Capítulo 80
— ¡Hora del bañooooo! —exclamo entusiasmado Kaminari — ¡Chicos, tenemos un 10-13! ¡He dicho 10-13! ¡Red Riot y Grape Juice, sujeten a Deku para bañarlo! ¡Uno, dos, tres!
Midoriya no tuvo tiempo de decir nada desde el momento en que el rubio lo agarro del brazo para arrastrarlo al baño y Kirishima junto con Mineta lo sostuvieron para quitarle toda la ropa y salpicarle con agua. A lo lejos, escucho a Iida decir que quemaría su ropa y a Bakugou riendose diciendo que esperaría afuera. Sus compañeros lo movieron tan rápido que ni sabía dónde estaba el jabón o el shampoo, solo que alguien le estaba frotando la cabeza en unos minutos, que le cepillaron los dientes con pasta de menta fresca y que luego lo arrojaron a la tina de agua caliente como si fuera un perro. Estaba tan aturdido y a la vez, sosegado, debido a la sensación del agua caliente y el aroma a limpio que tenía el baño que ni pudo molestarse.
Kaminari le dió una sonrisa de oreja a oreja sentado delante de él, bajo el agua y con las mejillas rosadas por el calor.
— ¿Que tal? ¡Un buen baño y luego, a la cama sin demoras Midoriya! —le salpicó un poco de agua en la cara y le limpio la espuma del cabello que le quedaba —Tu mamá se encargó de tu dormitorio desde el primer día. Tienes una cómoda cama esperándote.
—Primero tiene que cenar —dijo Todoroki, que había elegido tomar un baño junto con los demás —Katsuki dijo que le haría katsudon.
El bicolor noto como los ojos esmeralda del pecoso brillaron al escuchar el nombre de su platillo favorito y su estómago traicionero gruño en ese instante, causando en los demás risas y comentarios acerca de que incluso le darían muchos postres antes de que se fuera a acostar. Se sonrojo un poco debido a la vergüenza y les agradeció. Fue en ese momento, en que se le acercó y le dió un pequeño golpe en la frente.
El más bajo le vio confundido.
—Por hacernos preocupar a Katsuki y a mí...Izuku —murmuro el de quirk dual — ¿Está mal que te llame por tu nombre a partir de ahora? Después de tantos años, se siente un poco raro. Aún si lo hice un par de veces antes.
—Sí, lo es, pero me gusta —sonrió conmovido el de ojos esmeralda —Podemos ir de a poco, Shoto-kun.
—De acuerdo —asintió el más alto satisfecho, aprobando que lo llamará por su nombre —Saldré primero. Ayudaré a Katsuki con la cena.
— ¿Aprendiste a cocinar? —pregunto interesado el de pecas.
—Un poco, Katsuki es un buen profesor.
El de quirk dual se retiró del baño, se puso una toalla en la cintura y salió a los vestuarios, al hacerlo, se quedó congelado debido a que Uraraka se encontraba sentada en uno de los bancos, bostezando y con su uniforme de heroína todavía puesto. Ella giro la cabeza para verlo, tenía ojeras oscuras —estuvo bastante enfocada en la búsqueda del pecoso, así que, apenas dormía correctamente— y el cabello mojado por la lluvia pegado en sus mejillas.
—Perdón, Todoroki-kun, ya me voy para que te puedas cambiar —se puso de pie, dándole una disculpa a su incómodo amigo y viendo hacia la puerta que daba con las duchas — ¿Aún les falta mucho?
—No lo creo —respondió el de quirk dual y agrego — ¿Estás preocupada de que Midoriya se escape? Eso no pasará.
La castaña sonrió de una forma triste, se llevó una mano al pecho y le miro, la sinceridad en sus ojos chocolate era dolorosa. El más alto pudo entender con solo esas acciones que ella creía que el de pecas realmente era capaz de irse nuevamente.
—Deku-kun tiene un corazón frágil. Me asusta que si lo dejamos solo, vuelva a pensar en lo de All For One y las personas que pone en peligro estando aquí —confesó la de ojos chocolate —Tengo miedo de irme a dormir y despertar mañana con una carta diciendo que se ha ido otra vez.
—Uraraka...—murmuró el bicolor sin saber muy bien qué decirle.
—Lo quiero mucho. Lo amo. Me aterra volver a perderlo y nunca recuperarlo.
Shoto cerró la boca entonces, decir cualquier cosa, sería estúpido de su parte. Ochako estaba actuando acordé a sus sentimientos, él haría lo mismo si estuviera en su lugar, aterrado de perder a la persona que amaba, siendo capaz de morir de la tristeza por una nueva separación. La hubiera abrazado si estuviera en condiciones para hacerlo. Al final, ella se fue y él se puso unas ropas más cómodas, el pantalón deportivo de Yuei y una remera blanca. Apenas terminó, los demás salieron, Eijirou hablaba con Denki sobre la cena y otras cosas, Izuku caminaba medio dormido siendo guiado por Minoru. Los espero a que se pusieran las ropas y salieron juntos.
Como había supuesto, la castaña los esperaba afuera, apoyada en la pared delante del vestuario, con una expresión cansada y dormida, que se despejó un poco al ver al pecoso. Él también se despertó al verla.
—Hum, como que deberíamos irnos —dijo el rubio rápidamente, tapando la boca de Mineta para que no dijera nada acerca sobre quedarse ahí y escuchar una confesión de amor — ¡En marcha, chicos!
De manera obediente, el grupo de chicos de la clase A siguió al de quirk eléctrico, el de quirk dual dió una mirada curiosa a la de ojos chocolate, la que se estaba poniendo roja por algún motivo y tuvo el presentimiento de saber qué estaba por hacer. Le dió una palmada de ánimo al de pecas y se retiró.
Tenía que darle la noticia a Katsuki.
—U-Uraraka-san, g-gracias por lo que hiciste antes. Gracias a ti la multitud me aceptó —tartamudeo nervioso el de pecas su agradecimiento primero, pese a que tenía muchas otras cosas que quería decirle a la chica delante suyo —Tus palabras...fueron increíbles.
—Las dije desde el fondo de mi corazón —sonrió la castaña y luego, inhaló profundamente y exhaló, sus ojos chocolate se pusieron brillosos y el cansancio le hizo querer apoyarse en la pared, pero se quedó derecha —Deku-kun, hay algo que quiero decirte desde hace tiempo.
— ¿Si...? ¿Qué es?
El corazón debería latirle fuertemente pero, en realidad, se sentía muy tranquila. Quizás, porque desde hacia mucho que quería decirlo. Tal vez, debido a que las experiencias le enseñaron que había algo más terrible que el rechazo y romper su amistad.
Izuku podía rechazarla y romperle el corazón pero eso era mejor a que nunca haberle dicho lo mucho que significaba su existencia para ella. Decirle sus sentimientos, le daría paz a sí misma, le haría sentirse que estaba todo bien. No importaba si no estaban juntos, si él sabía que lo quería, estaría feliz.
No tenía que ser mutuo. Estaba bien si no podían ser amigos por un tiempo. Mientras lo supiera, estaba bien.
Ella podía vivir con eso.
—Deku-kun, Izuku-kun, me gustas mucho —se confesó, sintiendo un ligero calor subiendo por sus mejillas y sus ojos poniéndose brillosos por las leves lágrimas —Te quiero. Estoy enamorada de ti. Me gustas muchísimo.
Ochako vio como el pecoso se ponía rojo hasta las orejas, una expresión tan linda y tímida que le daban deseos de agarrarlo y llenarlo de besitos. De hacerlo flotar con su quirk y llevarlo volando a algún lado, dónde solo fueran ellos dos. Sería estupendo poder hacer eso, un lugar donde nadie estuviera más que ellos. Pero eso no pasaría, el de pecas la veía como una amiga, que estuviera avergonzado ahora no quería decir que la correspondiera, era la reacción que tendría con cualquiera que se le declarará.
—Gracias por escucharme, Deku-kun. Era todo lo que quería decirte, me iré a duchar —se dispuso a caminar hasta los baños de las mujeres, cuando sintió una mano veloz apoderándose de su muñeca y tuvo unos ojos esmeralda brillantes viéndola de cerca — ¿Deku-kun?
— ¿T-Te gusto, Uraraka-san? —cuestiono el de pecas aturdido y sintiendo que estaba por desmayarse — ¿Yo te gusto?
—Es lo que acabo de decir, Deku-kun —asintió la de ojos chocolate, viendo como el pecoso abría la boca y la cerraba, totalmente rojo —Me gustas.
Al de ojos esmeralda parecía salirle humo de las orejas y la castaña no estaba segura de como ayudarlo a afrontar tanta vergüenza, puso una de sus manos frías —debido a que estuvo mucho tiempo en la azotea y bajo la lluvia— en las mejillas del pecoso. Él tenía la piel caliente debido al baño, se sentía agradable y estaba tan cerca, que podía oler su shampoo. Por impulso, lo abrazo nuevamente, sintiendo lo delgado que estaba su cuerpo y lo cálido que era.
—Me gustas. Te quiero...—repitió, sintiendo la voz algo quebrada, sin saber porqué ahora tenía tantos deseos de llorar y gritarle —...Por favor, no te vayas otra vez. No me dejes. No te vayas. Deku-kun...por favor, valora más tu vida y confía en los demás, estamos aquí para ti, te lo ruego...
Uraraka no termino sus palabras, debido a que Midoriya se había inclinado para besarla, haciendo así que no pudiera seguir hablando. Sus ojos chocolate se abrieron en medio del beso, las lágrimas cálidas cayeron y sintió unos brazos rodeando su cuerpo de manera protectora. Sus manos se fueron al cuello del más alto para rodearlo y cerro los ojos mientras se seguían besando. Fue muy inexperto de parte de ambos, sus labios se abrieron tímidamente, sus lenguas nerviosas e inquietas se encontraron, sus narices chocaron entre sí un poco antes de finalmente separarse. La castaña vio que el pecoso tenía los bordes de los ojos rojos, parecía querer llorar como ella y su rostro seguía tan rojo como antes, pero ahora parecía menos nervioso y más confiado.
Adoró la manera en que su atención se dirigió a ella.
—A mi también me gustas Uraraka-san, desde hace mucho tiempo —confesó el de ojos esmeralda —Lo siento por haberte hecho tanto daño. Voy a mejorar como héroe, como amigo, como persona, lo prometo. Para empezar...yo quiero salir contigo. Quiero estar contigo. Quiero...ser feliz contigo, Uraraka-san y hacerte feliz a ti también.
La de quirk de gravedad sollozó, no podía creer nada de lo que estaba pasando, puso sus manos heladas en la cara del pecoso una vez más y lo inclino hacia abajo para volver a besar sus labios, sus mejillas y su nariz. Lo escuchó reírse entre los besitos que le daba, sintió como la abrazaba fuertemente y le devolvía un par de besos en la frente y el cabello mojado. Para cuándo la emoción se les pasó un poco, le tomo de las manos, esas manos llenas de heridas y cortes, rasposas y cálidas, se las llevo hasta la cara y pudo sentir como limpiaban sus lágrimas.
—Me encantaría salir contigo, Deku-kun —murmuró con una adorable sonrisa en el rostro y una risa se le escapó —Nunca he tenido novio. Daré lo mejor.
—Y-Yo también, daré lo mejor para hacerte muy feliz, Uraraka-san —asintió firmemente el de pecas.
— ¿Me llamarías por mi nombre entonces?
La castaña sabía que estaba pidiendo demasiado, solo quería molestar un poquito al de pecas que volvió a sonrojarse hasta las orejas y a ponerse nervioso.
—Esta bien, no esperaba que lo hicieras de inmediato —se puso de puntas de pie y beso la punta de la nariz de su novio —Me iré a bañar. Tú ve a comer. Saldré rápido para poder verte antes de acostarme, Deku-kun.
La castaña se separó del más alto, se dirigía al baño como se propuso a hacerlo pero al dar unos pocos pasos, sintió unos brazos envolviendo su cuerpo y una voz masculina susurrando en su oído.
—Ochako, te amo.
Su cara se puso de color rojo y después vio como el de pecas corría a toda velocidad por el pasillo, huyendo avergonzado de lo que acababa de hacer, dejándola a ella flotando en el pasillo, ya que debido a sus nervios perdió el control y empezó a flotar. Por coincidencia, Tsuyu y Mina caminaban en su dirección.
—Ochako-chan, ¿todavía no te bañaste? —preguntó la de ojos verdes —Estuviste mucho tiempo en la azotea. Te puedes enfermar.
— ¡Necesitas un baño bien caliente! —exclamo con una sonrisa la de cabello rosado — ¿Qué haces ahí? Oh, ¿por qué tu cara está tan roja? ¿ya te dió fiebre?
—Nos pareció ver a Midoriya-chan correr lejos de acá pero fue tan rápido que ni estaba segura si era él o Iida-chan —se llevo un dedo al mentón la más baja — ¿Paso algo entre ustedes?
Al ver cómo la cara de su amiga se ponía todavía más roja, las femeninas tuvieron su respuesta.
Sí, algo paso. Definitivamente.
—Shoto, juro que te voy a golpear, ¡deja de pegarte a mi!
Bakugou no podía cocinar en paz con su novio de un metro ochenta centímetros abrazando su cintura y murmurando en su oído que quería probar la comida. A Todoroki ni siquiera le gustaba demasiado el katsudon, simplemente era glotón y quería probar todo lo que él hiciera. Incluso le estaba haciendo para él un poco de caldo de cerdo con arroz y huevo que le había pedido la otra noche. Pero su novio se negaba a soltarlo para dejarlo moverse en la cocina, su pecho músculos estaba pegado a su espalda, podía oler su shampoo mezclándose con el aroma de la comida.
—Carajo, ya déjeme. Que no me bañé para poder cocinar —gruño digustado, en lo que revolvía una de las ollas y echaba un poquito más de sal —Te va a quedar el olor de la comida pegado a la ropa, Shoto.
—No me molesta —respondió el más alto, manteniendo sus manos en el estómago del cenizo, viendo el color de la comida y sintiendo a su estómago contraerse — ¿Falta mucho?
El de quirk explosivo bufo y no contesto, simplemente alzó el cucharón con un trozito de carne y arroz para que su pareja lo probará. Mientras estuviera masticando, le daría unos segundos en paz y podría seguir con lo suyo.
—Como siempre, Todoroki se salva de la muerte —se rió el rubio de quirk eléctrico entrando a la cocina —Nosotros podríamos rogar por la comida y Bakugou aún así nos sacaría de una explosión de la cocina.
—Es injusto —hizo un puchero el pelirrojo, viendo la mueca de molestia que su mejor amigo envío en su dirección y soltando una risa en respuesta —Muy injusto.
—Pueden irse los dos a la mierda —les saco la lengua y volvió a lo suyo, cocinando en lo que el más alto hablaba en su oído.
Kaminari no tenía deseos de seguir molestando al cenizo y ganarse una verdadera explosión en la cara, así que se retiró junto con el pelirrojo hacia los sillones. Se sentó en uno de ellos y como estaba algo somnoliento, se apoyo en el hombro de Kirishima, pudo sentir que se puso rígido por un segundo y al alzar la cabeza, noto que tenía el rostro un poquito rojo. El cabello pelirrojo le llegaba a los hombros, así que su expresión se veía muy inocente y tímida. Le sonrió y lo abrazo por la cintura.
—Te usaré de almohada hasta la hora de la cena —declaró pero después, agrego con algo de inseguridad —...O mejor no. También debes estar cansado, ¿no?
Todos habían tenido la misión de buscar al de pecas, en distintos puntos y con grupos dispersos. Él no era el único cansado. El pelirrojo también debía estarlo, ¿cómo podía actuar tan malcriado? Quiso alejarse de inmediato, pero sintió como lo retenía por el hombro y le besaba la frente.
En los sillones de la sala, estaban delante de Tokoyami y Aoyama, pero ellos no dijeron nada de lo que acababan de ver. Hicieron como que no había pasado, lo que hizo al rubio sentirse avergonzado. No es que su no-relacion con el de dientes puntiagudos fuera un secreto, era solo que todavía no la sacaban a la luz realmente, no hacían nada escandaloso como besarse cada vez que se veían o pasaban mucho tiempo juntos. Tampoco actuaban amorosamente como Ashido y Sero o Jiro con Yaoyorazou, aún si ellas eran más tímidas para demostrarse afecto. Claro, el rubio siempre abrazaba al más alto cuando tenía la oportunidad, pero eso se consideraba normal entre ellos. No daba indicio de nada romántico.
En este momento, delante de sus compañeros que parecían querer brindarles un poco de intimidad, el de quirk eléctrico no pudo evitar el sentirse tímido y esconderse en el hombro del pelirrojo, el cuál no tenía ni idea de porque se había sonrojado hasta el cuello, simplemente le siguió abrazando y acariciando su cabello rubio. Repitió tantas veces las caricias que, en algún punto, el de ojos dorados se relajo tanto que en verdad sintió que podría quedarse dormido. Pero no sucedió. Seguía estando un poco conciente de lo que sucedía a su alrededor, solo que mantenía sus ojos cerrados para no ver las expresiones de sus compañeros y así mantenerse tranquilo.
—Oh, cielos, ¿se durmió? —escuchó la voz de la femenina de cabello rosado y sintió también que le acariciaba la frente — ¿Qué hacemos? ¿Lo despertamos para la cena?
—Escuché de Jiro que trajo un grupo de antiguos villanos a Yuei y que tuvo que llamar al director para dejarlos pasar sin inconvenientes —esa era la voz del azabache, calmada pero todavía preocupada —Debió ser estresante para él.
La verdad, sí le dió cierta angustia hablar con Nedzu de ese asunto. Había negociado muy confiadamente con la líder de la comunidad de villanos pero no sabía realmente que tan dispuesto estaría el director en aceptarlos. Por suerte, cuando hablaron por teléfono para que mandara los autobuses, no tuvo la menor duda de que serían bien recibidos. La angustia paso a segundo plano cuando eso se terminó. Todavía seguía algo preocupado por esas personas pero no le hacía sentirse tan mal.
Las caricias del pelirrojo se volvieron más suaves y el de ojos dorados pudo sentir como tocaba su pequeño piercing de color rojo en su oreja derecha, jugando con el metal suavemente. Se restregó contra su hombro, somnoliento y pensó en abrir los ojos para hacerle saber a todos que estaba despierto, cuando sintió que era levantado por dos brazos musculosos y su centro de gravedad cambiaba.
No se atrevió a abrir los ojos. El de dientes puntiagudos lo estaba cargando en brazos. No quería abrirlos los ojos y enfrentarse a las miradas divertidas de Hanta y Mina, no gracias.
—Lo llevaré a mi dormitorio. Si se despierta en medio de la noche, ahí tengo algunos bocadillos —lo escucho decirle a sus amigos —Díganle a Bakugou que lamento mucho perderme de su comida.
—Se lo diremos —oyó que decía la de cabello rosado.
—Que descansen bien —escuchó que decía el azabache.
Denki no sabía si debía abrir los ojos o seguir fingiendo estar dormido, la idea de estar en el dormitorio y dormir con el pelirrojo se le hacía realmente hermosa. Shota y Hizashi ya habían vuelto a el piso que tenían, estaban en ese preciso momento cuidando de Eri y Rui, estaría bien si no volvía por esa noche. Sus hermanas serían buenas cuidas y protegidas por los héroes. Pero, aún así, una pequeña parte suya se preguntó si eso realmente estaría bien y si no estaba siendo codicioso al querer pasar más tiempo con Eijirou.
Al final, pensó que no estaba mal si era codicioso. Que no estaba mal dejarse mimar y cuidar por el pelirrojo. Se hizo el dormido todo el camino, se mantuvo en silencio cuando entraron en el dormitorio y el de ojos rojos lo dejo en la cama, se esforzó por no abrir la boca cuando sintió sus dedos recorriendo su cara, en suaves y finas caricias llenas de ternura.
—Realmente, sería bueno si pudiera cuidarte de esta forma todos los días, Kaminari —escuchó que murmuraba el pelirrojo —Quiero cuidar de ti. En serio que quiero hacerlo. No es mucho lo que puedo hacer pero...te puedes apoyar un poco más en mí, ser egoísta, di todo lo que querías y haz todo lo que querías. Sigue un poco el ejemplo de Todoroki con Bakugou. Haz lo que querías conmigo.
¿Y si lo hago no te vas a cansar de mi? ¿No me dejarías?
El rubio realmente no tenía muchos ejemplos de amor en su vida. Estaba seguro de que sus padres se amaban locamente, que eran devotos uno del otro y que habrían hecho cualquier cosa por el otro. Pero él no comprendía ese tipo de amor romántico, ya que únicamente daría su vida por sus hermanas. Las relaciones precoces que tuvo en el pasado fueron fugaces, llenas de la picardía que venía de crecer en las calles y el deseo inexperto de ser adulto, creyendo que tener sexo lo convertiría en eso. Frívolas, sin sentido y hedonista. Hechas por placer, no por sentimientos.
No sabía cómo ser egoísta con el pelirrojo. No tenía idea de cómo pedir más de lo que le daba y no sentir como si estuviera estirando un límite. Era dolorosamente difícil vivir con esas contradicciones y sentirse insuficiente ante los ojos de la otra persona. Pero todo lo que podía hacer era intentarlo, así que abrió los ojos, parpadeo para acostumbrarse a la luz del dormitorio y miro directamente hacia el más alto, que seguía acariciando su rostro.
Su mano no se movió de dónde estaba.
Egoísta, egoísta, ¿qué puedo pedirle que sea egoísta? Piensa, piensa...
—... Abrázame —murmuro, sintiendo su cara roja y se agarró con las manos a las sábanas de la cama para evitar soltar su quirk debido a los nervios que sentía —Quiero...que me abraces mientras dormimos, Kirishima. N-No me movere mucho. Así que...¿p-por favor, me abrazas?
El de dientes puntiagudos sintió su corazón siendo llenado por una corriente eléctrica, sus manos temblaron por los deseos de abrazar en la persona en la cama, que tímida y ansiosa, jugaba con la sábana. "Abrázame". Podría pedirle mil cosas y las haría sin dudarlo, pero él únicamente le pidió eso. Un abrazo, que lo sostuviera entre sus brazos. La emoción lo sobrepaso y se abalanzó sobre la pequeña figura en la cama, unió sus manos y beso sus labios con hambre y deseo, calor y amor. Pudo sentir verdadera corriente eléctrica en el beso, debido a que agarro al rubio con la guardia baja, pero no llego a hacerle verdadero daño. Continúo con los besos, mordisqueo sus labios y se escondió en su cuello, con la respiración pesada e intento calmarse.
—Ahh...—jadeó el de ojos dorados cuando fue liberado del beso y al mover su pierna izquierda, sintió que cierta parte del pelirrojo se había puesto dura y hacia bulto entre sus pantalones —Kirishima...
—Perdón, me iré al baño —se levanto pero antes de que pudiera alejarse del rubio, le sostuvo de las manos y uso su rodilla para frotar la parte dura de su pantalón —Hum. K-Kaminari. E-Espera. No hagas eso.
Es grande. Muy grande.
Ese fue el primer pensamiento del más bajo, el que le siguieron se relacionaban a la linda manera en que el de dientes puntiagudos se puso rojo y su ceño se frunció, intentando contener el deseo que sentía en esos momentos, pero que en su respiración pesada y miembro eran tan obvios. Alzó un poco más la pierna, haciendo más fricción con la rodilla en aquella zona y sintió que las manos que sostenían las suyas se volvían duras como piedra.
Al parecer, cuando Kirishima se exitaba su quirk se activaba inconscientemente. La piel dura le daño un poco las palmas de las manos pero no le importaba, siguió frotando aquel bulto y alzó la cabeza, para ver aquellos ojos rojos que le veían desde arriba, llenos de deseo y preocupación.
Cuando le pidió que lo abrazará, estaba siendo inocente, en serio. Por su mente no pasó está situación creada a partir de las hormonas y el amor. Pero ahora, su corazón se hincho de deseos, su piel quemaba y su estómago sentía que un enjambre de abejas africanas se había desatado. Quería que el pelirrojo, lo besará y lo abrazará, que sostuviera su cuerpo desnudo y lo abrazará, que se metiera en su interior y lo abrazará. Era la primera vez que deseaba tanto tener ese tipo de intimidad con alguien. Era la primera vez que quería que otra persona le demostrará lo mucho que lo quería. La primera vez que quería dejarle en claro alguien lo mucho que significaba su existencia en su vida.
—Kirishima...Ei —lo llamo con afecto, apretando el agarre entre sus manos y sonriendo al final —Por favor, abrázame hasta mañana. Por favor.
—Yo...p-puedo lastimarte. Y-Y no tengo nada en el dormitorio para que usemos —tartamudeo nervioso el de ojos rojos, comprendiendo de inmediato el significado de las palabras del rubio y queriendo escuchar más de esa manera en que lo llamaba —Tampoco s-sé mucho sobre cómo debería hacerlo.
—Te puedo guiar —propuso el rubio, sintiendo la cara roja y el corazón acelerado —No me harás daño, Ei. Nunca podrías hacerlo.
El pelirrojo todavía dudo, el tener relaciones sexuales no era un juego. Podría lastimar mucho a Kaminari. No quería hacer eso. Quería tratarlo con el mayor cuidado y amor del mundo, como el rubio merecía. Pero al verlo tan entregado a él, desbordando de amor y deseo, su voluntad normalmente poderosa, caía en picada y sumado a eso su rodilla seguía torturando su miembro con aquella fricción dolorosa y placentera. Lo vio lamarse los labios rosados, la luz de sus ojos dorados era seductora y mortal cuando le hablo.
—Ei, cierra con llave la puerta y apaga las luces.
El cosquilleo eléctrico de sus manos juntas. La sensación de sus corazones latiendo impacientes. Sus labios deseando tocarse.
Las luces del dormitorio se apagaron y la puerta se cerró con llave.
Eijirou mando un mensaje diciendo que se iría a dormir con el rubio y que no hacia falta que nadie les llevará nada para comer.
Denki mando un mensaje a Shota para avisarle que no subiera a su piso a dormir.
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