Capítulo 5
Días después...
Todo había vuelto a la normalidad en aquel puto pueblo. Había enterrado el cuerpo de mi esposo en el lugar donde nos conocimos, en el bosque solitario de árboles blancos.
Estaba muerta en vida, ya no tenía ánimos de seguir, más solo quería estar donde se encontraba mi amado Joey, en el otro mundo, como se lo prometí la noche, cuando nos casamos. Lo acompañaría toda la eternidad, era y siempre sería su esposa y quería cumplirle aquello. Quería irme junto a él, y deprimida, comencé a sentir mucha necesidad de beber sangre, mucha sangre y me caí sin fuerza a la cama.
—Joey, mi amado Joey...
Casi no podía moverme por mi enorme y levantada barriga, había entrado al segundo mes de mi embarazo, y respirando con dificultad, vi un frasco de sangre, medio vacío, que había quedado en una repisa, y como pude, me levanté y fui a tomarlo...
Nuestro bebe le urgía beber sangre, y yo a punto de desvanecerme, logré tomar el frasco y me bebí toda la sangre que le quedaba.
Queriendo beber más, pensé en ir al pueblo y matar a los cerdos y gallinas que tenían en la granja, cuando de pronto, escuché unas voces de hombres abajo.
Atemorizada, pensé en Joey y quise huir por la ventana, pero justo aquellos tres hombres entraron a nuestro dormitorio y me sorprendieron tratando de huir. Los vi con pavor.
—¡Vaya! ¡Pero miren a quien tenemos aquí!
—Si es la esposa del hombre vampiro que ya en paz descanse — dijo con ironía su líder y los tres sonrieron con sorna.
—... ¡¿Qué hacen aquí en mi casa?! ¡Largo! ¡Váyanse de aquí, si no quieren en verdad consecuencias!
Aquellos tres sujetos se me acercaron intimidantes, y yo asustada, traté de huir y uno de ellos me jaló del brazo.
—¡NO!
—¿A dónde crees que vas, hermosa?
—Suéltame, por favor. Estoy embarazada.
—Es por eso que estamos aquí.
—... ¿Qué? — aquel sujeto me miró sediento y pervertido.
—Tú y ese bastardo que esperas, son tanto peligro, como el hijo de puta de tu marido.
—...
—Y no nos iremos hasta hacerlos desaparecer, a ambos — pensé en Joey y el temor me absolvió.
—¡NO! ¡SUÉLTAME!
Los tres sujetos comenzaron a reír, y su líder, el que me tenía sujetada, volvió a mirarme todo pervertido.
—Pero antes de matarte, te haré mía como ese hijo de puta lo hizo. Te demostraré que puedo ser mucho mejor que él.
—¡NO!
Grité con exaspero y aquel infeliz me jaló con fuerza en sus brazos y trató de besarme, mientras que los otros dos reían con bullicio.
Besándome, metió sus asquerosas manos bajo mi vestido y yo forcejando, y llorando, porque no me hiciera nada, aquel infeliz, se bajó rápidamente sus jeans, y yo indefensa, sentí una fuerza sobrenatural y le di una fuerte patada en su entrepierna y el puerco gritó y cayó al suelo sin fuerzas.
Corrí como pude hasta las escaleras.
—¡MALDITA PERRA! ¡VAYAN POR ELLA! ¡Y TRAINGANMELA COMO SEA!
Los otros dos sujetos corrieron tras de mí y yo bajando como pude las interminables escaleras, su líder no se quedó allí y fue tras de mí.
Yo bajando los peldaños, uno de ellos me jaló del brazo.
—¡Ven aquí, estúpida!
—¡NO!
—¡Ahora verás de lo que es capaz nuestro jefe!
—¡No, por favor!
Le pedí casi con ruego y su líder ahora me tomó con más fuerza y los dos empezamos a forcejar en plena escalera.
—¡Te vas arrepentir de la patada que me diste, desgraciada! ¡Te voy a coger hasta que ya no des más! — lo miré en seco.
—¡JAMÁS DEJARÉ QUE UN CERDO Y POCO HOMBRE COMO TÚ ME TOQUÉ! ¡PRIMERO PREFIERO MORIR!
—¡Morirás después de que te recoja, hija de puta!
—¡NO!
Me solté con fuerza de su asqueroso brazo y no pude sostenerme y rodeé por las escaleras.
Inconsciente, con parte de mi boca y nariz sangrando, quedé tirada en el suelo frente a aquellos tres infelices.
Enterrado en aquel bosque, abrió abruptamente los ojos y con su pecho ardiéndole, pensó de inmediato en mí y el corazón le brincó de amor y supo de inmediato lo que acababa de ocurrirme, por culpa de aquellos tres sujetos y la ira y furia lo consumieron y salió de entre la tierra y sus ojos rojos carmesí brillaron con resplandor.
—¡INFELICES!
Su líder me vio frío y sin contemplación.
—Ya se murió, jefe.
—¿Estará en verdad muerta?
—Ve a revisarla, y si lo está, tráemela para cogérmela.
Sonrió con gozo, y los tres riéndose, uno de ellos bajó rápidamente a comprobar si yo estaba muerta.
Yo sin reaccionar, aquel sujeto me miró y tocó mi cuello; se me había ido el palpito y volvió a mirarme y después miró a su líder.
—Ya no hay duda, jefe, esta mujer está más que muerta...
Alcanzó a decir y una mano lo apretó fuerte y sin cesar de su cuello. El tipo abrió los ojos perplejos al ver a Joey asfixiándolo con toda su ira, y los otros dos anonadados al ver que se trataba del mismo poderoso, e invencible vampiro, quedaron sin aliento y Joey se desfiguró aún más al verme tirada muerta junto a la escalera y sus ojos ardieron de ira e ímpetu.
—¡Desgraciados! ¡No tendré ninguna consideración en exterminarlos a los tres! — el tipo casi sin aliento, Joey le apretó aún más duro el cuello.
—¡NO!... ¡Perdóneme, por favor!...
Joey lo miró fijo y sin lamento.
—¡PAGARAN CON SUS MISERABLES VIDAS EL HABER LASTIMADO A MI ESPOSA Y A MI HIJO!
—¡NO!
El cuello de aquel sujeto sonó duro y en seco y se partió en dos frente a los otros. Ellos estáticos al ver toda la aquella cruda escena, Joey volteó a mirarlos con odio, furia y sus ojos se volvieron más carmesí.
Ambos sin imaginárselo, él apareció de un segundo a otro frente a los dos hirviendo en llamas, violento e impetuoso.
—¡OH NO!
Gritó uno de ellos y salió huyendo a nuestro dormitorio y Joey se le apareció velozmente frente suyo y aquel sujeto se orinó en sus pantalones.
Su líder atónito e impresionado, el sujeto iba a rogarle, pero Joey lo desnucó sin gimoteo y su cabeza cayó y rodó junto a los pies de su líder, el que se le fue el aliento, y pretendiendo huir, Joey lo inmovilizó con su mano derecha. Sus ojos ardieron aún más enérgicos, llenos de odio y resentimiento.
—... No puedo creer que estes vivo bestia, si yo mismo fui el que te hirió de muerte con esos tres disparos en el corazón — Joey le sonrió con sorna y lo miró despiadado e inhumano.
—Jamás moriré en manos de un insignificante humano, menos en uno como tú, que intentó forzar a mi mujer y lastimarla como lo has hecho.
—...
Joey volvió a levantar la mano y se le quedó viendo desquiciado y lleno de venganza, intimidando aún más a aquel poco hombre.
—... No te tengo miedo, monstruo del demonio — Joey lo miró cruel y sin escrúpulos y el fuego ardió en sus ojos y su rostro se desfiguró por completo, ocasionando el pavor a aquel poco hombre.
—¡Oh por Dios!
—¡NO TE PERDONARÉ JAMÁS QUE HAYAS HERIDO Y ASESINADO A MI MUJER Y A MI HIJO! ¡ARDERAS EN LLAMAS POR SIEMPRE!
—¡AH!
Gritó de pánico el sujeto y Joey lo elevó en el aire y lo lanzó sin contemplación y remordimiento a las rejas de nuestra guarida y aquel sujeto cayó en las puntas de metal de estas, las que lo atravesaron por completo.
Los ojos de Joey se calmaron y volvieron a su color normal al ver que los tres infelices habían muerto; el odio que sentía se tranquilizó, y solo pensó en mí y me miró con exaspero tirada junto a la escalera.
Desesperado, me tomó con cuidado en sus brazos, y yo sin despertar, la agonía y tristeza abundaron su corazón y trató de hacerme reaccionar.
—Mi amor. Despierta, despierta por favor, mi vida.
Me pidió casi sollozando, y yo sin reaccionar, el corazón de Joey se le estrujó de dolor y acarició mi pálido rostro y me vio perdidamente enamorado.
—No me dejes, mi vida, por favor. Emma, mi amor, por favor, abre los ojos. No, Emma.
Desesperado, me abrazó fuerte y besó mi cabeza, amándome con todo su amor y volvió a mirarme y vio mi enorme y abultado vientre y suspiró con llantos.
—Nuestro bebe, mi vida. Mi Emma.
Con cariño tocó mi barriga y me miró abruptamente.
<< ¡Nuestro hijo está bien! >>
<< No presenta ningún signo de contusión. >>
<< Él protegió a su madre de la caída. >>
Me miró perdidamente al ver que yo seguía viva, y rápido y con amor, me tomó en sus brazos y me llevó a nuestro dormitorio.
Me recostó suavemente en nuestra cama y viéndome todo enamorado, yo seguía inconsciente y Joey se recostó junto a mí y acarició con ternura mi rostro.
—Mi amor. Emma, abre los ojos, ternura — me sonrió.
—...
—Vamos, mi hermosa, despierta — suspiró con anhelos — Te amo tanto, amor mío, mi hermosa Emma.
Me dijo en mis tibios labios, y sin contenerse más, me besó larga y perdidamente, amándome con toda la fuerza de aquel y del otro mundo.
Besándome, sostuvo mi mejilla con cariño, y yo de pronto, sentí su cálido y apasionado beso, y amándolo profundamente, correspondí a su beso y los dos nos besamos amándonos con todo nuestro corazón.
Yo suspiré su nombre.
—Joey — él me vio con amor.
—Si, mi vida, soy yo. He regresado. Tu amor me ha vuelto a este mundo y ahora será para siempre — se me llenaron los ojos de lágrimas y emocionada, lo abrasé fuerte, con todo mi amor y él me abrazó y escuchó mis gemidos.
—¡Mi Joey! ¡Eres tú! ¡Eres tú, Joey! — más nos abrazamos y él me sonrió — Estás vivo, mi Joey — él sostuvo mi rostro y me miró con cariño y destellos.
—Si, mi vida y ahora no te dejaré por nada, ni a ti, ni a nuestro amado bebe.
—Mi Joey, mi amado Joey.
—Te amo.
—Y yo a ti, siempre.
—Amor mío.
Me jadeó y los dos volvimos a besarnos ahora con desesperación y todo nuestro infinito y eterno amor; nos abrazamos fuerte y seguimos besándonos y amándonos como tanto ya nos necesitábamos.
Esa misma noche, Joey me tomó en sus brazos, y yo perdida en él, él me sonrió y los dos otra vez juntos y llenos de ilusiones y de alegría con la muy pronta llegada de nuestro bebe, vimos la luna llena a través de la ventana y Joey me llevó con él a otra guarida, la que estaba situada en otro pueblo, muy lejos de todo, para que nadie volviese a interferir en nuestro amor, y allí, comenzamos a formar nuestra nueva vida, siendo los dos muy felices con nuestro preciado y amado hijo, fruto de nuestro amor, el que venció todo obstáculo, época, milenios y eternidad.
Fin.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top