39. Zayn
El tic tac del reloj en mi pared es el único sonido que entra por mis oídos. El techo de mi habitación es la única imagen que entra en mi visión.
No puedo dormir.
No quiero dormir.
La cara de Grace tan sorprendida y dolorida por mis palabras no deja mi cabeza. Cierro los ojos y está allí, los abro y de alguna forma, no se va. Mi corazón se encoge pensando en ella derramando lágrimas contra la almohada. Sola. No querrá molestar a alguien más con sus problemas.
Demonios, yo debería estar allí con ella.
Yo debo ser la última persona que quiere ver.
En camino a seguir insultándome dentro de mi cabeza, un ruido en seco interrumpe mis pensamientos.
¿Algo acaba de golpear mi ventana?
Frunzo el ceño y me incorporo lentamente, cuando otro ruido similar al anterior resuena en mi habitación.
Me levanto de inmediato y abro la ventana.
- ¿Grace?
Su nombre sale de mis labios entre sorprendido y aliviado. Allí está ella, aun no se ha quitado la ropa de la cena, tampoco el maquillaje. Sus ojos están apenas enrojecidos y sus mejillas adorablemente sonrojadas. Me mira con sus profundos ojos chocolates antes de extender su mano hacia mí.
- Demonios, ahí voy - Digo saliendo de mi trance.
La distancia de mi ventana al suelo no es tanta, unos dos metros que se interrumpen por una maceta colgada justo entre el suelo y mi ventana.
- Has impulso en la planta y toma mi mano enseguida - Instruyo. Mi voz de repente ha cobrado ánimo.
- Voy a tirarla - Susurra ella.
- Ya lo hice y debo pesar el doble que tú - Sonrío.
Grace gira su cabeza hacia un lado meditando con sus ojos sobre la maceta.
Le toma unos segundos antes de asentir.
- Está bien.
Temerosa, sube su pie hasta que está colocado firme en la maceta, inevitablemente aplastando un poco las flores en ella.
- Plantaré nuevas - Dice enseguida, sus ojos ahora en los míos.
Suelto una risita.
- Solo sube - Respondo sacudiendo la cabeza y extendiendo mis brazos hacia abajo para atraparla.
La veo apretar los ojos por un segundo y soltar el aire que llevaba guardado.
- Bien - Se dice a sí misma antes de impulsarse hacia arriba.
Mis manos se colocan con facilidad entre sus brazos y el torso y es solo un instante entre que la levanto y su pecho se pega al mío.
Sus pies se apoyan dudosos en el suelo de mi habitación. No suelto el agarre mientras sus ojos se posan en los míos durante un corto momento.
- Hola - Sonrío.
- Hola - Me sonríe devuelta con timidez. Sus manos titubeantes se apoyan en mi pecho, dejando que sus dedos tamborileen sobre él.
Ese gesto me tranquiliza, no parece enojada.
Mis manos pasan a su pequeña cintura. Se amoldan perfectamente, como piezas de rompecabezas, como si pertenecieran allí.
- Grace trepando mi ventana a las dos de la mañana. Tiene que ser muy bueno o muy malo.
Ella solo sonríe y se limita a negar con la cabeza.
- ¿Cómo llegaste hasta aquí? - Pregunto encarando una ceja en su dirección.
- Me trajo Maggie.
- ¿La hermanastra malvada? - Pregunto un poco extrañado.
La única vez que la vi maltrató y se burló de Grace sin motivo alguno.
Se encoge de hombros sin quitar sus manos sobre mí.
- Creo que ha hecho metamorfosis - Responde.
Los dos reímos en voz baja. Cuando el silencio se apodera de la habitación, vuelvo a hablar:
- Lo siento. - Digo mirándola a los ojos.
Grace cambia la mirada a sus pies y lentamente quita sus manos de mí, y dando un paso hacia atrás, se zafa delicadamente de mi agarre.
- La cagué, en todo, con todo.
- Lo sé -Responde ella aun sin mirarme. - ¿Podemos sentarnos? - Pregunta señalando mi cama.
Asiento.
Ella se sienta del lado de la almohada, asegurando una leve distancia entre nosotros.
- No iba a venir - Comienza - Iba a enfadarme contigo, chequear a Harry en la mañana, y pedirle disculpas a él y a mis amigos.
Mis ojos se clavan en el suelo. La culpa invade mi interior.
- Eso parecía lo correcto, pero entonces hablé con Maggie.
El tono de Grace cambia al decir lo último, se vuelve más duro, la miro con atención.
La oigo suspirar y apretar sus labios, como si no encontrase las palabras. Hablo por ella:
- Grace, voy a entenderte si me dices que soy una idiota y que no quieres seguir con esto. Pero quiero que sepas que...
- Te amo - Me interrumpe.
Todo a mi alrededor se detiene.
- ¿Qué tú qué? - Mis ojos son dos platos. Mi corazón late con fuerza.
- Que te...
No dejo que Grace termine la frase. Mi boca cubre la suya.
Mis manos son rápidas en tomar su mejilla y atraerla tan cerca de mí que prácticamente obligo a su cuerpo a pegarse al mío.
Mis labios se mueven sobre los suyos que han despertado al segundo de tocarlos. Grace me besa suavemente, disfrutando el momento tanto como yo. Cuando atrapo su labio inferior entre mis dientes acercándola más a mí, su cuerpo responde moviendo sus piernas sobre mi regazo.
Sin dejar de besarla arrastro sus piernas hasta sentarla en mi regazo, dejando que su mano sorprendida se apoye en mi pecho e instantes después que la otra se entierre en el cabello en mi nuca.
En un intento de recuperar el aire, Grace aleja su boca de la mía y me mira expectante. No tardo ni un segundo en abrir mi boca.
- Demonios, Grace. Te amo. Te amo. Te amo.
Ella se ríe entre dientes sin dejar de sonreír. Aprieto mis labios contra los suyos en un beso sonoro.
- De todos los escenarios posibles, jamás pensé que dirías eso - Admito recuperando el aire, mis brazos alrededor de ella, los suyos enroscados en mi cuello.
- Sí, de todos los finales posibles a esta noche, éste fue el más inesperado.
- Pero el mejor - Agrego.
Ella asiente, sus mejillas rosas y sus labios un poco hinchados.
- Maggie... Ella me dijo que me merecía una oportunidad para ser feliz. Y que si tengo que mandar a todos a la mierda - ésta última palabra la hace con comillas - entonces adelante.
Suelto una risita y aprieto su cuerpo más al mío.
- Creo que comienza a agradarme Maggie.
- Sorprendentemente, a mí también. - Sonríe.
Solo nos miramos por largos segundos, nada en el mundo podría quitarme la tonta sonrisa que cuelga de mi rostro.
Mi yo de antes hubiese pensado "me enamoré de la perdedora", pero no, me enamoré de Grace.
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