8. Grace

Mis párpados se sienten tan pesados que necesito cinta adhesiva para mantenerlos completamente abiertos. Mi cuerpo está caliente pero me siento congelada. Todo retumba en mi cabeza como agujas clavándose en mi interior. Esta gripe me ha noqueado.

Estornudo, estornudo, estornudo y el sonido retumba por toda la casa. Estoy sola. He estado sola durante los últimos tres días. Maggie volvió a la universidad y mamá y Clyde trabajan todo el día. Me gusta la tranquilidad de estar sola, pero tengo que admitir que me haría bien un poco de companía. Después de todo, tengo que hacer las cosas por mi misma cuando apenas puedo arrastrarme fuera de la cama.

He intentado hacer tarea, leer, pero me es imposible. Las letras y números me dan dolor de cabeza.

Suspiro aún en mi cama, ya es de tarde, la hora en la que tendría que estar saliendo del instituto. El instituto, de solo pensar en él se me pone el vello de punta. Dirigo mi mirada al libro sobre mi mesa de luz, las páginas completamente arruinadas y azules. Mis ojos amenazan con volver a soltar lágrimas pero las despejo enseguida, aparentemente me he vuelto una experta en ello.

Faye y Niall me envían un montón de mensajes, insisten en venir a verme pero no puedo dejarlos, podría contagiarlos.

Pero al menos se preocupan por mí.

El timbre suena, devolviéndome a la realidad. Frunzo el ceño ¿Quién podrá ser? Espero que Maggie no haya decidido regresar por unos días más, o aún peor, que sea su novio Eddie pensando que ella está aquí. Me cuesta levantarme, no tengo fuerzas. No me importa abrir la puerta en mi pijama rosa con conejitos. Meto mis pies en mis pantuflas y arrastro los pies hacia la escalera, el living y finalmente la puerta principal.

Tomo las llaves del mostrador y en cuanto abro la puerta mi mandíbula cae y no puedo evitar contener el aire.

- ¿Z-z-zayn?

Sus manos en sus bolsillos, su mirada vacilante sobre mí e incómodamente me recorre de la cabeza a los pies para luego mirar el suelo. Quitándose la gorra de lana, lleva su mano al cabello en su nuca y se rasca ¿Está nervioso?

- ¿Q-qué haces aquí? ¿Como s-sabes donde v-vivo? - Le pregunto con un hilo de voz.

Zayn comienza a mordisquearse el labio inferior. Si no estuviese tan descolocada por su presencia pensaría que es adorable.

- ¿Puedo... Um, pasar? - Me dice en voz baja. Jamás lo había escuchado así ¿Dónde está el Zayn arrogante y confiado?

- Sí, s-seguro - Murmuro no muy convencida y abro la puerta del todo poniéndome a un lado.

En cuanto Zayn pasa y estamos bajo la luz del living, él vuelve a verme abriendo los ojos con sorpresa.

- Demonios, te ves muy mal, Grace - Me dice y no puedo evitar apretar los labios y bajar mi mirada al piso. - No en ese sentido, digo, te ves enferma.

- Lo estoy - Digo en voz baja sin mirarlo antes de estornudar. 

Me siento el sofa y con un gesto lo incito a sentarse también, siento mi mano temblar mientras señalo el espacio vacío. Él se sienta, estamos demasiado distanciados el uno del otro. Pero no quiero contagiarlo y me intimida su cercanía, así que está bien así.

Un inmenso silencio nos rodea durante unos segundos. Entrelazando mis dedos pienso y pienso que decir, no entiendo porqué ha venido si va a quedarse callado.

- Vine aquí porque necesito hablar contigo. Yo um... - Se pausa, y puedo notar que está nervioso por la manera que su lengua se aprieta entre sus dientes. - Um... te debo una disculpa, Grace - Suspira y es como si estuviera soltando todo el aire que contenía. Se gira para enfrentarme, sus enormes ojos oscuros sobre los míos me quitan la respiración. Él es demasiado intenso para mí - No debería haberle dicho eso a Savannah, no sé porque salté a las conclusiones antes de siquiera hablarlo contigo.

Me encojo de hombros. 

- E-está bien, Zayn - Murmuro.

Él sonríe un poco.

- Vaya, creo que es la primera vez que dices mi nombre - Dice haciéndome sonrojar - Y lo pronuncias más bonito que los demás - Ríe.

Mis mejillas estallan en rojo. No sé si lo dice enserio o solo está siendo amable porque le doy lástima.

- ¿Quieres una manta? Estás muerta de frío - Ofrece viendo mi piel de gallina.

Zayn no espera que conteste porque divisa una manta azul en el brazo del otro sofa, me sorprende tomándola y estirándola sobre mi cuerpo. Me acobijo debajo de ella y él sonríe. No conozco a este Zayn, solo conozco a mi engreído compañero de bio.

- ¿P-porque estás siendo amable conmigo? - Pregunto un poco desconcertada. No quiero su lástima si cuando vuelva al instituto todo será igual.

Zayn se encoge de hombros.

- Te lo debo.

Sacudo la cabeza negando, mi boca es una fina línea y mi expresión a perdido el rubor.

- No quiero tu lástima - Suspiro - Ya... Ya tengo suficiente de eso.

Su ceño se frunce mientras su codo se apoya sobre el sofa, inclinándose para oírme mejor.

- ¿De qué hablas?

Levanto los hombros y los dejo caer haciendo un gesto de "olvídalo" con mi mano.

- No lo entenderías... - Murmuro contra mi manta.

- ¿Por qué te las apañas en poner distancia entre nosotros? - Dice aún frunciendo el ceño - Quizá somos más parecidos de lo que crees, um... - Agrega después, su tono de voz es más bajo mientras pega su mirada a sus pies.

- Nosotros no nos parecemos en nada - Replico frustrada - Tú solo... Tienes muchos amigos y n-no... No tienes que preocuparte por como te ve el resto y y-yo... Siempre tengo que pensar como ser invisible porque cuando las personas se fijan en mí es p-para dañarme...

Tengo que callarme porque mis ojos se han llenado de lágrimas, Zayn me mira pero no dice nada. Solo necesito diez segundos para recomponerme.

- A ti no te importa lastimar a las p-personas - Continuo, mi voz claramente corrompida por el llanto atragantado - Jamás te detienes a pensar como se s-sienten cuando llegan a sus casas, si se pasan la t-tarde llorando o deseando que el instituto acabe - Suspiro - Y es todo p-por las burlas que reciben de ti, de t-tu novia y de tus amigos. - Sostengo su mirada y el la baja  con pena - Tú y yo no somos parecidos. Somos opuestos - Concluyo.

Un silencio nos rodea, creo que me he pasado. Pero de alguna forma, creo que Zayn tiene que saber lo que pienso. Después de todo, aún nos queda un año entero como compañeros.

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