Capitulo 55

Congelado. De pies a cabeza. Sin moverse. Dormido. Tranquilo y sin pulso. Alguien murmuraba "es tu culpa, es culpa del intruso" y entonces, se escuchó un grito.

— ¡Katsuki!

Katsuki se despertó con los ojos llorosos y la garganta ardiendo, sintiendo una presión en los hombros que venía de un preocupado Masaru, cuyos ojos avellana le examinaba con cuidado y se tranquilizó de a poco cuando él lo llevó hasta sus brazos para protegerlo.

—Shhs, shhs, está bien hijo, fue solo una pesadilla —susurro el castaño en sus oídos —Un mal sueño. Estás bien. Shoto-kun está bien. Tus amigos están bien. Todo está bien. Shhs, ya pasó, estas seguro, estás con papá.

Débilmente, el cenizo dejo que las palabras tranquilizadoras llegarán hasta sus oídos, que el olor y el calor del hombre que lo crío lo hicieran sentirse seguro y se fue, muy lentamente, recuperando del horrible sueño que tuvo.

Nunca había sido de tener pesadillas pero si estaba acostumbrado al consuelo de sus padres. En la otra vida y en esta, pero le gustaba más los consuelos en esta vida, porque venían acompañados de abrazos y tacto y no tenían la voz de la muerte susurrando en su cabeza, diciéndole que sería la última vez que su madre lo vería a un lado de la camilla o que su padre no volvería a la mañana siguiente a visitarlo al hospital.

Cuando se calmó por completo, se alejo del mayor y noto que era de noche, pero que había una lámpara al lado de su camilla que le permitía ver el rostro de Masaru, cubierto por ligeras sombras y con una expresión de preocupación tenue. Su padre no preguntaría por la pesadilla, el menor lo sabía.

No necesitaba preguntar para saberlo. Don de padre.

— ¿Mejor? —pregunto, en un susurro amable y tranquilo.

—Sí —respondió, aunque su voz salió ronca y le dolió el sonido mismo, tosió para aclararla — ¿Mamá?

—Salió hace un momento a hacer una llamada —contesto, acariciando el cabello de su hijo y sonriendo, relajando su preocupación para que el menor no se sintiera avergonzado por eso —Ya debe estar por volver.

Katsuki asintió y se sentó en la camilla, con las almohadas en su espalda que le hicieron de soporte y acepto el vaso de agua que su padre le ofreció. No necesitaba preguntar por Shoto, pese a que una parte suya se sentiría mejor teniendo la confirmación de que estaba en su dormitorio, descansando. A diferencia suya, que le dieron un día más en la enfermería por orden de Recovery Girl y EreaserHead. Podía recordar, sin esfuerzo, el puchero del bicolor al escuchar eso y la manera en que vino durante la tarde a visitarlo, luciendo decaído pero intentando mantener el ánimo en su presencia.

Nos acostumbramos demasiado rápido a dormir juntos.

Quizás, la pesadilla se debió más a la ausencia del bicolor que el miedo que sentía todavía por su estado después del terremoto.

— ¿Era de trabajo? —quiso saber, por curiosidad y para ignorar la manera en que su corazón se estremecía ante el recuerdo del bicolor cubierto por los trajes de sus compañeros y siendo cuidado por una débil llama del chico de la clase B, pálido e inconciente.

—Posiblemente de Keigo —dijo el castaño —Estuvo aquí todo el primer día pero después su misión le exigió su atención y nos pidió mantenerlo al tanto de tu estado. Touya también te visitó y nos contó algo interesante.

A el cenizo le pareció extraña la entonación de su padre para mencionar eso, con un tono entre irritado y gruñón, pero que no sonaba como si estuviera molesto.

Masaru continuo hablando, de brazos cruzados y mirándolo a los ojos, con el ceño ligeramente fruncido. A el menor le daba un poco de gracia verlo con ese aspecto. Hasta que ese sentimiento fue reemplazado por la sorpresa y el impacto.

—Le propuso matrimonio a Kei. Y él acepto, harán una ceremonia privada en un mes o dos —contó el castaño terminando con un bufido —Tu hermano estaba tan eufórico cuando lo contó, que no me dio el tiempo para decirle que quizás era demasiado apresurado.

—Pensaba que ya te habías preparado para eso cuando los viste en el hospital —comento el de ojos rojos, feliz de poder hablar de algo más emocionante y que lo distraía de su pesadilla  —Y ya sabías que se gustaban desde hacía años, viejo.

—Kei sigue siendo mí niño pequeño y adorado, tanto como tú —señalo con simplicidad el mayor —Verlo volar tan de repente me impacta demasiado.

—Tiene veintidós —le recordó el cenizo.

— ¿Y qué? —uso un tono de voz, que al menor le hizo recordar que tenía tanto del carácter de su madre como de su padre en su persona —Para mí, sigue siendo mí niño. Mí tierno y travieso pajarito.

—Eres un padre celoso —se burlo divertido el de ojos rojos —E inmaduro. Sabes que la momia cuidara bien de Kei-nii.

—Lo sé —reconoció el mayor con facilidad —Conozco bien a Touya, sé perfectamente bien el tipo de persona que es y también, le guardo un gran afecto de padre. Pero Kei es mí hijo. Y me preocupa lo que le suceda, bastante y soy muy protector y celoso con mis hijos. Lo seguiré siendo aún después de que se casen, así que harías bien en transmitirle está información a Shoto-kun. Para que esté preparado.

Katsuki se sonrojo violentamente. No les había dicho nada todavía a sus padres acerca de su relación con el menor de los Todoroki. En parte, porque no sabía cómo y era demasiado vergonzoso hacerlo. Por otra parte, supuso que ellos debían saberlo de todas formas sin que se los hubiera dicho, considerando que el bicolor lo acompañaba constantemente a todos lados y en ocasiones, no podía evitar hablar de él en sus conversaciones.

—...Iba a decírselos —intentó excusarse, vagamente, ganando algo de fuerza al final de sus palabras —No tuve el tiempo de hacerlo. Lo de Navidad, Kuroguri, demasiadas cosas...

Y una jodida naturaleza detrás de mí cabeza.

Okay, esa parte no era necesaria de mencionar en voz alta.

Esta bien, Katsuki, no necesitas justificarte. Bueno, no conmigo al menos —sonrió levemente el de ojos cafés —A Mitsuki sí le gustaría escuchar porque tardaste casi tres meses en decirle sobre tu novio.

—N-No somos novios —balbuceo, perdiendo por completo el temple y el control delante de la sonrisa divertida del mayor — ¡Joder, no quería hablar de esto! ¡Mierda, deja de sonreír viejo!

A Masaru se le escapó una carcajada y en ese momento, Mitsuki ingreso a la habitación, con una expresión cansada que se iluminó al ver a su hijo despierto y con la bastante energía como para pelear contra su marido.

Katsuki se dejó llevar por el calor de su familia, escuchando de sus padres de la preocupación de su hermano y viendo los mensajes que el mismo le estuvo mandando a su celular, olvidando la pesadilla pero recordando que tenía que hacer algo respecto a Shoto. Se lo debía y a él mismo.

Y, mierda, necesitaba ser honesto o la culpa se lo comería vivo y le daría pesadillas por mucho tiempo.

—Son los portadores de One for All —explicó Yagi —No esperaba que se mostrarán de esta forma ante ti, joven Midoriya. Debió ser aterrador.

Izuku asintió, un poco distraído, en lo que recordaba la experiencia de aquellos látigos negros en el entrenamiento hacía unos días y su combate del primer año contra Hitoshi, en ambas ocasiones, estando inconciente sintió unas extrañas presencias dentro de su ser. No sabía si sentirse aliviado ahora que tenían un nombre o asustado.

Toshinori comprendió en un instante su incertidumbre y le regaló una sonrisa amable, pero mantuvo una mirada seria y firme sobre su persona. Su mentor siempre había sido duro con él, exigiendo su máximo dentro de sus capacidades y protegiéndolo cuando el peligro lo sobrepasaba pero era en estas ocasiones que agradecía que también le contará las cosas de enfrente sin importar que fuera cruel.

El pecoso necesitaba escucharlo, sin que dejará nada suelto y de la manera más concisa posible. No quería volver a experimentar esa sensación de estar fuera de su cuerpo sin tener nada del control de su quirk.

No quería volver a recuperar la conciencia y notar que había herido a alguien.

No quería, por Dios, no deseaba bajo ninguna circunstancia volver a lastimar a Ochako o que Katsuki tuviera que salvarlo, arriesgado su propia salud en ello.

—La voluntad de los portadores debió responder a tus emociones —continuó hablando el rubio, mirándolo de manera permanente —Dime, ¿qué pasó antes de que te salieras de control?

—Intentaba atrapar a Monoma-kun —respondió el de pecas —Él me provocó...diciendo cosas sobre Kacchan y Kaminari-kun. Sabía que no eran ciertas, que ni siquiera él las creía, pero me enoje de todas formas.

Neito era un excelente actor y estratega. Muy bueno provocando su lado más hostil para desequilibrarlo y tener una ventaja en la batalla. Diciendo que el cenizo tenia la culpa de la caída de All Migth y que Denki era un traidor que merecía estar en la cárcel con todos los villanos, muy fácilmente, el de pecas cayó en sus redes y se enojo, tanto que perdió el control de sí mismo y su quirk en el proceso.

—Comprendo, entonces, uno de los portadores respondió a tu ira y se manifestó en One For All —evaluó el mayor pensativo —Lo cual, hasta ahora, nunca había pasado. Ni a mí.

— ¿Ni a ti, All Migth? —parpadeo sorprendido el de ojos esmeralda.

—No, nunca. Siempre sentí su presencia en el fondo de mí ser, pero nunca interactúe con ellos o sufrí una de sus manifestaciones, menos una tan violenta como la tuya —contestó el rubio —Es preocupante y a la vez, increíble lo que te sucedió, joven Midoriya, ¿crees poder volver a usar los látigos negros, a voluntad?

—No estoy seguro —titubeo el de pecas, la sensación de los látigos había sido rara y aterradora, más porque no podía controlarlos que otra cosa —Pero estoy dispuesto a intentarlo. All Migth, ¿sabes de los quirks de los otros portadores?

—No y sí, puedo decirte el de mí mentora porque ella misma me lo dijo cuando era joven pero los demás son un misterio —respondió con honestidad el antiguo símbolo de la paz —Lo sé y a la vez no, es lo que pasa cuando te haces portador del One For All. Puedes usar sus poderes sin darte cuenta o nunca usarlos.

—Entonces, ¿podrían volver a aparecer de manera violenta mientras estoy inconciente?

Yagi se quedó en silencio y le dio a su pupilo un pequeño asentimiento. Fue todo lo que necesito Midoriya para llegar a una resolución. Mientras más pronto controlará su quirk, sus emociones, mejor para todos.

No permitiría que volviera a pasar lo del entrenamiento.

Hay pocas cosas a las que Katsuki le tuvo miedo en su vida. Para empezar, nunca sintió miedo por morir en el hospital, ya que estaba preparando mentalmente para ello y lo había tomado como el fin de un largo e interminable sufrimiento, tanto para él, como para los que lo rodeaban, aún si ese círculo era tan pequeño como sus padres y algunas enfermeras que le tenían cariño. Otra era cuando se trataba de Keigo y sus misiones casi suicidas, ese miedo frío que anticipaba una pérdida irreparable para él, un miedo que le hacía permanecer en silencio hasta que le dieran un buena noticia o lo golpearan con la tragedia. Incluso, cuando estuvo cayendo a esa grieta sin fin durante el terremoto, aunque el miedo lo invadió también lo hicieron la fuerza y el coraje de vivir.

Ahora experimentaba un miedo nuevo, uno que podría ser hasta estúpido, en lo que miraba la puerta del dormitorio de Shoto y se preguntaba si estaba realmente preparado para decirle toda la verdad. Que él venía, en parte, de otro mundo pero que su alma seguía siendo la misma. Que vio su vida a través de una serie animada y quiso salvar a dos de sus personajes favoritos en la misma, en lo que intentaba no morir por el héroe. Que, supuestamente, ellos eran almas gemelas.

¿Cómo podría decirle todo eso y que no creyera que se había vuelto loco?

No tengo una puta idea.

El cenizo suspiro frustado y apretó los puños a los lados de su cuerpo. Era de noche y mañana sería la fiesta por la cual todos estaban tan emocionados, quizás en afán de olvidar el terremoto que los seguía haciendo temblar por dentro. Eijirou le contó que Denki le evitaba y cuando intento hacer algo al respecto —en sí, hablar con el rubio para preguntarle qué le pasaba y definir a quien de los dos debía golpear— Mina junto con Hanta le detuvieron y le explicaron que ellos debían resolverlo por su cuenta o nunca lo podrían superar. Quizás podría volver a intentar eso, sí, sería sencillo cambiar un problema por el otro.

Pero no cambiaría nada. Y por mucho que le importarán sus amigos, le importaba más mantener su relación con el bicolor. Así que, finalmente, se decidió y tocó la puerta, la cual fue abierta en breve por el de quirk dual, el que parecía levemente sorprendido de verlo.

—Katsuki, pensé que nos veríamos en la cena —fue lo primero que dijo, para después tomar del brazo con suavidad al más bajo y meterlo a su dormitorio —Dijiste que querías estar solo. Hacer tus tareas tranquilo.

El de ojos rojos asintió vagamente. Sí, era cierto, le pido al más alto un tiempo a solas, para ponerse al día con sus deberes debido a los dos días que estuvo en la enfermería. Pero fue solo una pequeña mentira para encubrir el hecho de que quería pensar adecuadamente cómo llevar esta situación.

Se le seguía sin ocurrir nada y estaba muy cómodo entre los brazos del más alto, se sentía seguro y tranquilo pero también, inmerecedor de aquellas emociones. Ya que él lo puso en peligro. Indirectamente pero igual lo hizo. Si la naturaleza no hubiera causado el terremoto, el bicolor no tendría que haber usado excesivamente su quirk de hielo y quedar al borde de una hipotermia que pudo acabar en un paro cardíaco. Hasta que no se lo dijera, no podría volver a aceptar un abrazo suyo y sentirse completamente a gusto con eso.

Bakugou se separó del contrario, dejando que mantuviera los brazos alrededor de su cintura y viéndole directamente a los ojos azul y gris, el miedo hizo de las suyas en su estómago pero lo ignoro deliberadamente y continuo adelante, pasando las palabras por su garganta y sintiendo como quemaban en sus labios.

—Tenemos que hablar, Shoto —dijo, con una seriedad que hizo al bicolor ponerse tenso de inmediato —Siéntate.

Todoroki trago saliva, no había que ser un experto para saber que nada bueno venía de la oración tenemos que hablar. Pero tampoco se le podía ocurrir una razón sensata para el comportamiento del cenizo, el cual se mostraba tan ansioso e intranquilo que lo sentía antinatural, aparte de que le preocupaban bastante las ojeras debajo de sus bellos ojos rojos. Por lo tanto, le siguió la corriente, se sentó junto con él en su futon y le miró, aguardando a que iniciará lo que parecía ser una conversación trascendental entre ellos.

Sin embargo, todo lo que hizo el de quirk explosivo fue abrir y cerrar la boca sin emitir palabras, dándole apretones a su mano derecha y rehuyendo de su mirada, hasta que pareció ser iluminado por una idea y ahora le miraba con determinación.

—Debo hablarte de algo que es putamente difícil de explicar, así que, en vez de hacer esa mierda te lo mostrare —cerró los ojos, inhaló profundamente y dejo escapar el aire lentamente —Nunca intenté esto. Pero tengo el presentimiento de que no puede ser tan malo.

El más alto no tuvo tiempo de preguntar a qué se refería el cenizo hasta que un aura roja con naranja surgió a su alrededor y lo atrapó, haciendo que en consecuencia cerrará los ojos y volviera a abrirlos en un lugar distinto. En vez de su tradicional habitación en los dormitorios de Yuei, se encontraba ahora en un puente de madera blanca que conectaba a dos puertas. Una de ellas estaba vieja, desgastada y sucia. La otra era brillante y hermosa.

— ¿Katsuki? —llamó al cenizo, un poco asustado de no conseguir una respuesta.

—Aquí, Shoto.

El mencionado volteo y se encontró con el cenizo, vestido como estaba antes en su dormitorio, una musculosa negra y pantalón deportivo holgado de un tono oscuro, juntos con unos zapatos delgados de tela también negra. Seguía manteniendo el semblante serio e intranquilo de antes, en lo que miraba hacia los lados, con una ligera mueca y el ceño fruncido.

—No espere que fuera así —comentó al aire el más bajo aunque el de quirk dual sabía que también le estaba hablando a él —Pero tiene sentido. El alma de Tin Tin era parecida a un mar profundo y poderoso, pero calmado. La de Kuroguri eran puras sombras con puntos de luz leves. Sí, supongo que está bien que la mía sea así.

— ¿La tuya? —repitió el bicolor e hizo una rápida conexión con el lugar en el que estaba, una que le lleno de preocupación —Estoy dentro de tu alma. Estás usando anima. Katsuki, apenas te estabas recuperando. No es buena idea que uses este quirk.

—Es que no se me ocurrió otra forma de decirte esto —expresó con sinceridad el cenizo, bajando la cabeza y obligándose a ser valiente —Las jodidas palabras no salen. Prefiero que lo veas.

— ¿Y qué es precisamente lo que tengo que ver? —cuestiono el bicolor.

El de quirk explosivo soltó un ligero suspiro y lo guió en dirección contraria a la puerta brillante, caminando con pasos lentos y pesados sobre el puente de madera que se iba oscureciendo. A medida que se acercaban a la puerta, el más alto podía notar que parecía todavía más antigua de lo que pensó y que la madera tenía leves agujeros, que incluso el picaporte estaba oxidado y que la puerta chilló horriblemente al ser abierta, dejándole pasar a otro lugar desconocido pero que a la vez le resultó familiar.

Una habitación de hospital.

¿Qué es esto? ¿Katsuki paso tiempo en el hospital? Eso explicaría su aversión por los mismos.

El bicolor giro la cabeza para ver hacía el cenizo pero se encontró con que en vez de él, quien estaba presente a su lado era un chico de cabello azabache y ojos del mismo tono, con una contextura delgada —una delgadez insana— acompañada de palidez, ojeras y una sonrisa extraña.

—Hola, Shoto Todoroki —lo saludo, la voz se parecía tanto a la del cenizo, pero era diferente de alguna manera que no podía describir —Es un gusto conocerte.

—...Quisiera poder decir lo mismo —se alejo del azabache de manera preventiva, el cual rió ligeramente y le miró de cerca — ¿Quien eres? ¿Donde está, Katsuki?

—Quien soy lo sabrás dentro de poco, lo prometo, tomé está apariencia prestada ya que me cuesta bastante energía estar aquí abajo y pensé que estarías más cómodo de esta manera —respondió el azabache —En cuanto a tu Katsuki, está ahí, ¿no lo ves?

Shoto giro levemente la cabeza, volviendo su atención a la habitación de hospital y encontrándose con que en una de las camillas, la que estaba más al fondo al lado de una ventana y con un televisor colgando en el frente, se encontraba un pequeño niño tosiendo lo que parecía ser sangre. Preocupado de una manera que no podía explicarse a sí mismo, se acercó para ayudarlo y notando que era inútil hacer algo, ya que cada vez que tocaba al niño sus manos lo atravesaban cómo si fuera aire, solo se quedó viendo cómo el pequeño niño de cabello azabache vaciaba sus pulmones en un balde, que sostenía entre sus manitos y después, se quedaba quieto, apoyado contra las almohadas del hospital con los ojos ónix vidriosos y las mejillas rojas de la fiebre que padecía, observando el sol por la ventana.

—Mierda, quiero salir —lo escucho murmurar débilmente — ¿Cuando podré salir?

Su voz salió tan triste e impotente que al bicolor le dolió.

Entonces, el niño azabache desapareció pero la habitación permaneció inalterable, las mismas paredes, los mismos colores, las mismas luces amarillas y el mismo olor a desinfectante que se filtraba en su nariz, tan fuerte que le hacía picarle. Vio nuevamente al niño en la misma cama, tosiendo pesadamente, teniendo fiebre y vómitos, hablando con dos personas mayores que se sentaba a sus lados en la camilla pero sin tocarlo y con miradas tristes e impotentes, a enfermeras que le colocaban sueros pese a que el niño lloraba y protestaba por el dolor hasta que pareció acostumbrarse calmadamente al mismo, escucho alguna de las cosas que las dos figuras mayores le decían al niño acerca de la muerte y su nacimiento, observó como el niño se transformaba en un adolescente enfermo, débil e irritado que pasaba las tardes mirando una serie animada, lo único que hacía que su rostro demostrara algo de entusiasmo.

La serie le llamo la atención únicamente porque hacía sonreír al azabache, también le provocaba enojo y le sacaba un par de risas ocasionales. Eso hizo que viera las similitudes de lo que pasaba en la serie animada con su vida y la de los demás, lo que le hizo sentirse en shock por un momento e incrédulo al siguiente. Hasta que llegó el momento en que unas enfermeras venían a buscar al adolescente para una cirugía importante, una a la cual el menor se entregó casi resignado y rodando los ojos, pero en paz por lo que pudo comprender el bicolor.

Las imágenes se detuvieron y el adolescente no apareció más. Pero el de quirk dual pudo hacer la asociación con que ese niño era Katsuki y que la persona que tenia a su lado, sea quien sea, había adoptado esa apariencia suya.

Ahora solo quería saber el porqué de todo esto.

— ¿Qué te pareció todo? ¿Estás confundido, enojado, en shock? —pregunto con cautela el azabache, viéndole desde los costados y dando una vuelta a su alrededor.

—Estoy confundido —reconoció el más alto —Pero quiero comprender porque Katsuki estaba tan ansioso por mostrarme esto y qué es lo que debo entender de todo esto. Solo esa parte me preocupa.

— ¿Y lo demás? —insistió el azabache.

—Mí madre tiene la creencia que el mundo funciona de maneras que no podemos explicar y Natsuo-nii me ha dicho desde los ocho años de la existencia de universos paralelos y esas cosas —se encogió de hombros el más alto —Puedo aceptar esa parte. Que mí vida es un entretenimiento para alguien más en otro sitio. Porque en mí mundo puede que sea a la inversa.

—Vaya, estoy impresionado —aplaudió el azabache y después, hizo una ligera mueca —Pero tampoco tanto. Eres el alma gemela de mí alma especial, es de esperarse que seas casi tan increíble y adaptable como él.

Todoroki sintió algo calentarse en su pecho al escuchar esa parte y el azabache sonrió, en lo que tiraba de su brazo y lo guiaba hacía otro sitio, pero igualmente todo seguía siendo igual que en la habitación. En sí, parecía que estaban en un hospital, caminando por varios pasillos blancos sin destino final.

—Es muy triste, ¿no? Pero el alma de este niño no encontró otra forma de integrar sus recuerdos de la otra vida con esta, así que los dividió —explicó el azabache —Esta parte corresponde a su vida antes de llegar de aquí. Y esto es todo lo que verás, Shoto Todoroki, ya que él no puso casi nunca un pie fuera del hospital donde nació. Es el único lugar que puede recordar con absoluta claridad.

A el de quirk dual no le gustó eso, ¿un único lugar en el cual pasar su vida? Se volvería loco y no podía imaginar cómo el cenizo lo soporto, pero viendo como mayormente estaba en agonía por el dolor, es de esperarse que tampoco lo pensará mucho. Quizás leves protestas. Pero nada más. Él debía saber claramente cuáles eran sus propias restricciones.

—Ahora, creo que él quería mostrarte esto porque pensaba cómo contarte la verdad de quién es, aunque eso no importa mucho. Es Katsuki Bakugou, su alma es la misma y única —asintió para sí mismo el azabache —Por eso decidí intervenir. Le pedí demasiadas cosas a mí querida alma especial. Pensé que podría ahorrarle algo como esto, un momento doloroso y lleno de incertidumbre, por eso baje para contártelo yo mismo.

El más alto se detuvo y el azabache le vio, los ojos ónix eran idénticos a los que vio antes, cargados de cansancio y la palidez de su piel le hizo casi confundirlo con algún tipo de fantasma, pero a su alrededor se sentía una intimidación extraña. Lo que le hizo quedarse quieto y esperar su confesión.

—Yo soy lo que ustedes, los humanos, llaman un Dios o una fuerza superior, que los cuida y protege en la medida de lo posible —declaró el azabache sacando un jadeó de sorpresa por parte del más alto —E hice un trato con el alma de Bakugou Katsuki para salvar este mundo. Un intercambio. El alma del niño que viste, forma parte del alma de Bakugou Katsuki y cuando parte de su alma estuvo por morir aquí, las intercambie y selle un trato. Después, para cambiar desastrosos eventos de un futuro horrible, lo envíe a ser quien cambiará las cosas. Y lo hizo, increíblemente, hasta ahora.

El bicolor se quedó callado e intento pensar en lo que eso significaba, a partir de qué momento el Katsuki que conocía llego a su vida y no tardo mucho en encontrar la respuesta a eso.

Cuando Touya volvió a casa.

Eso quería decir, que lo primero que hizo el cenizo, el chico que amaba al llegar a este mundo de la manera más bizarra posible, fue ayudar a su hermano. Y luego, quién sabe cuántas más cosas hizo sin que se diera cuenta, a cuántas personas ayudo o como cambio sus vidas.

Y no dijo nunca una palabra al respecto, porque debía querer una vida dentro de lo normal y además nadie se lo iba a creer.

Definitivamente, tendría que hablar con seriedad con el cenizo cuando terminara todo esto. No es como si estuviera molesto, era un secreto muy grande el cual guardaba y podía comprender perfectamente el porqué no podía decírselo, pero guardarse tanto las cosas le llegaría a ser perjudicial y sería mejor si podía curar esa manía de manera temprana.

— ¿Y qué más? —exigió saber el de quirk dual cuando el azabache se quedó callado —Katsuki me quería decir la verdad, sí, pero no es solo eso. Sé que no es solo eso, ¿qué más le sucedió?

—Uh, que agudo —alabó el azabache y luego, rió nervioso por una vez —Hem, digamos que yo no soy el único ser todopoderoso que rige el universo y que anima, un quirk que mí querida alma especial desarrollo por mí influencia, es más peligroso para él de lo que parece.

—Oh, esa es la parte importante y la que me interesa —se cruzó de brazos el más alto —Quiero escucharla.

Sin dudas son almas gemelas, ferozmente protectoras y aterradoras cuando quieren.

Dios volvió a reírse y a explicarle al bicolor acerca de la naturaleza detrás de Bakugou.

— ¡Ábrete, jodida puerta de mierda, ábrete, ábrete! —golpeaba furioso la puerta pero la vieja madera seguía sin ceder — ¡Mierda! ¡Shoto! ¡¿Me escuchas?! ¡Shoto!

Katsuki se sentía desesperado, se suponía que le mostraría a Shoto los recuerdos de quién era en el pasado, la parte en que el mundo en el que estaban en el suyo era una serie animada que lo ayudaba a vivir sin morirse de aburrimiento, las cosas que intento cambiar, las consecuencias más graves de anima que no le dijo y por último, disculparse sinceramente por las mismas.

Pero cuando el bicolor paso por la puerta, la misma se cerró y se negó a dejarlo pasar. Y ahora estaba aterrado ante la idea de haber atado el alma del bicolor a la suya de una manera en que no habría forma de sacarla.

Para su suerte y nervios, la puerta se abrió justo cuando estaba por recomponer fuerzas para golpearla y sus manos dieron con un pecho solido, y al alzar la cabeza noto los ojos que tanto quería ver en ese instante.

— ¡Shoto! —grito, lleno de alivio y felicidad —Maldita sea. No podía pasar y no sabías si estabas bien o te deje encerrado...

—Katsuki —lo llamo el bicolor pero fue ignorado.

—Fue una puta mala idea el venir aquí, te puse en peligro dos veces por ser un idiota que no sabe usar bien su quirk —siguió el de ojos ojos —No lo volveré hacer. Joder, nunca más...

—Katsuki —lo llamo nuevamente.

— ¿Estás herido? —cuestiono ahora con preocupación y algo de miedo subiendo por su garganta — ¿No te paso nada, cierto? ¿No te atacó nada detrás de esa jodida puerta, no...? ¡hum!

El de quirk dual se había cansado de que el otro siguiera hablando sin prestarle atención, además de que verlo tan nervioso y ansioso le hizo sentirse muy mal. Así que, lo beso para tranquilizar sus nervios y empezó a hacer círculos en su cintura para calmarlo, hasta que sintió al de quirk explosivo menos tenso y lo soltó, para verlo a los ojos con una sonrisa.

—Estoy bien, Katsuki, en serio —le aseguro el más alto y agrego con suavidad —Vi parte de tus recuerdos en el alma. Y me encontré con...Dios, o algo así, él me explico las demás cosas y lo de la naturaleza queriendo eliminarte, lo cual, no dejaré que pase bajo ningún término. Y bueno, lo único que puedo decir es que tú eres la persona que amo y me quedaré a tu lado todo el tiempo posible. E incluso después de la muerte, ya que según Dios las almas gemelas tienen la oportunidad de encontrarse en numerosos mundos de diferentes maneras. Ahora, lo único que quiero es que estés lo bastante tranquilo para responder algunas preguntas mías o decirme si se te quedó por contarme otra cosa. Aunque si lo prefieres, podemos cenar y continuarlas mañana.

El cenizo se quedó atónito por un momento, sin saber porqué tenía tantos deseos de llorar como de reírse, se apoyó en el pecho del bicolor y su voz salió tan bajita, que apenas la reconoció como la suya.

Pero no importaba. Estaba con Todoroki. Y podía permitirse dejar de lado el orgullo, la terquedad y el miedo cuando estaban juntos.

—Fue mí culpa que casi estuvieras por morirte, Shoto —confesó el cenizo, espantando las lágrimas de sus ojos y aferrándose al bicolor — ¿Cómo puedes aceptar eso tan fácilmente?

— ¿Cómo podría no hacerlo? Estoy enamorado de ti, Katsuki, y no creo que lo que sucedió halla sido tu culpa, ni siquiera de la naturaleza —respondió en un tono seguro el de quirk dual —Fue mí propia inexperiencia. No te culpes por eso, amor.

Bakugou sintió su corazón acelerarse de una manera que hizo al puente donde estaban brillar con intensidad y eso le recordó que no se hallaban realmente en el mejor lugar posible para tener una conversación adecuada y madura como la que la necesitaba. Así que se preparó para hacerlos ambos volver al mundo real.

En lo que, de paso, sentía el alma del bicolor llenándole de calidez y frío juntos con sus dulces palabras.

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