9. Zayn
Sus palabras llegan como dagas hacia mí ¿Por qué nunca me enteré de cómo ella realmente se sentía? ¿Cómo no lo percibí? Yo creí que mis bromas eran inofensivas, que en el fondo a ella le gustaba la atención ¿Sino por qué se sonrojaba cada vez que decía algo chistoso?
Date cuenta, Malik, en realidad la estabas avergonzando.
Estamos callados. La tensión se corta con un cuchillo en el aire. Miro a Grace y sé que está luchando contra las lágrimas, tiene la mano envuelta en un puño con su manta apretada a su boca como si no creyese lo que acaba de decir. Pues ni yo puedo creerlo.
- ¿E-es cierto, Grace? ¿Así te sientes? - Murmuro, mi voz es tan temblorosa que temo que se quiebre ¡Estoy tartamudeando! ¿Cuando se dieron vuelta las cosas?
Solo sé que de repente quiero cuidar cada una de mis palabras para no herirla.
Ella se encoge de hombros, el rubor en su mejilla me muestra que vuelve a estar apenada. No quiero que se sienta apenada.
- Estoy cansada, Zayn - Susurra sin mirarme - Lo que pasó con S-savannah... - Se corta, sé que decir su nombre aún la pone nerviosa - Fue la gota de colmó el vaso.
Asiento, la comprendo.
- Duele ¿Sabes? - Dice unos segundos después, su voz se quiebra al mencionar la primer palabra. Sus ojos se van hacia el techo y comienza a parpadear rápidamente para evitar llorar, creo yo. - P-puedo... - Suspira - Puedo seguir haciendo tu tarea, no me molesta. Pero por favor - Su expresión se vuelve suplicante, sus ojos pasan a mirarme directamente - No me hagan más daño.
Apreto los labios. Siento su dolor, que llega hasta mi pecho como una puñalada. Bajo la mirada y respiro hondo cuando ella vuelve a callar.
Cuando volteo a verla, ella está mirándome, sus ojos ahora empapados de lágrimas. Grace desvía la mirada rápidamente. La averguenza que la vea llorar. Sé que no quiere ser débil frente a mí porque sabe que me aprovecharé de eso. Pero no más, ya no más.
Me acerco a ella, mis pulgares rozan sus mejillas y su piel es mucho más suave que cualquier otra que haya tocado. Grace se alarma al principio, pero se queda quieta cuando comienzo a arrastrar las lágrimas fuera de sus ojos.
Le quito sus gafas que no me permiten quitarle todo rastro de tristeza. Ella solo se queda ahí, sus labios entreabiertos. Está tan sorprendida como yo. Dejo sus gafas sobre su regazo y miro por primera vez sus ojos chocolate. El grueso vidrio de su lente no me dejaba ver con claridad, pero ahora puedo distinguir el suave marrón de sus pupilas y puedo jurar que estoy viendo a una chica diferente.
Ella aparta la mirada, sus mejillas se tiñen de rojo.
- Lo siento - Digo, sin poder quitar la mirada de sus ojos. Esto es definitivamente algo nuevo para mí. - Siento todo, Grace. Te prometo que cambiaré mi actitud contigo y hablaré con Savannah.
Ella traga saliva.
- N-no tienes porque hacerlo. - Sus ojos viajan en todas direcciones, menos en la mía. Comienzo a pensar que esto es lo más cerca que estuvo de un chico.
- Si, tengo que. Te prometo que me convertiré en el mejor compañero de bio del mundo ¿Te va?
Ella sacude la cabeza, creo ver el rastro de una sonrisa.
- No te preocupes, puedes ignorarme y yo estaría bien - Sus ojos vuelven a los míos - Es a lo que acostumbro.
Frunzo el ceño.
- Pues estás mal acostumbrada.
Me alivia oír el sonido de una pequeña risa. Es la primera vez que la escucho reír. Aunque haya durado tres segundos es un sonido suave y sincero, me gusta.
- Vaya - Comienzo, pasando mi mano por mi nuca - ¿Risas? ¿Sin gafas? ¿Más de cinco palabras? Siento que estoy conociéndo a otra Grace...
Ella pone los ojos en blanco.
- Estás conociendo a Grace - Me corrige - Solo que en el instituto es un poco más difícil serlo.
- Ya veo... - Susurro más para mí mismo.
Su rostro ahora luce relajado, aún tiene pinta de enferma pero al menos no está tensa. No puedo creer que todo este tiempo estuve oprimiendo a Grace.
- ¿Zayn? - Su voz interrumpe mis pensamientos - ¿Podrías prender la calefacción? Me estoy congelando - Apunta con su dedo un interruptor del otro lado de la sala.
Frunzo el ceño ¡Deben haber como 30 grados aquí dentro! Sin dudarlo pongo mi mano en la frente de Grace.
- Demonios, Grace, estás ardiendo - Me sorprendo en cuanto su piel me quema. - Definitivamente tienes temperatura ¿Dónde guardas un termómetro?
Ella no dice nada, solo apunta unos cajones en el mueble debajo de la televisión.
- El primero - Murmura.
Le paso el termómetro para que se lo coloque, vaya, ella tiene tan poca fuerza que pienso en ayudarla pero sé que no querría que me metiera entre sus ropas, así que dejo que lo haga sola.
Cinco minutos después, con los ojos entrecerrados, me pasa el termómetro para que lea el número.
- 38 y medio - Suspiro - Llamemos a un médico.
Los ojos de Grace se abren e inmediatamente niega con la cabeza.
- Clyde me borró de mi hospital y una consulta sin ser afiliada me costará una fortuna - Dice, su voz temblando.
- ¿Quién es Clyde y por qué hizo eso?
Ella roda los ojos.
- Mi padrastro. Lo hizo para pagar la universidad de Maggie, su hija y mi hermanastra.
Mi boca se abre con sorpresa e indignación.
- ¿Y si algo te pasara?
Grace se encoge de hombros.
- Es poco probable, y si realmente lo necesitase, pagarían por la consulta privada - Dice sin muchas ganas.
- Pagaré la consulta - Respondo seguro.
- ¡No! - Ella se niega al instante - He tenido picos de fiebre durante tres días, se pasará.
Una punzada de culpa vuelve a atravesarme el pecho. Si no hubiese caminado empapada abajo de la lluvia nada de esto hubiese pasado.
- Esto es mi culpa, al menos déjame cuidarte.
Sus ojos se suavizan, como si mis palabras le llegaran.
- No es tu culpa - Susurra. Pero ella y yo sabemos que lo es.
Sus ojos luchan por estar abiertos. Se ve exhausta.
La incito a recostarse sobre el sofá mientras yo me levanto.
- Debes descansar un poco - Le digo tomándola por los hombros y reclinándola suavemente.
Ella emite un par de sonidos de queja, pero cuando deja de hablar sé que es porque enserio necesita dormir. Finalmente se acuesta acobijándose con la manta y enrollando las piernas hacia su cuerpo. Sé que hace esto último para no quitarme el lugar y el gesto me conmueve un poco.
Cuando cierra sus ojos me dirijo a la cocina. Allí encuentro un paño limpio y lo mojo con agua fría. Cuando vuelvo a la sala, ella se ha quedado dormida. No puedo evitar sentir ternura, su pequeño cuerpo abrazado por la manta y sus manos debajo de su rostro como almohada la hacen ver delicada.
Me siento a un lado y coloco el paño sobre su frente. Ella vocifera algo inentendible pero sigue durmiendo.
Sonrío, no sé porqué. Supongo que porque se siente bien hacer lo correcto por una vez.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top