Capítulo 1

Ya era media noche y yo aguardando por él en mi habitación, todos los campesinos estaban asustados porque él vendría. A mí no me importaba, más solo anhelaba volver a verlo y estar en sus brazos. Nuestro amor no era correcto por ser él quien era, un vampiro que se alimentaba de los campesinos de aquel olvidado pueblo.

Yo eso lo sabía, pero aún así lo amaba, me había enamorado de él desde el primer instante en que mis ojos lo vieron atacar a un hombre aquella noche.

Flash back

La noche entraba en su penumbra, lo que me inquietaba, y nerviosa, entré al bosque solitario, de árboles blancos. Me había perdido.

Solo quería llegar a mi casa, cuando de pronto vi a un alto sujeto, de cabello largo, de espalda frente a un árbol, mordiendo el cuello de un sujeto, lo que me paralizó por completo.

Aquel sujeto, vestido con una camisa suelta, de color blanca, advirtió que yo estaba detrás suyo y se dio vuelta a mirarme. Yo en shock, no pude moverme y él se secó, con la mano, la sangre de sus labios, del campesino, y después me miró con detenimiento.

El corazón se me iba a salir del pecho, y temiendo de él, los ojos de aquel sujeto brillaron de una manera intensa, con anhelos y radiantes, como las iluminantes estrellas de esa noche y me hipnotizaron con fervor y algo más.

—¿Por qué estás aquí? — me preguntó frio y en seco.

—...Me perdí — dije en tono asustada y él sonrió.

—Ya veo — dijo viéndome con su mirada aún más penetrante, la que me intimidó y temí lo peor.

—... Por favor, no me haga daño... Le prometo que nunca le diré nada a nadie — él fijo en mí, seguía viéndome de esa misma manera y se me acercó intimidante, y yo con pavor, el aliento se me congeló.

—¡No! ¡Por favor!

Le rogué con pánico y no pude más y caí desmayada en sus brazos.

Aquel guapo e intimidante sujeto me cargó suavemente en sus brazos y me miró apasionado y con destellos en ellos.

Contempló mi pálido rostro por unos instantes y sonrió con anhelos. Sin querer dejarme allí tirada y abandonada en medio de la noche, desapareció entre toda la penumbra y me llevó con él en sus brazos.

Ya era de mañana y desperté de forma abrupta y acelerada y me vi en mi habitación. Sin recordar cómo había llegado a mi casa, y confundida, recordé de pronto a aquel guapo y misterioso hombre vampiro y se me aceleró el pulso. No pude evitar pensar en sus profundos y radiantes ojos celestes, y en su suave voz, la que me hizo temblar, pero no de miedo, si no de excitada y algo más.

Desde ese día, no dejé de pensar en él. Sin evitarlo quería, deseaba volver a verlo y cuando llegaba la noche, una fuerza mágica y especial me hacía ir hasta donde lo había conocido. Todas las noches llegaba a aquel lugar como imán, solo con el dulce pretexto de verlo, pero él no estaba. No había vuelto a aparecerse, lo que me entristecía y desanimaba.

—Ni siquiera sé su nombre.

De pronto la noche volvió a emerger, los arboles se movían con fuerza debido al viento y yo caminando sin temor por el ya frecuente bosque solitario, con aquellos arboles blancos que eran mi fascinación, él sonrió y se apareció frente a mí.

Era él aquel guapo y seductor hombre vampiro y viéndome fijo, con sus penetrantes ojos, tal como esa noche en que nos conocimos, yo ahora no le tuve miedo, más mi corazón se alegró de verlo. Quería, anhelaba solo volver a verlo.

Aquel sujeto advirtió que yo esa vez no temía de él y me sonrió sexy y apasionado.

—No me digas que otra vez te has perdido.

—... No... Me gusta pasear por este bosque.

—Con que te gusta andar en mi bosque. Dime una cosa ¿No sabes quien soy yo? — me preguntó de forma intimidante, lo que me hizo ponerme un poco nerviosa, pero me armé de valor y lo miré desafiante.

—Si, sé quién es usted. Todos en el pueblo le temen, pero eso a mí no me importa. No le temo.

—Pues deberías, porque detecto tu sangre y tu dulce olor, los que me vuelven loco.

—...

—Pero hay algo en ti que no me deja atacarte, como a todas mis demás victimas — el corazón me brincó de alegría sin entender el motivo y él volvió a mirarme con detenimiento.

—... Tal vez no quiera realmente hacerlo — me miró abrupto y me atrapó con sus intensos ojos.

Era verdad, había tenido oportunidad de atacarme, pero no lo había hecho. Algo dentro suyo, le impedía el hacerlo y con su corazón otra vez latiéndole con fervor y anhelos en su pecho, me miró perdidamente y yo le sonreí.

—Quizás, tengas razón.

—...

—¿Puedo saber cómo te llamas? — volví a sonreírle.

—Soy Emma — me regaló su dulce y destellante sonrisa, lo que me cautivó más de él.

—Soy Joey.

Ambos sin dejar de sonreírnos, nos vimos con detenimiento y después de aquella noche, nos hicimos inseparables...

Fin Flash back.

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