12.El fin del Incidente de Shibuya
La batalla entre Mahito contra los primer grado y Yuuji continuaba, debido a las presiones a las que estos sometieron al cara parchada, la maldición de grado especial empezó a encontrarse maravillado por la brutal paliza que estaba recibiendo. Dándose cuenta de que si no iba un paso más allá, este sería su final. Es así como habiendo alcanzado la iluminación, Mahito, quien quedó contra la pared estando rodeado por Nanami, Todou y Yuuji sonrío de la manera en la que solo un psicópata sabía.
Mahito: ¡Mi propio limite! ¡Este es mi propio limite!
Exclamaba la maldición bajo la atenta mirada de los hechiceros, recordando como en el pasado gracias a Nanami y Yuuji fue capaz de desarrollar su expansión de dominio al estar en una situación similar.
Mahito: Sin embargo... Este no es mi final... ¡Es solo mi inicio!
Clamó el más maldito poniendo su mano en el pecho, Todou y Nanami se pusieron en guardia, no sabiendo bien si este planeaba expandir su dominio nuevamente. No obstante, Sukuna estaba ahí en la forma de Itadori. Sería verdaderamente estúpido extender su dominio, siendo que eso pondría en peligro su propia vida.
Mahito: ¡He de darte las gracias Itadori Yuuji! ¡Me diste la diversión que tanto ansiaba! ¡Pero es hora de acabar con esto!
Para Mahito, la idea otorgada por Satoru Gojo durante el incidente de Shibuya fue más que suficiente para exprimir al máximo su imaginación. En ese momento, sus mayores problemas eran el poder de Todou para cambiarse y Nanami, quien no parecía tener fin a su carnicería de humanos modificados dándole paso libre a Itadori Yuuji para que lo golpease directamente en el alma. Matar a ambos ahí mismo seria lo suficientemente traumante para hundir en la miseria al joven hechicero de Tokio al que se la tenia jurada.
Mahito: ¡Expansión de dominio en cero coma dos-!
Al percatarse de lo que este pretendía, Todou rápidamente pensó en teletransportar a Nanami fuera de su rango, pues sabia de sobra que su profesor no era capaz de utilizar el dominio simple como él, quien lo aprendió de su maestra a base de observarla.
Sin embargo, nada de esto fue necesario, pues la pared tras Mahito reventó lanzándolo por los aires. De tras la pared, Mahoraga se dejó ver golpeando sin descanso el abdomen de Uraume en una serie de golpes continuos con los cuales la hechicera reencarnada no era ni capaz de defenderse, rápidos, letales y poderosos. Dejando salir de su boca sangre mientras sus ojos estaban completamente blancos.
Mahoraga fue capaz de adaptarse a la técnica heladora de Uraume, pasando directamente a la ofensiva para así poder matar a la responsable de la criogenización de su esposa, previo maestro y el hermano de nuestro gallo.
Uraume: ¡AGH!
Itadori, Nanami y Todou, al igual que Mahito, también salieron disparados por el reventón ocasionado por Mahoraga, levantándose del suelo para observar al shikigami propinarle una brutal paliza a la de cabellos blancos.
Después de un rato, Uraume quedó pegada contra la pared, dejando caer sangre de su boca con los ojos cerrados, siendo como si la sombra cubriese la parte de sus ojos mientras Mahoraga la observaba preparándose para ejecutarla con su espada.
Viendo esta escena, Sukuna, a través de los ojos de Itadori pudo reconocer a quien en su día fue la única persona que le hizo compañía a través del periodo Heian,
Sukuna: ¿Uraume?
Algo en el alma del Rey se sintió inquieta por un instante, si Uraume estaba a punto de morir era única y exclusivamente porque decidió meterse con un enemigo que lo rebasaba por completo. Estaba ¿molesto? ¿decepcionado? ver un rostro tan preciado después de tantos siglos, sin haber podido mediar palabra con él ocasionó una cierta chispa de emoción en él, pero se negaba a reconocerlo. Pero nada de eso tenía importancia, Uraume iba a morir.
Uraume (moribunda): Sukuna-sama...
Itadori, gracias a compartir su cuerpo con Sukuna, también pudo escuchar ese llamado de auxilio. No obstante, él sabia que Mahoraga ahora estaba de su lado, motivo por el que dedujo rapidamente que ___ y Megumi probablemente hubiesen sido atacados también por ella. Sukuna por su lado, permaneció atento.
Uraume (moribunda): Salveme...
Un deseo egoísta, una plegaria incomprensible, un llanto a las puertas de la muerte que el fiel seguidor del Rey sabría que se quedaría únicamente en palabras. Con lagrimas en los ojos por no haber podido reunirse en la época actual con quien él añoraba, el hechicero reencarnado en el cuerpo de esa mujer dejó a su corazón hablar sin quitar de sus labios una sonrisa. No había mayor humillación para ella, que morir delante de quien siempre amó y respeto como un amo, pareciendo completamente indefensa. Su única opción era ser rescatada por Kenjaku, pero tenia más que claro que al mostrar debilidad, este iba a prescindir de ella.
Sukuna: Oye mocoso.
Itadori: ¿Uh?
Sukuna: Contrato.
Ahora que Megumi Fushiguro había perdido a Mahoraga, y que el Shikigami había quedado ligado al alma de esa muchacha tan molesta, los planes del Rey habían sido arruinados. Por lo que movido por instinto, Sukuna activó el voto vinculante entre él y el mocoso. Acabar con Mahoraga ya no era una opción, pues el propio Itadori lo reconocía como un aliado, por lo que solo el cambio se produjo, el Rey de las Maldiciones a una velocidad absurda se lanzó tomando a la hechicera reencarnada en brazos y huyendo lo más rápido que pudo.
No obstante, esto no podía ser permitido por el Shikigami, no obstante cuando Mahoraga planeaba lanzarse a por él, los latidos de tu corazón comenzaron a ser cada vez más flojos. Estabas muriendo por culpa del hielo de Uraume, por lo que sin pensarlo dos veces tu amado Mahoraga apretó los dientes y se dio la vuelta, yendo a salvarte sacándote de ese enorme hielo.
Todou y Nanami quedaron petrificados por todo lo que acababa de suceder, no comprendiendo la gravedad de la situación en la que estaban. Pues ya que Mahoraga se había marchado e Itadori ya no estaba presente, tanto alumno como maestro quedaron en soledad en ese lugar junto a alguien que permaneció escondido como la rata que era.
Mahito: Verdaderamente no puedo entender que acaba de pasar pero...
Saliendo de su escondrijo, Mahito propinó un fuerte Black Flash a Todou, que no fue capaz de reaccionar a tiempo mandándolo por los aires. Quedando cara a cara con Nanami, con quien continuo batallando como aquella vez en las alcantarillas.
Mahito: ¡No pienso desaprovechar una oportunidad como esta!
Un minuto.
Un minuto era el tiempo que el Rey de las Maldiciones disponía para hacer uso libre del cuerpo del mocoso. Alejándola lo suficiente como para que no pudiesen llegar tan fácilmente a ella, Sukuna dejó el cuerpo moribundo de Uraume y le aplico la técnica inversa, lo suficiente como para que desde ahí, ella misma pudiese curarse por completo.
Uraume: S-Sukuna-sama...
Sukuna: Cállate. Ahora más te vale no morirte.
No quitando su ceño enfurecido, Sukuna se largó de ahí. Todavía quedaban unos pocos segundos hasta que Itadori recuperase el control de su cuerpo. Yuuji, quien estaba observando todo como un espectador no daba crédito a lo que veía ¿Sukuna acababa de ayudar a alguien? ¿Quién era ella tan importante como para no quererla dejar morir? Itadori solo pensó en una cosa: Era la novia de Sukuna.
Sukuna: No, cállate.
Pero Sukuna podía leer los pensamientos de Itadori.
Sukuna: Estate de enhorabuena mocoso. Hoy ganareis tu y tus amiguitos. Pero eventualmente verás.
Sukuna finalmente regresó hasta el lugar donde Todou y Nanami se encontraban peleando con Mahito, el cual gracias a la oportunidad creada por Mahoraga fue capaz de darle la vuelta al enfrentamiento. El Black Flash fue la clave para poder recuperarse, y desde ahí, en el minuto que Itadori estuvo ausente, Todou y Nanami empezaron a verse superados. Aún faltaban unos segundos más.
Mahito: ¡HAHAHAHA!
Black Flash a Nanami.
Mahito: ¡TE LAS DEVUELVO TODAS!
Una cadena de puñetazos, tan rápidos que no fue capaz de protegerse.
Mahito: ¡Y ESTA VEZ TÚ!
Un giro con el que golpeo también a Todou en el estomago y después una patada.
Mahito: ¡VOY A MATAROS A TODOS!
Mahito alzó sus brazos quedando en X gracias a la posición de brazos y piernas con una sonrisa en sus labios. Sukuna, quien estaba lo suficientemente lejos sonrió.
Sukuna: Buena suerte, mocoso.
Dijo el bastardo con ironía, presenciando como el Rey no le dejaba moverse, quedando fuera del rango de su técnica.
Mahito: ¡EXPANSION DE DOMINIO!
Nanami y Todou fueron devorados en ese instante por la expansión de dominio de Mahito, coincidiendo así con el tiempo justo del minuto para que Sukuna e Itadori volviesen a cambiar. Ante esto, Yuuji se lanzó apresuradamente para golpear la esfera y tratar de liberar a su brother y su sensei.
Itadori: ¡NOOOOOOOO!
Los puños de Itadori iban con más fuerza que la ultima vez que peleo con la maldición, con ansiedad, cada golpe buscaba quebrantar la barrera de ese dominio. Cada segundo podría ser el ultimo de Nanami y Todou si no hacía algo.
Itadori: ¡NANAMIN! ¡TODOU!
Un golpe, otro más. Pese a que solo pasaban segundos, Itadori los percibía como toda una eternidad.
Itadori: ¡NO! ¡NO!
La imagen mental de Nobara siendo atravesada por Mahito aún perduraba en su mente, apretando los dientes angustiado.
Mientras tanto, en el interior del dominio, en la fracción de segundo que había sucedido. El hombre, Aoi Todou, se vio obligado a pensar rápidamente. Si usaba su despliegue de dominio simple, este podría evitar ser afectado por el golpe seguro del dominio de Mahito ¿Pero como impedir que el golpe seguro matase a Nanami: Su opción más obvia era cambiarlo con Yuuji, pues sabía de sobra que si Mahito entraba en contacto con el alma de Sukuna, este lo mataría.
No obstante, no había garantías de que el Rey fuese a ponerse en esa ocasión de su lado. Es así cuando un milagro se obró delante suya, siendo que de uno de los lados del dominio, un agujero se abrió. El golpe seguro de Mahito quedó anulado debido al choque de dominios provocado por la inferencia del único e inigualable.
Megumi: ¡JARDIN DE SOMBRAS QUIMERA!
Al abrirse el puente en el choque de dominios, Mahito se giró a ver al responsable de esto, encontrándose junto con él, Yuuji Itadori quien sin esperarse demasiado estampó su puño contra la cara de la maldición una vez más.
Mahito: ¡AGH!
De un puñetazo, Mahito fue expulsado de su propio dominio, quebrándose la barrera y saliendo disparado hasta quedar a pies de no otro que Choso. Viendo a una cara conocida entre tanto caos, el espíritu maldito sonrió de oreja a oreja.
Mahito: ¡Chosooo! ¡Ayúdame por favor!
Pero la pintura maldita se veía más bien molesta con el espiritu maldito, gruñendole furioso para hacerle una pregunta directa.
Choso: ¿Dónde está Geto?
Mahito: ¿Uh? ¿Geto? ¡No lo se!
Choso: Entonces no me sirves de nada.
Y dejando finalmente salir toda la rabia contenida, Choso pateo con muchísima fuerza a Mahito, el cual salió volando para ser golpeado entonces por una serie de truenos de Nue convocado por Megumi hasta quedar tirado en el suelo. Todo parecía estar acabado para el espíritu maldito, pues en cualquier segundo desde ese momento seria exorcizado. Sin embargo...
Kenjaku: Ya he tenido suficiente.
De pronto, todos los presentes que se encontraban atacando a Mahito, fueron barridos por espíritus malditos de todos los grados salvo el especial, siendo empujados a la superficie de la estación. Todos con excepción de dos que se mantenían a escondidas.
Mahito: ¡Getooo!
Arrastrándose a pies del impostor, Mahito miró a su salvador con una sonrisa en sus labios. El de la cabeza cosida devolvió una sonrisa más leve, siendo claras sus intenciones en ese instante.
Por el lado de los hechiceros, todos en la superficie comenzaron a despejar a los espíritus malditos, mientras que Choso clamaba por la cabeza de su padre. No obstante, en esos instantes, su prioridad era mantener a salvo a Yuuji.
Itadori: ¿¡Que haces aquí!?
Exclamó asustado, poniéndose en guardia para golpear a Choso, no obstante, este negó toda intención hostil.
Itadori: ¿¡Que dices!? ¿¡Por qué debería creerte!?
Megumi: ¡Itadori! ¡No se que haya pasado, pero debes de confiar en Choso! ¡De no ser por él, ___-san y yo habríamos muerto!
Itadori: ¿¡UH!?
Volvemos al pasado...
Solo unos segundos después de que Mahoraga hubiese logrado adaptarse a la técnica de Uraume, buena parte del hielo quedó destrozado. Sin embargo, Choso, Megumi y tú todavía estabais atrapados. No obstante, el poseedor de la técnica de sangre contaba con la capacidad de aumentar la temperatura de su sangre con lo que lentamente pudo librarse de la congelación. Este planeaba seguir a la dupla del Shikigami y la reencarnada en búsqueda de su hermano, no obstante, al girarse este vio la situación que tu y Megumi enfrentabais, recordando con cariño las palabras de apoyo que le diste.
Choso (pensamientos): Si realmente son tan cercanos con Yuuji... Si los dejo morir aquí.
Haciendo de tripas corazón, Choso comenzó a derretir el hielo a vuestro alrededor, siendo así capaces de liberaros de vuestro encierro. Megumi, que parecía algo helado, todavía era capaz de levantarse y seguir luchando. Sin embargo, tu fuiste victima de un ataque de hipotermia por la baja temperatura corporal.
Megumi: ¡___-san! ¡Aguanta!
___: Megumi...
Tu voz era floja, estaba casi quebrada por completo, sintiéndote muy nerviosa dado que podías notar como te encontrabas cada vez más enferma.
___: Me siento... muy débil...
Megumi: ¡___-san!
Choso: ¡___, aguanta!
De manera casi instintiva, el hermano mayor se agachó poniendo sus manos sobre ti. Tratando de calentar la temperatura de tu sangre para que tu cuerpo entrase en calor.
___: Choso...
Choso: Eres la preciada amiga de mi hermano ¿cierto? No puedo dejarte morir aquí.
Es en ese preciso instante, cuando tus pulsaciones se vieron comprometidas que Mahoraga regresó junto a vosotros.
Megumi: ¡Mahoraga!
Es ahí cuando Mahoraga puso su mano en tu mejilla, que al cerrar los ojos fuiste capaz de establecer una comunicación muy intensa con él.
___: Lo he encontrado... Yuuji... Nanami y Todou de Kioto están con él... están peleando con el cara parchada...
Megumi: ¿¡Y Kugisaki!?
___: No lo se... Mahoraga no la ha visto...
Al escuchar que su hermano se encontraba en esa dirección, Choso sintio la imperativa necesidad de marcharse. Más si lo hacia de inmediato, tu vida peligraría. Ninguno de los tres era capaz de usar la técnica inversa, estabas al borde de la muerte.
Megumi: ¡Yo iré! ¡Tu trata de estabilizar a ___-san!
Sin mediar palabra con Choso, Megumi hizo llamar a Nue, tomándolo de su pata para marcharse tan rápido como pudiese y así evitar una catástrofe.
___: Choso... gracias.
Mirándote con nerviosismo, la pintura maldita continuo tratándote para evitar tu muerte, siendo que con una sonrisa en la cara le dijiste.
___: Estoy segura... de que Yuuji se alegrará mucho de saber que tiene un hermano mayor tan confiable.
Tus palabras le llegaron al corazón.
Y de vuelta al presente...
Itadori: ¿¡Entonces eres nuestro aliado!?
Choso: ¡No soy tu aliado, soy tu hermano mayor! ¡Dime hermanito!
Itadori: ¡NO!
Megumi: ¿¡Podemos dejar este drama para más tarde!?
Mencionaba Fushiguro golpeando a una maldición de rango uno muy poderosa con la ayuda de Nue.
Itadori: ¡Espera un momento! ¿¡Donde está ___-san!?
Mientras toda la batalla de la superficie sucedía, Mahito y el falso Geto tenían su reunión nuevamente.
Kenjaku: Las cosas no han salido como esperábamos, Mahito.
Mahito: P-pero sellamos a Gojo... Ganamos ¿No?
Kenjaku: Si, Mahito. Ganamos.
En ese preciso momento, Kenjaku dejó de esconder sus verdaderas intenciones, buscando convertir a Mahito en una esfera para absorberlo y así poder llevar a cabo su plan final. Uno cuyo el sellado de Gojo era únicamente el primer paso.
Mahito: ¡A-AH!
Sin embargo...
Kenjaku: Oh... Eso fue inesperado.
Llevando su mirada a su vientre, el cual estaba siendo atravesado por una espada que causó una hemorragia interna en su cuerpo, sin dejar de convertir a Mahito al tamaño de una esfera para devorarlo, el impostor giró su mirada encontrándose con el general divino, quien había permanecido escondido en la estación junto a ti.
Tus piernas, aún algo débiles por el ataque de Uraume, se movieron todo lo rápido que pudieron hasta superar al falso Geto y tu amado Mahoraga, tomando entre tus manos la esfera en la que Mahito se había convertido.
___: ¡RECUPERA AL PROFE! ¡MAHO-CHAN!
Kenjaku: No lo harás.
Activando su segunda técnica maldita innata, el impostor aplicó una fuerza gravitacional muy intensa sobre ti, que te tiró al suelo. Acto seguido, una maldición de grado especial atacó por sorpresa a Mahoraga, quitándole al general divino de encima. Kenjaku caminó hacia ti con calma.
Kenjaku: He de admitir que fue mi culpa no haberme encargado de ti cuando tuve la oportunidad. Pero no te preocupes, ya es hora.
Dijo tomando la esfera que contenía a Mahito y finalmente, devorandola.
___: Maldito...
Kenjaku: Me encartaría permitirte ver el final. Pero esa cosa suelta es un estorbo. Así que te mataré. Aunque Mahoraga regrese a la técnica de las diez sombras, el Shikigami deberá ser domado nuevamente para activarse. No lo lograreis.
Sin esperarse más, Kenjaku acercó su mano hacia tu cabeza, ante lo cual solo cerraste los ojos con miedo rogando por que te salvase tu príncipe azul.
___: ¡Maho-chan!
Con un corte directo a la espalda con su espada de las ocho empuñaduras, Mahoraga pudo detener momentáneamente a Kenjaku, tomándolo de la coleta del cuerpo de Geto y tirando de esta de un lado para otro, golpeándolo contra el suelo una y otra vez buscando que dejase caer la prisión confinadora, ante lo cual Kenjaku respondió con su técnica gravitacional para hacerle caer al suelo también.
Kenjaku: Eres un incordio, los dos lo sois. Por eso mismo, moriréis juntos.
Haciendo uso de la técnica insignia de Geto, el impostor comenzó a cargar un Uzumaki usando a Mahito como base con el cual acabaría por matarlos a los dos. El fin parecía estar cerca para ti y Mahoraga, sintiéndote impotente cerraste los ojos, lamentándote por no haber podido evitar así el incidente de Shibuya.
Una fuerte explosión sucedió, llenando de luz el lugar. Todo cuanto pudo escucharse por ultima vez en el interior de la estación: Fue la rueda girar.
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