Capitulo 62
—Shoto, yo soy el único aquí con el derecho de entrar en pánico, ¿por qué parece que tú eres el que va a vomitar?
El bicolor quiso discutir que era porque estaba en la posición más especial e importante que su hermano mayor podría haberle dado en su día y eso aparte de hacerlo feliz, le traía consigo demasiados nervios y dolores de estómago. Mierda, quería a Katsuki. Abrazarlo le hubiera dado mucha paz.
Touya le puso una mano en el hombro y le sonrió, algo que hacia desde el inicio de la mañana, estuvo por tantas horas sonriendo que Natsuo hablo de llevarlo a hacer un test psicológico antes de dejar que se casará y eso condujo a que Fuyumi, con sus hermosos tacones de aguja, le diera un pisotón que le hizo chillar. El bicolor casi se pudo tranquilizar ante el gracioso recuerdo, hasta que levanto la vista y vio el traje formal negro de su hermano y las ganas de vomitar volvieron.
—Oh, santo cielo, eres el mejor padrino del mundo —se burlo irónicamente el albino, sacudiendo su cabello libre del tinte negro por su boda y pasándole un vaso de agua a su nervioso hermanito —Pequeño Sho, solo tienes que darme los anillos cuando mamá te lo pida y ya está. No es una tarea tan monumental.
— ¿Y si se me caen? ¿O no la escucho por los nervios? ¿Qué pasa si te los doy, se caen y ruedan debajo de la mesa? —empezo a balbucear el de quirk dual todas las posibilidades que pasaban por su cabeza — ¿Eso no sería de mala suerte? ¿No les traería un matrimonio horrible?
—Sho, calma. En primer lugar, ya me case con Keigo legalmente hace una semana. Esta ceremonia es solo para tener una pequeña fiesta con ustedes y hacerlo oficial —lo intentó calmar el mayor —En segundo lugar, nunca podrías hacer algo que me trajera mala suerte, hermanito. Solo tienes que pararte a mi lado y darme los anillos, lo harás bien. A no ser que hallas olvidado los anillos y tenga que cometer homicidio el día de mi boda.
Shoto negó con la cabeza, llevando una mano al interior de su saco azul y sacando del bolsillo una caja de terciopelo negro, la cuál al abrirla reveló dos anillos dorados. Le temblaron las manos al sostenerla y la llevo contra su pecho.
—No la perdí desde que ma la diste —aseguró —Esto...no sé, gracias por pedirme que sea tu padrino, Touya-nii. Aunque ahora este completamente nervioso, me sentiré muy feliz y orgulloso cuando todo termine.
Y también se sentía feliz por razones que no podía expresarle a Touya, como que tenía conocimiento de lo que pudo ser su vida si Katsuki no lo hubiera ido a buscar en el hospital después de que causó el incendio en el Pico de Sekoto. Del villano en que pudo haberse convertido —bueno, en parte lo era, pero eso no importaba y no lo iba a mencionar, tenía el presentimiento que a su hermano no le causaría gracia que supiera de su infiltración super secreta a la organización criminal más peligrosa del país— y la manera en que pudo haber terminado. Shoto era incapaz de imaginar una vida sin su hermano mayor, el cual aún sin ser la persona más amable de todas, lo admiraba y le amaba y fue quien hizo que su familia cambiará con su regreso.
—Eso espero —dijo el albino poniéndose de pie y mirando a otro punto en la pared de la habitación, buscando algo de valor para hablar a continuación —Te pedí que fueras mí padrino porque me importas mucho, Shoto. Hubo un momento en mí vida, cuando eras más joven, en la que yo no fui un buen hermano mayor, estaba celoso de ti y frustrado conmigo mismo por muchas cosas. E intente hacerte daño una vez, mamá te tenía en brazos y...no sé en qué pensaba exactamente, solo que no te quería ver más. Lo siento, es muy tarde para una disculpa, pero siento mucho haber sido una verdadera mierda de hermano mayor.
—Esta bien, te perdono —se puso de pie el menor y apoyo la mano derecha en el hombro de su hermano —No tengo ningún remordimiento en tu contra, Touya-nii. Eres un buen hermano.
—Gracias, aunque no es tan difícil cuando eres un niño tan bueno —le sacudió nuevamente el cabello y lo despeinó.
Shoto bufo y acomodo su cabello, su hermana mayor le peino un poco pero ahora tenía todo un desastre en la cabeza de color rojo y blanco debido al sonriente albino. Al menos, sin percibirlo, sus nervios fueron bajando hasta que alguien tocó la puerta y los hizo resurgir de sus cenizas. Natsuo, usando un traje de color gris oscuro y sonriendo enormemente, anuncio que era momento de que él se fuera a la sala y dejara al novio solo hasta que Keigo pasará a buscarlo.
El de quirk dual salió de la antigua habitación de su hermano mayor, mirando por una última vez al albino parado en medio, pudo ver un ligero destello de nervios en sus ojos azules y la impaciencia apareciendo en la manera en que apretaba sus manos a los costados de su cuerpo. Antes de retirarse, le sonrió y murmuró que haría todo bien, el de ojos claros asintió con una expresión amable y se fue con Natsuo a esperarlo a la sala de estar junto a los demás.
Masaru y Mitsuki habían diseñado los trajes, un regalo de bodas modesto, para su hijo y yerno. Katsuki imagino muchas cosas acerca de como serían pero nada en su imaginación le hizo justicia a la imagen que tenía delante suyo, Keigo usando un traje de color oscuro, con una corbata blanca y una camiseta negra de botones plateados, con un pantalón de fondo negro con rayas blancas. El cabello rizado descontrolado estaba atado hacia atrás por una cinta roja, se había afeitado y traía unos mocasines blancos. Sus alas rojas se extendían perfectamente detrás del traje, haciendo que pareciera una especie de ángel moderno.
El cenizo se quedó sin palabras.
—Oh, esa expresión en tu cara me da mucha confianza, Katsuki —sonrió el de alas rojas, mostrando todos sus dientes y casi elevándose del suelo — ¡Touya seguro se va a desmayar! En el tramite legal fuimos como si nada, vestidos normalmente e hicimos todo lo que el escribano nos pidió con aburrimiento, ¡hoy sí que se siente como que me estoy casando!
—Ya estás casado, pajarraco —corrigió el de quirk explosivo recuperado de la impresión de ver a su hermano mayor en su traje de bodas.
—Lo sé, lo sé. En términos legales, hacer esto es estúpido. Pero lo necesitábamos, Touya y yo, hacerlo especial junto a todos ustedes —alzó una mano y tomó la del menor para atraerlo a un fuerte abrazo —Un lindo recuerdo. Quiero este recuerdo. En especial ahora.
El cenizo tragó saliva al reconocer de lo que hablaba su hermano mayor y le devolvió el abrazo, cuando en otra ocasión se hubiera negado a tanto sentimentalimos. Hacer esta boda todos juntos era porque la pareja no creía que más adelante tuvieran la oportunidad de hacerlo. La amenaza de Gigantomachi era tan aterradora como para tener sus reservas respecto al futuro que les esperaba y aunque a él le gustaría predecir lo que pasaría a continuación, distorsionó a tal punto los eventos de la serie animada que nunca llegó a ocurrir el enfrentamiento entre Shigaraki y Re-Destro y no estaba seguro si llegaría a suceder. Pasaron ya nueve meses de eso, las posibilidades eran casi nulas.
Pero no quería pensar en villanos, destrucción y masacres. Hoy era un día feliz, la boda de Keigo en la casa de los Todoroki. Dónde solo serían las dos familias reunidas compartiendo su alegría por la unión de sus miembros. Sí, así de pequeño debía de ser el evento. Los dos se merecían una enorme fiesta y una noche de bodas increíble pero con la situación no podían permitirlo. Debían mantener un perfil bajo.
El rubio se separó del menor y le dió un vistazo a su atuendo, sonriendo en aprobación.
—El rojo es tu color, sin dudas —halagó.
El traje del cenizo destacaba bastante, el saco y el pantalón eran de un color bordo intenso, mientras que la camisa era negra y la llevaba sin abrochar en los últimos botones. Todavía, el de ojos rojos puede recordar la reacción de su novio al verlo en la entrada de la casa, la manera en que sus ojos se abrieron —como la vez que le vio con su traje árabe en la fiesta de inicios de año— mientras se llenaban de llamas, la manera en que tocó posesivamente su cintura y le susurro en el oído lo precioso que se veía. Seguía sintiendo escalofríos por eso. La parte dominante del más alto le hacía sentirse indefenso pero también intoxicado. Siempre necesitaba más de esas miradas, de esos toques, de esas demostraciones de anheló y deseo.
Shoto estaba más que feliz de proporcionarlas, lo que le hacía sentirse avergonzado pero también enamorado.
— ¿Estás nervioso? —preguntó al rubio que se estaba viendo en el espejo de la habitación de invitados, para hacer conversación y olvidar la sensación del aliento del bicolor en su oreja derecha.
—Nha, es Touya, el hombre que amo desde los trece años. Se siente como la decisión más pensada en mí vida, que preguntarme si estoy seguro de esto es casi idiota —se rió el de cabello rubio rizado —Es lo que siempre soñé y estoy muy feliz de que se esté por muy cumplir.
—...Te llega a lastimar y lo mato, Kei-nii —murmuró el de quirk explosivo, no lo suficientemente bajo como para que el rubio no lo escuchará y le viera con una ceja levantada — ¿Qué?
—Eres muy lindo cuando quieres —se encogió de hombros el mayor y sonrió, aquella mueca no se le iría hasta el final de la noche, agregó lo siguiente —El pequeño Sho te llega a lastimar y le daré el paseo por el cielo de su vida.
Katsuki contuvo una risa al imaginarse a su novio pálido sobrevolando Tokio con el de alas rojas y se fue a sentar en una de las sillas de la habitación de invitados. Su madre le mando a ahí para que saludara a su hermano, ya que acababa de llegar del tren —su novio salió un día antes para ayudar a preparar la ceremonia en su casa— desde Yuei y tenía el permiso de EreserHead de volver a la academia el lunes temprano, lo que le dejaba poder pasar toda la noche en casa de los Todoroki. No vió mucho de la decoración ya que directamente había ido a esa habitación y ahora no podía negar que empezaba a tener curiosidad por lo que hicieron los Todoroki.
Debido a lo ocupados que estaban ni él ni el de quirk dual participaron mucho de la preparación. Sus padres —con una nota de su madre que ponía "para mí gruñón hijo y mí querido segundo yerno", él la destruyó antes que el de quirk dual se riera— les mandaron la ropa a Yuei el jueves de esa semana y Fuyumi les comento por mensaje acerca de que lo que comerían, por si alguno tenía una sugerencia que hacer. Lo demás era un misterio.
Unos leves golpes en la puerta anunciaron la llegada de la única hija de la familia Todoroki, la cuál llevaba puesto un hermoso vestido de color esmeralda con un escote de corazón y encaje blanco en la parte de arriba, unos tacones de aguja plateados la dejaban casi a la altura del rubio al cual le sonrió entusiasmada.
—Es hora de que vayas a buscar al novio —anunció emocionada —Yo me llevaré al padrino a su lugar.
— ¿Padrino? —repitió confundido el cenizo, mirando a su hermano mayor el cual soltó una risa nerviosa y le puso una mano en el brazo derecho, haciendo un ligero apretón en la zona.
—Se me olvidó, perdón —se disculpo el de alas rojas —Quiero que seas mi padrino, Katsuki. Touya pidió que fuera Shoto el que entregará los anillos y yo pedí que tú nos entregaras la libreta de matrimonio. La tiene mamá, ella te la dará a ti y tú nos la darás a nosotros cuando terminemos de intercambiar los votos. Es como si dieras la aprobación de toda la familia al darme la libreta. Una bendición.
—Yo...—tragó saliva, sintiendo un nudo de emoción subiendo por su garganta y sus ojos se sintieron irritados por un momento —Mierda, debes avisar antes de estas cosas, pajarraco.
—Se me olvidó —repitió el rubio con una risa nerviosa — ¿Lo harás, Katsuki?
—Eso ni tienes que dudarlo, maldita sea —suspiro el menor, relajando sus nervios y dando un paso adelante, abrazo fuertemente a su sorprendido hermano —Te quiero, Kei-nii.
—Y yo a ti, mucho —le devolvió el abrazo con intensidad.
Fuyumi miro conmovida la escena hasta que se acabó y se retiró junto con el cenizo por el pasillo hasta la sala de estar, la cuál estaba decorada con velas, globos, un cartel de felicitaciones y olía a rosas. La albina de mechas rojas le susurro al menor que debía ir al lado de Rei, la cuál estaba parada en medio de la sala, usando un vestido corto de color blanco cuyas mangas eran largas y tenía una expresión pacífica. Cómo a su derecha estaba Shoto, el de quirk explosivo se posicionó a su izquierda e intercambio con su pareja una mirada de nervios y emoción. La albina sonrió cuando lo atrapó en ese gesto y el cenizo, sonrojado, bajo la cabeza.
Entonces, Mitsuki se acercó, ella usaba un mono de un color granate, tacones pesados negros y un collar de un brillante color dorado. La rubia solo alzó la mano derecha, con una pequeña libreta con el logo del gobierno japonés y el de quirk explosivo se sintió tonto por no haberla ido a buscar antes. Era la libreta de matrimonio. Pero su madre solo le guiño un ojo, para decirle que entendía que en la mezcla de nervios e inquietud lo hubiera olvidado y volvió a su lugar de pie junto con Masaru, el cual usaba elegantemente un traje formal de un tono suave de marrón con líneas negras y una corbata de rayas blancas.
Natsuo y Enji entraron después a la sala, el primero con una cámara de fotos y el segundo luchando por ponerse la corbata negra de su traje, recién llegaba de su agencia y lo hizo a las corridas, negándose a perderse tal importante evento porque un maldito villano quisieras asaltar una licorería, tenía subordinados que podían lidiar con eso. Los dos se pusieron a los lados de Fuyumi en la sala y cuando todos estuvieron finalmente juntos, la albina carraspeó y les miro.
—Hoy es un día feliz —empezó, su voz saliendo clara y tranquila, pero con un toque emotivo, sus ojos brillaban por las lágrimas —No hay otra palabra para describirlo. Feliz. Es un día, que sin importar los peligros que halla en el futuro, podremos recordar y sonreír con alegría. Celebramos la unión de quienes amamos y agradecemos ser parte de su nueva etapa en la vida. No soy juez pero sí tengo el título de abogada, así que ejerceré está pequeña ceremonia. Es momento de que pasen los novios.
Como si hubieran esperado ese anuncio, desde el pasillo salieron las figuras de Keigo y Touya, el primero con una sonrisa radiante en el rostro, el segundo mirando hipnotizado aquella sonrisa y la belleza de quién la portaba. Se pusieron delante de Masaru, Mitsuki, Enji, Natsuo y Fuyumi, asintieron con la cabeza en reconocimiento para después darles la espalda y quedar delante de Rei, Shoto y Katsuki. Se les veía un poco nerviosos a la luz de las velas de la sala pero sus manos se sostenían fuertemente y esperaron a que la albina comenzará su casamiento.
—Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de Keigo Bakugou y Touya Todoroki, dos jóvenes increíbles, independientes y héroes de profesión —recitó la mayor las palabras que había practicado previamente para la ceremonia, las más adecuadas para sus amados hijos —Keigo Bakugou, ¿juras amar y respetar, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, a Touya Todoroki?
—Sí —afirmó el rubio con una expresión solemne.
— ¿Y prometes, en el caso lamentable de que la muerte los separe, continuar con tu vida guardando su recuerdo en tu corazón?
Keigo respiro profundo, tomando fuertemente la mano del albino y mirando hacia la mujer que dió a luz al hombre que amaba, para ella debía ser dolorosa la pregunta, pero la hacia porque su ceremonia era especial e importante, tanto por la felicidad que les daba como el dolor que podría devolverles.
Porque la felicidad, a veces, es como un arma de doble filo.
—Sí, lo prometo, sin importar lo doloroso que sea en un inicio, seguiré mi camino —prometió el de alas rojas.
—Bien, ahora, Touya Todoroki, ¿prometes amar y respetar, en la tristeza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, a Keigo Bakugou?
—Sí y juro que si llega a morir antes que yo, que continuaré con mí vida recordando siempre su sonrisa y la manera en que me salvó —miró hacia el de alas rojas y se mordió los labios, podía sentir el corazón en sus oídos —Si no fuera por ti, no estaría aquí. La vida que salvaste nunca será desperdiciada, Keigo. Te lo prometo.
A Keigo se le escapó un par de lágrimas que el albino gentilmente limpio y la albina les miro con dulzura, para después retomar su labor.
—Los padrinos pueden darles los anillos a la pareja y la libreta de matrimonio —indicó la mayor —Para formalizar su bella unión.
Katsuki se acercó a el albino y le dió la libreta, no sin antes murmurar una pequeña amenaza sobre lo que le pasaría si le hacía daño a su hermano mayor. De fondo, pudo escuchar la risa mal disimulada de su padre y a su madre dándole un codazo en el estómago que le hizo ahogarse. En cambio, Shoto entrego la caja de anillos con notorios nervios al de alas rojas y le pidió, humildemente, que siguiera haciendo tan feliz a su hermano como en la actualidad y les deseo muchísima felicidad.
La pareja intercambio los anillos y sostuvieron la libreta ambos en lo que Rei anunciaba que ya podían besarse, el flash de la camara de Natsuo se hizo presente, Fuyumi quien ya no podía más con la emoción se lanzó a abrazarlos a ambos en lo que lloraba desbordada, Enji y Masaru se acercaron también para abrazar a sus hijos, el castaño más conmocionado que el pelirrojo, aunque el héroe número uno negó rotundamente que lo que salía de sus ojos eran pequeñas lágrimas. Mitsuki fue a ayudar a Rei que, sin parecerlo, estuvo muy nerviosa dando la ceremonia y teniendo miedo de hacer algo mal que arruinara todo, le dió la mano en cariñosa camaderia y vieron a sus esposos abrazando a sus hijos, hasta que fue su turno.
Shoto y Katsuki se alejaron un poco, dejando que la felicidad de los demás abrumara un poco a la pareja y se dispusieron a apagar las velas y prender las luces para dar paso a la cena, una pequeña ayuda ya que no pudieron hacer nada. Pusieron la mesa, los vasos, las servilletas, los cubiertos y la bebida. Todos se sentaron luego de un rato, repartieron pequeños regalos para la pareja y compartieron un par de charlas.
En todo sentido, fue una noche maravillosa.
Shirakumo sabía que estaba olvidando algo importante. Muy importante. Pero no sabía qué y se volvía loco buscando una solución a eso. Pudo recordar detalles de Shigaraki Tomura, la infancia y adolescencia del niño al lado de All For One, aseguro que no tenía salvación. Shigaraki se encargó de arruinar al niño, de trastonar su mente hasta el punto de no retorno, sí, había veces en las que se le pudo salvar pero era tarde. Desde los cinco años, el niño ya se había convertido en un asesino por órdenes del villano, le mostró que ese camino le haría bien, lo ayudaría y lo jodió todo.
Por lo tanto, esa parte no era la relevante, escribió todo lo relacionado a Tomura en dos, tres, casi cuatro diarios y los entrego a la policía. Yamada y Aizawa le dieron esa salida cuando los interrogatorio se volvieron abusivos y amenazaban con destruir su cordura, haciendo que Kuroguri volviera para evitarle el dolor y el trauma. Pero seguía sin saber qué le inquietaba tanto, lo que quedaba en el fondo de su mente y arruinaba su escasa paz mental.
— ¡Miau!
Un leve golpecito en su rostro y el de cabello celeste tuvo que alzar la cabeza de entre las almohadas de su cama, la que estaba repleta de notas sin sentido para nadie más que para él. Unos ojos verdes le miraron fijamente y una lengua rasposa paso por su mejilla, haciéndole sonreír.
Era la nieta de su primera gata, la cuál quedó al cuidado del azabache después de que él murió, su familia no podía cuidarla sin recordar la manera en que él la amaba y la cuidaba, así que su amigo ofreció hacerse cargo. Su gata se llamaba Sora, cielo, ya que sus ojos eran celestes como el cielo y su pelaje blanco como las nubes. Cuando tuvo bebés —tres meses después de su muerte— conservaron una y le pusieron Shira. A la bebé de ella, la pequeña gatita que le dieron hace poco, le dieron el nombre de Midori, por el color verde de sus ojos.
Estar con la gatita le hacía sentirse en paz, como sí mismo. Y ella le quería mucho. Excepto cuando se olvidaba que estaba ahí con él y debía darle sus mimos correspondientes.
—Lo siento, estaba pensando, preciosa —le dijo a la gata, acariciando detrás de sus orejas y levantando su pequeño cuerpo sobre su cabeza, ella le maullo bajito — ¿Te ignore, no? ¿Cómo pude haber ignorado a una preciosura como tú, eh?
Midori maullo satisfecha y Oboro la apoyo contra su pecho, acariciándola y escuchando el ronroneo contra su pecho. Después, se sentó y miro hacia la pared delante suyo, la que estaba llena de papeles, dibujos y gráficos. La cabeza comenzó a dolerle y decidió que, por ese día, ya había hecho suficiente investigación por su cuenta. Se paró de la cama con la gatita todavía contra su pecho, salió de la habitación y fue hacia una pequeña cocina. El director Nedzu le otorgó una habitación en el sótano de Yuei, parecía un pequeño departamento y no tenía ventanas, pero no importaba. Vivió por años acostumbrado a las sombras, la oscuridad y el frío, se volvió bastante tolerante. Además, Hizashi y Shota le visitaban todos los días. Y como estaba, prácticamente, exonerado de sus crímenes debido a su condición como Nomu —en la cuál se vio privado de cualquier razonamiento posible, transformándose en una mera arma o títere, según quién lo viera— tenía que pensar en lo que haría ahora con su vida y para eso, la soledad le era útil.
Katsuki Bakugou lo libero hace bastantes meses y seguía sin tener una idea de qué quería hacer. Francamente, deseaba esconderse del doctor antes de que All For One. Sabía que seguía por ahí y le aterraba volver a caer bajo su poder. Pero también quería luchar junto con sus amigos. Mierda, una parte suya pensaba todavía como héroe y deseaba luchar contra los villanos, pero también se moría de miedo por eso.
Midori maullo y mordisqueo sus dedos, como si supiera en lo que estaba pensando y le miro con sus grandes ojos verdes, como si quisiera decirle que no estaba mal tener miedo y que él tenía derecho a sentirlo. Eso lo consoló un poco, beso la cabecita de la gata y abrió el refrigerador busco una lata de soda junto con la cena de anoche. Después se sentó en una pequeña mesa, puso el plato delante suyo y comió, mientras la gata maullaba sobre sus rodillas.
Al final de la cena, Shirakumo lavo el plato y tiro la lata de soda, se quedó un momento de pie en la cocina y vio a la pequeña gatita yendo a tomar su agua. Entonces, parpadeo, y en vez de a su preciosa gatita, vio un charco de sangre.
El de caballo celeste sintió que su corazón se detuvo, se frotó los ojos fuertemente y se arrodilló en el piso, buscando a su Midori, a la compañera incondicional que le lamía la cara cuando quería mimos y se acostaba a su lado para que no tuviera pesadillas, sus manos gracias a el cielo tocaron algo suave, algo cálido, en vez de algo frío y líquido. El pelaje de Midori.
— ¡Miau! —se quejo la gatita por el agarre brusco y él sintió que podía llorar y gritar del alivio en ese momento, en la que se la llevaba al pecho y la abrazaba fuerte.
—Lo siento, lo siento —murmuro acariciando a la pequeña —Lo siento.
Midori se frotó contra su mejilla, sintiendo su angustia y lamió las lágrimas de sus ojos, haciendo a Shirakumo sonreír un poco. Se calmo luego de unos minutos y se quedó ahí, en el piso, abrazándola.
Ese doctor me hizo algo horrible, lo sé, y tiene que ver con lo que acabo de ver. Pero no puedo recordar qué fue, ¿qué me hizo? ¿qué me mostró? Necesito descubrirlo. Si lo hago, puedo evitar que lo intente con los demás, una medida de defensa, algo que los proteja.
El pensamiento le hizo tomar una decisión. Seguiría investigando. Y le haría saber a sus amigos de la importancia de descubrir qué le hizo el doctor para convertirlo en Nomu.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top