capitulo unico
Siempre estuvo ahí para él.
Fue su subordinado, amigo, confidente, amante.... Y si no hubiera sido tan idiota... Tal vez algo mas.
Xanxus siempre había sido un bastardo, un maldito que solo se preocupaba por él y cuanto alcohol quedaba para no reventar en cólera, aunque lo ultimo siempre pasaba.
El punto es que el mismo Xanxus lo sabia...... Y le importaba una reverenda mierda.
Lo penetraba rápido y con fuerza, demasiada a decir verdad, el pelilargo apretaba los dientes, endurecía su mandíbula y presionaba en un puño las sabanas para no dejar salir un jodido y puto sonido lastimero.
Los gruñidos de el moreno le taladraban la oreja izquierda y él lo único que hacia era aguantar el maldito dolor de infierno que sentía cada vez que su jefe entraba y salia muy rápido y fuerte de su entrada.
Estaba seguro que lo que sentía en sus piernas era sangre.
Una potente mordida que le desgarro la piel lo hizo jadear lastimero.
— "Ah..... Maldicion" — xanxus sentía su éxtasis venir, así que con violencia tomo de los cabellos a su segundo al mando, jalo fuertemente de ellos y con brutalidad mordió nuevamente el cuello descubierto completamente para su antojo.
Squalo sintió como ardían sus entrañas al sentir la esencia del contrario llenarle.
Las lágrimas se le acumularon en sus ojos, pero con una mierda que él no dejaría salir a ninguna.
Las respiraciones erráticas chocaban con su blanca piel mientras sentía los espasmos del moreno, que al tranquilizarse lo suficiente levanto su vista y contemplo el cuerpo del otro.
Los arañazos, mordiscos, moretones, dedos marcados se apreciaban por todo el cuerpo de su subordinado.
Salio de él sin importarle el quejido que salio de su garganta y camino hacia el baño sin importarle su desnudez.
— "Cuando salga te quiero fuera de mi vista, basura" —.
Y sin mas entro al baño.
Y squalo se reprochaba por seguir cayendo.
Él se divertía con cuanta mujer y hombre se posasen en su vista, era un maldito que se acostaba con quien fuera para un buen polvo y al siguiente día olvidar lo su sucedido como si no fuera nada y olvidarse de la maldita cara y nombre de su amante de noche, aunque siempre los olvidaba después de escucharlos decirlo.
Squalo entro como de costumbre a la oficina del jefe.
— "¡¡¡Voiiiii!!!, jodido bastardo, aquí están los informes" — el mencionado ni caso le hizo, en cambio siguió bebiendo de su botella de vino.
El menor suspiro y se encamino para dejar los informes en el escritorio, se voltio sobre su eje para salir, cuando tomo el pomo de la puerta, la voz ronca y baja se escucho.
— "Manda a una de las de limpieza, basura" — lo muro por sobre el hombro. — "la que sea" — y siguió con su tarea de terminarse la botella.
Salio de la oficina y se quedo parado fuera de esta, procesando las palabras cuyo significado ya sabia.
Los gemidos de la mucama no lo dejaron dormir esa noche.
Trataba a todos como la misma mierda, pero mas a aquel que no se quejaba, a aquel hombre orgulloso que soportaba sus golpes como si nada, él que lo aguantaba mas que nadie.
— "¡¡¡Maldita basura inservible!!!!!" — lo tomo por su largo cabello y azoto su cabeza en la pared, al lado de la puerta para después aventarlo del otro lado. — "¡¡¡no puedes hacer nada bien!!!!!!, ¡¿eh?!" — con la mano mantuvo su cabeza quieta y aventó un rodillazo que le partió la carne de sus labio, la mejilla y lo hizo sangrar por la nariz, aventandolo hacia atrás.
De rodillas y con sus enguantadas manos tapando su adolorida nariz sangrante, Squalo maldecía con entrecortada y enojada voz a su jefe, quien lo jalo de los cabellos para que su rostro se encontraba con el iracundo de él.
— "¡¡¡¡¡Que mierda estas diciendo maldita basura!!!!!!" — y los golpes se reanudaron.
De nuevo pagando los platos rotos de sus compañeros, Squalo solo prometió que haría pagar a Belphegor por esto.
Su forma de ser era esa, y estaba bien con ello, todos lo estaban, o al menos eso pensaba.
La botella se estrello en la pared tras de él, rozando su cara.
Xanxus miraba enojado, muy enojado al hombre parado frente a él.
— "Repitelo de nuevo, basura" —.
El tono era advertencia, su mirada una promesa y las cicatrices el infierno que pasaría si volvía a abrir la boca.
Pero era Squalo, a él le valía madres.
Ya estaba cansado.
— "Me escuchaste bien Xanxus" — tal vez lo mas serio de todo, era que el peliplata no estaba gritando, se encontraba tranquilo, sin apartar su mirada de los furioso rojizos del contrario. — "dije que Tsuna es mejor que tu" — y el infierno se desato.
Xanxus se lanzo primero, preparando el puño para darle a la cara.
Pero esta vez fue diferente a como las otras.
Esta vez Xanxus miro como su segundo al mando levantaba su fiel espada, preparándose para la pelea.
Muebles rotos, paredes resonantes, vidrios impactando en él suelo, impactos que hacían retumbar la mansión, nadie siquiera se acerco por diversión.
Al fin solo respiraban con dificultad y sangrando por todos lados.
— "Desaparece de mi vista" —.
Se miraron por unos tensos segundos.
Y sin un atisbo de miedo, con total seriedad y con voz dura, Squalo dijo las palabras que Xanxus jamas le imagino decir.
— "Tu estas en donde estas por mi.......... que no se te olvide" —.
Y con pasos lentos y seguros salio de la destrozada oficina, dejando sin saber, a un Xanxus con la mirada perdida en el suelo, mientras apretaba en un puño su pecho, a la altura de su corazón, sin poder explicar esa opresión que lo hacia tener un nudo en la garganta.
Por que Squalo ya tenia suficiente, ya estaba cansado.
Lo que siguió ni él se lo esperaba.
Los Varia podían sentir la tensión flotando, desde aquella vez en que se alejaron rápidamente al escuchar el desastre proveniente de la oficina del jefe lo supieron.
Las cosas cambiarían.
Y el primer cambio fue el comportamiento de su segundo al mando.
La palabra "tranquilidad" no es una palabra con la que describiera cualquiera a Squalo.
Los gritos seguían, eso nunca cambiaría.
Pero si fue todo lo demás lo que hizo que los guardianes restantes se preguntaran que había pasado en esa oficina.
Todos lo notaron al instante.
Y el desafortunado que probo a primera mano los cambios.... Fue Belphegor.
Estaban en la sala, Squalo calmada mente y sin mirar a ninguno daba las indicaciones para la misión a la que irían los cuatro, solo Mammon se quedaría.
Belphegor estaba totalmente aburrido y la actitud de el capitan lo hacia aun mas, así que con la única idea de divertirse, con una sonrisa espero a que terminara para empezar con la broma.
— "Partimos en media hora, preparen todo" —.
El rubio hablo antes de que alguno se moviera.
— "¿La follada con el jefe no estuvo bien?" — todos miraron hacia el peliplata, que tenia los brazos cruzados mientras lo miraba. — "Shishishi~, seguro que al rato quiere una puta para pasar el rato, así que no te desanimes, solo tienes que esperar, Shishishi~" —.
Lo normal hubiera sido un grito potente, un sonrojado rostro y un intento de asesinato con la espada blandiendo por todos lados mientras insultos hacia el rubio retumbaba en la mansión.
Pero eso no paso.
Y lo que paso sorprendió a todos.
En un rápido movimiento Squalo acorto la distancia que lo separaba de el rubio, lo tomo de su cabeza y la choco contra la pared de al lado, le dio un rodillazo sin permitirle nada, le regalo un puñetazo en el rostro que lo hizo arrodillar, levanto su espada y la coloco en la garganta del otro.
— "Escucha estupido mocoso" — comenzó con voz fría y dura. — "me importa una mierda si estas aburrido o no, pero te vas a callar la maldita boca lo que resta del día, harás la misión sin inconvenientes y te comportaras como el maldito guardián de la tormenta que eres" — se puso a su altura y acerco el rostro al del contrario. — "ya no estoy para tus juegos Belphegor, haz o di cualquier estupidez....... Y tu y yo vamos a tener un problema" —.
Y por primera voz el rubio tuvo miedo al capitan estratega y segundo al mando de Varia.
Al mirar sus ojos, supo que su actitud para con el tenia que cambiar.
Todos se pusieron tiesos cuando el tiburón puso su mirada en ellos, todos ahí habían recibido el mensaje, incluso Mammon dejo de contar su dinero para echarle una mirada al peliplata.
Xanxus desde las escaleras observo.
Y no le gusto.
Ellos ya no peleaban.
Las cosas cambiaron y todos tomaron difícil el acostumbrarse a ese nuevo ambiente. Donde Squalo era tranquilo, distante, frío, como el elemento que manejaba, la calma lo inundaba, y nadie quería ver ni sentir la marea enojada de la lluvia de Varía.
Xanxus siempre miraba por la ventana a su capitan, siempre de misión en misión, las botellas de vino, coñac y wisky estaban vacías en la repisa de su colección, tal vez lo mas irritante para el moreno era ser consciente de la ausencia de su segundo en su cama.
Las noches con cualquier prostituta o sirvienta ya no lo calmaban.
Su distancia y el muro invisible aumentaban, y ahí fue cuando Xanxus empezó a notar lo que nunca quiso ver.
Esa noche no puedo dormir, por ello se levanto y con solo su pantalón de seda camino hacia la planta baja para ir por una botella de lo que sea que le ayude a mojar su garganta.
Cuando paso por su oficina la puerta estaba entreabierta y la luz encendida.
Sin culpa ni remordimiento se acerco a espiar.
En una esquina, sentado en su pequeño escritorio, Squalo leía y firmaba papeles mientras los acomodaba en diferentes carpetas, un cigarro colgaba entre sus labios, expulsando el humo por el pequeño hueco de los mismos o de vez en cuando por la nariz.
Fue cuando se levantó y camino por la oficina que Xanxus lo miro de arriba a abajo.
Su uniforme de Varia estaba completo excepto por su chaqueta afelpada de costumbre, la camisa abrazaba su cuerpo como una segunda piel.
Y los pantalones delineaban muy bien sus blancas piernas y esponjosos glúteos, el mayor se alejo y regreso a su habitación.
Esa noche pensó en todas las veces que había mirado hacer lo mismo a Squalo, como cuando el despertaba y caminaba hacia su oficina y miraba al entrar que todos los informes estaban desaparecidos de su escritorio.
Nunca le dio importancia.
Tampoco lo eficaz que era su segundo al mando en cada misión.
Lo bien que cocinaba su filetes y la botella de calidad que cada tarde miraba en el comedor, justo donde el se sentaba.
Las aburridas reuniones en las que el peliplata tomaba su papel y hablaba con varios jefes, mujeres interesadas con demasiado perfume, mientras el se divertía cogiendo en cualquier habitación a la mujer u hombre que le pareciera mas resistente.
Nunca había puesto atención a las cosas que hacia el tiburón.
"Tu estas donde estas por mi"
Las palabras se repetían una y otra vez.
Se cubrió los ojos con el brazo y por un segundo palmeo el lado vacío de la cama, sintiendo las frías sabanas.
Solo suspiro mientras se quedaba dormido.
Lo mas difícil para él fue cuando se dio cuenta de que estaba perdiendo a su tiburón.
Squalo ya no convivía con ninguno, las tardes que cenaban y que se habían echo tradición, ya no eran 7 los que lo hacían, ahora siempre faltaba el que se sentaba a un lado derecho de el jefe, quien se enfurecía, levantaba y caminaba hacia su oficina para azotar la puerta en un golpe que hacia temblar a mas de uno.
Y aun así no dejaba de asistir todos los días.
Fue en una tarde de mayo, cuando Xanxus odio a alguien mas aparte de Tsuna, y con mas fervor.
Squalo entraba a la mansión, pero no lo hacia solo.
Una linda mujer de cabellos dorados, que caían como cascadas por sus hombros y espalda, ojos con un hermoso color azul que miraban con emoción y sincera felicidad a los presentes de la sala, piel de marfil pareciendo suave al tacto, sonrisa genuina y vestida con un elegante y simple vestido blanco, le acompañaba.
Quien les dio la bienvenida fue Lussuria, quien todavía tenia el valor de acercarse a Squalo y hablarle.
— "Ah, pero que linda señorita, ¿Quien es, Squalo?" — y entonces paso.
Paso lo que en meses creían imposible, lo que creían no volvería a pasar.
Squalo, con un brillo peculiar en los ojos y una pequeña sonrisa dijo el nombre que mas llegaría a odiar en su vida, aun mas que Sawada.
— "voiiiii, ella es Libelle" —.
Los días después de ese fueron como antes del incidente.
Libelle no solo resulto ser la nueva guardiana de la nube.
Si no que también fue la persona que trajo devuelta a ese anterior Squalo al que todos [aunque no lo admitan] extrañaban.
Pero Xanxus no estaba contento, él no toleraba a la rubia, quien se le asemejaba a la actitud calmada de el ex-Arcobaleno Fon.
El moreno quiso probar su valía para ser una Varia.
Xanxus rompió en cólera cuando miro de lo que era capaz.
El mayor no estaba preparado para lo que vino después.
Caminaba buscando a su segundo al mando.
Esa noche le importaba una mierda si el tiburón quería o no, esa noche quería sexo y hace mucho que el peliplata no era su acompañante.
Estaba por gritarle para llamarlo cuando miro las figuras de sus guardianes husmeando detrás de unos arbusto hacia el jardín.
Se acerco y se colocó detrás de ellos, miro la dirección de los demás ojos y entonces lo vio.
La escena le pareció de lo mas vil y asquerosa.
A unos metros de distancia, sentados uno al lado del otro, en una pequeña banca y frente a un pequeño rosal. Squalo y Libelle se miraban mientras se sonreían.
Entonces Squalo levanto una mano y cuidadosamente le quito un mechón de cabello rubio para posarlos tras de su oreja.
El sonrojo de la guardiana hizo chillar a Lussuria, siendo callado por el rubio, Fran y Mammon.
Xanxus apretó sus dientes, su presencia sin ser notada todavía.
Y paso.
El acercamiento de sus rostro, el paralizado moreno quien miraba con el golpeteo de su corazón en su pecho y con una fugaz idea de como interrumpir lo que estaba por venir.
El beso hizo que al fin los guardianes que miraban la escena se percataran de él.
Sus ojos no dejaron de mirar todo hasta la separación, sonrisas tímidas y sonrojos.
Regreso a su habitación, los otro cuatro solo miraron en silencio su figura perderse dentro de la mansión.
En la soledad de su recamara, tomo una botella de alcohol, se sentó en su cama y tomo de ella.
Las ganas de romper algo mas se habían esfumado cuando la botella vacía se callo al suelo en el pequeño ruido de vidrio rotos.
Y ahora ahí estabas, sentado a un lado de su padre en esas incomodas sillas.
Entonces tu mirada lo mira entrar de blanco con su cabello largo amarrado en una elegante coleta de caballo, colocándose en su lugar y esperando.
La musica se escucha y todos se levantan y miran hacia la entrada de aquella iglesia, mirando a la hermosa dama vestida de blanco y con sus hermosos cabellos recogidos en un hermoso moño con mechones sueltos enmarcando su cara, sin poder evitarlo la mirada rojiza nunca abandona al hombre de blanco, quien no te mira, quien no te toma en cuenta, quien no te nota, sus ojos están en ella solamente.
Tratas de pensar en otra cosa, no prestar atención a las palabras, no querer levantarte cuando las palabras "quien se oponga que hable ahora o calle para siempre" le taladran la cabeza.
Y no envuelves tus puños con fuerza cuando escuchas el fuerte y claro "si, acepto" de sus labios.
Solo cuando te encuentras de nuevo en tu cuarto, después de aguantar horas de musica, baile, bebida, basuras estúpidas y deseos de dispararle a quien sea.
Te permites sentarte en el suelo, recargar tu espalda en la puerta, desanudar tu corbata, presionar tu mano en tu pecho, sintiendo loa latidos de tu corazón.
Solo ahí y así, te permites una mueca de amargura y lágrimas resbalar por tus mejillas.
Por que por fin entendiste. Por fin lo sabes.
Tardaste años en notarlo y ahora lo haces, ahora lo sientes.
Ahora sabes por que y después de todo seguía a tu lado, por que aguanto tanto y pedía poco, casi nada.
Ahora te das cuenta de lo bastardo e idiota que fuiste.
De lo que tuviste la oportunidad de tener y desechaste.
Que el nunca fue tuyo y nunca lo sera, por que ya era demasiado tarde.
Te diste cuenta de cuanto lo amas y de lo perdiste en esa iglesia.
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