Epílogo
Bakugou giro en la cama y murmuró molesto cuando la alarma siguió sonando aún después de tirar su celular al piso, estaba por pararse cuando unos fuertes brazos lo detuvieron y lo hicieron volver a acostarse. Estaría feliz de volverse a dormir si no fuera por el día que era y que la maldita alarma seguía sonando muy cerca de sus oídos.
—Sho, levántate, ya es hora —gruño sintiendo como el bicolor detrás suyo suspiro y apretó más fuerte su agarre —Si te cuesta tanto despertarte, ¿por qué mierda jodiste para hacerlo ayer? ¡estuvimos hasta las dos de la mañana por tu culpa!
—Porque mi novio es la persona más hermosa y sensual de todas, no me alcanza con hacerle el amor una sola vez —murmuro medio dormido el bicolor y beso la nuca de su pareja, escuchando encantado como soltaba un suspiro satisfactorio —Pero si lo hacemos un poco antes de irnos, podría despertarme con buen ánimo.
—No nos quedan más condones por tu maldita culpa, pervertido —bufo el cenizo sintiendo las piernas de su novio metiéndose entre las suyas — ¡Shoto!
El de quirk explosivo retuvo una carcajada cuando su dormido novio se puso fácilmente encima suyo, rozando las dos partes de suy anatomías que estaban muy despiertas a esa hora de la mañana y únicamente separadas por la tela de sus boxers, tenía una mirada feroz y satisfecha mientras miraba las marcas de mordidas en su pecho —odiaba admitir que le gustaban y le exitaba cuando las hacia— a la vez que movía su pelvis para crear fricción.
—Me correré afuera —prometió el de quirk dual.
—Eso dijiste la última vez y no lo cumpliste, bastardo mentiroso —acusó el de ojos rojos —Tuve dolor de estómago por tu puta culpa.
—Se sintió demasiado bien, perdón —reconoció el más alto —Tengo mejor autocontrol ahora.
— ¿Cómo Kaminari con Kirishima? —se burlo el de quirk explosivo, haciendo clara referencia a la pareja de conejos que no parecían tener el menor control y hacían el amor casi a diario o lo intentaban, el rubio parecía siempre necesitar más del pelirrojo y viceversa —Me jodes el culo cada dos días, ¡y a veces hasta tres veces en una noche!
—Podemos invertir posiciones, si quieres —sugirio el de quirk dual.
— ¡Ese no es el problema, pervertido!
Todoroki hizo un puchero y estaba a punto de continuar con las negociaciones para conseguir que su pareja accediera, cuando ambos escucharon una serie de golpes en la puerta y la voz alegre de Kaminari del otro lado.
— ¡Oye, Bakugou, Todoroki, sé que quieren dejar buenos recuerdos en los dormitorios pero mí papá los matará si llegan tarde a la ceremonia! ¡En especial a la persona que tiene que dar el discurso de despedida! ¡Salgan de una vez a desayunar!
— ¡Te escuchamos jodida rata eléctrica! —gritó el cenizo en respuesta — ¡Lárgate de mí puerta y dile al cara plana que quiero un puto café cuando baje, que no se lo acabe como la última vez o lo mató!
— ¡A la orden!
—Pensé que teníamos más tiempo —murmuro el bicolor viendo hacia el reloj que había en la mesita a un lado de la cama —Vaya, sí que es algo tarde.
—La puta alarma que sonó era la de emergencia —suspiro el de ojos rojos —Me supuse que después de que cierta persona no me dejara descansar bien tendría problemas para despertarme.
Shoto hizo una expresión de inocencia en lo que salía encima de su novio y se paraba de la cama e iba a recoger su uniforme. Katsuki negó con la cabeza mientras sonreía y se ponía los pantalones, después los zapatos y por último la camiseta. Para ser un día de primavera hacia bastante calor, así que, eligió salir sin la chaqueta del uniforme a diferencia de su novio.
—Aizawa-sensei se va a quejar de que no llevas la corbata puesta —dijo el de quirk dual tomando la mano derecha de su novio y tocando el botón del elevador con la mano izquierda.
—Me da igual. Es nuestra graduación y no voy a cambiar algo que he hecho por tres años solo por este día —respondió el cenizo bostezando —Hey, ¿qué puedo decir en el discurso? Lo pensé todo el puto día de ayer y se me sigue sin ocurrir nada.
—Izuku dijo que mientras no digas lo mismo que en el festival deportivo del primer año, estaría todo bien y concuerdo con eso —expresó su opinión el más alto entrando en el elevador junto con su novio —Lo harás bien, amor. No estés nervioso.
—No estoy nervioso. Solo...no sé —bajo la cabeza y admitió un poco a regañadientes —Dejar Yuei es un poco aterrador. Es decir, ¡ya sé, enfrenté a un jodido villano y gane pero ahora no sé lo que viene! ¡en mí otra vida no pase de los malditos quince años! No tener el control de lo que sigue me pone ansioso y furioso.
El bicolor sonrió con cariño y el cenizo pensó que se estaba burlando de él, pero no pudo decir nada cuando sintió sus labios tocando su frente y la sensación agradable de frío que llegaba a su cuerpo a través del contacto entre sus manos.
—A mí también me da miedo dejar Yuei y ser un héroe profesional. Es nuevo y no sé qué nos puede esperar más adelante —confesó el de quirk dual —Pero mientras estés a mi lado, siento que todo estará bien y seré capaz de superarlo. No siempre puedes tener el control de las cosas Katsuki, solo debes permitir que pasen y seguir la corriente. Yo me quedaré a tu lado todo el tiempo para darte seguridad y mi amor.
El de quirk explosivo sintió un leve enrojecimiento en sus mejillas y antes que las puertas del ascensor se abrieran, se puso de puntas de pie y beso al más alto en la mejilla, después salió corriendo del elevador hacia la cocina donde le gritó a Hanta por su café y Mina preguntó porqué tenía la cara tan roja. No les contesto nada y ellos averiguaron la respuesta por su cuenta cuando el bicolor ingreso de buen humor a el comedor.
Momo sonrió a su amigo y se sentó a su lado cuando llegó, Izuku y Ochako también estaban presentes, desayunando cada uno un café y unas galletas, el pecoso jugando con el cabello de la castaña y la de ojos chocolate acomodando su corbata de la manera correcta. Eijirou le dió a el cenizo un buen plato de waffles llenos de miel y Denki se puso a tocar su guitarra mientras Kyoka cantaba lo que sería la presentación final de su graduación.
Nadie la clase A hablo de la eminente separación que les esperaba ni de los caminos que tomaría cada uno, las metas a seguir que tenían y las heridas que elegían sanar en privado. Solamente, compartieron a gusto su último desayuno juntos como clase. Hitoshi también tocó la guitarra y hablo de que Neito tenía una linda voz para cantar, Koda trajo a su conejo blanco para que las femeninas de la clase lo acariciaran, Tsuyu hablo sobre lo difíciles que estuvieron los últimos exámenes y Masato acerca del campeón de karate de ese año.
Ninguno se atrevió a mencionar que se acercaba el momento de la despedida.
Querían pensar que les quedaba todavía un día más juntos. Un día. Un día más.
Pero incluso los momentos más felices y cotidianos estaban destinados a terminar, ¿no? Eso no quería decir que no fueran a haber más momentos de esos, solo que habría que esperar para tenerlos o que tendría que vivirlos con otras personas. O que, posiblemente, debieran esforzarse para poder crearlos.
Una persona de la clase A tenía bien en claro eso y por eso mismo, después de desayunar con sus amigos y antes de que iniciará la ceremonia de graduación, se retiró para ir a discutir un asunto muy importante.
Yuna nunca creyó que estaría tan apegada a un lugar pero, en verdad, iba a extrañar la enfermería de Yuei. Seguiría viviendo en la academia junto con sus padres y hermanas —su hermano menor eligió volar del nido antes de tiempo y estaba muy feliz por él, porque fuera a buscar su felicidad por una vez al lado de a quien amaba— hasta que iniciará un internado en una importante universidad de Tokio mientras también seguía trabajando en el hospital general en ciertos turnos. Estaba emocionada y un poco asustada por lo que le esperaba, Chiyo le aseguro que sería fácil para ella debido a toda la experiencia práctica que tenía, pero seguía estando insegura al respecto y también le daba bastante miedo cómo la aceptarían. No era tan mayor como otras personas que hubieran iniciado la carrera de enfermería —eligió al final esa profesión en honor a su abuela y porque disfrutaba realmente del servicio a otros— pero seguiría habiendo una diferencia de tres a cuatro años respecto a sus compañeros. No le preocupaba que le molestaran por ser mayor, solamente no quería volverse a sentir tan excluida como antes.
Es una suerte que el director me halla dado un título de preparatoria. Me siento más segura gracias a eso.
Nedzu la evaluó los últimos seis meses como si fuera una estudiante de Yuei del departamento administrativo, aprobó con muy buenas notas y le fue dado el título de preparatoria. Nadie podría decirle nada si ingresaba a la carrera sin haber terminado primero la preparatoria, lo que era una de sus preocupaciones. Al menos, podría empezar con el pie derecho.
La rubia se sentó por un momento en la camilla de la enfermería y pensó en los estudiantes que vio pasar por esa sala, estudiantes de todos los años. Unos más heridos que otros, algunos que venían solamente para dormir una siesta o a veces para ser escuchados por ella sin esperar un consejo, solo una persona amable que pudiera entenderlos. Los extrañaría a todos. Recovery Girl le había dado un ramo de jazmines y una nota que ponía que siempre tendría un lugar junto con ella en Yuei si quería volver, el ofrecimiento de un refugio en caso de que la sociedad fuera demasiado era algo que había conmovido su corazón. Quería preservar la nota y los jazmines blancos por siempre y para siempre, para nunca olvidar ese amor que le fue dado y la gratitud que sentía.
Yuna cerro por un momento los ojos, olió los aromas de la enfermería para poder conservarlos en su memoria, el olor de las sábanas perfumadas de las camillas, el té de miel favorito de Chiyo, el desinfectante y la lavanda que eran usados para limpiar. Después de eso, los abrió y vio todo el lugar, las cuatro camillas, los gabinete, la silla donde paso horas sentada, la balanza, los fármacos, las dos ventanas que daban con el patio, las paredes blancas que tenían fotos de la enfermera con distintos chicos. Pudo sentir una gran calidez en su pecho y en su garganta un nudo, dejar el primer lugar que le dió seguridad la hacía sentirse fatalmente triste a la vez que nostálgica y no sabía bien cómo expresarlo. Oculto su rostro en los jazmines para absorber su dulce fragancia y escucho que alguien abría la puerta de la enfermería, que unos pasos se acercaban hasta donde estaba ella y al sacar la nariz de los pétalos blancos, vio a esa persona moviendo la cortina de la camilla para verla.
Un joven apuesto de lentes la miraba, ojos azules profundos, cabello azul oscuro, espalda ancha y cuerpo firme, las manos pegadas a sus costados y las piernas rígidas. Una sonrisa involuntaria se formó en su rostro, a la vez que bajaba el ramo de jazmines hasta su regazo y relajaba las emociones en su cuerpo. Por algún motivo, sintió que su elección de ese día por un vestido de un tono blanco se relacionaba mucho con el chico que estaba delante suyo.
Quería un comienzo en blanco. Algo que no podía tener. Ella no era pura. Él sí.
No debía desearlo. Y él tampoco. Hoy tenía que dejarlo claro.
Por mucho que eso hiciera doler su corazón.
—Tenya-kun, la graduación iniciará dentro de poco. Deberías estar con tu clase —dijo de manera directa.
—Quería hablar con Yuna-san antes de eso —apretó los puños a sus costados e inhaló profundamente —Y quiero que me escuche.
—Siempre te escucho —bajo la cabeza la rubia, jugando con los pétalos blancos de su ramo y agrego —Que Tenya-kun diga disparates es diferente.
—Por eso, hoy será la última vez.
Yuna dejo de jugar con los pétalos y en su interior se dijo a sí misma que debió esperarlo. Desde que terminó la batalla final, durante los nueve meses que a las clases de último año se les dió para terminar sus estudios, todo lo que hizo fue rechazar las propuestas y los sentimientos de Tenya. Era lógico que el joven se cansará de ello. Lo sabía y lo había esperado, aún así, le dolió.
Sin embargo, cuando sintió una mano más grande tomando la suyas y una mano en su hombro que iba hasta su rostro y lo acariciaba como si fuera de porcelana, sintió un escalofrío recorriendo todo su cuerpo y sus ojos dorados buscaron los azules que le veían, tan cariñosos y honestos. Todo su ser quiso besar al joven delante suyo, besarlo, abrazarlo y jamás dejarlo ir. Era la primera vez que un sentimiento tan intenso la recorría, que hacia a sus ojos ponerse vidriosos y a su corazón volverse pesado.
—Hoy será la última vez —repitió el de lentes —Porque ya no pienso escuchar un "no" cuando también te gusto, Yuna-san.
—Nunca dije que me gustas —murmuro la rubia.
— ¿Y por qué me cuidaste cuando estuve enfermo? ¿O por qué te la pasas viéndome cuando nos cruzamos en los pasillos? ¿Qué motivo hay para que tu rostro este rojo ahora? —atacó el de lentes notando como la rubia tragaba saliva —Sé desde hace mucho tiempo que Yuna-san me corresponde. Solo quise ser paciente.
—T-Te cuidé una sola vez —tartamudeó nerviosa la rubia recordando este invierno frío donde el de lentes se enfermo y ella no pudo evitar el cuidarlo —Y-Y no me la paso viéndote en los pasillos. Es solo una coincidencia que nuestros ojos se encuentren.
—Yuna-san es una muy mala y adorable mentirosa —se rió el de lentes —En verdad, me gustas mucho.
A mí también me gustas mucho. Nunca había conocido a alguien tan amable como tú, sincero y que se esfuerza tanto.
La rubia podía sentir el latido de su corazón acelerado y la mano que seguía tocando su rostro le hacía cosquillas. A lo lejos, logró escuchar unas campanas, que marcaban que debía estar por iniciar la ceremonia de graduación.
Debía ir con Shota, Hizashi y Shirakumo para sacarle muchas fotos a Denki, felicitarlo, ver que Rui y Eri le entreguen una corona de flores y darle un buen abrazo.
Pero una parte suya deseaba intensamente quedarse en aquella enfermería.
—...Hay que ir a la ceremonia —murmuro sin ver hacia el de lentes —Nos deben estar esperando.
El pulgar de Tenya que se movía sobre su rostro se detuvo y la mayor sintió su otra mano dirigiéndose, cuidadosamente, hasta su cintura. Era una mano grande que le hacía sentirse vulnerable y nerviosa pero no le disgustaba que la estuviera tocando. Cuando esa mano presionó para que se acercará más, lo hizo, al sentir que la otra le pedía levantar el rostro también accedió. Sus ojos dorados se encontraron con los azules y sus manos arrugaron todavía más los bordes de su vestido al ver la expresión sería del joven delante suyo.
—Yuna-san, ¿podrías cerrar los ojos, por favor? —pidió gentilmente el más alto —No volveré a decir que me gustas si haces eso. No necesitaré otra respuesta de tu parte.
—...Es cruel pedirme eso —respondió en un susurro la rubia — ¿Qué tipo de futuro podrías tener a mi lado, Tenya-kun?
—Un futuro dónde sería feliz.
Yuna se callo, no podía discutir eso. Una de las cosas que había aprendido con los años era que una persona creaba su propia felicidad y que nadie tenía derecho a opinar al respecto. Para algunos la felicidad se basaba en estar calentitos en los días fríos de invierno, para otros la felicidad era estar con su mascota durante las noches. Si la felicidad de Tenya la incluía a ella en su futuro, no podía decirle lo contrario porque eran los sentimientos del joven, no los suyos.
—Pero puedo seguir esperando ese futuro un poco más si Yuna-san cierra los ojos y me da razones para hacerlo.
Era darle una falsa esperanza, una cadena que tarde o temprano terminaría haciendole daño. Pero aún así, la rubia cerro los ojos y recibió los labios que tocaron los suyos con gentileza, ocultando una promesa. Se abrazo la espalda del joven que estaba tan cerca suyo y cuando el beso se terminó, se separaron.
Al salir de la enfermería, aún si ambos fueron por el mismo camino, sabían que sus caminos estarían separados hasta que volvieran a encontrarse en un punto en común.
En secreto, ambos desearon que eso pasara pronto.
— ¿Estás listo?
Bakugou bufó y asintió, Todoroki le sonrió mientras tomaba su diploma y lo ponía junto con el suyo sobre su regazo. Kirishima y Kaminari que estaban sentados detrás del cenizo, le dieron palmadas en la espalda y le dijeron que lo haría genial. Midoriya soltó una ligera sonrisa y le deseo suerte, Uraraka y Asui le susurraron que no dijera nada que pudiera hacer enojar a las otras clases, Ashido le pidió que fuera amable y Sero apostó con Mineta si ocurriría una desastre. La clase A estaba tan animada entre sus susurros que el director Nedzu encima del escenario tuvo que llamarles la atención y pedirles que guardarán silencio.
Desde los asientos de los profesores, Aizawa negaba con la cabeza por el comportamiento incorregible de su clase hasta el final mientras que Yamada y Kayama se reían discretamente.
—Como iba diciendo antes —retomó el director viendo con diversión hacia los estudiantes mayores —Es hora del discurso del estudiante más notable de tercer año de Yuei, el héroe GroundZero, Bakugou Katsuki.
Hubo notables aplausos cuando el nombre del cenizo fue dicho por el director, los gritos de Keigo llegaban desde los asientos de los familiares, los aplausos efusivos de Mirio Togata al lado de su novio y mejor amiga también eran notables, las ovaciones por parte de muchísimas personas siguieron al de quirk explosivo hasta que subió sobre el escenario y se puso en el lugar donde antes estuvo el director, con el micrófono cerca de su boca, se puso a ver a las personas que estaban en ese momento en el auditorio de Yuei.
En las primeras filas, la clase A, la clase B, la clase C y todos los departamentos del tercer año que se estaban graduando. En las segundas filas, las familias de todos y parte de la comunidad de héroes que iba a recibirlos dentro de poco. Al final del auditorio, reporteros que venían a ver a "la nueva generación de héroes", los flashes de sus cámaras llegaban a ser molestos, pero se veían entusiasmados sinceramente por todos los jóvenes y venían a tomar testimonio de este momento que llegaría a considerarse histórico.
Katsuki no se sintió nervioso al ver a tantas personas, de ver los rostros orgullosos de sus padres y hermano mayor, las expresiones de admiración de los héroes veteranos, la felicidad de quienes lo vieron avanzar y la complicidad de aquellos que lo acompañaron. Al contrario, se sintió verdaderamente acogido y seguro en este entorno, dando lugar a que sus palabras salieran solas.
No iba a ser un discurso políticamente correcto pero daría un final a su largo camino de héroe y era lo que importaba.
El resto de su vida era una página en blanco en la cual él iba a seguir escribiendo su historia justo como todos los demás.
—No sé qué mierda significa un diploma cuando todos aquí hemos pasado por una guerra hace menos de un año. Pero sé que importancia tuvo Yuei en nuestras vidas, en la educación que nos dieron, los compañeros que tuve y los retos que todos enfrentemos. Fue la mierda más dura que tuve que enfrentar en mi vida y valió todo el dolor que sufrimos —habló con sinceridad viendo hacia sus compañeros que asentían en acuerdo —De ahora en adelante, es posible que no nos veamos más o que tomemos distintos caminos, el mundo es un lugar gigante. El idiota que no se vaya de Japón a enfrentar villanos a otro lado no merece ser de Yuei.
Hubo un par de risas del público. Neito Monoma grito desde su lugar que se iba a India precisamente por eso y fue silenciado por Kendo antes que se saliera de control. El cenizo siguió con su discurso entonces, pensando para si que extrañaría un poco ver a ese rubio egocéntrico ser golpeado por la chica de cabello naranja.
—Los recuerdos que hicimos en Yuei siempre estarán con nosotros. Entonces no importará cuántos jodidos años pasemos sin vernos, los recuerdos siempre nos mantendrán unidos y nos harán seguir luchando aún cuando estemos solos —miró hacia su pareja que le observaba con orgullo desde la primera fila —El futuro puede llegar a ser aterrador y habrá veces en las que pensemos que todo será una mierda, en que nos queremos rendir y dar todo por terminado. Cuando pensemos en eso, solo debemos recordar las cosas que aprendimos en Yuei y podremos de alguna jodida manera superarlo, porque a esta preparatoria no vinieron cobardes, si no héroes. Todos nosotros, somos héroes desde que entramos, nos dan un diploma solo para demostrarlo y que nadie pueda decir lo contrario. Así que, malditos compañeros insoportable, salgan de aquí orgullosos y no dejen a Yuei en ridículo. Es todo.
Nedzu tenía varias quejas respecto a ese discurso pero no podía decir nada cuando al igual que todos empezó a aplaudir y sonrió al escucharlo.
Katsuki se bajó del escenario escuchando las felicitaciones de todos y se sentó nuevamente al lado de Shoto, tomó su mano y recibió un beso en la mejilla, en lo que el director decía unas cosas más antes de cerrar la ceremonia, se apoyo en su hombro y murmuró.
—Almas de despedida.
En ese momento, varias almas se manifestaron en la sala tomando por sorpresa a todos. Una alma de color amarillo se dirigió hacia Ochako, bailo alrededor de ella y luego se fue, dejando en la castaña una bonita sonrisa e hizo que Izuku la abrazará al notar los bordes de sus ojos rojizos. Un alma de un tono gris se puso alrededor de Momo y Kyoka, levantando el cabello corto de la primera, haciendo que sintiera una extraña emoción en su pecho y calidez cuando desapareció. Un par de almas de tonos coloridos se pusieron alrededor de Denki, haciéndole reír y después fueron hacia Yuna y Rui que estaban cerca, incluso pasaron por Shota, Hizashi y Eri. Las demás almas solamente se pusieron sobre las personas de manera suave, casi como si fuera un abrazo, antes de elevarse en el cielo con todos sus colores e irse del auditorio.
Shoto estaba bastante maravillado por la vista y cuando se desvaneció, dirigió una mirada curiosa a su pareja que tenía una expresión pensativa.
—Había muchas almas aquí —respondió el cenizo a la pregunta no formulada por su novio —Quería darles la oportunidad de despedirse ya que estaban reunidas en un solo lugar.
—Fue hermoso —comentó el bicolor besando la frente de su novio —Eres todo un héroe, Katsuki. En más de un sentido.
El cenizo sonrió feliz con esas palabras por parte de la persona que más amaba y busco sus labios para besarlos. Escucho las risas de los demás hablando de lo empalagosos que eran pero no le importaba nada.
Finalmente, se había convertido en un héroe bajo toda regla y lo que más le importaba, era que tenía a su lado al hombre que amaba, a una familia y amigos.
Fin
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