Capítulo 85

— ¡Iida! ¡Tenemos problemas urgentes! —gritó Mei Hatsune alterada, usando parte de su equipo de batalla para pelear también, aunque mayormente esquivaba a los villanos y reportaba información — ¡Infiltrados en el edificio anexo! ¡Uno es portador de un quirk eléctrico del nivel de Kaminari-kun, extremadamente poderoso!

— ¡¿Cómo fue que llegaron hasta ahí?! —se alarmó Kendo que estaba cerca del delegado de la clase A.

— ¡Tenemos varios puntos débiles! —gritó la de cabello rosado, golpeando a un villano y volando con sus botas — ¡Y estamos en un campo muy abierto, chicos...! ¡Ay, ay, mis botas no son medio de transporte de villanos, bájate! ¡bájate!

Iida dió una vuelta, ayudando a la de cabello naranja a golpear uno de los villanos, luego ambos fueron hasta una punta del patio y acordaron sus planes. Él ya había arreglado para irse cuando la situación en las barricadas se estuviera controlando, lo que todavía no pasaba. Pero como era quien tenía el quirk más rápido, Kendo le dijo que fuera a revisar lo dicho por Hatsune. Si los villanos habían llegando al edificio anexo, podrían llegar de alguna manera a los ascensores subterráneos y lastimas a los refugiados que quedaban.

Espero que la batalla termine pronto. Quiero ir a ver a Yuna-san.

Según el último reporte, el pabellón de enfermería se mantenía sin alteraciones, pero le inquietaba que las puertas se hubieran cerrado acordé al protocolo de seguridad antes de lo esperado. El último mensaje que recibieron de ellos y que comunicó Hatsune, fue que estaban escasos de energía eléctrica y que priorizaron los soportes vitales de los heridos, apagando entonces las computadoras y las demás máquinas. Prometieron volver a comunicarse en una hora para dar un reporte nuevo.

El de lentes no podía negar que estaba ansioso por la rubia y deseaba ver que estuviera bien, pero no podía irse todavía, la situación segura siendo demasiado caótica. Se dirigió rápidamente al edificio anexo, encontrando ya en el primer piso un extraño congelamiento en una de las puertas que daba con un salón de clases, preocupado y teniendo un mal presentimiento, pateó un par de veces la puerta hasta que cayó abajo.

Entonces, la imagen que vio le hizo sentir que todo el mundo empezaba a girar y los sonidos a desaparecer.

—Yuna-san...—murmuro aturdido — ¡Yuna-san!

Era la imagen de una pesadilla, una que su cerebro ya había imaginado antes pero que su corazón nunca estuvo preparado para experimentar. La rubia estaba intacta en la superficie pero el charco de sangre debajo de ella, su piel pálida, sus ojos dorados sin brillo abiertos y el llanto de impotencia de Eri, junto con la mirada vacía de Rui, demostraban lo que pasó.

Por primera vez, sus movimientos no fueron tan rápidos como quiso, aún cuando debió ser cuestión de segundos lo que le tomo arrodillarse en el piso junto con los niños y sostener el cuerpo de la mayor entre sus brazos, seguía cálido pero empezaba a tornarse frío como el espacio donde estaban. La abrazo contra su pecho, deseando darle una protección que ya no podía sentir.

—L-La curé, la curé, debería estar bien —le llegó el susurro de la albina, cuyo cuerno seguía brillando y sus manos no se separaban del cuerpo de la rubia —Debería...

Kota y Nao no sabían que hacer, estaban en shock, Rui seguía llorando pero no hacia más sonido que ese mientras miraba a su hermana mayor en el suelo. Sus pequeñas manos en torno a la suya se negaban a soltarla.

Tenya se mordió los labios, mirando a las niñas no podía sentir que toda la esperanza se había perdido. Si Eri había rebobinado a Yuna, entonces podían tener todavía una esperanza, quizás solo hacia falta un impulso. Volvió a colocar a la mayor en el suelo y usando ambas manos, ejerció presión en contra su pecho, comenzando con las compresiones para la reanimación cardiaca. Rui alzó la cabeza para verlo, sus ojos dorados volvieron a derramar lágrimas, quería decirle a aquel chico que era inútil lo que hiciera, su hermana no iba a volver de todas formas. Pero se quedó callada y lo miro, lo vio y sin saberlo, rezó por un milagro.

Por favor, por favor, por favor. Yuna-san, vuelve. Te lo ruego. No te fallaré otra vez. Te cuidare mejor. Te trataré mejor. No tienes que corresponder mis sentimientos, solo vuelve conmigo, quédate. Has visto siempre lo peor del mundo, ¿no mereces disfrutar las cosas buenas? Por favor. Por favor. Vuelve. Todavía no es tiempo de que te vayas, ¡te lo ruego, quédate!

Mientras los pensamientos del joven dejaban su mente, sus labios repetían el ritmo que debía seguir, mil uno, mil dos, mil tres, mil cuatro y continúo dándole respiración de boca a boca a la rubia. Estaba por llegar a mil quince cuando debajo de sus palmas sintió un débil movimiento y las tuvo que sacar para confirmarlo, le puso los dedos medio e índice a la mayor en el cuello para verificar sus sospechas y sus ojos se pusieron acuosos cuando sintió el débil pulso.

Al ver esa reacción, Rui tomó la mano derecha de su hermana mayor e hizo lo mismo, había aprendido cómo tomar el pulso gracias a ella, algo que quiso aprender por simple y honesta curiosidad infantil. No logro sentir nada. Pero entonces, sintió una mano grande tocando con cuidado la suya, unos ojos azules que le miraban con calidez y que guiaron su mano suavemente hasta el cuello de su hermana mayor.

—Es muy débil, pero tiene pulso y es constante —le aseguro — ¿Puedes sentirlo?

—Sí...sí —confirmó la menor sintiendo las lágrimas saliendo nuevamente de sus ojos dorados, está vez por la felicidad y la emoción que sentía su pequeño cuerpo.

—Yuna-san se pondrá bien —soltó su mano el joven —Tenemos que llevarla a un lugar seguro. Vamos a los ascensores. Manténgase lo más cerca posible de mí y no se separen por nada, ¿entendieron, niños?

Los menores asintieron y obedientemente, se formaron detrás de Iida, tomados de la mano. Nao con Kota, Eri con Rui. Iban en silencio hasta el laboratorio, por el cual pudieron acceder a una puerta oculta y bajar al piso subterráneo donde estaban los ascensores. Un par de antiguos villanos que estaban en guardia los recibieron, primero un poco confusos por la aparición de un héroe y luego sorprendidos porque trajera a un pequeño grupo de niños.

— ¿Están heridos? —pregunto uno de los hombres preocupado.

—No, ellos están bien —informó el de lentes —Es ella la que requiere cuidados.

— ¿Ella? ¿Le afecto un quirk? —cuestiono el segundo villano mirando hacia la rubia en los brazos del joven héroe —No tiene heridas relevantes a la vista, ¿es algo interno?

—Su corazón se detuvo unos minutos. La reanime y volvió a funcionar. No sé cómo se pondrá o si despertará pronto, pero quería pedirles que se aseguren que sea en buenas condiciones —le entrego a la rubia a uno de los hombres, que la recibió con cuidado y apoyo una mano sobre su rostro para dejarle una caricia para después apartarse —Ella fue quien salvó a estos niños y es muy importante para mí, por favor, tratarla bien.

—Lo haremos —prometió el primer hombre — ¿La batalla sigue todavía?

—Sí —asintió el de lentes —Debo volver ahí. Así que si...

Iida se detuvo, sintiendo un golpe pequeño en su armadura, no dolía para nada pero estaba sorprendido porque no lo esperaba. Tuvo que agachar un poco la cabeza para ver quién le estaba reclamando su atención, encontrándose con los ojos dorados y todavía húmedos de la pequeña rubia.

—Iida-san, muchísimas gracias por salvar a mi Yu-neesan —se inclino la niña, agarrando fuertemente la tela de su pantalón y conteniendo las lágrimas de agradecimiento, se esforzó en ser lo más concisa posible —Le estaré agradecida toda la vida. Gracias.

Rui no había tratado mucho con el joven delante suyo, sabía que mantenía una relación con su hermana mayor dónde eran amigos, pero aparte de eso no lo conocía bien. Le parecía un chico amable y lo contrario a Denki en cuánto estudio y personalidad. No quería que se fuera sin que supiera lo agradecida que estaba con él por lo que había hecho.

El de lentes al ver a la niña sonrió levemente, se arrodilló en el piso para que fuera cómodo para ambos verse a los ojos y apoyo una mano en su hombro derecho.

—Le diré a Kaminari-kun lo que sucedió y a Aizawa-sensei. Muy pronto, alguno de ellos vendrá por Yuna-san, Eri-chan y tú —le prometió —Hasta entonces, cuida mucho de tu hermana, Rui-chan.

—Sí —asintió la rubia y agrego con algo de nerviosismo —Suerte en la batalla. Que no te pase nada malo, Iida-san.

—Gracias —se puso de pie de nuevo y miro una vez más hacia los villanos que hacían de guardias —Por favor, hagan que lleguen seguros hasta el ascensor y digan que tienen prioridad para bajar.

—Comprendido —aceptaron ambos hombres.

Iida asintió con gratitud hacia ellos y mirando por última vez el rostro dormido de la mayor, se alejó del pasillo y se preparó para volver a la batalla.

— ¡Viejo, cuidado!

Shoto atrapó a Enji antes de que siguiera chocando contra los árboles en el bosque. La ventaja que tuvieron sobre All For One desapareció cuando el villano enloqueció y ya no sabía a quién estaba atacando. Parecía estar peleando fuertemente contra alguien pero todos los golpes que lanzaba eran al aire y a las luces que estaban a su alrededor. Cuando su padre intento atacarlo, el villano no tuvo problemas para repelerlo y arrojarlo lejos. Mientras lo sostenía y apoyaba contra un viejo tronco, el bicolor se puso a ver la extraña batalla delante de sus ojos.

Había algo familiar en aquellas luces.

Se parecen un poco a la forma de las almas del quirk de Katsuki, ¿habrá tenido éxito?

El de ojos desiguales sintió su corazón achicarse ante la idea de que su novio hubiera tenido éxito en su plan y que el costo que pago por ello fuera demasiado alto. Estaba muy asustado por eso. Pero antes de que pudiera pensarlo a detalle, la voz de su padre la trajo devuelta a la realidad.

—Shoto, necesito que me ayudes a hacer un último ataque —dijo el pelirrojo, limpiándose del rostro la sangre que le caía de la nariz y de la boca —Él ya casi no puede seguir peleando. No prestes atención a su poder. Mira su cuerpo.

El menor hizo caso a las palabras de Endvaour, observando que en verdad tenía razón, de cerca, el cuerpo de Shigaraki parecía estar tomando una forma más negra y como de polvo. Una palabra para definirlo sería arena. Su cuerpo se estaba convirtiendo en arena.

—Lo que sea que lo este atacando, lo ha dejado débil y nos da la oportunidad de rematarlo —gruño el héroe, poniéndose de pie con esfuerzo y teniendo que aceptar el apoyo de su hijo para sostenerse — ¿Cómo está tu lado derecho?

—Duele pero estoy mucho mejor que tú —criticó el más bajo y al notar la mirada angustiada de su padre, confesó en un susurro —No puedo crear hielo. Únicamente fuego.

—Ese maldito...—murmuró entre dientes el pelirrojo, sintiendo más enojo hacia sí mismo que contra el villano, por no haber podido proteger a su hijo menor —Lo haré pagar, Shoto. Te lo juro. Vas a ayudarme en esto.

El menor asintió decidido y su padre le explico lo que debía hacer. Una simple distracción rápida al villano, para que Enji pudiera atraparlo con la guardia baja. Para eso, tendría que hacerse pasar por un señuelo y provocarlo. Como All For One estaba tan descontrolado, era difícil asegurar la efectividad de una distracción, pero aún así el menor se puso en el rango de visión del villano e intento atraerlo hacia él atacando con su fuego.

En parte, funciono y no funciono. Funciono porque Shigaraki le prestó atención. Pero no funciono debido a que el villano solo empezó a observar su quirk de fuego, como si eso fuera ayudarlo a combatir contra lo que lo estaba atacando. Shoto podía sentir su quirk desvanecerse entre sus dedos, pero se negó a parar y perder la atención del villano, dándole de lejos una señal a su padre que observaba impotente su sacrificio, espero a que hiciera su parte.

Endvaour se lanzó a la carga apenas hizo esa señal, aprovechando que el villano estaba de espaldas a él, lo atacó y llevo contra su cuerpo, elevando con lo que quedaba de sus llamas sus cuerpos hacia el cielo. Sus llamas ardieron de tonos rojos a azules hasta que el cuerpo del villano se volvió cenizas contra su piel, sin embargo, mientras caía hacia abajo, las últimas palabras que le dedicó el gran villano le llenaron de miedo y dudas.

Shoto atrapó el cuerpo de su padre, se quemó parte de la piel y se torció el tobillo derecho pero no le interesó, apoyo con cuidado a su progenitor sobre el suelo, su piel estaba muy quemada pero su rostro seguía siendo reconocible. La cicatriz que le dejo el Nomu en la navidad de hace tres años se volvió más grande y aún así, sus ojos azules seguían siendo claros y mostraban emociones angustiantes.

—Sho...to, vete a Yuei —tosió el héroe para que la voz le saliera más clara, estaba extremadamente herido, pero no iba a morirse. Solo había quedado completamente inútil para la siguiente parte de la batalla —All For One, ese desgraciado, aún muerto no va a tirar la toalla. Él...

— ¿Él qué? —cuestiono el menor preocupado al ver la mirada asustada de su progenitor — ¿Qué papá? ¿Qué pasa?

Enji no sabía si eran solo palabras viles de un hombre cercano a la muerte, si fueron una advertencia amable de lo que se venía, si eran amenazas vacías. Pero en su pecho la sensación de miedo no se iba y sabía que sus presentimientos mayormente estaban en lo correcto. Únicamente, no quería ser él quien diera una noticia tan catastrófica a su hijo menor.

—Él se va a llevar la esperanza que nos mantuvo peleando. Va tras Katsuki.

Las barricadas tenían un pequeño espacio para los heridos, la encargada principal de proteger ese lugar era Shizuka Ibara con su cabello, creando gigantes paredes llenas de espinas que los villanos no podían pasar. La segunda persona que la ayudaba era Tohru Hagakure, que con su quirk de invisibilidad, podía luchar fácilmente con los villanos que lograban entrar.

No podían hacerse cargo de los heridos en lo que protegían su pequeño refugio. Intentaban darles agua, verificar su pulso, ponerles algunos vendajes, pero no era mucho. Iida estaba empezando a llevarse a algunos de ellos a los ascensores, a los más heridos y aquellos que no podían seguir peleando por la sobrecarga que les causaban sus quirks. Ambas chicas vivían mucha angustia pero estaban dispuestas a cuidar de sus compañeros con su cien por ciento.

Cuando Bakugou abrió su ojo derecho, pudo sentir los vendajes sobre su cuerpo y que alguien amablemente le había puesto una camisa para cubrirlo. Al sentarse, vio que se encontraba en el piso, junto con otros heridos en la batalla que estaban inconscientes o que como él tenían dificultades para moverse. Intento abrir la boca para decir algo pero de inmediato empezó a toser y su pecho dolió terriblemente.

— ¡Bakugou-kun, vuelve a acostarte! —retó Hagakure cuando vio al cenizo despierto — ¡Tus heridas son demasiado graves, Iida-kun no pudo llevarte a los ascensores por eso mismo! ¡No te muevas!

El de quirk explosivo sintió una punzada en su cabeza por los gritos de la chica, su cuerpo estaba aletargado y sin dudas se seguía sintiendo cansado, pero se despertó debido a una extraña sensación. Para ponerlo en palabras, se despertó con la idea de que debía correr hacia un lugar, solo que no estaba muy seguro donde era.

Pero sus piernas no le respondían. Le dolía la cabeza y perdió demasiada sangre, ¿a dónde podría correr en aquellas condiciones? volvió a acostarse en el suelo, escuchando el suspiro de la chica invisible que estaba aliviada de que se hubiera puesto cómodo, le dió agua y le contó un poco acerca de como iba la batalla. Midoriya se estaba haciendo cargo de Shigaraki, los demás habían podido detener casi al sesenta por ciento de los villanos que intentaron invadir Yuei y ya no quedaban más refugiados en las instalaciones, todos lograron huir a las demás instituciones académicas de formación de héroes.

El cenizo le prestó atención pero el mal presentimiento que tenía le seguía haciendo dudar. Quiso levantarse nuevamente pero antes de que pudiera moverse, sintió un fuerte temblor en la tierra y las enredaderas de Ibara levantaron su cuerpo en el aire, en lo que se abrían grandes grietas alrededor de dónde estaban él y los demás heridos.

— ¡Bakugou-kun! —grito alarmada la chica invisible.

— ¡Necesito ayuda! —alerto la de cabello verde que no creía poder resistir mucho tiempo sosteniendo tantos cuerpos — ¡Tienen que atraparlos! ¡Rápido!

Los estudiantes se dividieron rápidamente, ya no había tantos villanos, así que podían encargarse de sus compañeros. Sero uso con velocidad sus cintas, haciendo que Sato y Koda sostuvieran unas puntas para crear una especie de malla que pudo salvar a cinco personas. Ojiro abrió sus múltiples brazos para atrapar a algunos y cubrirlos dentro suyo. Kendo atrapó a dos con su puño grande. Kaminari y Kirishima recibieron a su líder que estaba bastante pálido y mareado.

La pareja se miro mutuamente y dejaron a su amigo en el piso, para que estuviera mejor pero él de inmediato empeoró y apoyándose en ellos, se puso de pie.

—Deku —susurro sintiendo que el corazón se le detenía —Tienen que llevarme con Deku. Él está en problemas.

— ¡Pero estás en una condición horrible, amigo! —se negó el de dientes puntiagudos — ¡No quiero arriesgar tu vida!

— ¡Ei tiene razón Bakugou! ¡La zona donde esta Midoriya es zona de muerte segura! —exclamo el de rubio eléctrico — ¡Shigaraki convirtió todo a su alrededor en grietas y pozos, aún si quisiéramos llevarte...!

Un nuevo temblor sucedió y la figura de lo que parecía un enorme dinosaurio apareció delante de ellos, gigante y poderoso. Tenía las características del villano mutante Spinner pero se asemejaba más a un monstruo que una persona conciente y razonable.

— ¡Bakugou Katsuki! —nombró el dinosaurio de manera enloquecida — ¡Mataré a Bakugou Katsuki!

El cenizo miro a la gigante criatura, que parecía estar al mismo nivel de los Nomus o más, luego a sus amigos que se quedaron callados y dijo en voz baja.

— ¿Ahora sí puedo ir a la zona de muerte a la cual quiero, idiotas?

Denki y Eijirou no tuvieron más opción que hacerle caso a Katsuki.

Izuku sentía la respiración pesada, el cuerpo le dolía y su visión estaba borrosa por el cansancio. Finalmente, Tomura estaba en el piso, con una expresión en blanco, casi parecía relajado con los brazos estirados recibiendo los rayos del sol y los ojos sin parpadear mirando al cielo, seguía con vida pero eso no duraría mucho tiempo.

— ¿No me vas a dar el golpe final? —le pregunto en voz baja el de cabello celeste.

—No deseo matarte —confesó el de pecas.

— ¿Por qué? —quiso saber el villano con genuina curiosidad —Yo mate a muchas personas. Ataque a tu mejor amigo, ¿por qué no quieres matarme?

—Porque quiero salvarte. Pero, ¿tú quieres ser salvado?

Había visto lo que causó la destrucción de Shigaraki en la ciudad, la muerte de miles de personas, la aniquilación de la paz. Pero tampoco podía hacerse el tonto con las cosas que defendía el villano, las razones por las cuales las personas lo seguían, no eran todos por deseos de maldad y poder. Parte de los villanos que lo apoyaban estaban realmente en contra del sistema idealizado de los héroes, de la discriminación y la forma en que la sociedad se hacía de la vista gorda sobre ciertos problemas. Y también respecto de su historia personal, una de la cual Nana Shimura solo pudo darle una parte.

En su interior, quería salvarlo. Era un estúpido deseo que no sería concedido. El niño que era había muerto hacia mucho tiempo. Pero así se sentía y quería ser franco al respecto.

Lo último que le debía la vida a el villano, era que alguien fuera verdaderamente honesto y amable con él hasta el final.

—Quiero descansar —respondió el de cabello celeste —Quiero ir a ver a mi familia.

—Entonces, te haré compañía hasta que te vayas —sonrió levemente el de pecas, sentándose a un lado del villano y mirando hacia el cielo celeste —Me quedaré aquí hasta el final, Tenko-san.

—Tenko —repitió el nombre el mayor como si se le hiciera desconocido — ¿Quién me llamo así por última vez...? ¿Mi hermana? Ah, no, creo que fue mi madre.

—Ella seguro te está esperando, Tenko-san —uso su nombre otra vez, sintiendo que era más correcto llamarlo de esa forma.

—Sí...—cerro los ojos, inhaló profundamente y luego, exhaló —Adiós, héroe.

El de pecas miro mientras el mayor respiraba por última vez, su cuerpo empezando a desintegrarse por su cuenta, pero tenía una expresión de paz como si no pudiera sentirlo. Observó la vida que se escapaba entre sus manos y aunque en su interior sentía cierta culpa, supo que lo que hizo estaba bien. Se arrodilló, junto las palmas de las manos y murmuró una oración para el alma de Tenko Shimura.

Estaba por irse cuando escucho una voz escalofriante llamándolo desde atrás.

—Que descuidado eres, Izuku Midoriya.

No tuvo tiempo de reaccionar, sintió como era tirado al suelo por una mano que empezaba a desintegrar su hombro derecho, el dolor fue tan insoportable que grito y levanto la cabeza para ver a quien estaba encima suyo.

Shigaraki le sonrió, de una manera que hizo que su estómago se volteara y tuviera deseos de vomitar.

—Tomura se fue. Yo sigo aquí —susurro el villano de cabello celeste —Gracias. Has hecho más fácil que pueda manipular este útil cuerpo.

Midoriya grito nuevamente, está vez con una mezcla de odio e impotencia hacia All For One que había tomado el cuerpo de Tenko Shimura, ¡estaba muerto, merecía un descanso, que lo dejarán en paz! ¡¿cómo se atrevía a quitarle incluso eso y jugar con su cadáver como si fuera un títere?! ¡no se lo iba a permitir!

Uso One For All para patear al villano en el estómago y quitarse su peso de encima, trato de no prestar atención al color de su piel que se volvía gris y a lo inútil que quedó todo su brazo derecho para pelear. Se lanzó contra el villano con su puño izquierdo y lo mando a volar para que no lo tocará más, pero no retrocedió tanto como quiso y volvio a la carga.

El de pecas se concentro más en su defensa que en la ofensa, la pelea que había mantenido con Tomura lo dejo muy debilitado y no podía correr riesgos. Debía encontrar una especie de brecha para atacar a All For One. El villano parecía no poder controlar del todo el cadáver de su pupilo, sus movimientos eran torpes y descoordinados, pero una vez se acostumbrará vencerlo sería posible. Tenía que atacarlo antes que eso pero, ¿cómo lo haría?

No pudo usar el brazo derecho y mis piernas ya no aguantan más. Si lo atacó de frente, él va a tocarme y desintegrarme, ¿cómo puedo detenerlo?

Le había prometido a Uraraka volver a su lado pero sus opciones se estaban reduciendo drásticamente, acorralando su mente y haciendo un único escenario posible.

Que atacará a All For One y rezará porque el villano muriera antes de que el deterioro lo matará a él.

Soy el peor novio de todos. No puedo cumplir la única promesa que le hice, ¡maldita sea!

El de ojos esmeralda estaba en desesperación. No sabía qué hacer. Alargar el combate era darle ventaja a Shigaraki de que se aprovechará del cuerpo del fallecido. Darle fin ahora tenía la posibilidad de que su vida no estuviera garantizada.

Debía decidir. Pero no podía.

Sin embargo, cuando sentía que podía llorar de la frustración y del dolor, llegó a sus oídos la voz de su héroe.

— ¡Hey, estúpido Deku! ¡Muévete o te saco el alma también!

— ¡¿Kacchan?! —giro la cabeza aturdido y sus ojos se expandieron cuando vio el panorama delante suyo — ¡¿Un dinosaurio?!

Bakugou estaba encima de la espalda de Kirishima y Kaminari a su lado derecho, los tres corrían en su dirección huyendo de lo que parecía un gigante dinosaurio que parecía a punto de abrir su gigante boca y comérselos, mientras gruñía que mataría al de cenizo.

— ¡Midoriya, te tenemos un intercambio! —grito el rubio que corría muerto de miedo por primera vez en el día — ¡Tú te encargas de este amigo salido de Jurasicc Park y nuestro Bakugou se hace cargo de Shigaraki!

Por un segundo, el pecoso no supo si reírse, llorar o abrazar al cenizo que desde la espalda del pelirrojo sonrió abiertamente y vocifero.

— ¡Te dije que no estabas solo nerd de mierda! ¡Tu héroe está aquí!

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