Razón 15. Por tu cliché
Me enamoré de ti por tu cliché.
Me enamoré de que nunca te importó acompañarme a ver las películas más cursis del mundo. Tampoco te importaba decir las frases más melosas del universo y siempre admitiste que te gustaban las comedias románticas y estabas en pos de las historias de amor y los finales felices.
Dos días después del partido de futbol, me contaste que Abby estaba molesta contigo, que se habían peleado y que no sabías como arreglar las cosas. Yo quería ayudarte, de verdad que tenía las mejores intenciones de aconsejarte para ganarte su cariño de vuelta. Pero es que a esas alturas ya el corazón no me daba más.
Comprobé que eras un romántico sin remedio cuando estuviste a punto de montarte un espectáculo tipo Can't take my eyes off you, imitando "10 things I hate about you". Y lo hubieras hecho, de no ser porque el profesor Jenkins descubrió tus bocinas y arruinó tus planes.
Vaya, que suerte tenía Abby, ¿no? Un chico que no le temía al ridículo o al qué dirán, con tal de ganarse el corazón de su chica.
Me enamoré de tus frases dignas de cualquier novela de Jane Austen, y de tu dramatismo al estilo Shakespeare. Me enamoré de tu inocencia y de cómo idealizabas al amor. Me enamoré de tus ganas de ir a Verona y de tu deseo de poner un candando en los puentes de París.
Me enamoré de la honestidad con la que decías las cosas. De tu fidelidad y tu pasión. Te admiraba por el hecho de que nunca te preocupaste por querer parecer algo que no eras. Nunca aparentaste ser el gran filósofo o el extravagante crítico de cine. Simplemente, sabías lo que te gustaba, sin importar que tan popular o mainstream era. Te daba igual no ser el prototipo de chico único y diferente. Y eso, a mis ojos te hacían parecer el ser más inteligente del mundo, seguro de sí mismo.
Y creo que, para esas alturas, yo empezaba a notar que...
Me enamoré de ti por tu cliché.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top