del susto y te apoyaste en la pared, pensando en que sólo era Law. Entonces, el hecho de que te había llamado gatita retumbó en tu mente y te sonrojaste.
"¿Gatita?" No tenías contacto visual con él, pero sabías que su sonrisa había crecido. Law llevó su mano a tu barblla y te hizo mirarle. Tenía una expresión tentada en el rostro, la cual hizo que tu corazón latiese más rápido.
"Sí, por varias razones. La manera en la que mueves tus caderas al caminar... tu cuerpo suave y curvilíneo... esos ojos que parecen los de un felino hambriento... Me provocas tanto" Tu sonrojo se intensificó y Law te levantó por la cintura y colocaste tus piernas alrededor de la suya para no caerte. Él frotó su nariz contra la tuya y te dio un pico en los labios. "Eres tan irresistible..." Estrelló sus labios contra los tuyos, y tú devolviste el beso igual de hambrienta. Dejaste que una de tus manos viajase a su pelo, mientras que la otra estaba alrededor de su cuello. Se separó de tus labios y empezó a trabajar expertamente tu cuello, a la vez que movía sus caderas contra las tuyas. Cuando dio una embestida un tanto fuerte, tu agarre en su pelo creció y le hiciste morder tu cuello para evitar un gemido. Esto provocó que fueses tú la que le dieses el placer de escuchar ese maravilloso sonido, y le hizo embestir con más fuerza.
Se separó de tu cuello, que ahora tenía una bonita marca roja, y pasó su mirada a tu cara. Esta estaba nublada con placer y deseo, tus mejillas rojizas y tus ojos llorosos. Law sonrió y te dejó en el suelo de nuevo. Te miró de arriba abajo, disfrutando de la vista delante de él.
"Me agradan tus gustos en cuanto a ropa se refiere, (tu nombre)" Te sonrojaste más, y él levantó tu cabeza para darte un último beso. "Vámonos, ya mismo estarán todos en el comedor" Asentiste y salisteis de la habitación, asegurándoos de que nadie os había visto a los dos juntos.
Entraste en tu habitación sigilosamente, pero fue en vano porque las tres chicas que, se suponía, debían estar durmiendo estaban sentadas sobre sus camas, mirándote expectantemente.
"¿Dónde estabas?" Preguntó Nami con su típica sonrisa. Notaste como tu cuerpo se tensaba a cada segundo.
"No me digas que el beso de anoche con el profesor te gustó tanto que has ido a su habitación para repetir" Supuso (mejor amiga), claramente emocionada. De verdad, está más salida que el rabo de una sartén...
"No, no es nada de lo que vosotras pensais. Sólo me he desvelado y he ido a ver el hotel" En parte no mentías. En parte... Tus amigas sonreían demasiado, y eso sólo provocó que te pusieras más nerviosa.
"¿En pijama?" Preguntaron Nami y (mejor amiga) al unísono. Robin estaba de fondo con una sonrisa en la cara y riendo levemente.
"Sí... estaba muy vaga para cambiarme" Dijiste, no muy convencida por tus palabras. Ellas sabían muy bien que no eras vaga, por lo menos no todo el tiempo. Afortunadamente, dejaron las preguntas incómodas y te dejaron vestirte para iros a desayunar.
En el comedor, vuestra tutora pidió silencio sobre todo el barullo que se había formado, fracasando las primeras veces.
"¡Aww! ¡Silencio todos, están intentando hablar con vosotros!" Gritó Franky, y de repente se hizo el silencio en la sala.
"Gracias, Cutty Flam" Agradeció tu tutora.
"¡Es SUPER Frank-"
"Bien chicos, tengo una sorpresa para vosotros. En vez de como estaba planeado, nosotros, los profesores, hablamos con cada unos de vuestros padres para avisarles de que este vaje duraría unos días más" Todo el comedor estalló en gritos de felicidad y silbidos. Con eso continuasteis la comida, bastante más felices que antes de entrar al gran salón.
En tu habitación preparaste una bolso con todo lo necesario para ir a la playa: crema solar, una toalla, una novela que habías llevado al viaje y unas gafas de sol. Te pusiste el bañador que compraste debajo de un vestido veraniego blanco, un poco transparente. Por si no lo habías supuesto ya, era de (mejor amiga). No te convencía del todo -vale, en absoluto- pero aún así no querías llevarle la contraria, o lo pagarías con un malvado plan.
Para ir a la playa os habíais separado en varios grupos, para ser exactos, los mismos del día anterior. La verdad es que no podías estar más feliz. Después de unos minutos buscando un buen sitio para quedarse, os decantasteis por uno cerca de los acantilados. Pusisteis las sombrillas, algunas sillas, un par de mesas y las toallas. Todos se quitaron la ropa hasta quedarse en bañador, todos excepto tú. Sanji tuvo una gran hemorragia nasal al ver a tus tres amigas sólamente en bikini, mientras que Zoro le echaba en cara el hecho de ser un pervertido, y volvió a empezar una de las famosas peleas entre los dos.
Tú seguías negádote a quitarte el vestido, completamente avergonzada. Se acercaron (mejor amiga), Nami y Robin a ti. A las tres les quedaban absolutamente maravillosos los bañadores.
"(Tu nombre), vamos. Quítate el vestido, sabes que estás preciosa" Dijo (mejor amiga) con una sonrisa. Negaste con la cabeza, girando tu mirada hacia donde estaba Law. Él ya estaba sólo en su bañador, y estaba mirando la escena con una expresión divertida.
Siguieron insistiendo, hasta que al final te quitaste la prenda de ropa, pensando que no te quedaba otra. Sanji tuvo otra hemorragia nasal, pensabas que a este paso no iba a sobrevivir la semana entera. Empezaste a echarte crema por el cuerpo, pero no llegabas a tu espalda.
"Hey, Nami, ¿puedes echarme crema en la..." Pero Nami y los otros se habían ido al agua, dejándote a ti con Law. Le miraste, él tenía una expresión que no decía nada bueno en el rostro.
"Túmbate bocabajo sobre la toalla" Ordenó con voz profunda. Reluctante, obedeciste. Apoyaste tu cabeza en tus antebrazos mientras veías como Law se acercaba lentamente a ti. Se puso en cuclillas y echó una cantidad de crema en su mano para después esparcirla por toda tu espalda superior. Se te atrancó el aire en la garganta cuando su mano, rugosa pero gentil al mismo tiempo, masajeaba tu espalda. Estabas tan concentrada en el masaje que no notaste como Law te desabrochó la parte de arriba del bañador. Obviamente, lo acabaste notando y saltaste un poco, pero Law te retuvo para que no te levantases. "Tengo que desabrocharlo, no te preocupes, no es por razones pervertidas" Te relajaste un poco y le dejaste continuar. Terminó de aplicar la crema en tu espalda y te volvió a abrochar la parte de arriba. Pasó a esparcir la sustancia blanquecina por tus piernas, asegurándose de que no quedaba ningún resto y que tu piel la absorbía bien.
Law se levantó de nuevo y se sentó a tu lado en la toalla. Estabas muy sonrojada, y eso le hizo sonreir. Te levantaste para buscar algo en tu bolso, y sacaste la novela. Te volviste a tumbar en la misma posición de antes. Law seguía a tu lado en la toalla, observando el libro que tenías en las manos. Él había acostumbrado a verte leer libros de anatomía o biología, pero una novela era algo nuevo.
"¿De qué trata?" Tu desviaste la mirada de la lectura y la posaste sobre él, con una radiante sonrisa. Te gustaba que sintiera curiosidad por lo que hacías, te hacía sentirte comprendida de algún modo.
"Trata de dos jóvenes que se enamoraron, pero no pueden tener una relación porque sus familias se llevan muy mal" Respondiste felizmente.
"Se parece a Romeo y Julieta" Asentiste, volviendo la mirada al libro. Law se quedó observando tu figura. Tu espalda estaba brillante y pegajosa a causa de la crema, la manera en la que el bañador marcaba tus glúteos, tu pecho estrellado contra la toalla, tus piernas jugando la una con la otra...
"Más o menos, está basada en esa historia, pero espero que esta tenga un final feliz" Dijiste trayendo a Law de vuelta a la realidad. Se había perdido en tu cuerpo.
"¿Y la nuestra? ¿Como quieres que acabe?" Preguntó Law con una sonrisa, aunque en el fondo estaba hablando seriamente. Dejaste el marcapáginas por donde ibas y cerraste el libro para mirarle.
"Obviamente, quiero estar siempre contigo, Law. Te amo demasiado" Respondiste con esa sonrisa que tanto le gustaba. Se tumbó a tu lado, de espaldas al sol, observándote silenciosamente mientras leías. A pesar de que notabas su mirada, no te sentías incómoda en absoluto, de hecho disfrutabas su atención.
Rato después, los otros salieron del agua para ir a comer. Dejaste la lectura por donde te habías quedado y miraste a Law, estaba dormido. Con una dulce sonrisa, empezaste a zarandearle, hasta que por fin se despertó. Te levantaste y él te siguió. No hacían falta palabras, lo único que habló fue tu estómago que rugió en el momento oportuno, mandando un sonrojo a tus mejillas.
Después de comer los demás se volvieron a meter en el agua sin importarles el hecho de que podrían tener una indigestión. Tú ibas a meterte también pero, cuando te ibas a levantar, sentiste un brazo agarrando suavemente el tuyo. Bajaste la mirada para ver a Law tumbado sobre tu toalla, con su típica sonrisa.
"¿No irás a dejarme solo, no, gatita mala?" Te sonrojaste por el apodo que había decididio usar permanentemente en ti. Te volviste a tumbar a su lado, pero sus brazos te atrajeron a su cuerpo, haciéndote reposar la cabeza en su pecho. Law empezó a acariciar tu pelo mientras que tú trazabas los tatuajes de su torso suavemente con tu dedo índice. Posaste un pequeño beso en la zona donde estaba su corazón y te voliviste a echar sobre él, esta vez quedándote dormida.
POV de Law.
Bajé la mirada para ver que (tu nombre) había dejado de pasar sus manos por mi pecho y se había quedado dormida. Sonreí y le besé la frente suavemente, no quería despertarla. Me quedé pensando en el libro que (tu nombre) había estado leyendo, lo que me llevó a plantearme nuestra relación. La amaba, de verdad que la amaba. No tenía intención de dejarla ir nunca, por algo era mi gatita...
Volviendo con (tu nombre)...
Abriste los ojos lentamente para ver que estaba empezando a ponerse el sol. Te frotaste los ojos y te levantaste del pecho de Law. Espera, ¿pecho de Law? Miraste hacia abajo para ver a Law dirigiéndote una mueca.
"Buenos días, gatita durmiente" Te volviste a sonrojar y te levantaste, Law imitándote poco después. Todos los demás estaban recogiendo, a pesar de que Luffy, Usopp y Chopper se estaban quejando porque no querían irse. (Mejor amiga) se acercó a ti con tu vestido y una gran sonrisa en el rostro.
"Estabais tan adorables, te habías quedado dormida encima de Law" Dijo inflnado adorablemente los mofletes. Suspiraste y te pusiste el vestido.
"Al final no me he bañado..." Dijiste por lo bajo, pero tu amiga pareció escucharlo.
"No te preocupes, aún hay días. Ahora tenemos pensado ir a un mercado que hay cerca de aquí" Dijo con esa sonrisa. Tú se la devolviste, la verdad es que ir a un mercado era una buena idea.
El lugar era precioso. El mercado estaba ubicado en un gran descampado, lleno de puestos y actvidades. El sol se había puesto, y ya estaba bastante oscuro, así que las calles estaban iluminadas con bonitas farolas. Te sentías como una niña en una tienda de caramelos, tú y tus amigos menos Robin y Law, que siempre eran tan maduros.
Te acercaste a todos los puestos con (mejor amiga) y Nami, Law estando un poco más lejos, pero siempre te tenía a vista. Había ropa, joyas, estatuillas, juguetes... casi cualquier cosa. Había un pequeño claro donde había gente bailando al ritmo de una guitarra española, con una chica en el centro. Esta vestía un traje de lunares blanco y morado, tenía pelo castaño oscuro y ojos caramelo. Una rosa colgaba de su boca como decoración y tenía otra en el pelo. Te acercaste con tus amigas a ella, y os recibió con una sonrisa.
"Hola, me llamo Viola. ¿Os gustaría bailar?" Asentisteis todas a la vez y Viola sonrió. Empezó a marcar unos pasos, que vosotras seguisteis. La verdad es que eso de bailar nunca se te había dado muy bien, pero por el calor y la alegría del momento lo intentarías. Law te observaba desde las sombras, sonriendo ante tu intento de bailar, aunque tampoco lo hacías tan mal como Luffy y los otros. Era una vista realmente divertida. Advertiste la discreta mirada de Law y te acercaste a él.
"No, yo no bai-" No le dejaste terminar y le cogiste por el brazo, arrastrándole a la pista de baile. Empezaste a imitar los pasos de Viola, ahora bastante mejorados y esperaste a que Law te acompañase. Después de un profundo suspiro empezó a seguir el ritmo de la canción, guiándote en el baile, y tú sonreiste. La verdad es que no bailaba nada mal.
Te lo estabas pasando genial, pero después de unos minutos la canción terminó. Os despedisteis de Viola y visteis que era muy oscuro ya. Pasando por los últimos puestos, te quedaste caminando al final junto a Law. De repente te detuviste, Law igual. Te fjaste que en un puesto había una figurita de un hada idéntica a ti. Pelo (color), ojos (color), labios rosados y suaves al tacto. Vestía un largo vestido (color), y en su espalda se encontraban dos grandes alas transparentes. Te quedaste mirando la estatuilla un momento antes de dirigirte a la encargada.
"¿Cuánto cuesta?" La mujer se giró hacia ti y te sonrió.
"Son veinticinco berries, además puedes poner tu nombre bajo la figura. ¿La quieres?" Te quedaste pensando, no te quedaban suficientes berries, así que no podrías comprarla, lo cual te entristecía mucho. El sonido de dinero sobre un mostrador te trajo de vuelta a la realidad, y viste que era Law el que había puesto la cantidad justa de dinero delante de la mujer.
"Se llama (tu nombre)" Dijo mirándote con una sonrisa. La encargada sonrió y buscó el cartelito con tu nombre, se dispuso a pegarlo.
"¿Law?" Él te miró para escucharte mejor. "¿Por qué has hecho eso?"
"Porque has sido una chica buena, y las chicas buenas merecen su premio" Dijo con un guiño al final. Te sonrojaste y miraste hacia otro lado mientras que la mujer venía con la figura dentro de una caja.
"Ten, muchas gracias" Cuando os íbais, la mujer os detuvo. "¡Esperad! Por ser vosotros los últimos en comprar os voy a regalar algo" Buscó bajo el mostrador hasta encontrar algo. Tus ojos se abrieron de la sorpresa cuando viste la pequeña caja que la mujer tenía en la mano. Era circular, y tenía un colgante a juego. "Es una cajita de música. El colgante es la llave, lo abres así y..." Hizo tal y como lo estaba describiendo y se abrió la caja, mientras aparecía una pareja de jóvenes bailando mientras sonaba una bella melodía. La mujer dejó la caja en tus manos y sonreiste.
"Muchas gracias, de verdad" Dijiste mientras te ibas con Law, él sonriendo también.
"De nada, jovencita. Ha sido un placer" Dijo la mujer, aunque sabía que no la habías podido escuchar.
Después de un rato caminando llegasteis al hotel, todos estaban ya allí. Pasaron lista y os fuisteis a vuestros respectivas habitaciones. Había sido un día agotador, y sabías que a la mañana siguiente te ibas a despertar con una fatiga impresionante, pero había merecido la pena por tanta diversión.
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