Capitulo 78
[ ¡Hola a todos! Ya estoy de vuelta jaja]
— ¡¿Podremos encontrar a Midoriya?!
Mineta saltó antes que todos los demás apenas Bakugou termino de decir que tenía un GPS conectado al pecoso. Ashido miraba con preocupación hacia Uraraka, que estaba con la expresión en blanco, apretando fuertemente la mano de Asui y sin emitir palabra. Koda y Tokoyami, de manera sorpresiva, también saltaron hacia el cenizo esperando poder agarrar el GPS. Todoroki e Iida los detuvieron y pidieron calma en lo que el cenizo se disponía a seguir hablando.
—Sí, lo haremos, carajo. Pero primero mantengan la puta calma y déjenme terminar —pidió con "amabilidad" a sus compañeros ansiosos —Yaoyorazou ya hizo copias de este dispositivo, nos dividiremos en grupos para buscar a Deku pero para hacer que nos escuche tendremos que estar todos juntos. No se puede tomar a la ligera la cantidad de jodido poder que tiene reunido.
—Espera un segundo, ¿dices que tendremos que atacar a Midoriya? —cuestiono Jiro preocupada.
— ¿Acaso crees que él nos escuchará de buenas a primeras, sin intentar huir con toda su fuerza? —alzó una ceja escéptico el cenizo y los demás se mostraron en acuerdo, aunque no dijeron nada abiertamente —No lo vamos a atacar, en lo posible. La idea es someterlo y hacer que nos escuche, que le entre en su jodida cabeza que no está solo y que puede confiar en nosotros. Por eso es está reunión, tenemos que planear qué medidas podemos tomar contra él sin hacerle tanto daño.
— ¡Como se esperaba de Bakugou, de tan rudo que eres a veces se me olvida que también usas la cabeza!
Kaminari esquivo un golpe de muerte que le quiso dar el de quirk explosivo única y exclusivamente porque Kirishima le agarro del hombro y lo ayudo a moverse entre medio de carcajadas. El bicolor al ver a su novio tan molesto, suspiro y lo fue a calmar, en lo que el de lentes y Yaoyorazou se hacían cargo de ir contando sus estrategias a los demás. Empezarían con la búsqueda de Midoriya apenas todos tuvieran sus indicaciones en claro. Así que, tomó a su novio por la cintura y lo abrazo para evitar que matara a uno de los miembros de su equipo de rescate.
—Recuerda que Kaminari puede noquear a Midoriya con la cantidad correcta de electricidad —dijo contra el cuello del cenizo que chasqueo la lengua molesto —Lo necesitamos con vida, amor.
—Como digas, carajo —acepto el de ojos rojos de mal humor pero acurrucado en el abrazo de su novio y viendo con enojo hacia el rubio —Te has salvado, rata eléctrica.
—Oh, sí, déjame darle las gracias al domador de...¡hum!
El pelirrojo había cubierto la boca del rubio con su mano antes de que siguiera tentando a su suerte, le dió a el de quirk explosivo una mirada que decía "por favor, déjalo pasar" que hizo que diera un bufido y decidiera ignorarlos. El de quirk dual suspiro aliviado al ver eso, beso la mejilla de su pareja y miro hacia las personas sentadas en el sillón, que escuchaban atentamente los planes de los delegados de la clase.
— ¿No vas a hablar con Uraraka? —le pregunto a su novio, en lo que veía a la castaña con una expresión pensativa y a la vez, vacía de emociones —Ella parece muy afectada.
—No creo que sea necesario. Una vez salgamos, ella sabrá qué hacer. Deja que procese que está más cerca de Deku ahora que hace unos días atrás —respondió el de ojos rojos —Le daré el gusto de ser quien le de el primer golpe.
— ¿No que no íbamos a usar innecesariamente la violencia? —cuestiono divertido el más alto.
—Deku merece uno o dos golpes. Y ella da buenos cachetazos.
Katsuki sonrió al escuchar la risa de Shoto cerca de su oído, se inclinó hacia atrás en su pecho y se sentó después en el sillón junto con sus amigos, preparando la emboscada para atrapar al sucesor del gran símbolo de la paz.
— ¡Oh, estuvo hace menos de dos minutos por aquí! ¡Cielos, debí haberlo retenido un poco más! —se lamento la mujer —No sabes lo delgado que está, Koda-kun, me da tanta pena. Es un niño tan perdido.
Koda había establecido contacto con una mujer que tenía una veterinaria, debido a que el dispositivo GPS marcaba que era una de las ubicaciones que Midoriya frecuentaba. Al hablar con ella, tímido y reservado, obtuvo de la mujer las razones de porqué estaba ahí y no en un refugio, aparte del hecho de que el pecoso acababa de visitarla por la mañana.
Pero aparte de eso, no recibió nada más. Ella no tenía la menor idea de adónde iba diariamente.
Iida que estaba junto con su compañero de clase, dió un suspiro y agradeció a la mujer la información. También, sin presionarla, le dejo números telefónicos de Yuei en caso de que necesitará ayuda y de una pequeña organización protectora de animales que se encargaba de los animales heridos en Tokio. La ex-villana acepto los números con gusto, les deseo mucha suerte en su búsqueda y prometió que, en caso de que el héroe llegará a verla, haría todo lo posible por avisarles.
En otro punto de Tokio, Jiro y Kaminari se encontraron con un pequeño grupo de refugiados, muchas mujeres y unos cuantos niños. El rubio dió el primer paso al frente, reconociendo a algunas personas de su barrio que se le acercaron con amabilidad y sonriendo.
No todas pero sí varias de ellas, habían sido villanas o, en un menor categoría, ladronas. Los pocos hombres que estaban ahí, eran guardias de uno de los centros nocturnos que tenía su vecindario o en su defecto, hombres civiles comunes que habían hecho mal en su juventud pero que adultos asumieron una actitud más recta y responsable.
— ¡Denki-chan, tanto tiempo! —lo saludo una de las mujeres, con una enorme sonrisa y poniendo una mano sobre su hombro —Que bueno es verte bien, ¿qué haces por aquí?
—Eso es lo que yo debería preguntar, ¿por qué no están en los refugios? —preguntó preocupado el rubio viendo a las personas que, pese a no mantener una relación del todo cercana, habían sido sus vecinos en ese vecindario humilde donde vivió gran parte de su vida y algunas mujeres, incluso, le dieron muchos consejos sobre cómo cuidar a su hermana pequeña —Ninguno de ustedes debería estar aquí. Es peligroso.
—Lo sabemos pero, ¿qué más podemos hacer, Denki-chan? Fuimos villanos. Varios de nosotros hemos estado en las cárceles, no nos sentimos bienvenidos entre los héroes y menos con las personas comunes. Entre nosotros, podemos cuidarnos bien —hablo la mujer, que al parecer, tenía un papel de liderazgo en esa pequeña comunidad —No deseamos discordia, ni podríamos soportar que otros maltraten a nuestros niños. Estamos bien aquí. Somos tan poco importantes que All For One ni nos prestará atención si logra lo que quiere.
— ¿Y si sucede lo contrario? —argumento la azabache que se había quedado al margen de la conversación — ¿Qué pasaría si All For One los obliga a dejar este lugar, les pide que luchen por su causa y los obliga a hacer cosas que no quieren hacer? Que de momento estén bien aquí, no quiere decir que siempre será así.
—Pero que vayamos al lado de los héroes no significa que estemos a salvo, señorita —respondió la mujer —Aunque esto no es algo que alguien como tú pueda entender, ¿o acaso también eres hija de villanos como Denki-chan? ¿acaso sabes lo que es ser desplazado, maltratado y olvidado por la sociedad? O que después, por tus acciones pasadas, tus hijos sufran en la humillación y nadie los quería a su lado, ¿lo sabes, señorita? ¿lo que es cambiar el apellido de tus hijos para que no lo asocien contigo y así puedan ser atendidos en hospitales e ingresar a una escuela?
La azabache se sintió golpeada, en su interior podía ver porqué esa mujer tenía razón, ella no experimentó el mismo dolor que las personas en ese edificio abandonado, no sufrió lo mismo que el rubio o sus hermanas. No sabía qué decirle. Se quedó congelada y antes de que se diera cuenta, su amigo la cubrió, extendió una mano para protegerla y le sonrió con amabilidad, antes de volver a enfrentar a la mujer.
—No es el momento de decir quién sufrió más, quién tuvo una peor vida o quién cometió más errores. Porque nadie aquí es un santo, ¿no? En especial, yo —intentó ser lo más razonable posible para que la mayor y todos los demás le prestarán atención —Puedo entender que desconfíen, que incluso estén asustados de los héroes y de los villanos y que sientan que no tienen otra opción más que esconderse. Sé lo que es querer desaparecer de este mundo y que ya nadie te preste atención. Por eso, quiero ayudarlos, quiero que confíen en mí. Yo soy un hijo de villanos, una persona que cometió muchos errores y que desea convertirse en un futuro héroe, para que nadie tenga que sufrir como lo hicieron mis hermanas y yo. Me gustaría que llegara el día en que todos pudiéramos vivir en paz. Que podamos sonreír y tratarnos bien entre todos.
Denki miro de reojo a los pequeños niños que se escondían detrás de sus madres, su corazón se contrajo al ver sus mejillas hundidas por el hambre y camino hasta ellos, se puso de rodillas en el frío suelo para estar a su altura y saco de uno de los bolsillos de su chaqueta unas barritas de cereales, lo único que tenía de bocadillo hasta la cena de la noche. Uno de los niños lo tomo tímidamente y lo repartió con los demás. La pequeña barrita de cereal se dividió en seis trozitos. El rubio se volvió a parar y miro hacia la líder del grupo que mantenía una expresión tranquila, casi indiferente, pero cuyo aire seguía siendo agradable y sereno.
Ella lo estaba escuchando. Posiblemente, no habría escuchado a nadie más que a él. Porque lo conocía y sabía que eran iguales. Ella, vagamente, confiaba en él.
El de quirk eléctrico tenía que aprovechar eso. Tenía que usarlo a su favor y sabía cómo hacerlo.
Vivió toda la vida usando lo que tenía a su favor, sabiendo aprovechar cuando alguien dejaba pasar a sus emociones, cuando era el momento de decir una palabra o hacer una acción. Esa parte suya no era nada heroica, era manipulación y lo sabía.
Pero usar esa manipulación no lo volvía un villano. No lo convertía en basura.
—Si no tiene fe en los héroes, tenga fe en mí. Yo los protegeré —juró el rubio —No dejaré que ninguno sufra. Seré el héroe que necesitan.
—Esa es una carga muy pesada para poner en un joven —suspiró la líder —Mí conciencia no me dejaría dormir en paz si lo aceptará.
—He tenido cargas peores —sonrió despreocupado el menor —Déjeme hacerlo, por favor, vengan a los refugios.
La líder frunció ligeramente las cejas, mirando hacia su pequeña comunidad, la comida estaba escaseando cada día más y las pocas batallas contra los villanos bajo el mando de Shigaraki —que buscaban más "aliados"— habían hecho que perdieran a varias personas. Honestamente, estaban cansados, querían un lugar seguro donde descansar y que sus hijos tuvieran para comer. Pero, ¿qué pasaría si no eran bienvenidos ahí? ¿si puertas adentro, todo lo que harían sería golpearlos y torutrarlos? ¿si no creían que eran buenas personas, que habían cambiado, que todo lo que querían era una vida simple y normal?
Este niño, el niño que vivía en un pequeño departamento con sus hermanas, que sonreía cada vez que pasaba por su humilde almacén en el vecindario y compraba dulces para una niñita rubia que siempre iba pegada a su lado, ¿podía confiarle a él la seguridad suya y la de todos los demás?
—Líder, por favor, al menos permita que se lleve a los niños —hablo una mujer, que abrazaba a sus hijos por los hombros y los mantenía cerca de ella —Necesitan comida, una cama, ropa. Está bien si los demás nos quedamos afuera, mientras cuiden de los niños. Está bien...por favor, que se los lleve.
—Es cierto, por favor, líder —se sumó uno de los guardias —Los niños. Los héroes...no les harán daño a ellos. Estarán mejor en un refugio que con nosotros. Estarán a salvo.
—No deseo que mis pequeños caigan en manos de los villanos —sollozó una de las mujeres —Es mejor si están en un lugar seguro. Nosotros podemos soportar el infierno. Nos lo buscamos con nuestras acciones, ellos no, ellos son inocentes. Por favor, deje que se vayan, por favor.
La líder empezó a escuchar el llanto de los niños, que no querían ser separados de sus padres, que rogaban porque estuvieran juntos. Ella movió las manos, creando una especie de silenciador, los demás podían seguir hablando, pero fue su voz la que se escuchó más claramente, dirigida al rubio únicamente.
— ¿Planeas asumir la responsabilidad por todos nosotros, Denki-chan? ¿Delante de los héroes, les dirás que abran las puertas para los villanos arrepentidos y sus hijos inocentes? Te tomarán por ingenuo y nos harán un lado, ¿qué harás cuando eso pase?
—No los van a hacer a un lado. Los dejarán pasar —aseguró determinado el de ojos dorados —Es posible que la gente común tenga miedo, pero tendrán que acostumbrarse a que la sociedad siempre fue más que solo héroes y villanos. En primer lugar, todos somos seres humanos con los mismos sentimientos y deseos. Nadie es superior a eso.
—Nunca imaginé que Denki-chan se volvería este tipo de persona, de héroe —enfatizó la palabra, no con sarcasmo ni ironía, si no que con dulzura y cariño —De acuerdo, iremos todos a los refugios —dijo viendo hacia toda la comunidad que asintió de acuerdo —Pero para que las cargas sean justas, si una sola persona de aquí comete una falta en el refugio, si hace algo indebido, la que asumirá la culpa y el castigo por eso seré yo. No Denki-chan, ¿entendido?
—Esta bien, lo haremos como usted dice —aceptó el de ojos dorados —Llamaré un autobús para poder llevar a todos ustedes a Yuei, les pediré también que traigan comida y...¡ah! ¿hay algún enfermo? ¿necesitan alguna medicación?
—Denki-chan, en verdad, eres una persona maravillosa —sonrió la líder.
Denki rió un poco avergonzado y una de las mujeres le dijo que si bien no había ningún enfermo, una de las mujeres estaba en un estado avanzado de embarazo y que necesitaba ciertos cuidados para moverse. Como eso era lo único, se dispuso a ayudarla a ella y a unas cuantas personas más a ordenar sus pocas pertenencias en lo que el autobús llegaba. Entre tanto, Kyoka mandaba un mensaje por su celular diciendo que estaban haciendo otras cosas y que, de momento, el GPS no mostraba señales de Izuku en el área que a ellos les tocó. Una vez termino, también ayudo a empacar las cosas y las saco afuera, justo a tiempo para cuando llegaron los autobuses de Yuei.
—Lamento mi respuesta ruda de antes, señorita. Actúe fuera de lugar.
La voz amable de la líder hizo que la azabache girara la cabeza, bajo la luz del sol, la mujer parecía más pálida, como si no hubiera estado expuesta por mucho tiempo a los rayos solares, aparte de que era muy delgada y tenía el cabello negro muy fino. La ropa desgastada marcaba una figura delgada y agraciada, pero cuyos brazos estaban marcados por lo que parecían aguijones. La líder no parecía tener vergüenza de aquellas marcas —que mostraban un pasado oscuro lleno de adicciones y dolor— pero tampoco lucía especialmente orgullosa de ellas.
—No importa. Tiene razón, yo no sé nada sobre su sufrimiento —dijo la azabache —Ni sé cómo pueden seguir adelante después de eso.
—Oh, bueno, es como subir una escalera desde un pozo profundo en el cuál no recuerdas como te metiste. Un día te das cuenta que estás cansado de estar ahí abajo y usas la escalera, pones primero un pie lastimado y sangrando y subes. Te caes un par de veces de nuevo al pozo, pero ves la luz tan cerca, que sigues intentando de manera obstinada subir —explicó la líder con la mirada perdida entre las personas que subían a los autobuses, esperando hasta que no quedara nadie atrás y así poder subir ella —Quieres estar en la luz. Quieres dejar atrás la oscuridad del pozo. Quieres saber si puedes ser feliz en la luz. Por eso, sigues adelante y sales. Una vez lo haces, lo más difícil es sentarte en el borde del pozo y no estar tentado de arrojarte dentro de nuevo.
La más baja asintió, intentando comprender la profundidad de las palabras de la líder, pero sabiendo que nunca lo lograría a no ser que un día le tocará estar en su lugar y esperaba que eso nunca pasará. Le ayudo a cargar una mochila en el autobús y vio partir a toda la comunidad junto con el rubio en la calle. Sin saber porqué, le tomo de la mano y se prometió a sí misma, que nunca lo dejaría solo.
El de quirk eléctrico estaba curioso por esa acción suya pero no dijo nada, solo disfruto el momento y menciono que era mejor que siguieran buscando a Midoriya.
Izuku se sentía culpable, miserable, solo y perdido. Estaba tan triste, cansado y hambriento, que incluso los portadores empezaron a pedirle que descansará, aún si solo eran cinco minutos. Aseguraban que podían avisarle, si dormía una siesta, cuando corría peligro pero él fue testarudo y se negó a eso. Incluso, se dio cuenta que estaba lo suficientemente mal como para ignorar sus voces y confundirlas con el sonido del viento pasando por sus oídos.
Eso era irrespetuoso de su parte pero le daba igual. Los portadores querían que salvará personas y se volviera fuerte, ¿no? Entonces, no podía descansar. A lo sumo, en unas horas más, podría desmayarse en ese pequeño callejón que vio el otro día, lleno de polvo y nidos de ratas, se dormiría ahí en paz por unas horas. Pero no todavía. No todavía.
El sentido de peligro de uno de los portadores lo guiaba hacia el centro de la ciudad, a una plaza llena de personas comunes, dónde un hombre de aspecto extraño se encontraba manipulando sus voluntades y haciendo que se movieran como él quería. Era un villano de un nivel importante, ya que se había escapado de Tártaros, podía golpearlo hasta noquearlo y después preguntarle si sabía dónde se ocultaba Shigaraki. Pero primero, tendría que lidiar con las personas que lanzó hacia él para atacarlo.
Él no quería lastimar a estas personas. Ellos mismos estaban gritando que no deseaban hacerle daño, que todo era culpa del villano que guiaba sus voluntades y él lo comprendía, por eso, dejo que lo golpearan y tirarán al suelo. Dejaría que el villano se confiará y luego, lo atacaría con la guardia baja.
O ese era su plan hasta que escucho el sonido familiar de una explosión y al alzar la cabeza, vio a una persona en el cielo con un celular en mano.
— ¿Kacchan...? —murmuro impresionado.
—Lo encontré, chicos. Vengan.
El de pecas estaba tan impresionado de ver a Katsuki que no supo qué hacer. Las personas que lo golpeaban dejaron de moverse y se alejaron, sintió frío alrededor de su cuerpo y escucho la voz femenina de alguien que felicitaba a el cenizo por su buen trabajo. Unas personas le ayudaron a pararse, en lo que se disculpaban por arrojarlo al suelo y pegarle, pero él seguía tan aturdido y con el corazón en la garganta que solo podía ver a la persona delante suyo, su amigo de la infancia, cuyos ojos rojos evaluaron su vestimenta y lo oyó chasquear la lengua con disgusto.
—Joder contigo, nerd de mierda, ¿cómo es que estás tan mal?
Pudo sentir en la voz del otro una mezcla de tristeza y enojo, una que perforó su corazón brutalmente y le hizo retroceder unos pasos.
—Yo...estoy bien —aseguro pero su voz salía débil —Estoy bien, Kacchan. Tú...
¿Cómo estás? ¿Te quedaron heridas por mi culpa? ¿Tuviste alguna secuela? ¿Me odias por irme? ¿Todoroki-kun me odia porque usaste otra vez tu vida para protegerme? ¿Has estado bien? ¿No has terminado otra vez en el hospital, cierto?
La cabeza del pecoso era una maraña de preguntas, su corazón oprimdo y dolido rogaba porque lo escuchará pero él lo ignoro. Al lado del cenizo, dos figuras se acercaron. Yaoyorazou, con su cabello corto azabache y una mirada sería, Todoroki que parecía listo para mandar hielo en su dirección y atraparlo.
Dió dos pasos más atrás, sintiéndose asustado y acorralado.
Pero su sentido alerta no se activo pese a que se sentía en peligro.
Ellos no quieren hacerme daño. Por eso, no debe funcionar.
Y eso quería decir que estaba vulnerable.
Se escucharon pasos de más personas llegando a la plaza. El pecoso no tuvo el valor de levantar la cabeza, se puso la capucha de su traje y vio a sus compañeros llegando. Antes de irse, quería ver al menos un poco de sus rostros, asegurarse por sí mismo que estaban todos bien.
Solo...¿estaba mal solo querer verlos por unos segundos?
—Midoriya-san —inició suavemente Yaoyorazou —Tenemos la misión de ponerlo a salvo.
—Yo estoy bien, Yaoyorazou-san —insistió —No hace falta que hagan eso.
—Oh, ¿en serio lo estás? ¿no te has visto en un espejo, Midoriya? —pregunto con cierto sarcasmo el de quirk dual — ¿Qué parte de ti parece estar bien?
— ¡Estoy bien! —gritó, sintiendo la mezcla de desesperación y dolor en su voz — ¡No hace falte que se preocupen por mi! ¡Estoy bien...!
—Deku-kun.
No, no, no. Por favor, no. Por favor, por favor, por favor, no.
El de pecas apretó los puños y se obligó a sí mismo a mirar a la persona que lo había interrumpido, la misma que tenía sus ojos chocolate fijos en él, una postura determinada y fuerte.
Era injusto que Uraraka se viera más hermosa de lo que ya era cuando solo habían pasado tres meses, era injusto que el cabello le hubiera crecido y que sus ojos brillarán de manera tan bella. Era injusto y dolía mucho.
Pero, una pequeña parte suya, se alegro de verla bien y de poder escuchar su voz, aún si no se lo merecía.
—Deku-kun —repitió la castaña, haciendo un esfuerzo por no llorar y correr al abrazar al idiota que tenía delante suyo —Por favor, vuelve a Yuei con nosotros. Comparte la carga que tienes. Vuelve.
El de ojos esmeralda sintió que sus pies querían avanzar hacia ella, que sus manos picaban por abrazarla y llorar en su hombro, al mismo tiempo, en su cabeza se reprodujeron escenas dónde la castaña y todos los demás estaban muertos por su culpa, cómo pudo haber sucedido con su amigo de la infancia. Mientras él estaba bien, los demás eran cadáveres a los pies de Shigaraki que se reía de manera histérica y descontrolada. No podía hacer nada para salvarlos. No pudo protegerlos.
Antes de darse cuenta, su quirk se desató y creo una cortina de humo para escaparse.
— ¡Lo siento pero no puedo hacerlo!
— ¡Bien, sabíamos que con unas cuantas palabras lindas de la cara redonda no bastaría para que dejaras de ser un idiota! —gruño el cenizo, soltando un par de explosiones para disipar el humo y encontar su objetivo — ¡Asui, está ahí!
— ¡Lo tengo! —captó la de cabello verde.
El de pecas estaba desprotegido sin su sentido de peligro pero su oído estaba bastante entrenado y logró esquivar la lengua de Asui que intentó sacarlo de su escondite en la cortina de humo. Después, usando el quirk de flotar, se elevó en el aire para perder a sus compañeros de clase pero termino siendo golpeado por Ojiro y Jiro que lo hicieron caer en un edificio.
El golpe no le dolió mucho pero después sintió unas cadenas atando sus manos y un brazo sobre sus hombros. Al girar la cabeza, pudo ver la sonrisa amigable de Kaminari.
—Hey, Midoriya, no seremos muy amigos tu y yo, ¡pero realmente me caes bien y es triste verte en este estado! —expreso el rubio eléctrico frunciendo un poco la nariz —Uhg, aparte, ¿no quieres un baño?
—Kaminari-san, no hacia falta decir eso último —regañó levemente la de quirk de creación, poniendo una mano sobre la máquina que había hecho para contener al de pecas —Midoriya-san, puedes entender que si estamos aquí, es porque tenemos el permiso del director para llevarte a salvo a Yuei, ¿no?
—...No puedo ir allí, todos estarán en peligro por mi causa —murmuro el de pecas —Están mejor sin que yo esté ahí. Puedo protegerme solo.
— ¿Quién dice que estaremos mejor? —cuestiono Tokoyami saliendo de la oscuridad del edificio — ¿No es eso algo que tú decidiste por tu cuenta al dejarnos esas cartas? ¿Acaso nos vemos tan débiles para ti, que necesitas salvarnos y protegernos? ¿No puede ser al revés?
El de pecas estaba por responder, cuando se percató que todo fue un plan de mantenerlo distraído para que así no notará a Shoji, que usando sus brazos lo enjaulo y luego Dark Shadow lo encerró en un caparazón. Antes de que la máquina de la azabache logrará ponerlo a dormir, se salió usando la fuerza del One For All y aunque algo de la electricidad del rubio le afecto —debía ser una medida en caso de que la máquina fallara— no le dió importancia al estar en el aire.
Pensó que estaba libre de sus compañeros hasta que, de la nada, una cinta enrollo su cuerpo y fue lanzado contra un iceberg en medio de la calle. El frío hielo capturo la mitad de su cuerpo y evitó que se cayera.
—Había escuchado que tú apariencia daba miedo y más cuando usabas esos látigos negros, pero nunca creía que fuera tan en serio —dijo Sero que estaba colgado desde un edificio y miraba al pecoso con bastante preocupación — ¿Te acuerdas cuando me pediste ayuda para controlarlos? No te lo dije antes pero, estaba muy feliz, Midoriya. Alguien del top académico me pedía ayuda a mí que no tenía nada para destacar. Me sentí muy feliz de poder ayudarte. Quiero hacer lo mismo ahora. Déjanos ayudarte.
—Sero-kun...—murmuró el pecoso abatido.
—Izuku, cuando leí tu carta no puede evitar enojarme contigo —agrego Todoroki desde lo alto del iceberg dejando pasar en su expresión estoica, una mirada de enojo e impotencia —No lo digo solamente porque hallas lastimado a Katsuki al irte, sino porque...me enojaba que fueras tan idiota como para irte solo y no pedir ayuda, ¿hace cuántos malditos años nos conocemos? ¿por qué no podías venir conmigo o con Katsuki y decir "luchen conmigo", eh? ¿tanto te costaba entender, que somos amigos, que se ayudarán pase lo que pase?
El pecoso sintió que el nudo en su garganta se hacía más y más intenso, hasta que las mentiras para poder escapar de todo ese dolor surgieron e hicieron que rompiera el hielo junto con las cintas que lo atrapaban.
— ¡No puedo hacer eso! ¡No estamos al mismo nivel! ¡No podía pedirles que hicieran eso por mí! ¡No podía! ¡No podía!
Hanta y Shoto tuvieron que esquivar los escombros de hielo y refugiarse en el suelo, Katsuki observaba molesto e impotente la escena del pecoso volando solo en el cielo, lo más lejos posible que pudiera. Pero no lo dejaría ir tan fácilmente. Se dió la vuelta y corrió hacia donde Ochako preparaba a Tenya, una vez ella le dió el visto bueno, agarro al presidente de la clase y lo mando a volver de una explosión.
— ¡Ve por él! —gritó con fuerza.
La castaña miro como el de lentes volaba a toda velocidad, hasta sobrepasar al de pecas y luego, tomaba su mano.
Con esa escena, la lluvia comenzó a caer sobre ellos.
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