Capítulo 9

El tiempo es algo raro. En ocasiones pasa muy lento pero en otras muy rápido. Es como una secuencia entre eventos importantes y otros rutinarios.

Katsuki marcaría como eventos importantes su cumpleaños número seis, donde Shoto Todoroki e Izuku Midoriya se conocieron y mostraron un obvio e inesperado disgusto por el otro. El momento en que Touya dejo su casa para volver con su familia, cumplido un año y tres meses, hicieron una fiesta muy importante y puede recordar bien que tanto él como Keigo estuvieron tristes por su partida, pero que la tristeza del rubio era diferente a la suya. Su paso por la primaria, donde no fue un bravucón pero su personalidad tampoco era la mejor, teniendo así varios seguidores y enemigos fáciles de vencer. El día en que Keigo ingreso a Yuei, la preocupación de sus padres cuando lo vieron con el uniforme puesto y la promesa de su hermano de cuidarse.

Varios eventos que fueron acompañados con una rutina de despertarse, ir a despertar al mayor a su habitación con una explosión para molestarlo, pero que nunca lograba su objetivo y terminaba él siendo atacado por plumas rojas que lo sometian a una tortura de cosquillas. De estudiar duramente, porque si bien tenía una memoria privilegiada no podía confiarse solo de eso y de entrenar su quirk, con cuidado, para no angustia a sus padres. Un par de ocasiones dónde se reunió con Shoto e Izuku a lo largo de los años pero que acabo siendo más cercano al segundo que el primero, ya que el bicolor cumplía una agenda escolar mucho más complicada que la suya y el cenizo no quería meterse en eso.

Al menos, se conformaba con saber que pasaría su primer año de preparatoria con esos dos. Ya se moría de ganas porque pasarán ciertas cositas.

Una pena que Kei-nii no pueda verlo. Le aposté que el tonto de Deku estaría en el departamento de héroes de Yuei y él se rió. Ja, te dejaré en la ruina.

El cenizo rió maliciosamente. Era la primavera de sus quince años, casi dieciséis, desconocía en que momento del mes Deku conoció a All Migth o si eso cambio ahora que él no estaba para decirle que fuera a la maldita azotea. Por si acaso, la última vez que lo vio, le recomendó que un buen lugar para pensar y estar solo —ya que, le seguían molestando por no tener quirk— era aquel que estaba en lo más alto de dónde estuviera. Una azotea. Por lo tanto, esperaba que el destinado encuentro hubiera pasado o pasará como se suponía.

Ese nerd debe conseguir ese estúpido quirk. Aún si yo soy quien cambiará el mundo, no puede ser el puto salvador.

Katsuki había aceptado que aunque Dios lo hubiera elegido a él para cambiar todo lo que vio, no tenía el poder que le sería dado a Izuku. Tampoco la fe de este por la salvación de otros, quería ser un héroe porque deseaba ser alguien que protege en vez del protegido. Fuerte y poderoso. Pero no era tan compasivo y misericordioso como el pecoso, en ese aspecto, fallaba terriblemente.

La sociedad iba a necesitar a alguien como el de pecas. No a él y estaba bien con eso, no quería ser un maldito héroe por el reconocimiento de otros. Deseaba serlo por él mismo.

Estaba muy concentrado en sus pensamientos, lo que no era habitual ya que había aprendido de Keigo a estar siempre alerta. Pero con sus exámenes a ingresos a Yuei tan próximos, que marcaban el inicio de su aventura, el de ojos rojos andaba un poco ansioso y distraído.

Tal vez, por eso, olvidó un hecho fundamental en Boku no Hero Academia.

Y ese era que antes de que Midoriya consiguiera sus poderes de All Migth, él sería atacado por el villano de lodo.

Bakugou se sintió muy idiota cuando, al pasar por una calle que daba con su camino a la estación de trenes, sintió algo jalando de sus manos y escucho el grito de las personas que lo rodeaban.

Había sido atrapado por el maldito villano. Otra vez.

Izuku no iba a llorar pese a que tenía una razón muy válida para hacerlo y esa era que su mayor ídolo había destrozado todas sus esperanzas para ser un héroe. Pero debía comprender que All Migth, en cierta forma, tenía razón y no había dicho nada diferente a lo que ya sabía.

¿Cómo alguien sin quirk, sin poder, sin habilidad, podía si quiera soñar con salvar a otros? ¿Cómo podía ser un héroe cuando ni siquiera podía defenderse de aquellos que lo molestaban en la escuela? ¡La última vez Katsuki fue quien se hizo cargo de sus matones!

Soy patético. Quizás debería...

— ¡Llamen a los héroes!

— ¡Va a matarlo! ¡No llegarán a tiempo!

— ¡Alguien que le ayude! ¡El niño va a morir!

Una escena como la que vio temprano por la mañana, solo que está debía ser antes de la llegada de los héroes a salvar el día, iba a pasarla de largo, no quería verla y torturarse con algo que no podía ni soñar con llegar a ser. Pero involuntariamente sus pies lo arrastraron a aquel lugar, haciéndose espacio entre la muchedumbre ansiosa y asustada, logrando que escuchará los gritos de pánico y el olor a quemado que venía del fuego de unos cuantos establecimientos.

En un inicio, no pudo distinguir nada, había algo moviéndose en medio de la calle, como un monstruo de un extraño material viscoso. Parecía lodo. Cómo el villano que...oh, claro, el de pecas se llevó las manos a la boca y noto con horror que era el mismo villano que lo había atacado bajo el puente hacia menos de media hora. Ahora, sea quien sea su otra víctima, era su culpa. Su entera culpa, así que intento verla más cerca, estaba cubierta de lodo, peleando pero parecía inútil y cuando pudo ver un poco de su cabello, que parecía rubio, del villano soltó una explosión que fue a arremeter contra las héroes que llegaron a la escena.

Entonces, el de ojos esmeralda supo claramente a quien tenía de víctima el villano y porque luchaba tanto en su contra.

Bakugou logro salir unos segundos a la superficie cuando el villano de lodo tuvo que ocuparse de los héroes, la sensación de asfixia, de dolor y de impotencia que sentía recorriendo todo su cuerpo le hacía sentir horrible. Había esperado este momento, sabía que se aproximaba, pero como todo un idiota lo olvido por completo. Y lo más irritante era que, sin importar lo duro que estuviera tratando de salirse, el villano era más fuerte que él y podía someterlo.

¡Maldita sea, maldita sea! ¡Mierda! ¡¿Donde estas jodido Deku?! ¡Este es el momento en que apareces y haces tu maldita entrada heroica! ¡¿O no?!

El cenizo se retorció, intentando ver hacía donde estaba la gente reunida y los héroes que, como en la serie, se quedaron estáticos sin saber cómo ayudarlo sin lastimarlo. Ahí, en medio de tantas personas, la cabeza llena de rizos verdes de su amigo de la infancia fue fácil de detectar por su color y pudo ver que él estaba muy pero muy asustado mientras lo veía.

Katsuki dejo de pelear unos segundos en lo que miraba desesperado al pecoso y recordó que, aún si él sabía lo que podía llegar a ser, para su amigo de la infancia no era lo mismo. Seguía siendo un niño, uno asustado, uno al cual no debería imponerle la carga de salvarlo.

¡Al carajo contigo, estúpido Deku! ¡Me salvaré solo!

— ¡Ahhh! ¡Déjame ir, maldito monstruo! —grito sintiendo como el villano intentaba apoderarse de sus manos para seguir lanzando explosiones — ¡No! ¡Alejarse...! ¡¿Deku?!

— ¡Suelta a Kacchan, monstruo!

Izuku había saltado en medio del caos, lanzando su mochila al monstruo y dándole en uno de sus ojos, haciendo que se retorciera de dolor. Con sus manos, logro liberar parte de la boca del cenizo para que pudiera respirar y escupir, debido a que se estaba ahogando.

Cuando sus miradas chocaron, el de ojos rojos gruño con enojo pero también, muy en el fondo, sintió un gran alivio.

— ¡Te tardaste, maldito! —le grito molesto a su amigo de la infancia.

— ¡L-Lo siento! ¡Pero no es momento de discutir Kacchan! ¡Tenemos que sacarte...whhhaaa!

El cenizo se lo esperaba pero aún así, el golpe con presión de aire de All Migth fue realmente una experiencia que no quería volver a repetir. Si no fuera porque el hombre fornido —que él sabía perfectamente que era una coraza ocultando a una persona esqueletica y débil— lo sostuvo a ambos por las telas del uniforme, hubieran salido volando junto con el villano de lodo que fue apresado por el resto de los héroes.

Cuando el héroe los soltó y dejo en el suelo, para ir a complacer a sus fans y después desaparecer, a el de ojos rojos lo llevaron a una pequeña ambulancia y los héroes que quedaron se pusieron a regañar al de pecas por su imprudente actuar, sumado al hecho de que se enteraron que era un sin particularidad, sus palabras de crítica fueron en aumento.

Una vez lo paramédicos lo declararon sin heridas ni traumatismo que necesitarán ser tratados en el hospital, se salió de la ambulancia y agarró del cuello a Midoriya, que había estado inclinado en una posición de disculpa hacía los héroes por los problemas que causó.

— ¿K-Kacchan? —lo llamo el de pecas confundido por su expresión de enojo.

—Este idiota no tiene la culpa de nada. Dejen de hacerlo sentir mal por haber corrido como todo un loco suicida para ayudarme —miró con enfadó a los héroes profesionales —Él fue más útil que todos ustedes juntos.

El de ojos esmeralda boqueo impresionado ante las palabras de su amigo de la infancia y los héroes profesionales parecieron indignados pero todo lo que hizo el mayor fue darse media vuelta y apurar al otro a que lo siga, algo que obviamente hizo.

A medida que se alejaban del centro de la ciudad, pasaban por la estación de trenes y posteriormente, por el antiguo barrio donde había vivido el cenizo en su infancia y donde el pecoso y su madre seguían estando, el silencio entre ellos se fue haciendo un poquito tenso, hasta que el mayor lo rompió con un suspiro molesto.

—Gracias, Deku —murmuro a regañadientes porque le molestaba que cuando había estado dispuesto a no depender del pecoso, lo hubiera salvado —No le hagas caso a esos estúpidos héroes profesionales. A ellos solo les preocupaba que en las noticias saliera que no pudieron proteger a dos mocosos de secundaria.

—...Gracias, Kacchan —agradeció el de pecas con una leve sonrisa —Uhm, ¿realmente te sientes bien? Debiste seguir tu camino a casa. Necesitas descansar.

—El pajarraco se habrá enterado de lo que pasó. No quiero volver todavía —suspiró el de ojos rojos —Además...hay algo que quiero comprobar.

La última frase fue un pequeño susurro que se lo llevó el viento, junto con los pétalos rosados de los cerezos que florecían a los lados de la calle marcando el inicio de su camino como héroe.

En el momento en que llegaron a cierta esquina, donde Katsuki fue capaz de distinguir a alguien de cabello rubio escondiéndose patéticamente detrás de un muro, supo que el destino iba a ir tal como lo suponía.

Pero con sus increíble cambios, por supuesto.

—Hey, Deku, ¿vas a ir a Yuei no? —le cuestiono de la nada al pecoso que apretó las correas de su mochila sin responderle —Te esperaré.

Izuku se detuvo, en medio de la calle y le miró a los ojos. Lucia tan perdido como un niño pequeño y el cenizo no podía evitar el alegrarse como, a la vez, preocuparse por lo que le pasaría.

Porque la pequeña pulga llorona era su amigo. Después de todo, no habría permanecido el contacto entre ellos si no se sintiera a gusto con él. Era una persona amable, inteligente y encontró mucha diversión al competir con él.

No podía esperar a cuando tuviera su quirk y pudieran tener sus ansiadas peleas.

—Así que por tu bien, saca las mejores putas calificaciones de toda tu jodida vida para entrar  —se dio la vuelta, yendo hacía adelante para tomar otra ruta hacía su casa —Ah, pero igual yo seré el número uno. No te decepciones de obtener el segundo lugar, Deku.

—Kacchan, eres terrible —se rió el de pecas para después sonreír con un poco de confianza —Te alcanzaré.

Por supuesto que lo harás, tendrás al héroe número uno presionando para que lo que hagas. Hasta siento pena por ti, idiota.

El cenizo no podía esperar a hacer el examen de ingreso a Yuei y ver a su amigo de la infancia, usando por primera vez, su poderoso e inigualable quirk.

El cual le terminaría rompiendo el brazo derecho y las piernas.

— ¡Katsuki!

El mencionado ni se asustó cuando a mitad del parque donde se había ido a pasar el tiempo, descendió un cuerpo humano con alas rojas y lo abrazo con fuerza. Estaba más que acostumbrado al dramatismo de su hermano mayor y si bien en ocasiones luchaba contra su sobreprotección, en esta ocasión no podía hacerlo ya que tenía una razón muy válida para estarse preocupado.

Por lo tanto, solo se recostó en el pecho de Keigo y suspiro resignado, hasta que el mismo mayor lo separó de él para empezar una rápida inspección de su cuerpo en busca de alguna herida.

Y después de eso, inicio la avalancha de preguntas.

Era de esperarse que su madre ya ni se preocupara por él cuando su hermano mayor le sacaba todo el trabajo.

— ¿Por qué no fuiste al hospital? ¿Te revisaron? ¿Dolió? ¿Tuviste miedo? ¿Por qué no me llamaste? ¿Quién rayos fue el héroe profesional que dejó a un menor de edad, vic...atacado por un villano, irse a su casa solo? —se corrigió a la mitad de la pregunta sabiendo que al menor no le gustaría el termino utilizado — ¿Y por qué no estás en casa? Debes descansar después de tal evento traumático y...

—Carajo, Kei-nii, respira y mírame bien. Estoy en una jodida pieza —lo interrumpió el cenizo ya harto del parloteo de su hermano mayor —No me ocurrió nada, ¿de acuerdo?

—Pero pudo pasar —reprocho el de cabello rizado con un puchero.

—Pero no fue así —hizo hincapié en la negación —Además, estoy aquí para evitar que hagas está escena en casa. La bruja se va a enterar por la televisión de lo que pasó, yo no pienso decirle ni una palabra.

—Va a enloquecer —se rió el mayor.

—Ajá, así que es mejor que tú estés tranquilo para calmarla a ella.

Katsuki vio la forma en que el mayor suspiro agotado para después sonreírle y devolverlo entre sus brazos, cubriendo su cuerpo con sus gigantes alas rojas. Realmente, pese a que sabía de qué eran capaces aquellas pequeñas y suaves plumas, le seguían fascinando y el rubio siempre las uso con él de la forma más gentil posible. Así que las termino viendo como un símbolo de confort y protección estrechamente ligado a su hermano mayor.

Pero únicamente diría eso bajo amenaza de muerte.

—Hey, mamá gallina estás matando a tu polluelo —bufo el de ojos rojos escuchando una leve risa venir desde el rubio que lo soltó — ¿Nos podemos ir de una vez a casa? A la bruja y el viejo les dará gusto verte temprano en la cena, para variar.

—Les dije que estaría ocupado —se excuso el rubio con una sonrisa algo nerviosa —Ser héroe profesional con misiones internacionales no es sencillo.

El menor sabía que no. Desde que su hermano mayor se convirtió en Hawks —tuvo un horrible escalofrío cuando escucho ese nombre la primera vez— las misiones a las que debía ir desde que salió de la academia se volvieron de gran importancia a nivel mundial. No era solo uno de los héroes más veloces de todo el mundo, si no que también se le consideraba un gran prodigio en cuanto espionaje y rastreo. Pese a su joven edad, tenía bastante respeto entre las comunidades de héroes de todo el mundo y se solicitaba su ayuda en varias ocasiones.

Claro, eso hacía que hubiera largo periodos de tiempo en los que no estaba en Japón. Pero Hawks ponía como regla que no haría misiones más largas de tres meses y que era libre de volver a su hogar en cualquier momento, hubiera una urgencia o no.

El cenizo todavía recuerda como en su pasado cumpleaños el mayor llego volando hasta el patio de la casa, provocando un paro cardíaco a sus padres cuando lo vieron vestido con una horrible bata negra de culto junto con collares que parecían hechos de dientes y una máscara de demonio. Antes de que se desmayaran —y llamarán a la policía— el rubio se mostró como era y se disculpo por su vestimenta, diciendo que no era prudente cambiarse durante un vuelo de tan larga distancia.

Por un lado, fue agradable que Keigo estuviera en su cumpleaños, le trajera regalos —montones de regalos— y le contara sobre sus aventuras. Por otro, su jodido cumpleaños no era un motivo por el cual volver a Japón durante su misión de encubierto a un grupo de villanos persas. Todavía recuerda el momento justo en que su padre se desmayo —lo cual tanto se trató de evitar— y su madre lo agarro de las orejas, literalmente, para llevarlo en su auto hasta el aeropuerto —con la confesión se le olvidó que el rubio podía volar hacía su destino— para hacerlo volver a su misión.

Sin dudas, uno de los cumpleaños más divertidos de su vida.

—Con más razón debes consolar a la bruja. Por lo mío y porque hace tiempo que no te ve —se acomodo la mochila al hombro y junto con el mayor, empezaron a caminar para salir del parque.

—Sí, sí, yo siempre poniendo el pecho por la familia —se rió el rubio, pasando cómodamente un brazo por los hombros del menor y volviendo a pegarlo a su cuerpo, el cenizo únicamente lo permitió porque sabía que pese a no expresarlo, debía seguir nervioso por el ataque —Por cierto, ¿ya estás preparado para tus exámenes?

—Más preparado que tú que los diste estudiando una semana antes, sí —se burlo el de ojos rojos.

—Hey, en lo académico no fui el mejor, ¡pero me lucí en el examen práctico! —se mostró orgulloso el de alas rojas —Aunque supongo que tratándose de ti, la pregunta es incluso tonta. Serás el mejor.

La muestra desinteresada de apoyo por parte de Keigo hizo que Katsuki se sintiera algo avergonzado y el rubio, sabiendo eso, se abstuvo de molestarlo —no quería quedarse sin plumas, muchas gracias— y le cambio de tema.

— ¿En serio no quieres mí recomendación, Katsuki? —cuestiono el rubio —Podrías hacer el examen especial con Shoto.

El cenizo soltó un bufido y negó con la cabeza. Cómo en la serie, Shoto Todoroki hizo el examen para entrar a Yuei con una recomendación de su padre, Endvador. Sin embargo, a diferencia de lo que vio en la serie, ahora participo en el examen debido a que su hermano mayor, Touya Todoroki, quien inesperadamente también se convirtió en un héroe —pero uno un tanto especial— era un juez de aquel examen.

Es decir, Shoto hizo el examen para impresionar al hermano mayor que admiraba y por el cual termino definiendo que quería ser un héroe.

A el de ojos rojos le alegraba eso, porque aunque el bicolor era muy parecido en cuanto personalidad a como fue en la serie, tenía varios opuestos. Seguía siendo un poco cerrado e introvertido, pero a veces salía con algún inesperado comentario que lo tomaba por sorpresa y también estaba su animosidad por Izuku. Le agradaba mucho, lo sentía como un buen amigo aún si se veían muy poco.

Pero, sí, hay un gran pero en esto y es que había una parte suya que le hacía sentir un poco reacio a mostrarse más cercano al bicolor. No sabría exactamente cómo explicarlo pero tenía una sensación de "peligro" cuando pensaba en hacerse más amigo de él.

Como un mal presentimiento.

Sí, era muy tonto, ya que Todoroki jamás le haría algún daño pero prefería conservar sus distancias hasta que esa sensación extraña se le fuera del pecho.

—No quiero entrar a Yuei por una recomendación —respondió el menor luego de un largo silencio —Haré el maldito examen como tú lo hiciste y seré el mejor de todos.

— ¿Cómo yo? —sonrió de lado el rubio.

—...Sí, pero que no se te suba a la cabeza —murmuro el menor avergonzado —Estúpido Kei-nii.

El de alas rojas soltó una leve risa y el cenizo pisoteo en el suelo cuando le comento que aquella actitud suya era adorable.

Fue casi un milagro que Keigo llegará a casa con todas sus hermosas plumas intactas.

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