Capítulo 84
— ¿Rui?
Eri sostenía la mano de Rui y Kota sostenía la suya. Cuando la pequeña rubia se giro hacia un costado, tiro de ella sin que se diera cuenta y a la vez del azabache, haciendo que chocarán contra un par de adultos ansiosos que solo sonrieron e ignoraron sus acciones.
Estaban en la fila de ascensores para abandonar Yuei. Como eran niños, tenían prioridad, pero habían elegido quedarse hasta el final y que primero pasarán los otros. Los tres se sentían asustados y angustiados por esta situación, sobre todo la albina y la rubia al saber que Yuna se quedaría en la enfermería cuidando de los pacientes que no podían ser trasladados. Pero algo en el comportamiento de Rui hizo que Eri se preocupara.
Parecía estar buscando a alguien y mientras más lo buscaba, más su ceño se fruncia y su mano derecha sudaba entre la suya, señal de ansiedad.
—No está —murmuró finalmente llamando la atención de los otros dos —Ese niño. No está.
— ¿Quién? —parpadeo confundido el azabache pero pronto logro hacer una conexión entre a quien buscaba su amiga y quién faltaba en la fila — ¿El idiota? ¿Nao?
Rui asintió. Kota y Eri miraron alrededor de la fila, a los niños que ya habían entrado en el ascensor y a los que faltaban, para comprobar las palabras de la rubia y verificaron que tenía la razón. Nao no estaba. El pequeño niño de cabello castaño y ojos violetas se hallaba ausente.
—...Su mamá sigue en la enfermería —murmuró la rubia —Ella...no puede moverse. Se dislocó la cadera. Y como no hay más sillas de ruedas disponibles o un familiar que la cuide, dijo que se quedaría para no causar problemas a los demás.
—Oh, carajo, ¡ese idiota fue a buscarla! —supuso el de ojos onix — ¿Qué hacemos? ¡Los villanos...!
El grito de Izumi no pudo terminar, en ese momento, el pasillo donde estaban empezó a temblar y las alarmas a sonar, los adultos entraron en pánico pensando que los villanos ya se acercaban a ellos y los niños comenzaron a llorar. Los héroes que estaban custodiando los ascensores los calmaron y los hicieron seguir subiendo uno por uno, mientras que por los parlantes se escuchaba que los villanos habían entrando en la zona A y B. El patio de Yuei y el primer piso de la academia.
Habían barricadas para evitar la entrada a el edificio principal pero si un villano lograba pasar, ¿qué haría con un niño?
Rui no tenía buenos sentimientos hacia Nao, lastimo a su hermana y no dudaba en molestarla cuando tenía la oportunidad, era un niño grosero y poco amable, con una madre gentil y dulce. Pero no por eso quería en su conciencia el saber que tuvo la oportunidad de hacer algo y lo dejo pasar por una infantil aversión.
—Iré a buscarlo —anunció, queriendo soltar la mano de la albina pero ella se la sostuvo más fuerte y la detuvo de que saliera corriendo — ¿Eri? Solo iré a buscarlo. Lo traeré aquí. No me pondré en riesgo.
— ¡Aún así iré contigo! ¡No te dejare sola! —afirmó su agarre en la mano de la albina y salieron juntas de la fila — ¡Kota-kun, entra el ascensor! ¡Ponte a salvo!
— ¡¿Acaso estás loca?! ¡Yo voy también! —tomó la mano libre de la de ojos dorados e igualó sus velocidades para correr los tres juntos — ¡A la carga!
Rui contuvo una sonrisa en lo que corría con los otros dos niños por los pasillos de Yuei, escuchando de manera lejana y a la vez cercana los ruidos de explosiones, disparos y gritos. La enfermería estaban en el tercer piso, así que, subieron corriendo por las escaleras y tuvieron suerte de llegar a un descanso cuando parte de esa estructura se vino abajo por culpa de un villano, bajar después por los ascensores ya no se sentía como una opción pero siguieron avanzado y llegando al segundo piso, vieron a Nao que subía las escaleras con rapidez.
— ¡Oye tú! ¡Bastardo suicida! —gritó el azabache dejando atrás el agarre de las manos de su amiga y tomando al chico de la remera para frenarlo — ¡¿Qué mierda haces aqui?! ¡¿Acaso te quieres morir?!
— ¡Suéltame! ¡¿Por qué...?! —se dió la vuelta el castaño y sus palabras se atragantaron en su boca cuando vio además del azabache, a las otras dos niñas que lo acompañaban — ¡¿Qué mierda hacen ustedes tres aquí?!
—Evitando que le causes molestias a Yu-neesan. Si vas a la enfermería para estar con tu madre, solo le darás problema a todos y harás que se preocupen —dijo la rubia intentando estar tranquila, cuando en realidad tenía el corazón acelerado por estar corriendo y muchísimo miedo por los ruidos fuertes que venían desde el exterior —Ven con nosotros a los ascensores. Encontraremos una manera de bajar todos juntos.
— ¡No quiero! ¡Vayan ustedes! ¡Yo quiero estar con mi madre, quiero estar con ella, no me queda nadie más en este mundo! ¡Mi padre, mis abuelos, mis tíos, mis primos, todos ellos se murieron! ¡Nadie queda para mi en este mundo! —sollozo el niño con los puños fuertemente apretados a sus costados — ¡Quiero estar a su lado! ¡Yo...!
Nao se quedó callado cuando Rui subió los escalones que le faltaban en la escalera y lo abrazo, era pequeña, bastante para su edad y el castaño era joven pero alto a la suya, su corazón sintió pena por él y no pudo evitar el querer consolarlo cómo harían sus hermanos mayores con ella.
Era extraño, siempre había sido dulce según las mujeres en su vecindario, su corazón bondadoso gracias al sacrificio de su hermana mayor y los cuidados amorosos de su hermano mayor. Tímida y amable, All For One la hizo querer distanciarse de todos, de querer únicamente la protección de sus hermanos mayores y su amor. Pero ahora...se podía decir que maduro más y que ya no le importaba tanto lo que pasará con su corazón.
Quería compartir su corazón el cuál fue conmovido primero por Bakugou Katsuki, quien salvó su vida y la de sus hermanos. Su corazón que fue abriéndose con cariño hacia las personas que ahora consideraba sus padres, la niña a quien si bien todavía no sabía si quería como hermana menor, tenía sentimientos muy profundos por ella. Para el niño que con una mirada feroz, comía sus bolas de arroz y decía que eran deliciosas.
Rui guardaba grandes sentimientos en su pequeño corazón, sentimientos que hasta ahora nunca compartió, por miedo y vacilación, pero que finalmente se sentía lista para expresar. Al menos, un poquito.
Al menos, lo suficiente para que Nao se sintiera comprendido.
—Yo también quiero estar con mi Yu-neesan. Pero no podemos hacerlo ahora, si vas ahí, tu mamá estará triste y si te paso algo, ella va a culparse —le dió unas palmaditas en la espalda y acaricio su cabello, como recordaba que hacía el rubio cuando estaba triste —Si a mí me duele que ver triste a mi Yu-neesan, no me imagino lo doloroso que debe ser para ti con tu madre. No le hagas esto. Vuelve con nosotros.
Nao se quedó aturdido, las lágrimas caían de su carita y los mocos por su nariz, quería abrazar a la rubia a la vez que deseaba empujarla y seguir su camino hacia su madre. Pero sus palabras hacían ruido en su cabeza, si iba hasta la enfermería, ¿su madre le daría una sonrisa y se preocuparía de que no estuviera en el ascensor junto con los demás niños? Más posible lo segundo. Ella estaría triste. La haría llorar.
No quería ver a su madre llorando. Ya tenía suficiente de eso.
—Hay que darnos prisa, mi tía me contó de unos pasillos adyacentes que podemos usar para llegar hasta el subsuelo —alertó el azabache que le preocupaba que pasaran tanto tiempo lejos de los adultos o algún héroe profesional —Los villanos van a empezar a entrar a esta parte.
Rui se separó del castaño y Nao no dijo nada, pero puso un pie en la escalera para bajar, Eri suspiro con alivio al ver que no fue tan difícil tratar con ese niño. Sin embargo, un giro de acontecimientos los sorprendió a todos.
Las escaleras empezaron a derrumbarse.
Los cuatro gritaron llenos de miedo y desesperación en lo que caían juntos con miles de escombros al primer piso de Yuei.
Yuna sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo y haciendo que su corazón doliera terriblemente, el sonido de un derrumbe se llegó a escuchar en la enfermería y a sentir en parte del lado derecho. Dió un par de vueltas antes de verificar en el panel de una pantalla qué había sucedido y así ver las imágenes en vivo.
En un inicio, todo lo que le mostraba la pantalla era el derrumbe de las escaleras de los pisos uno y dos, puros escombros y polvo. Nada de lo cual preocuparse. Pero después, vio a esos escombros moverse, observó que salía de ahí una pequeña figura, toda lastimada y con sangre y su corazón finalmente supo que tuvo la razón. Algo muy malo acababa de pasar.
Y no tenía el lujo de entrar en pánico.
— ¿Kaminari? ¿Qué sucede?
Uno de los antiguos villanos que ayudaba a cuidar la enfermería la miro cuando noto su semblante blanco y después a la pantalla, viendo las mismas imágenes también se preocupó e inquieto, volviendo a enfocarse en ella.
— ¿Quieres que vaya a buscarlos? -ofreció determinado.
Yuna negó con la cabeza, mientras agarraba un bloc de notas que estuvo usando para comunicarse y una lapicera, escribió rápidamente lo que quería que el hombre hiciera. Él tomó el papel y la miro asustado.
—Pero...vas a morir, ¿lo sabes, no? —pregunto preocupado — ¡Eres Power! Muchos te van a reconocer y no dudo que van a querer matarte, ¡aquí al menos podemos protegerte un poco! ¡si te vas sola estás condenada!
La rubia ignoro las palabras del hombre y las miradas de las personas de la enfermería. Eran un grupo pequeño, de menos de diez personas, defendiendo la enfermería. Los demás villanos redimidos se hallaban en las barricadas, protegiendo el frente y siendo de ayuda para los estudiantes de Yuei. Otra parte se encargaba de custodiar los pasillos donde estaban los ascensores, asegurándose que los refugiados puedan llegar a salvo a sus destinos. No conocía a ninguno de ellos, pese a que algunos rostros sí le eran reconocibles. Ellos no le debían nada y ella tampoco a ellos. Agradecía que quisieran cuidarla pero no era necesario.
Si su destino era morir hoy, que así fuera.
Yuna volvió a presionar el papel contra el pecho del hombre, quien suspiro y acepto seguir sus órdenes. Una vez ella salió de la enfermería, activaron el protocolo de seguridad, las puertas se cerraron con paneles de metal y hierro. No volverían a abrirse para ella. Sus piernas empezaron a correr por los pasillos para llegar a las escaleras que se mantenían todavía, al llegar hasta el final de ellas, viendo los escombros que la esperaban debajo, la rubia trago saliva y simplemente salto los metros que le faltaban, intentando caer lo mejor posible, consiguió solamente golpearse el hombro derecho contra una de las piedras y su pierna derecha fue cortada por los bordes afiliados. Nada grave. Tosió debido al polvo del derrumbe y empezó a buscar entre los escombros, a mover las piedras y todo lo que estuviera a su alcance.
Deseo muchísimo poder gritar los nombres de las pequeñas figuras que vio heridas entre los escombros pero como no podía hacerlo, siguió moviéndose, caminando y buscando. Los villanos todavía ignoraban su presencia, peleaban más adelante en el patio de Yuei, así que estaba momentáneamente a salvo.
Al patear un escombro, Yuna vio un dedo, ese solo basto para que se arrodillara y moviera el resto de las piedras, revelando así a dos niños, uno de cabello azabache y otro de cabello castaño, estaban muy heridos, pero con pulso y el azabache abrió los ojos levemente cuando sintió que lo estaba tocando.
—Ru...—tosió el niño, sangre salía de su boca y la rubia se aterrorizó al pensar en la posibilidad de un neumotórax —Eri...
Kota no recordaba cómo pero había agarrado al idiota de Nao antes de caerse y Eri hizo lo mismo con Rui, entre ellos intentaron tomarse de las manos, pero no fueron lo bastante rápidos y ahora no tenía idea de dónde estaban sus amigas, ¿y qué pasaría si murieron en la caída? La idea le daba tanto miedo que las lágrimas salieron sin su permiso y la rubia le acarició la mejilla un segundo antes de seguir buscando. Estaba casi segura que la camara debía apuntar a cierto ángulo y que debido a el lugar donde estaban los otros dos niños, sus pequeñas hermanas no podían estar lejos. Al caminar apenas unos setenta centímetros, descubrió parte del hombro y la cara de la albina.
Rui la intentaba sacar con todas sus fuerzas, su rostro lleno de lágrimas mostraban que ni había notado la presencia de su hermana mayor tan cerca o de lo contrario le habría pedido ayuda, parte de su cabeza del lado derecho estaba sangrando y se arrastraba entre los escombros, como si no pudiera ponerse de pie. Cuando la mayor vió su pierna izquierda, se dió cuenta que su hermana menor tenía el hueso de la rodilla en una posición extraña y que la zona se iba poniendo cada vez más y más inflamada. Corrió hasta ella y la detuvo, los ojos dorados como los suyos le devolvieron la mirada.
—Y-Yu-neesan, es mi culpa, por mi culpa Eri y Kota...—sus lágrimas mojaban todo su rostro sucio por el polvo y la sangre —Es mi culpa, es mi culpa, ellos...
Yuna negó con la cabeza y movió gentilmente a su hermana, escondiendo su pequeño cuerpo entre los escombros, después de hacer eso se dirigió a sacar a la albina, su rostro estaba pálido y la rubia se angustio cuando no despertó al acostarla sobre su pecho. Pero luego de treinta infernales segundos, Eri abrió sus ojos rojos y uso su quirk —el cual EreserHead le estuvo enseñando cómo debía usarlo— para curarse a sí misma con facilidad. Una vez estuvo bien, ella buscó con la mirada a Rui, al verla a poca distancia y herida, salió corriendo para ayudarla.
—Eri...lo siento, lo siento, lo siento —murmuro la rubia, abrazando a la albina en lo que sentía su quirk haciendo que sus heridas se fueran —Lo lamento.
—Rui no tiene la culpa de nada —aseguró la albina, sonriendo y al notar que la rubia seguía llorando de manera descontrolada, le dió un beso en la frente —Te quiero, me alegro de poder usar mi quirk para ayudarte.
La rubia apretó los labios y quiso seguir diciendo que esto era su culpa, pero al final solo abrazo a la albina y murmuró que ella también la quiera muchísimo. Yuna se acercó a ellas en ese momento, con Nao que estaba cojeando de una pierna y Kota a quien llevaba en brazos. Eri uso rápidamente rebobinar en ambos para curarlos. Una vez los cuatro niños estuvieron sanos, la mayor se permitió una breve sensación de alivio y les puso unas telas encima de las ropas que ya llevaban, no eran tan buenas como su chaleco antibalas, pero debían protegerlos cuánto pudieran.
Aún así, al final insatisfecha se sacó el chaleco antibalas y se lo abrochó a Rui sobre la tela. La faja de protección —hecha de un material parecido al chaleco pero menos resistente— que también tenía se la colocó a Eri. Una vez termino eso, miro hacia los niños para disculparse, pero ellos parecieron comprender porqué eligió dárselos a ellas y no a ellos, así que no hicieron el menor comentario y le dieron las gracias por las telas.
Yuna les indico mediante señas simples lo que tenían que hacer, caminar agachados y con cuidado hasta salir del primer piso. Después de ahí, los guiaría por los patios laterales hacia un pequeño laboratorio que se encontraba en un edificio anexo, en el laboratorio estaba la puerta más cercana que daba con el piso inferior de Yuei y los ascensores. Era un camino demasiado expuesto, pero como las escaleras estaban bloquedas por los escombros, no les quedaba otra alternativa.
Los niños obedecieron las órdenes que dió y se arrodillaron en el suelo para gatear usando sus cuatro extremidades, sus cuerpos temblaban cuando llegaban ruidos fuertes hacía dónde estaban y tenían que morderse los labios para no gritar debido al miedo que sentían, sus rodillas y las palmas de sus manos se fueron raspando y cortando a medida que pasaban por los escombros hasta que se terminaron. El resto del pasillo estaba libre y sin dónde esconderse.
La mayor apretó más fuerte la pistola de mano que se llevó e hizo una señal para que los niños se pusieran de pie, después lentamente módulo la palabra corran cuando vio que era seguro y ellos lo hicieron. Luego, abrieron la puerta y salieron al principal patio exterior. Se suponía que los villanos todavía no pasaban las barricadas en la puerta principal, así que todavía no deberían haber llegado al patio, pero aún así la mayor se puso delante de todos los niños y camino mirando hacia todos lados. Cuando atravesaron todo el patio hasta el edificio anexo, abrieron las puertas y se dirigieron por el pasillo principal hasta el laboratorio.
Estaba todo muy en calma. Como si la batalla todavía no hubiera llegado hasta esa parte de la academia y solo pudiera esperarse ver a estudiantes yendo a clase. Esa calma le estremeció todo el cuerpo a Yuna y antes de darse cuenta, ya había empujado a Kota y Eri hacia un salón vacío cuando los primeros disparos comenzaron. Luego, arrastró a Rui y Nao, sintiendo el dolor de una bala en su muslo derecho y el roce de otra en su brazo izquierdo.
— ¡Ja, le di a Power! ¡Le di, le di, le di!
— ¡Hey, Power, sal a jugar con nosotros! ¡¿O no nos extrañabas?!
— ¡All For One dijo que podíamos hacerte lo mismo que tú nos hacías con tus campos de fuerza eléctrica! ¡¿Qué te parece?! ¡Sal y veamos nuestras fuerzas!
Que conveniente hablar de fuerzas con alguien que no tiene quirk.
Yuna dejo los pensamientos irónicos para más tarde. Cerro la puerta y uso una silla para asegurarla con fuerza. Después, corrió hacia donde estaban los niños, Rui y Eri ya habían tirado el escritorio de ese salón de clases, el mueble más grande que podían usar cuatro niños y una mujer joven para defenderse de los villanos. Se refugio junto con los niños en ese lugar, verificó rápidamente que estuvieran bien y no dejo que la albina la tocará.
Guarda tu quirk, Eri. No hace falta.
Si usaba demasiadas veces rebobinar, estaba la posibilidad de que perdiera el control o se cansará. Estaban en una situación crítica, por lo tanto, la mayor prefería aguantarse el dolor de sus heridas para que la de ojos rojos use en otras oportunidades su quirk.
Eri hizo una mueca, notando la sangre en las heridas de la mayor y como su rostro se tornaba pálido, sin embargo, no insistió y se escondió junto con la pequeña rubia en el escritorio, Kota la cubrió con un brazo cuando noto que se asusto por los golpes en la puerta y Nao, de manera incomoda, cubrió los oídos de Rui que se mordía los labios debido al miedo. Yuna los observó impotente y luego a la puerta que no duraría mucho tiempo.
Tenía que hacer algo. Debía deshacerse de los villanos y volver por los niños. Pero si salía ahora no estaba segura de poder volver. Había visto a unos tres villanos pero podían ser más y sus quirks le eran desconocidos, aún así, eligió arriesgarse y dejo el escondite, beso la frente de sus hermanitas y abrazo despacio a los niños. Después, se puso de pie y disparo a la puerta sin vacilar, escuchando los gritos de los villanos detrás de ella. Al tener su distracción, quitó la silla y abrió, un dolor agudo en su cuello la sorprendió y alguien volvió a arrojarla dentro del salón de clases.
— ¡Tramposa Power! ¡Disparar va contra las reglas! —se burlo uno de los villanos —Oh, ¿por qué no usas tu quirk? ¡cierto, ya no tienes uno! ¡ja!
—Mira lo que tenemos aquí, Power, no sabía que fueras mamá —agrego una villana mirando hacia los niños escondidos detrás del escritorio — ¿Uno de ellos es el hijo de All For One? Ah, que pena. Tendremos que matar a su mami y llevarlos con papá. Él de seguro estará feliz de verlos.
—Poweeeeer —canturreo el último villano que entró al salón — ¿Por qué no hacemos las cosas fáciles para ti? ¡Si matas a uno de los niños, puedes volver con nosotros! ¡Seremos camaradas otra vez!
— ¡¿Qué?! ¡Yo quiero matar a esta puta zorra! ¡A la mierda lo de ser camaradas! —gruño uno de los villanos — ¡Por la maldita culpa de su quirk casi me muero!
— ¡Los rencores son cosa del viejo mundo, este el nuevo mundo, hermano mío! —se rió el villano —Anda, Power, mata a uno de los niños, abres las piernas para mí y está chico de aquí y te perdonamos.
—Asquerosos —arrugó la nariz con disgusto la villana pero estaba sonriendo como si le gustará la idea.
—Ja, si abre las piernas quizás no la mate —sonrió el otro villano degustando la imagen de la rubia en el suelo, de ojos dorados y figura delgada —Incluso podría considerar tomarte como mi puta personal, Power. Si la chupas bien, claro.
Yuna escupió en el piso y su respuesta a tal maravillosa propuesta fue usar la silla como arma contra los villanos. El que estaba más desquiciado rio encantando como si ya hubiera predicho esa respuesta por su parte, el que la quiera muerta gruño y usando solamente las manos partió la silla a la mitad, la mujer le miro como si fuera tonta y se burlo.
—Bien, cómo quieras, les daremos a estos niños un adorable espectáculo —dirigió una mirada hacia los menores y en sus labios se formó una sonrisa torcida y llena de malas intenciones — ¿O deberíamos hacer que formen parte? Nunca me gustaron los niños. Vamos a matarlos antes de que puedan empezar a llorar.
La rubia sintió un escalofrío cuando la temperatura dentro del laboratorio disminuyó y las ventanas junto con las cerraduras en la puerta se congelaron por completo. El villano desquiciado miraba a su alrededor con fascinación y asintió satisfecho por su obra.
Un quirk de hielo. Mierda.
—Ah, hermoso mi escenario, ¿no chicos? —busco la aprobación de sus compañeros quienes lo ignoraron —Oigan, al menos podrían darme las gracias. Nadie podrá venir a molestarnos.
—Sí, sí, lo que digas —giró los ojos la villana y apunto con el dedo a la rubia — ¡Pared!
Yuna sintió su cuerpo siendo empujado por una fuerza antinatural hacia atrás y su espalda choco brutalmente contra la pared lateral del salón, el concreto se deformó y se volvió líquido intentado deslizarse en la piel de sus muñecas. No sabía de qué quirk se trataba. Solo que sería realmente malo quedarse atrapada en la pared. Se alejó pero antes de que pudiera correr a otra punta, un puñetazo le dió de frente en la cara y el villano que había roto la silla le miraba con odio.
Sus manos brillando como si fueran de metal. Fue lo único que pudo reconocer mientras le cabeza le daba vueltas y su nariz sangraba.
—Quieta, Power —le afirmó la mandíbula —El espectáculo está por comenzar.
La rubia pateó al gigante villano pero fue en vano cuando él se alejó y siguió sintiendo el concreto en la pared atrapando su cuerpo, mientras que los otros villanos se acercaban a los niños. Su boca se abrió pero no podía gritar y en la desesperación, saco un cuchillo que tenía oculto entre el jean y el estómago. Antes que el cemento líquido pudiera volverse sólido, apuñaló al villano en el ojo derecho y salió corriendo hacia donde estaban los menores.
— ¡Arg! ¡Hija de puta! ¡Maldita!
El grito, por supuesto, alertó a los demás villanos. Ya sabía que el quirk de uno era inútil, aparte de congelar el ambiente, no hizo nada más. Por lo tanto, le disparo en la pierna derecha y lo derribo de una patada. A la villana, antes de que pudiera gritar y activar su quirk, la agarro del cabello y golpeo su cabeza fuertemente contra una pared. No logro dejarla inconsciente, pero sí aturdida y confundida. Estaba por volver a atacarla cuando el villano más grande la tiró del brazo izquierdo e intento arrojarla al suelo, ella se aferró al cuerpo del hombre para que no la tirará, pero el otro villano se puso de pie y ayudo a su compañero. Entre los dos, finalmente, la arrojaron al suelo y le patearon en las costillas con fuerza, haciendo que se acumulará el sabor metálico de la sangre en la boca.
— ¡Yu-neesan! ¡Yu-neesan! —grito Rui llorando y queriendo ir al lado de su hermana mayor — ¡Yu-neesan!
— ¡Rui, baja la cabeza, baja la cabeza! —le advirtió Eri quien también lloraba y temía por la vida de la mayor, pero más por la de la pequeña rubia que intentaba salir de su único lugar seguro — ¡Baja la cabeza!
— ¡Yu-neesan, Yu-neesan!
—Aw, que lindo, ¡Yu-neesan! —imitó el tono de la niña el villano desquiciado — ¿Ese es tu nombre, Power? ¿Yu? ¡Es adorable!
—No es Yu, idiota. Es Yuna —gruño la villana, acercándose hasta sus compañeros y poniendo sus botas de tacón alto en la cabeza de la rubia, dándole patadas con enojo —Yuna perra Kaminari. Ese el nombre completo de la hermosa y fría Power, el arma de disciplina favorita de All For One, ¿por qué una niñata habrá sido tan útil para nuestro señor? Realmente no lo entiendo. Es tan patética como su hermanita llorona.
La villana se inclino y los otros dos se alejaron, Yuna sentía el cuerpo carente de fuerzas, la pistola que traía se hallaba muy lejos de ella, con solo dos cargas disponibles, su cuchillo estaba más cerca, con la sangre fresca del villano. Debía esperar una oportunidad y tomarlo. Debía ser paciente, no le dió la satisfacción a la villana de hacer la menor mueca cuando deslizo sus uñas largas y afiladas por su rostro, no abrió la boca al sentir al villano más grande poniendo todo su peso sobre su pierna derecha y al otro saltando sobre la izquierda, no hizo nada. Dolía. Mierda que dolía. Pero solo espero e ignoró los gritos de súplica de Rui que hacían doler más su corazón que otro dolor físico.
Su hermana menor no tenía que pasar por esto otra vez.
¿Por qué no podía ser una buena hermana mayor y protegerla? ¿Cómo es que le había fallado tanto a ella y a Denki?
—Power, sabes, creo que seré piadosa y directamente te mataré ahora para que no veas lo que le haremos a esos mocosos llorones —dijo la villana en un fingido tono amable —Ha, pero te lo contaré. A la niña que se parece a ti, le arrancaré esos hermosos ojos dorados. A los niños les cortaré los brazos y los pondremos en las ventanas. A la otra niña, hum, todavía no lo sé. Quizás cortarle sus deditos, uno por uno, sí, sí. Sus deditos. Los cortaré y los pondré alrededor de tu cuerpo muerto, Power. Y...
La rubia no escucho nada más, las palabras de la villana dejaron de estar presentes en sus oídos cuando empezó a sentir un cosquilleo asqueroso y familiar en la punta de sus dedos, que fue subiendo hasta su cabeza y descendiendo a sus pies. Luego, la sensación de hormigas en su garganta, hormigas rojas que masticaban su laringe y faringe, escupían su carne y formaban sus cuerdas vocales. Quiso llorar, por el asco y la felicidad que sentía. Pero no tenía tiempo para eso. Una oportunidad de oro se le mostró y pensaba aprovecharla.
La villana había ido a tomar su cuchillo, los villanos se pusieron a la izquierda y derecha de su cuerpo, dejando a su compañera llevarse el honor, ellos serían meros espectadores.
Yuna cerro los ojos y sintió la electricidad bajo su piel, acariciando su cuerpo, susurrando en sus oídos. Tan asqueroso y reconfortante como recordaba.
Realmente, quirk, te odio. No te quería devuelta, prefiero morir que volver a usarte, pero esto no es por mí. Esta vez, no te usaré para protegerme. Así que, por favor, es la última vez. Ayúdame. Ayúdame.
—Hasta nunca, Power —alzó el cuchillo la villana y su mano empezó a descender hacia el pecho de la rubia —Nos volveremos a ver en el infierno.
Oh, me encanta esa idea. Pero pueden ir ustedes primero y guardarme un lugar.
Yuna sonrió de oreja a oreja y la villana se mostró inquieta por esa sonrisa, pero ya fue demasiado tarde cuando ella tomó su muñeca con fuerza. El cuchillo se desvío del corazón de la rubia, aunque sí atravesó su carne y se inserto de manera profunda. Una corriente eléctrica los envolvió a los tres villanos, una electricidad que los hizo gritar de dolor y arrodillarse en el piso, una electricidad que bailaba por todo el salón, salvaje e indomable, pero que no se acercaba al pequeño lugar donde los niños seguían escondidos, viendo la escena asustados y preocupados.
El campo eléctrico tenía dos funciones, retener y lastimar. Yuna había usado esa técnica numerosas veces en el pasado, por pedido de All For One, para calmar a sus seguidores más locos y frenéticos. Una forma de disciplina. Las ondas eléctricas golpearían el sistema nervioso hasta que las víctimas se desmayaran. La rubia siempre intentaba ser piadosa y que fuera un dolor rápido, que se desmayaran al apenas sentirlo. Pero All For One le exigía la retención hasta que los villanos entendieran porque estaban recibiendo esa disciplina.
Yuna odiaba el campo eléctrico. Odiaba usarlo más que odiaba usar su quirk en forma de dos espadas eléctricas para cumplir las órdenes de asesinaro. En esta ocasión no era distinto, los gritos de estos villanos iban a permanecer de manera permanente en sus oídos. Su quirk no estaba del todo en su control, así que el campo eléctrico estaba débil y siendo prolongando. El sufrimiento se acabó cuando la rubia comenzó a sentir que la faltaban fuerzas y que la sangre en su pecho empezaba a acumularse debajo de ella.
Su quirk se fue. Y ella estuvo seguro que ya no quedaba nada de electricidad en ella. Los villanos se habían desmayado a su alrededor. Los niños corrieron para ayudarla y Eri empezó a usar su quirk para sanarla, pero la rubia sabía que era inútil. No podía rebobinarla tan rápido.
Entonces, únicamente quería hacer unas cosa.
—...Ru...i —modulo con dificultad, permitiendo finalmente que las lágrimas cayeran de sus ojos dorados y estiró la mano derecha para tocar el rostro de su hermanita —Rui...
Su voz sonaba ronca, débil, feliz. Yuna creyó que nunca más sería capaz de pronunciar el nombre de las dos personas que más amaba en este mundo, lo único que tenía en esta vida, sus preciados y maravillosos tesoros.
—Rui...—volvió a repetir llena de amor y devoción por esa pequeña criatura arrodillada en el piso a su lado —...Te...amo.
—N-No, Yu-neesan, aguanta, aguanta por favor —lloriqueo la rubia sosteniendo la mano de la mayor fuertemente contra su rostro y sintiendo lo fría que estaba —Por favor...por favor...
Yuna acaricio debilmemte el rostro de su hermanita con sus dedos y luego giro despacio la cabeza para mirar hacia Eri, el cuernito en su cabeza brillaba pero pese a que sus heridas se estaban rebobinando, la rubia sabía que no podía hacer nada. A su corazón le quedaban pocos latidos.
—Eri...estoy...feliz...de haberte...conocido —pronunció cómo pudo, sintiendo el cansancio y el dolor queriendo arrastrarla hacia abajo —...Es triste...que no hubiera podido...pasar más tiempo contigo.
—Yuna-neesan, ¡no te rindas! —protesto la albina — ¡Te salvaré! ¡No te rindas!
— ¡No cierres los ojos, Kaminari-san! —agrego Kota.
— ¡Resiste un poco más! —rogó Nao.
Que extraño, estoy llena de arrepentimientos y remordimientos, pero me siento en paz. Hay cuatro niños llorando por mi, ¿qué más puedo pedir? Viví lo suficiente. Si es momento de ir a enfrentar todo lo que hice, está bien. Solo deseo que estos chicos lleguen a un lugar seguro.
Yuna inhaló profundamente y luego exhaló, sus ojos se fueron cerrando en lo que escuchaba a los niños gritando más y más fuerte.
Después, por algún motivo, le pareció escuchar la voz de Tenya.
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