Capítulo 25: Intranquilo.

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Pese a que preferiría que Karma eligiera otra profesión más segura y brillante, admitía que estaba felíz por él.

Aún cuando Lovro lo llenó de entrenamiento y estudios después hasta el punto en que se trasnochaba, el peli rojo nunca se quejó ni dejó de trabajar duro. Parece que entendió las indirectas de que no debe tomarse a la ligera este trabajo.

En el fondo le enorgullecía.

Una briza invernal le enfrió las mejillas y exhaló una nube de oxigeno, ya era épocas de diciembre, cinco meses después de que Karma aprobara el examen. El menor estaba dando todo su esfuerzo, aún si lo disfrazaba con bromas ocasionales y alardes sobre lo fácil que era, Nagisa podía ver las ojeras provocadas por las noches de estudios pues ya estaba preparándose para los exámenes de entrada a la universidad.

Quería apoyarlo de alguna forma, pero Karma dejó de necesitar su ayuda para estudiar desde que aprendió a leer, y hasta resultó ser mucho mejor que él en sus épocas de estudiante. Pero al ver cierto círculo rojo marcando una fecha en el calendario lo recordó, el cumpleaños de Karma estaba próximo.

Layla ya le había robado la idea sobre hacerle una fiesta sorpresa prometiendo hacer el pastel más grande que ha visto en su vida, y conociendo los antecedentes culinarios de la mujer Nagisa le cree. Por lo que ahora tendrá que optar por darle un regalo.

Nagisa quiere que sea algo especial, que le haga feliz y le dé ánimos para sus estudios, el problema es encontrar aquello que tenga ese efecto.

Karma era un poderoso yato, genio y sádico, salvo por su extraño gusto en telenovelas románticas clichés y las fresas, no hay nada más que en específico le gustara. Por lo que Nagisa estuvo rondando varias tiendas analizando cuanta alacena encontraba, y terminando frustrado por no terminar convencido con lo que veía.

Entonces se le ocurrió, sólo un genio puede entender a otro, por lo que podía pedir un consejo sobre los gustos de Karma. Decidió ir a consultarle a Asano, tras decirle un breve resumen muy detallado (Que duró alrededor de media hora) de lo que quiere regalarle a Karma, tiempo en que Asano no despegó la mirada de su laptop y apenas asentía distraídamente, por fin le dijo.

—¿Y qué sugieres?

—Cómprale un suéter.

A Nagisa le salió un tic en la ceja y casi quería clavarle un cuchillo en la cabeza.

—Vamos Gakushuu, quiero que sea especial.

—Llévale un CD con una de sus novelas cursis.

—¡Gakushuu!—Replica, aunque admite que también lo había pensado pero con las maravillas del internet y la piratería regalar CDs perdió su encanto así que desechó la idea.

Asano suspira mientras le dedica una mirada de soslayo.

—De lo poco que le puse atención a tu discurso, te diré que no existe un objeto que pueda lograr eso, y si lo hubiera no podrías comprarlo con las sobras que quedan de las compras para el almuerzo de ese mocoso—Dijo, y sus palabras cayeron como flechas en la cabeza de Nagisa.

Hundió su cabeza contra el escritorio en donde estaba sentado junto Asano con una nube de depresión rodeándolo.

—Yo sólo quiero hacerlo feliz y darle ánimos ¿Porqué están difícil eso?...— Lloriqueó de manera lamentable, ya a estas altura exasperaba al contrario.

—¿Si te digo que hacer me dejas trabajar?—El contrario le alzó la mirada aguada y asintió varias veces. Gakushuu suspira, sintiendo el papel de Cupido un tanto masoquista pero intenta ignorar ese sentimiento—cómprale un suéter o cualquier tontería que te guste.

—Pero...

—Déjame terminar—Interrumpe con mal humor ante el puchero de Nagisa—¿Ya tienes un plan respecto al encargo que te encomendé?

El peli azul parpadea extrañado ante el cambio abrupto de tema.

—No realmente, aún necesito tiempo para antes de actuar, pero... ¿Qué tiene que ver con...?

—Pídele al mocoso que te ayude—Nagisa le mira sorprendido e incrédulo, continúa—cuando todos se hayan ido habla con él y pídeselo.

—¿Qué clase de regalo es ese? Ese trabajo es importante y complicado para su nivel, además Karma está demasiado agobiado con sus estudios y los entrenamientos de Lovro como para...

—¿Alguna vez me he equivocado con mis ideas?—Le interrumpe con molestia, Nagisa calla y niega con la cabeza.

—Pero aún así...

—¿Quieres alegrar al mocoso no? Entonces hazlo, pero no me hago responsable si sus consejos hacen que fracases o te mueras.

—Gakushuu...

—Déjame trabajar.

—¿Ni la época te ablanda el corazón eh?

—Seguridad, hay un intruso en...

—¡Está bien! ¡Está bien! Te espero en la fiesta de cumpleaños ¿Sí?

—Deprisa seguridad, está armado.

Nagisa saltó por la ventana de la oficina cuando los uniformados irrumpieron por la puerta.

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La fiesta era en el departamento de Nagisa y Karma, fue bastante animada y bonita, aún con los platillos exorbitantes de comida.

El grupo de Terasaka mantuvo lejos a Karma del departamento mientras Nagisa y Kayano lo decoraban con adornos navideños. Los pocos invitados fueron llegando, y entre estos hay uno en especial que sorprende a Nagisa.

—¿Ritsu san?—Llama acercándose a la aludida que alegre devoraba un trozo de pollo más grande que su puño—no sabía que se había hecho tan amiga de Karma.

—Le he pedido varias veces la revancha a ese chiquillo, pero insiste en que no tiene el tiempo para una pelea sublime ¡Mooh, estoy segura que se hace de rogar!—Se queja infantilmente.

Nagisa le sonríe nerviosamente, pues la chica en su berrinche aprieta tanto el hueso del pollo hasta sacarle grietas, a pesar de esa apariencia tan angelical era fácil notar su fuerza sobre humana.

—En serio eres un yato...—Dice llamando la atención de la chica—aunque creía que todos tenían el cabello rojo.

Ritsu iba a responderle cuando una voz masculina con un tono un tanto monótono los interrumpe.

—Es teñido por supuesto—Nagisa voltea a ver al joven que se les acercaba con dos bebidas, un chico apenas más alto que él con cabello blanco y ojos amarillo.

—Él es mi hermano Itona kun—Dice Ritsu, recibiendo con una sonrisa el ponche que le tendió el nombrado—y no, no es un yato.

Se adelantó risueña a la interrogante de Nagisa, observa cómo el contrario se sorprende por su respuesta con una cara poker que se le hacía demasiado divertida.

—Nosotros sólo compartimos la misma madre, él es hijo de un famoso ingeniero mientras que yo soy la hija bastarda de un yato ¡¿Qué combo no?!—Itona suspira mientras las pupilas de Nagisa se achicaban por el asombro.

—Esa no es información que debas compartir a cualquiera ¿Sabes?

—Pff, como si realmente te importara ¡Ohh, dulces!—Y con los ojos brillantes se dirige a una mesa en donde Layla servía todo tipo de galletas y caramelos, el tamaño y la cantidad era el suficiente para darte diabetes con solo mirar.

Itona suspira mientras Nagisa suelta una risa nerviosa.

—Es enérgica...

—Es alocada—Corrige mientras la observaba devorar como aspiradora los alimentos—pese a ser una adulta actúa como una niña la mayoría de las veces—toma un trago de ponche con una calma abismal pese a lo directo de sus palabras—últimamente ha logrado calmarse un poco, por los recientes acontecimientos que han pasado...

Nagisa se percata, que el semblante del muchacho se vuelve más profundo y con aires de seriedad.

—¿Acontecimientos?

—Hay un grupo organizado que está secuestrando a los yatos—Declara, y Nagisa guarda silencio esperando a que continúe—creía que eran sólo rumores, pero entonces Ritsu tiñó su cabello y redujo sus contratos. Creo que es una de las razones por las que vino...—decía viéndola llenarse las mejillas de dulce aparentemente despreocupada—advertirle al chico demonio que se cuidara las espaldas, de verdad que se encariñó con él... quizás sea la edad...

No pudo continuar porque en segundos una llave en el cuello le estaba impidiendo hablar. Nagisa traga grueso ante la sonrisa sombría y llena de migajas de galleta de aquella chica.

—Tú tampoco eres muy joven hermanito...—Dice con una voz dulce mientras lo ahorca otro poco haciéndolo emitir un sonido desagradable desde su garganta.

Ritsu ignora los manotazos de clemencia por parte de su hermano mientras mira de forma alegre a Nagisa.

—Dile a Karma kun que baje un rato el perfil, al menos mientras está en eso de los estudios. Una peluca ayuda mucho, y unos lentes de contacto también, sus ojos son muy llamativos.

Y la chica se retira arrastrando al chico consigo. Nagisa se queda de pie allí pensativo, con la mirada en el piso y ajeno a su alrededor.

Debería tener precauciones, y decirle a Karma... aunque conociéndolo se enfadaría con él con la excusa de que lo sobreprotege.

Quizás deba tomar medidas por su cuenta...

Unos toques especiales en el timbre lo despiertan de sus pensamientos, las señas de Kayano y los saltitos de alegría de Layla le dicen que ya es la hora de recibir al cumpleañero. Inhala y exhala para liberarse de sus pensamientos.

Ahora mismo tenía que asegurarse que Karma la pasara bien, y después haría unas llamadas...

Continuará...    

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