Capítulo 32: El retorno de los planes diabólicos.
Después de una semana en el hospital, Law haciéndote pruebas diariamente y visitas todos los días, por fin llegó el martes de la semana siguiente, el día que te darían el alta. Por una parte estabas feliz de poder volver a moverte con libertad, pero por otra, no querías irte. Habías disfrutado mucho la compañía extra de Law.
El día que saliste no pudiste ir a clase, quedaban 30 minutos para que la última clase terminase. Cuando llegaste a casa, fuiste al salón para ver a (tu hermana). Tu madre no la había llevado al hospital porque estaba dormida y no quería molestarla. Allí estaba ella, en su cuna, respirando tranquilamente con esos diminutos puños cerrados con fuerza, como si soñara algo que no quería dejar escapar. Que dulce... No pudiste evitar hacer una carita mientras la mirabas.
Pasaron más de veinte minutos de observación intensa a tu hermana, así que fuiste a preparar los libros para el día siguiente. Cuando terminaste, tu madre te llamó para bajar a comer, y eso hiciste. Lo cierto es que echabas de menos la comida de tu madre. El resto del día, desde que terminaste de comer hasta que te acostaste, fue de lo más normal. Por la noche, ya en tu cama, recibiste un mensaje de Nami.
'Ya sé que te lo hemos dicho hoy todos, pero aun así no nos parece suficiente. ¡(Tu nombre), te queremos, y no sabes lo mucho que nos alegramos de que estés mejor! De parte de todos los Sombreros de Paja, para (tu nombre)' Son realmente dulces...
'Muchas gracias, chicos. Sois los mejores' Aunque no podían verte, les mandaste una sonrisa. Dejaste el móvil sobre la mesa y te acurrucaste entre las sábanas, esperando quedarte dormida.
Al día siguiente fuiste a clase completamente contenta. Después del largo periodo que habías pasado ingresada querías ver a tus compañeros y profesores de nuevo. Te quedaste en la puerta del instituto, esperando a (mejor amiga). Segundos después de pensar que uba a llegar tarde, la viste correr a toda velocidad hacia tí. Cuando te alcanzó, te tiró al suelo de un abrazo.
"¡(Tu nombre), por favor deja de preocuparme así! ¿Qué habría hecho si te hubiera pasado algo?" Empezó a llorar -aunque no estabas muy segura de si era verdad o mentira- en tu pecho y, para calmarla, empezaste a acariciar su cabello (color). (Mejor amiga) era de esas chicas fáciles de relajar. Cuando se calmó te miró con los ojos llorosos y entrasteis a clase.
Durante el descanso, volviste al árbol. Sinceramente, lo echabas de menos. Tantos buenos momentos ahí... Te sentaste sobre la hierba mientras abrías el libro que habías llevado contigo, el mismo que Law te prestó. Ya casi lo estabas terminando, pero hay que admitir que era muy largo.
Escuchaste pasos acercarse a tí, y pensaste que era Law. Pero solo ten encontraste con una fría mirada ámbar. La sonrisa que había aparecido en tu cara se desvaneció inmediatamente y volvste al libro, ignorando a Alana.
"He visto que has faltado mucho a clase. Me pregunto que le habrá pasado a la cría" Dijo burlonamente, aunque claramente molesta por tu falta de atención. Alana empezó a sentir su sangre hervir y te cogió del cuello de la camisa, levantándote y estrellándote contra el árbol. Sin embargo, tú mantenías una expresión indiferente.
"¿Podrías, por favor, dejarme sola? No estoy interesada en que me amarguen los treinta minutos de paz que tengo" Dijiste lo más calmadamente posible. No estabas asustada, ni mucho menos, pero era muy molesto. Alana estaba roja de furia. Levantó el brazo, preparando un puñetazo y cerraste los ojos. Pero por mucho que esperases, el dolor no llegó. Abriste los ojos para ver el puño que estaba a centímetros de tu cara, detenido por otra mano más grande, oscura y, además, tatuada.
"Señorita Alana, tengo entendido que ya agrediste a esta alumna hace tiempo. Lo dejé pasar con toda la amabilidad del mundo. Pero... no quiero que vuelvas a poner un dedo sobre (tu nombre)" Lo dijo extremadamente calmado, pero como si fuese veneno en sus labios. Abriste los ojos de la sorpresa cuando te llamó por tu nombre, y no tu apellido.
Alana liberó su mano del puño de Law y la retractó hacia su cuerpo, frotando la zona que dejaría, seguramente, una marca.
"Eso, (tu nombre). Escóndete detrás de tu novio" Con eso se fue, irritación clara en el rostro, y os dejó solos. Law te miró y empezó a examinar tu cara.
"(Tu nombre), dime, ¿te ha hecho algo?" Negaste lentamente con la cabeza, una expresión confusa en el rostro. Él se dio cuenta de eso y te atrajo suavemente hacia su cuerpo, envolviéndote en un abrazo. Rodeaste su torso con los brazos y hundiste la cara en su pecho, sintiendo como vuestros cuerpo coindidían tan perfectamente como dos piezas en un puzle. Law separó tu cara de su torso y te hizo mirarle a los ojos. "No te preocupes, no va a decir nada. Ni siquiera sabe si lo nuestro es verdad o no" Asentiste suavemente, sin poder quitar los ojos de los suyos grises.
"Law, me has llamado por mi nombre..." Dijiste con una pequeña sonrisa que no pudo evitar emerger para adornar tu rostro. Él correspondió a tu sonrisa y acercó tus labios a los suyos.
"No he podido evitarlo. Me encanta como suena tu nombre en mi boca..." Te sonrojaste de nuevo mientras juntaba vuestros labios. "...Igual que me encanta escucharte a tí decir el mío" Se separó una y otra vez de tus labios, solo pra volver a conectarlos más tarde. Sus labios eran tan suaves y cálidos, que no querías apartarte nunca de ellos. Pero, como todo lo bueno, tuvo que terminar. Sonó el timbre que marcaba el comienzo de la siguiente clase y te despediste de Law.
Te sentaste al lado de (mejor amiga). Por alguna razón misteriosa, tenía una expresión maliciosa en el rostro.
"¿Qué? ¿T-Tengo algo en la cara?" Preguntaste algo nerviosa, pensando que a lo mejor no te habías librado del color rojo de tus mejillas. La sonrisa de tu amiga solo creció.
"Ya mismo es San Valentín..." Dijo moviendo las cejas. Sentiste todo tu cuerpo tensarse. Ya empezamos con los planes malignos. Con lo a gusto que se está sin ellos. Son... malignos.
¿Qué ocurre con eso?"
"Por fin hemos conseguido que te unas más al profesor, no podemos dejarlo ahí. Así que esta tarde te vienes conmigo a comprarle un regalo" Suspiraste, pero acabaste reconsiderando la opción.
"Bueno, después de lo que ha hecho por mí, no estaría mal devolverle el favor" Para qué mentir, ya eran muchos los favores que le debías. Viste como (mejor amiga) hizo un mini baile de la victoria mientras que tú ya te estabas arrepintiendo.
Esa tarde, (mejor amiga) te arrastró a una tienda de productos de San Valentín. Empezaste a mirar los artículos distribuidos por la tienda mientras que tu amiga del alma se fue a mirar por otro sitio. Escuchaste entonces un ligero "¡Bingo!" y te dirigiste a la fuente del sonido. Allí estaba (mejor amiga), delante de un probador, con un vestido no precisamente fabricado para exponerlo. Era negro con lazos rojos, llegaba hasta la parte más superior del muslo y dejaba ver demasiado escote. La idea de ponerte eso delante de Law te encenció la cara, más que nada por pensar en su reacción...
"Si esperas que use eso las llevas muy claras" Dijiste con un tono asesino, aunque fallaste miserablemente en parecer amenazante con ese tinte rojo que se había distribuido por toda tu cara.
Después de un largo rato buscando un regalo en condiciones, viste en un frigorífico una caja que exponía bombones con un aspecto sublime. Según decía eran de chocolate negro y café. Perfecto para Law... Los cogiste del congelador y pagaste por ellos, con (mejor amiga) detrás de tí.
"Así que vas a optar por la tradición de los bombones... Bueno, es original" Dijo con una sonrisa diabólica.
"Mil veces mejor que tu idea es. No sé qué se supone que pasa por esa cabeza pervertida tuya, pero no te hagas ilusiones" Dijiste a tu amiga, mientras cogías la bolsa con los bombones. Ella solamente soltó un "sí, claro" y salisteis de la tienda.
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