Capítulo 58

Bien, eso sí que no lo noté.

Katsuki se había quedado lejos del rubio cuando llego Eijirou, viendo a la distancia su interacción y llevándose una sorpresa, cuando notó en el de ojos rojos expresiones y gestos que nunca noto hasta ahora. Esas muecas de arrepentimiento hacía Denki, que le hicieron preguntarse que tan culpable se sentía por lo que sea que halla sucedido entre ellos antes del entrenamiento el día del terremoto, la manera en que le veía, como si estuviera delante del sol y la forma en que puso una mano sobre su hombro, de manera protectora.

—Hey, Bakugou, ¿quieres unirte a las apuestas?

El llamado alegre de Hanta le hizo girarse y la sensación de ser agarrado en su brazo derecho no tardó en llegar. El cenizo suponía que tanto el azabache cómo Mina se le habían acercado cuando notaron que ya no estaba con Shoto, quién fue en busca de algo para que tomarán los dos y como un tonto caballero le pidió que le esperara donde estaba.

— ¿Apuestas? —repitió, con una ceja inclinada en lo que notaba a esos dos mirarse cómplices y eso bastó para darle una idea clara de a qué tipo de apuesta se referían —Malditos, ¿sabían que a Kirishima le gusta Kaminari?

—No hace falta que lo diga para saberlo, ¿no crees? —opinó el azabache, sin mencionar que también él y la femenina sabían de los sentimientos del rubio debido a que lo habían aprendido a interpretarlo bastante bien —Es transparente al respecto.

— ¿Quieres entrar a nuestra apuesta, Bakugou? —volvió a traer el tema la de quirk ácido con una sonrisa —Es por diversión, no más.

—Son terribles —gruño el de ojos rojos pero agrego en un tono pensativo —Le apuesto a Kirishima. Aunque tardará su jodido tiempo en decírselo.

—Cuanta fe —se rió la de cabello rosado.

El cenizo rodó los ojos y luego, presto atención a la manera en que la de cabello rosado se había puesto detrás del azabache y la forma en que él la rodeaba con un brazo por la cintura, casi naturalmente. Y es más, a su cabeza vinieron varias imágenes de ese mismo gesto y otros más íntimos entre ellos dos, pero hasta ahora veía su significado con tanta claridad. Una sonrisa maliciosa se abrió paso por su rostro al descubrirlos y los otros dos pusieron expresiones ligeramente preocupadas al mirarlo.

— ¿Y ustedes cuando pensaban hacerlo oficial, eh? —interrogó sin titubeos.

Si no fuera porque la piel de la femenina era rosada de por si, el de quirk explosivo estaba convencido que se hubiera enrojecido por completo. Tuvo que conformarse con la manera en que el más alto se reía nervioso y pasaba a explicarle una determinada serie de circunstancias que hicieron que mantuvieran su noviazgo en "secreto".

La mayor excusa era que no querían escuchar burlas de su parte, diciendo que eran insufriblemente acaramelados y otras tonterías.

Por eso mismo, ahora tendrían que soportar una larga tortura.

— ¿Estás bien, Yaoyarozou?

La mencionada se asustó un poco por la inesperada pregunta, por parte de su amigo de cabello de color mitad rojo y mitad albino, el cual le miraba con la cabeza levemente inclinada y una mueca de ligera preocupación, sosteniendo en sus manos vasos con líquido azul.

—Yamada-sensei se hizo cargo de la bebida, le sugiero tener cuidado, Todoroki-san —aviso, teniendo la sospecha de que el jugo estaba mezclado con algún tipo de whisky o ron dulce —Podría llevarse una experiencia interesante.

—Gracias —asintió el bicolor pero le seguía viendo con preocupación — ¿No quieres responder mí pregunta?

Yaoyarozou negó lentamente con la cabeza, en lo que miraba hacia Kaminari que lloraba en lo que abrazaba a una avergonzada Jiro, ella le daba palmadas en la espalda a modo de consuelo y le susurraba algo al oído que hacía al rubio llorar todavía más. Kirishima estaba junto con ellos y también Shinsou, parecían satisfechos con la escena y ella, por supuesto, compartía ese sentimiento.

Solo que una pequeña parte suya estaba algo celosa por las atenciones que el rubio recibía por parte de la más baja.

—Me he dado cuenta que soy algo inmadura, eso es todo —volteó a ver al más alto y agrego, en broma —Pero, al menos soy capaz de distinguir mis celos entre el amor y la amistad, Todoroki-san.

El de quirk dual la miro con la boca abierta para después dejar escapar una ligera risa y seguir el punto donde estuvo inmerso la mirada de la de ojos ónix, al verlo en el grupo reunido, saco conjeturas rápidamente —no podría haber esperado menos de él cuando habia sido tan directa— en lo que sus ojos volvían a mirarla y la enfrentaban con la cabeza en alto.

— ¿Desde cuándo? —quiso saber el de quirk dual.

—Un tiempo pero lo he confirmado recientemente —admitió fácilmente la azabache —A raíz de, muchas, muchas, muchas preguntas a mí misma. Y una charla un poco desagradable con mis padres sobre orientación sexual. Es posible que me quede sin un lugar tranquilo para pasar las vacaciones de verano.

—Siempre seras bienvenida en mí casa, Yaoyarozou —ofreció el más alto y sintiéndose culpable, agrego —Lo lamento. No he sido un buen amigo contigo, cuando tú has hecho tanto por mí.

—Todoroki-san, por favor, no diga eso. Es un amigo muy querido para mí —se le acercó la de quirk de creación y le sonrió con la mayor sinceridad posible —Ambos hemos tenido distintos problemas y nos tomamos nuestro tiempo para superarlos, somos un poco reservados, ¿no es así? Eso no nos impide mantener nuestra amistad a flote.

—Igual, estaré más atento a ti, lo prometo —aseguro el bicolor —Cuando quieras hablar, cuando sea que me necesites, cuenta conmigo.

Momo sonrió, la misma sonrisa delicada y dulce de siempre, pero en esta ocasión pareció incluso agradecida. Shoto se prometió a sí mismo mantener su palabra con ella. La azabache le había proporcionado su apoyo desde el principio con Katsuki, se mantuvo a su lado en el hospital cuando se volvió un ente silencioso a un lado de la camilla del cenizo y fue una amiga increíble que lo miraba en las conferencias de prensa en las cuales acompaño a sus padres después del ataque de Re-Destro, para darle un lugar donde enfocarse y así no entrar en pánico por todos los reporteros.

Sabía que la amistad no se basaba en el dar y el recibir, pero igualmente sentía que estaba en deuda con ella y la çompensaria de la mejor manera posible.

El de quirk dual se alejo de su amiga para buscar entre la muchedumbre de adolescentes que se estaban poniendo a bailar al cenizo, lo cual no fue difícil ya que seguía atrayendo la atención con su hermoso y sensual cuerpo. No, la parte complicada se baso en evitar que se le cayeran los vasos entre tanto caos. Considero un verdadero milagro el llegar ante el de quirk explosivo, que seguía en una esquina cómoda en la cual estaban los almohadones y sábanas que daban privacidad de los demás, con los vasos intactos.

—Ya era hora, mitad-mitad —le arrebato uno de los vasos y lo bebió de golpe, sin que el de quirk dual pudieria decirle del posible alcohol que había ingerido —Hum, no está mal. Es dulce.

—Tiene alcohol, posiblemente —aprovechó de hacer la advertencia para después beber también de su trago —Sí, es bueno.

— ¡Si ese les parece bueno, esto les va a encantar! —gritó Mina que se acercaba con una bandeja con múltiples vasitos con líquidos de colores — ¡Prueben, prueben! Mí favorito es el rosado.

El bicolor y el cenizo se dieron una mirada de desafío mutuo, una silenciosa competencia sobre quién podía aguantar más ese leve dosis de alcohol en esos vasitos se estableció entre ellos y empezaron a beber.

Sigilosamente, la de cabello rosado se alejo y chocó las palmas con Hanta en señal de victoria.

—Los borrachos hacen tonterías —murmuro el azabache —A ver qué cosas pueden hacer estos dos. Espero que sean interesantes.

—Yo espero que sea una manera de demostrarle a Bakugou que no es el único que puede actuar como un villano —rió la de quirk ácido —Aunque es aburrido si son solo ellos los que pierden la cabeza —hizo un puchero la femenina, se separó del azabache y puso las manos alrededor de su boca, haciendo como si fueran un megáfono — ¡Chicos! ¡¿Quien quiere jugar a "Vaso Enemigo"?!

El llamado de la de quirk ácido se robó la atención de varias personas y empezaron a disponerse varias mesas en medio del gimnasio, también los adolescentes empezaron a dividirse entre quienes jugaban y los que iban a bailar a la pista cercana al escenario.

Izuku se metió en una competencia contra el bicolor, por pedido de Ochako y el cenizo que hicieron sus apuestas sobre quién se caería primero al piso al final de la noche. Tsuyu también tuvo un duelo contra Minoru, quien estaba decidido a hacerla pasar un mal rato por tantas veces que lo había golpeado. Itsuka y una chica más de la clase B, se pusieron contra Neito y Testu en una batalla amigable, que termino con la femenina de cabello naranja y el platinado fuera de combate, lo que ambos equipos consideraron un justo empate.

EreaserHead que estaba viendo todo el revuelo entre los estudiantes y la manera en que empezaban a comportarse, no pudo evitar el necesitar alguna respuesta de porqué sucedió en primer lugar cuando él dio la pauta de cero alcohol en la fiesta.

Pero, de acuerdo, todos los años Present Mic y Mindnight habían ignorado esa pauta como si nunca hubiera existido y Nedzu estaba de acuerdo en que los futuros héroes necesitaban estos momentos de relajación y disfrute, unos que él mismo tuvo en la seguridad de Yuei cuando paso por las mismas fiestas y tradiciones. Así que, podía olvidarse hasta mañana de castigar a su amiga y a su esposo por su falta de responsabilidad dejando el alcohol —aún si era el de más bajo porcentaje que hubieran encontrado— al alcance de los más jóvenes. Eso, lo dejaban con una única preocupación.

La señorita a su lado que miraba a los estudiantes con una sonrisa y no daba indicios de querer moverse de donde él estaba, apoyados ambos en una pared cercana al escenario.

Preguntar si alguna vez fue a una fiesta, un boliche o un bar es una estupidez. Esta niña no tuvo una adolescencia ni una adultez normal. Y aún así, mira a todos sin una pizca de envidia o celos.

El azabache no suspiro, si el aire se escapó de sus pulmones de manera deprimente no era su culpa. Se giro para ver a Yuna, a la cual la iluminaban tenuemente un par de reflectores azules y sonreía a las tonterías de los demás, pero se veía atenta en caso de que alguno se hiciera daño, como Menzo que inesperadamente se puso a bailar sobre una mesa junto con Ibara o a las niñas que estaban metidas en unos de esos espacios privados del gimnasio, rodeadas de almohadas y hablando en voz baja.

Shota no podía decir si su atención estaba más enfocada en los adolescentes o en Rui y Eri. Pero la rubia parecía lista para saltar en caso de que cualquiera estuviera en peligro. Lo cual debería ser una de las razones principales por las que estaba ahí, aparte de hablar con Denki —ella le comento que le preocupaba lo dispuesto que su hermano menor estuvo a dejar pasar la oportunidad de estar en la clase A y que quería estar presente cuando Kyoka cantara la canción que compuso para él— o distraerse de sus deberes como enfermera auxiliar de Recovery Girl.

Y a eso venía su preocupación, Yuna no parecía ni en lo más mínimo interesada en bailar, jugar o incluso ir a conversar con alguien.

Era horriblemente injusto que ni siquiera pudieria demostrar si quería hacerlo o no.

—Yuna, no debes quedarte haciendo de vigilante conmigo, ni preocuparte por alguno de los mocosos —le llamo la atención el mayor —Puedes ir con los demás a divertirte un poco. O, si ya no quieres estar aquí, también puedes ir a descansar. Hizashi y yo nos podemos hacer cargo de las niñas. Podrías usar la casa para lo que tú quieras.

La rubia le miró inclinando levemente la cabeza de lado, sus ojos dorados examinando su rostro —a lo largo de los meses, noto que esa era una costumbre de los tres hermanos, leer su cara para saber sus emociones, un método conocido de supervivencia emocional para algunas personas— hasta que sus labios se apretaron en una fina línea que mostraba un poco de inquietud y sus manos se levantaron en una respuesta.

Me quiero quedar aquí, ¿o acaso le molestó, Shota-san?

—Para nada —negó de inmediato el azabache —Pero creo que estás aburrida.

La rubia negó con la cabeza, una expresión amable y tranquila en su rostro reemplazo la inquietud que mostró antes. Todavía, las veces que le sonrió abiertamente eran pocas y escasas, pero el azabache no podía ser mezquino en ese aspecto. No quería que ella le diera una sonrisa porque sentía que se lo debía, si no porque ella realmente se sentía a gusto y cómoda sonriendo junto con él.

Pero si para Denki y Rui eso era difícil, siendo jóvenes y teniendo más posibilidades de adaptación, para Yuna que tenía veinte tres años la espera sería muy larga. No que tuviera problemas con eso, Hizashi le enseño el valor de la paciencia. Únicamente, le hacía sentirse ansioso en el que tal vez ella jamás fuera a sentirse cómoda con él y no podía culparla en lo más mínimo por eso. La rubia creció cuando no tenía que hacerlo, paso una infancia en la que sus propios padres la prepararon para una vida alocada y cambiante, sabiendo casi siempre en que algún momento ellos ya no estarían para cuidarla y cuando eso se cumplió, fue gracias a los héroes de la manera más horrible posible. Después, ella se quedó sola y tomo decisiones desesperadas en una situación desesperada, con tal de poder proteger a las dos personas que amaba.

Yuna se convirtió en un adulto incluso antes de que sus padres fueran asesinados, un adulto que cometió errores yendo a All for One por necesidad, un adulto que no se convirtió ni en el padre ni en la madre de sus hermanos, porque ella no podía con ese rol, en cambio, siguió siendo su hermana protectora y guardián, su confidente, su amiga y su figura de autoridad. Pero no una figura paterna, ya que no tenía noción de cómo ser eso.

Por esas razones, era difícil tratar con ella, rozaba lo frustrante y la impotencia. No era una niña, tampoco una adolescente, si no un adulto y EreaserHead no podía darle un regaño ni una lección llegados a este punto, solamente se podía limitar a ser un silencioso observador y espectador de sus decisiones, ofreciendo siempre el escucharla y el brindarle apoyo. Cómo haría todo padre con un hijo adulto.

Siempre consideraba una verdadera suerte que Yuna no estuviera tan cerrada respecto a él o a su esposo como para negarles ese vínculo. De manera muy tentativa, claro, pero lo mantenía y estaban agradecidos por ello.

No lo estoy. Me estoy divirtiendo viendo, ¿así son siempre las fiestas de Yuei?

Aizawa tomó esa pregunta como lo que era, una invitación a una conversación más larga, la manera en que Yuna demostraba que quería escucharlo y compartir un poco con él. Empezó a contarle distintas historias sobre las fiestas de Yuei, a Yamada tomando el papel de Jiro tocando hasta el atardecer con su guitarra favorita, sobre algunos estudiantes que se dormían en el piso y de la vez, que sin saber nunca como sucedió, uno de sus compañeros de clase trajo a un mono a la fiesta. La rubia le escuchaba atentamente, se mordía los labios cuando encontraba graciosas ciertas partes de la historia y hacia más preguntas, todas con una curiosidad educada que el azabache sabia estaba hecha en caso de que alguno de los cuestionamientos le hiciera enojar, lo que no sucedería pero podía entender las inseguridades de la menor al respecto.

Estuvo hablando un largo rato, su esposo le había dicho que era muy hablador cuando estaba con la rubia y él respondió que se debía a un descubrimiento que hizo respecto a ella. A Yuna le gustaba escuchar a los demás, porque el hecho de que ella hubiera perdido su voz —algo que parecía dolerle más que la pérdida de su quirk— no significaba que los demás también tuvieran que hacerlo, disfrutaba mucho de las voces de los demás. Él incluso suponía que por eso Denki no usaba tan a menudo el lenguaje de señas, debido a que llegó a una conclusión parecida a la suya y solamente lo mantenía por práctica o para que su hermana no se sintiera sola.

No se sorprendería si Eri o Rui que estaban practicando tanto el lenguaje de señas llegarán en un tiempo a esa misma conclusión. Quizás, entonces, aunque lo seguirían usando por la fraternidad hacía la rubia, también le hablarían más seguido con sus propias voces.

EreaserHead se quedó tan absorto hablando sobre las anécdotas de su juventud y sus pensamientos acerca de su familia, que no escucho la llegada de alguien que se quedó parado frente a ellos, hasta que la rubia inclino la cabeza y dio un leve cabeceó en saludo a esa persona. Fue entonces que presto atención y se giro para ver a Tenya, un poco sonrojado —no creía que fuera por el alcohol, ya que sabía que el muchacho era demasiado dedicado a las reglas como para permitirse el beber— en la parte de las mejillas, usando un pantalón de jean oscuro y una camiseta blanca, lo cual no era un disfraz árabe como traían los demás.

—No llevas disfraz, Iida —alzó una ceja el mayor, lleno de curiosidad — ¿Cómo te escapaste de Mindnight y MountLady?

—Corrí lo más rápido que puede hasta acá. Me daba un poco de vergüenza usar esa ropa, no me quedaría bien y con esto me siento más cómodo, Aizawa-sensei —respondió con honestidad el delgado de la clase, tosiendo un poco para después mirar a la rubia al lado del profesor —Hum, Yuna-san, ¿le gustaría bailar conmigo?

Shota no permitió que una ligera conmoción se viera en su rostro, ni que el aura negra surgiera a su alrededor, como había pasado cuando Seiji se declaró a Denki en la prueba para las licencias provisionales. El rubio de ojos dorados era un adolescente, uno que también paso por un proceso de maduración demasiado temprano, pero que todavía seguía necesitando protección y cuidado paternal.

Yuna no, no tuvo cuidado ni protección antes y no lo aceptaría ahora. Ella era una mujer adulta. Podía hacer lo que quisiera y él no podría decirle nada.

Aún así, seguía siendo su hija y eso solo le daba razones suficientes para fulminar con la mirada a uno de sus mejores estudiantes, el cual no se inmutó —bien, tembló un poco, pero lo importante era que no huyó— ni retrocedió, si no que extendió la mano derecha en dirección a la rubia y espero pacientemente, hasta que ella, dio un paso adelante y la tomo un poco vacilante.

Pero la había tomado, acepto bailar con él y eso era algo que ninguno de los dos podía creer. Y para el caso, ni Yuna misma podía creerlo. Únicamente, pensó que no seria tan malo bailar con el de lentes, que incluso podría entender porque a los adolescentes les parecía divertido el girar sin sentido en la pista de baila y chocando sus cuerpos los unos con los otros, al compás de música que le parecía maravillosa.

No podía ser tan malo, ¿cierto? Además, nadie nunca le había pedido directamente bailar y pensaba que quizás Iida lo hizo por pena al verla sola hablando con Aizawa, aunque ella en verdad disfrutaba de las historias del mayor. No le parecía bien rechazarlo y no creía que él tuviera otra intención más que ser un buen amigo u ofrecerle un poco de su compañía, lo cual ella estaba dispuesta a aceptar.

Sin embargo, cuando sintió un ligero apretón viniendo de la mano derecha que agarro y una sensación familiar, como de electricidad, recorriendo su cuerpo al levantar la cabeza —recién se daba cuenta que eso no era tan necesario antes— para encontrarse con esos ojos de un profundo azul ocultos por los cristales de lo lentes, tuvo la sensación de que esto no era normal.

Pero que no fuera normal no quería decir directamente que fuera malo y se dejó llevar a la pista de baile, viendo la manera en que una sonrisa luminosa se extendía por el rostro generalmente serio de Iida y eso, le provocaba a sí misma una pequeñísima sonrisa.

— ¡Hey, la maldita mano más arriba, Todoroki Shoto! —soltó una fuerte carcajada el cenizo — ¡Shoto!

Bakugou no sabía cuánto alcohol había en su sistema. Debía ser bastante, considerando las numerosas rondas de Vaso Enemigo que jugó ya fuera contra el bicolor, contra sus enemigos, contra sus amigos u otras personas. Estaba seguro que la lógica de ese juego era solo quedar simplemente borracho, en vez de ser un ganador o un perdedor. Ya que él bebió bastante e hizo beber bastante a los demás, en especial, a Todoroki y ahora que estaban bailando demasiado pegados en la pista de baile, eso le salió el contra ya que el más alto no paraba de querer manosear su trasero.

—Tiene vida propia, lo juro —se excuso el de quirk dual, al cual le brillaban los ojos, la única muestra de su embriaguez, ya que el resto de su rostro se mantenía normal y podía mantenerse derecho entre tantas personas que bailaban al rededor suyo —Va a dónde quiere.

—Mentiroso —lo acuso el cenizo, poniendo las manos sobre los hombros anchos del contrario y volviendo a sentir esa traviesa mano que se deslizaba por su espalda, hasta llegar casi al final — ¡Shoto! ¡¿Otra vez maldito?!

El bicolor soltó una carcajada también, algo inesperado ya que no solía reírse en voz alta y eso aplacó la furia del cenizo debido a la vergüenza, aunque también sirvió el beso que le dio después. Uno que fue subiendo poco a poco en volumen y que con la jodida mano todavía haciendo de las suyas, no dejaba al de quirk explosivo el suficiente margen para pensar con racionalidad.

Porque, mierda, se sentía bien ser tocado así y ser besado así por el más alto. Lo llenaba de calor, euforia, felicidad y muchas emociones más que no podía definir, pero sí mostrar.

El cenizo tiro de los mechones blancos del bicolor para llamarle la atención y que dejará, por unos segundos, en paz sus labios. Funcionó y eso llevo a que viera nuevamente esos ojos vidriosos, llenos de las mismas emociones que los suyos, mostrando tormentas de nieve y volcanes en erupción. Se puso de puntillas de pie y con un brazo, hizo al más alto encorvarse un poco, llegó hasta su oído y susurro.

—A mí dormitorio. Saldré primero.

Si Shoto comprendió o no el significado detrás de sus palabras, el de ojos rojos no se quedó a averiguarlo, estaba muy orgulloso de sí mismo por haber dado ese primer paso y poder después jactarse de ello, pero también aterrado por el calor de la excitación que se formaba en su estómago en lo que pasaba de todos los estudiantes que seguían bailando en la pista y corría fuera del gimnasio, en dirección a los dormitorios, intentando no tropezar con nada.

Una vez llego hasta la puerta, casi la tiró al abrirla y volvió a correr hasta el ascensor, apenas tomándose unos segundos para respirar al estar adentro y verse en el espejo que tenía en la pared, en lo que ascendía hasta su piso.

Katsuki pudo ver sus ojos rojos brillando por la pasión que sentía en ese instante, la manera en que tenía el pecho rosado por el calor y un poco sudado por el calor del gimnasio donde estuvo bailando, sus labios rosados e hinchados por los besos compartidos antes de esta explosión y la imagen le avergonzó un poco, pero no pensó que tuviera nada de malo.

Que disfrutará del toque posesivo y rudo de un hombre no lo hacía menos hombre a él. Y estaba seguro de cómo sería su relación con el bicolor desde que empezó, pese a que parecía ser al revés, el de quirk dual llegaba a ser mucho más dominante y posesivo que él a un nivel físico.

Es decir, Todoroki necesitaba sentirlo físicamente más de lo que él lo llegaba a necesitar. Necesitaba darle placer y ser la razón detrás de ese placer. Y él no tenía problemas con eso, pasivo o activo le daba igual y sabía que igualmente no llegarían a eso está noche pero sí más adelante.

Bakugou solo quería demostrar lo mucho que amaba al bicolor y la manera en que lo hacía, aceptando todo lo que quisiera darle y entregándose en igual medida.

El ascensor finalmente se detuvo en su piso y las puertas abrieron, el cenizo ahora salió caminando, sintiendo la respiración un poco agitada y llego hasta su puerta, la abrió y entro a su dormitorio, dejándola abierta. Lo primero que hizo fue cerrar la ventana y prender el aire acondicionado, sabiendo que necesitaba que la habitación estuviera aunque sea un poco aclimatada para lo que sucedería. Después, se sacó el chaleco árabe y lo arrojó al piso, para limpiarse el sudor con una toalla que saco de su armario. No quería una explosión si el bicolor llegaba en llamas o si se le escapaba alguna en medio.

No tenía tiempo para un baño, fue en lo que pensó cuando escucho las pisadas apresuradas de alguien acercándose y vio el rostro sonrojado de Shoto en la puerta.

—Cierra —dijo el más bajo, casi susurrando la palabra y entonces, el bicolor entro por completo y cerro la puerta detrás suyo.

Y Katsuki supo que Mina tenía la razón desde incluso antes de que hablaran sobre que el de quirk dual no tardaría en llevarlo al dormitorio en medio de la fiesta.

Únicamente, se equivocó en que resultó ser él quien los saco a ambos de la fiesta.

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