Capítulo 43

El Ejército de Liberación de los súper hombres era una organización que creía en el derecho de usar los quirks como se les diera la gana, para bien o para mal. Que la sociedad estaría mejor basándose en las leyes del más fuerte y la adaptación. Eran villanos pero ninguno, hasta la fecha, había cometido un crimen tan grande. Se trataban de figuras importantes dentro de la sociedad, en el ámbito político, económico y tecnológico. Por eso, los héroes no podían ir tras los líderes sin una buena razón.

Touya les había explicado a Jin y Himiko que ni siquiera la organización internacional de héroes a la que pertenecía podía hacer mucho en su contra, tenían a varios jueces comprados y la opinión pública, en parte, simpatizaba con ellos debido a los libros que sacaba el líder, Re-Destro, acerca de la liberación del hombre.

Tomura podría estar demente y todo lo demás, pero nunca había puesto sus manos sobre los niños. A diferencia de All for One, a él no le agradaba meterse con mocosos, no dijo nada cuando la pequeña hermana de los Kaminari estuvo encerrada en el sótano del bar de la Liga de Villanos pero tampoco se mostró a favor. En opinión de la rubia y el mayor, eso le daba un par de puntos de moral.

Pero, bueno, ese no era el tema ahora.

—Tenemos que hacer algo, ¡tenemos que ayudar! ¡tenemos que correr! —agitó la cabeza el mayor en negación y se golpeó la cara dos veces con las palmas de sus manos — ¡No, no, ayudar! ¡Himiko-chan, tenemos que ayudar!

—Lo sé, ¡pero si nos ven estamos muertos Jin-kun! ¡no es solo el Ejercito de Liberación, los guardias de este lugar eran antes militares, militares de élite que el propio Endvador se encargó de contratar para proteger a su esposa, apenas nos vean irán por nosotros! —se alteró la rubia para después, respirar hondo y calmarse —Primero, debemos pasar desapercibido.

—Sí, sí, desapercibidos. Lo tengo —asintió el mayor para luego ladear la cabeza —Espera. Eso para ti es sencillo, ¿y yo como haré?

Toga se sostuvo el mentón pensativa y busco en los rincones de su cuarto algo que les fuera útil, ni que la cara de Bubugan fuera tan reconocible debido a que como Twice usaba máscara pero una medida preventiva no estaba de más.

Un segundo terremoto sacudió su habitación y causó que un espejito que tenía colgada en la pared al lado derecho de su cama se hiciera añicos, los gritos se volvieron más agudos seguidos de un coro de algo parecido a disparos.

No había más tiempo. La rubia tomo un cojín rosado y le saco todo el relleno de adentro, con su navaja favorita le creo dos agujeros y se lo puso a el mayor sobre la cabeza.

— ¡Bien, esto tendría que servir!

— ¡¿Cómo qué "tendría", Himiko-chan?!

Siendo cruelmente ignorado, el rubio fue jalado por la adolescente a la puerta de la habitación, en lo que corrían por los pasillos en busca de en qué o a quién podrían ayudar, vio como la rubia de ojos dorados se transformaba en otra persona para pasar desapercibida entre los demás. Al ver la transformación, llego a la conclusión de que ella no tenía ni la más remota idea de cómo pasar desapercibida.

Oh, bueno, lo de ella también tendría que funcionar de alguna manera.

— ¿Estás bien, Todoroki? ¿Alguna herida? ¿Te golpeaste? ¿Dolor? ¿No tienes...?

—Inasa, por favor, detente y...déjame pararme.

Todoroki agradeció el silencio del robusto chico que, comprendiendo que primero debía dejarlo respirar para que pudiera hablar correctamente, se separó de él y lo ayudo a ponerse de pie del suelo. No tiene idea de cómo pasó a estar de pie en el medio del salón a un metro de dónde estaba y con Inasa cubriendo parte de su cuerpo para que no resultara herido por unos escombros apilados a su derecha. Se sentía aturdido, podía escuchar los gritos de las personas a su alrededor y eso le recordaba que debía enfocarse rápidamente en lo que sucedía ahora.

No en la confesión de hacia menos de cinco minutos del chico de Shiketsu que tenía delante suyo, que creyó de manera ingenua e inocente que el invitarlo al evento de la Fundación era algún tipo de cita entre ellos. Lo dejo tan en shock cuando se confesó que estuvo por robarle su primer beso, preso de la vergüenza, la confusión y cierto grito de Bakugou resonando en su cabeza acerca de que le gustaba a el robusto muchacho, no hubiera llegado a reaccionar a tiempo para frenarlo.

El bicolor nunca agradecería a los villanos por salvarlo de tal incómoda situación pero no podía negar que estaba aliviado de poder ignorarla.

—Tengo que buscar a mí mamá y mí hermana. Ve a un lugar seguro, Inasa. No te enfrentes a los villanos, los guardias de este lugar son lo suficientemente fuertes como para tenerlos en control hasta que todos salgamos de aquí —pidió el de quirk dual, sacándose su abrigo blanco sucio y subiéndose las mangas de su camiseta azul hasta los codos, encendiendo el lado izquierdo de su cuerpo —La salida más cercana está a la derecha, lo mejor que puedes hacer es correr por las plazas hasta la clínica, ahí ya deben haber montado un operativo de seguridad. Si ves a algún niño solo, te lo ruego, llévatelo contigo y no se te ocurra volver aquí.

—Pero...

— ¡Hey, aquí hay dos chicos! —gritó uno de los villanos, usando un traje y una sonrisa de oreja — ¡A ellos!

— ¡Vete, Inasa! ¡Ahora!

El chico de Shiketsu se quedó con la palabra en la boca cuando el de quirk dual se sobrepuso a los villanos, con gracia y fuerza, creando una barrera de hielo para ponerlo a salvo de ellos. Era lo bastante alta como para que no pudiera sobrevolarla con su viento, así que frustado chasqueo la lengua y corrió intentando rodearla pero era muy larga. Sabía bien que el bicolor podía manejar solo a unos cuantos villanos pero, ¡se negaba a dejarlo! ¡tenía que volver con él de alguna manera!

— ¡Hey, pelón! ¡Bola de cristal! ¡¿Donde carajos está Todoroki?!

El más alto se detuvo delante de la pared de hielo, tenía la respiración agitada y apenas volteo, una persona le tiró del cuello de la camiseta para que se inclinará sobre su cuerpo, tuvo de inmediato unos ojos rojos desesperados viéndole y pudo sentir que las manos que lo agarraron estaban temblando.

— ¡Responde! ¡¿Donde carajos está?! ¡¿Donde?!

El de quirk de viento se quedó un segundo sin saber que responder, nunca se hubiera imaginado que Bakugou Katsuki, el chico engreído de Yuei podría verse tan pálido y al borde de una crisis de nervios como ahora, que su piel pudiera ponerse tan blanca como la de un fantasma y que temblara cual hoja meciéndose en el viento mientras lo sostenía de la ropa con fuerza.

—Él...está del otro lado del hielo —logró balbucear —No pude detenerlo.

Bakugou gruño en lo que soltaba al más alto y miraba la enorme pared de hielo que bloqueaba parte del salón, era incluso imposible escuchar lo que sucedía del otro lado. Podría hacer fácilmente un hueco con una explosión pero debía recordarse que había muchos niños en ese lugar. No podía tomar una decisión tan idiota e imprudente por muy desesperado que estuviera de ver a Todoroki bien. Así que, tomo aire y miró nuevamente al robusto chico que tenía delante suyo, bloque de inmediato la imagen de este intentado besar a el de quirk dual y busco detrás suyo a Uraraka y Midoriya, los dos tenían reflejado en la mirada lo que pensaban hacer.

Y él estaba incluido en esos planes, por supuesto.

—Todoroki habría ido a buscar a su madre y hermana, iremos a donde esté —declaró el cenizo y los otros dos asintieron en acuerdo, después miro al más alto —Tú, maldita bola de cristal, puedes huir o ayudar. Tienes la puta licencia aprobada, ¿no?

Debido a que Rei iba detrás de los héroes corruptos que no podían ser vistos en la sociedad, las demás agencias de héroes no siempre estaban al tanto de lo que ocurría en la Fundación de Protección a Niños. El gobierno japonés les brindaba cierta seguridad pero después, estaban por su cuenta y en cierta manera, eran una organización que funcionaba aislada al resto. Para que el horror de las historias de los hijos de villanos siendo abusados por el sistema y los héroes no se filtrara al público.

Eso quería decir que los héroes tardarían bastante en llegar para pelear contra el Ejército de Liberación, la cadena de comunicación era incierta, los militares darían al gobierno el aviso y ellos a la agencia más cercana que trabajará con discreción. De momento, el cenizo sabía que necesitaban la mayor ayuda posible, sin importar de quien viniera.

—S-Sí, la tengo pero Todoroki dijo que me fuera —tartamudeo nervioso —Así que...

—Para él este lugar es importante. Lo fundo su madre y sus hermanos trabajan aquí, piensan heredarlo cuando sean mayores y administrarlo juntos, ¡claro que te va a decir que salgas de aquí, si sales herido va a creer que es su jodida responsabilidad! —reclamó el de quirk explosivo deteniendo las palabras del otro — ¡Pero hasta que los demás héroes lleguen, somos nosotros, unos viejos militares y tú! ¡Al menos, se de ayuda sacando a los niños de este lugar!

—...Está bien, lo haré —asintió seguro el más alto y agrego con más convicción — ¡Sacaré a los niños! ¡Puedo hacerlo!

El cenizo asintió y le dio al robusto chico información sobre las salidas del salón. Cómo estaban en el edificio administrativo de la Fundación, el lugar más cercano a esté que podría considerarse seguro sería la clínica, no tenía idea si los villanos también habían ido a atacar el orfanato pero tenía bastante en claro que la seguridad de ese sector era impenetrable. Los niños descansaban ahí y Rei se aseguró de que pudieran hacerlo a salvo, así que ya debió cerrarse con todos los niños que estuvieran ahí adentro —los que no quisieron asistir al evento, los que estaban enfermos o los que preferían jugar solos en sus habitaciones hasta tarde, tenían derecho a pasar la navidad como les gustará más— no podrían pasar de ninguna manera. El único punto que no contaba con tanta seguridad era la escuela, que era un edificio abierto sin ninguna reja, hecho con la idea de que los niños se sintieran libres y a gusto. No contaba como refugio, pese a que tenía una base sólida y una construcción increíble, contaba con demasiados puntos desprotegidos que no alcanzarían a cubrir.

La clínica contaba con un sistema de alta seguridad, ya que ahí se hacían análisis de quirks a los niños que se consideraban peligrosos y por lo tanto, no eran pacientes fáciles de tratar, atacaban al personal médico sin dudarlo con tal de escapar de las pruebas. La seguridad equivalía a varios guardias cuyos quirks les permitían tratar con los niños sin lastimarlos en lo que les sacaban sangre o ponían vacunas. Ya fuera que su quirks les dieran una insensibilidad al dolor, una piel gruesa para soportarlo o la capacidad de hacer algo con tal de distraer a los niños. Una vez los niños notaban que las pruebas no eran tan malas y se hacían por su salud para formar parte de su historia clínica, además que nadie les lastimó en el proceso se sentían mucho mejor. Entonces, la clínica pasaba a ser parte del primer lugar dentro de la Fundación dónde se sentían a salvo, así que recurrentemente lo visitaban para pasar el tiempo. Debido a eso, se creó un ala en la parte superior de entretenimiento y se duplicó a los guardias en la entrada por la seguridad de los niños, por si un recién llegado intentaba lastimarlos.

—Los guardias no te harán daño al darse cuenta que traes a los niños Inasa-kun pero sería mejor si te comportas lo más calmado posible —indicó el de ojos esmeralda —Los niños estarán asustados y podrían atacarte sin quererlo.

—Sus quirks son muy fuertes y algunos no pueden controlarlos —agrego el de ojos rojos.

El chico de Shiketsu acepto las palabras de los otros dos, en lo que el de pecas le daba un mapa hecho rápidamente con el camino hacia la clínica, también le sugirieron que si un guardia intentaba atacarlo al confundirlo con un villano, dijera que era conocido de ellos y que estaba para ayudar. Una vez terminaron, quedaron solamente ellos tres solos, en medio del caos que era la batalla se refugiaron debajo de una mesa para pensar en un plan rápido.

Katsuki empezaba a sentirse frustrado. Era completamente inútil ahora, igual que Izuku. Si usaban sus quirks, los escombros incrementarían y harían daño a personas inocentes. No podían darse el lujo de pelear contra los villanos.

Maldita sea, en primer lugar, ¿por qué mierda están atacando la Fundación? ¡se suponía que irían por la Liga de Villanos!

En la serie animada, Re-Destro le declara la guerra a Shigaraki debido a que le está quitando su "popularidad" entre las masas con los crimenes de la Liga de Villanos. Reclamando que únicamente puede haber un líder en el nuevo mundo y que ese es él, ¿por qué ahora estaba atacando una Fundación llena de niños? ¿con qué objetivo?

Además de eso, todavía no aparecía Gigantomachi, el subordinado fiel a All for One, que después sigue lealmente a Shigaraki cuando le prueba ser un digno sucesor de su maestro. El de ojos rojos estaba seguro que si un maldito gigante súper fuerte hubiera aparecido en Tokio, Keigo no habría dudado ni un segundo en mandarlo a él y a sus padres a la Antártida con tal de tenerlos a salvo. Ya que seguramente Touya le habría pasado la información.

Mierda, mis viejos, ¿estarán con Rei-san, no? Jodida mierda. Ella los puede proteger pero también están los niños en miedo y por muy fuerte que sea, no podrá con todo sola.

El cenizo gruño, llamando la atención de los otros dos que se habían metido en medio de una discusión sobre si era mejor o no, causar un agujero en la pared para sacar a todos. La castaña no quería hacerlo por miedo a que el riesgo fuera demasiado alto, aparte de que el pecoso no contaba con su equipo de héroe para protegerse del daño de One for All. Pero entonces, viendo hacía el de quirk explosivo, a Ochako se le ocurrió una idea.

— ¡Bakugou-kun! ¿Puedes usar anima para detectar nada más a los niños? ¡Así podremos sacarlos sin enfrentar directamente a los villanos! ¡O uno de nosotros podría pelear en lo que los demás los sacamos!

El pecoso y el de ojos rojos se vieron mutuamente pensando la idea, hasta que el entusiasmo de la castaña decayó con el entendimiento de qué significaba usar anima.

—N-No, mejor no. Puede ser malo para tu cuerpo, no, no. Perdón por sugerir eso —se disculpo nerviosa la de quirk de gravedad —Tenemos que buscar otra forma.

—No, es una buena idea Uraraka —reconoció el de ojos rojos poniéndose de pie —Usar la ubicación de almas hará que me desmaye pero tardará en suceder. Es una habilidad sin efecto inmediato en mí cuerpo.

Además, podré saber dónde están mis viejos y Todoroki.

Midoriya se mordió los labios, la idea era muy buena pero el costo era alto. Sabía que un efecto inmediato de anima sería lo que pasó cuando el cenizo trato a Togata para que recuperará su quirk, migraña, sangrado nasal y mucho dolor. En cambio, un efecto tardío solo ocasionaría un desmayo en dos horas aproximadamente y fiebre. La balanza se inclinaba a favor pero cuando pensaba en su amigo sufriendo...no, no quería que lo usará.

Pero tambien sabía que no les quedaba de otra. Era una buena opción.

Una serie de explosiones se escucharon. El ruido de más escombros cayendo. Gritos de niños y niñas, un padre que gritaba que se alejarán de sus hijos.

Bakugou podía sentir a las almas que quería acercarse a él para gritarle su sufrimiento pero las mantuvo a raya para que no se acercarán más, si lo atrapaban en un vórtice estaba acabado. Debía implementar la idea de Uraraka cuánto antes, así que cerro los ojos y llevó sus manos delante suyo con los dedos extendidos, enfocándose en buscar las almas más jóvenes del lugar y tres más específicas.

Los hilos rojos no tardaron en salir de sus manos, en volverse azules a medida que conectaban con los niños, debido a que corrían por doquier se aseguró de mantenerlos visibles para la castaña y el de pecas, esperaba que el efecto durará lo suficiente hasta que los encontrarán, había varios grupos y unos cuantos que se hallaban somos. Una vez termino con los niños, paso a la segunda parte, ya sintiendo cierto mareo en su cabeza. Entonces, los hilos lo llevaron a dónde debían estar sus padres y sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo cuando los halló, demasiado cerca de un alma oscuro y viciosa.

Sus padres estaban cerca de Re-Destro.

Y Todoroki se acercaba a la misma ubicación.

— ¡Mitsuki! ¡Abajo! —gritó Masaru.

La rubia soltó un grito cuando su esposo la empujó al suelo, en lo que evitaban un trozo de hielo que salió volando por el aire y corrían hacia la derecha. Tenía su vestido rojo hecho pedazos, se había quitado los tacones para poder correr sin quebrarse el tobillo y le sangraba el hombro derecho debido a un disparo. El castaño que la sostenía protectoramente no estaba mucho mejor, el saco negro estaba sucios y de la pierna derecha salía muchísima sangre pero se sentía manteniendo en pie, cuidándola.

Lo abrazo más fuerte cuando noto que le costaba seguir en equilibrio.

—Amor, ¿tu pierna? —pregunto preocupada.

—La adrenalina hace que no la sienta, ¿tu hombro? —quiso saber el castaño con la misma preocupación.

—Duele un poco —admitió la rubia apretando los dientes —Mierda, si tan solo pudiéramos ayudarlas.

El castaño entendía el enojo de su esposa, estaban hacía menos de unos minutos con Rei y Fuyumi en la entrada, recibiendo a los invitados y charlando normalmente entre ellos, notando como ambas femeninas extrañaban la presencia bromista de Natsuo y la seriedad de Enji, que en estos eventos no se separaba de su hermosísima mujer que resplandecía con un vestido color azul de falda larga con un escote alto y espalda descubierta. Querían hacer lo posible porque ellas pasarán una buena noche haciendo de sus co-anfitriones pero ahora eran una simple molestia en su pelea.

Los esposos se corrieron a un lado cuando otro trozo de hielo salió volando y vieron a la albina rodar de espaldas hasta caer a unos metros de ellos, sin dudarlo ni un segundo corrieron a socorrerla.

— ¡Rei, Rei! —grito la rubia moviendo a su amiga, poniéndola de costado y notando la sangre que caía de su frente, aparte de sus brazos y el estómago que tenía una perforación  — ¡Cielo santo!

—Estoy bien...Mitsuki-san —se limpio un hilo de sangre que caía de su labio superior derecho partido y miro alrededor, en busca de alguien — ¿Mí niña...?

— ¡Mamá! ¡¿Estás bien?!

La única hija de los Todoroki se acercó a su madre, usando un pantalón largo y una camiseta de rayas negras manchada con algo de sangre por unas cortadas en su brazo izquierdo, no le gustaban mucho los vestidos —pero sí los kimonos— por eso siempre optaba por esa ropa masculina pero elegante para los eventos. Lo cual, le resultó muy práctico en una batalla contra los villanos. Una batalla que nunca imaginó pero que sucedió. Y que le hizo alegrarse de haber sido entrenada por su padre en combate cuerpo a cuerpo.

Tenía un quirk de hielo débil pero aprendió que solamente necesitaba buena puntería para volverlo mortal.

Lástima que Re-Destro fuera tan rápido. No lograba dejarlo ciego con sus agujas de hielo en lo que peleaba con su madre.

—Fuyumi —sonrió ligeramente la mayor, siendo ayudada por su hija y los esposos para ponerse de pie —Ya es tiempo de que salgas de aquí con Masaru-san y Mitsuki-san. No pueden seguir aquí. Se está tornando muy peligroso.

— ¡Me niego, no te dejaré sola! —se opuso la albina de mechas rojas — ¡No me perdonaría nunca el abandonarte!

—Nosotros tampoco, Rei-san —le puso una mano en el hombro el castaño —Además, estoy seguro que cierto hombre en llamas debe estar viniendo hacía acá. Sin importarle su recuperación.

—Con un lindo pajarito de compañero —sonrió la rubia —Debemos aguantar juntos hasta entonces.

La albina se sintió conmovida por un momento, hasta que escucho una escalofriante risa que le hizo volver la vista al frente y pararse delante de los demás, en lo que Re-Destro se les acercaba.

—Debo reconocerlo, Rei Todoroki, eres mucho más que la esposa de Endvador. Incluso, me pareces más fuerte que él —felicitó el villano —Si tu mentalidad fuera otra, no dudaría en pedirte una cita, hermosa reina del hielo.

Mitsuki hizo una mueca de asco al escuchar tal declaración, Fuyumi creo un par de agujas de hielo con sus manos, aguantando los deseos de lanzarlas a la boca del villano y esperando que se acercará más para tener un tiro más certero. Masaru retrocedió cuando Rei empezó a soltar una sensación helada de su cuerpo y se movió junto con su esposa hacía atrás. Debían volver a su lugar como espectadores de la contienda.

—Me encantaría saber a qué se refiere con mí mentalidad, ya que todo lo que hizo usted fue atacar un lugar lleno de niños y personas inocentes —reclamo en un tono frío la albina, volviendo a crear en su mano derecha una espalda de hielo que se moría de ganas por usar contra el villano — ¿Podría explicarse, antes de que le corte la lengua?

— ¡Realmente eres un encanto, Reina del hielo! —celebro Re-Destro — ¡Y una hipócrita! ¡¿Que no ves que esté lugar?! ¡¿No lo ven todos?!

Las masas de villanos reunidas se manifestaron en acuerdo, los niños heridos se detuvieron un segundo a ver la escena de la fundadora peleando contra el gigante villano y los guardias de pusieron a los lados de la albina para protegerla, aún si varios de ellos estaban muertos en el suelo por lo mismo.

—Esta Fundación es una prisión. Niños, ¿no se preguntan porqué no les dejan salir de aquí? ¿no recuerdan cómo llegaron en primer lugar? ¡porque la sociedad tiene miedo de sus poderes, mis niños! ¡porque son poderosos y eso les da miedo, así que la Reina del Hielo se encarga de encerrarlos en esta linda prisión de cristal! ¡¿creen que eso está bien?! —gritaba fuerte el villano, dando vueltas sobre su lugar y buscando las miradas de los infantes — ¡Yo vine a liberarlos! ¡Únanse a mí! ¡Únanse a mí y sean libres! ¡Sigan con los ideales que tenían sus padres de un mundo mejor! ¡Vengan conmigo!

El lugar se quedó en silencio hasta que uno de los niños se acercó lentamente hasta donde estaba el villano, sus pisadas haciendo eco entre lo que quedaba de las paredes del salón y con su pequeña mano levantaba, lanzó una piedra en medio de la cabello del gigante villano.

Re-Destro se quedó mudo. Igual que todos sus secuaces.

— ¡La Fundadora nos protege!

— ¡Las personas de aquí son buenas! ¡Nos quieren!

— ¡Ellos son nuestros héroes!

— ¡Somos familia! ¡Tú tienes que irte, narigón!

— ¡Fundadora, Fundadora!

Rei soltó su espada de hielo en lo que los niños que habían escuchado a Re-Destro corrían para abrazarla, los miro a todos uno por uno, sintiendo la ira en su interior al notar sus heridas y la sangre en sus ropas, eran niños que pasaron por infiernos personales horribles y ella les juro a cada uno que, dentro de la Fundación, nunca les pasaría algo así. Que los protegería. Les devolvió el abrazo fuertemente y les limpio las lágrimas.

—Lo lamento mucho, niños...—se empezó a disculpar cuando sus ojos grises se abrieron con pánico — ¡Detrás mío, ahora!

Los niños obedecieron en el momento en que Re-Destro se lanzó para atacar, la albina había logrado crear un muro de hielo pero no era lo suficientemente fuerte y a medida que el villano lo golpeaba, se iba quebrando. No tardaría en romperlo.

Y ella juntos los niños morirían.

— ¡Mamá! —se acercó la albina de mechas rojas.

— ¡Fuyumi-sensei! —gritaron dos de los niños más pequeños, ya que la mujer era como una profesora para ellos.

— ¡Fuyumi, debes correr con los niños! —ordeno la albina — ¡No podré detenerlo por mucho!

— ¡Pero mamá...!

— ¡Fuyumi, si hay una cosa que yo nunca me he perdonado es no haber protegido lo suficiente a mis hijos! ¡Eso no volverá a pasar! —creó más hielo, haciendo un muro lo bastante fuerte como para permitirle ver por unos segundos a su hija que estaba llorando en lo que levantaba en sus brazos a dos de los niños que no podían correr por su cuenta —Te amo, mí niña, mí preciosa hija. Dile a tus hermanos y a tu padre lo mismo y...que lo lamento mucho...¡ahora corre, te lo ruego, corre!

Fuyumi sintió su corazón partirse al correr junto con los niños detrás de ella, Mitsuki y Masaru la alcanzaron para ayudarla, al verla llorando y notar que Rei seguía manteniendo el muro de hielo que los separaba de Re-Destro, parecieron saber que había decidido la albina y lo respetaron al salir junto con ella lo más lejos que pudieran del lugar.

El sonido del hielo quebrándose se escuchó por todos lados. A la vez que las llamas de un fuego ardiente hicieron aparición, ocasionando que la temperatura se elevará y creara vapor alrededor. El choque de temperaturas creo una explosión y que los que huyeron se cayeran en el piso, protegiéndose uno a los otros.

Fuyumi tosió debido al humo en lo que se sentaba y verificaba el estado de los niños, por suerte, todos estaban bien. Un par de raspones más pero todos llegaron con ella a un área segura y el matrimonio de los Bakugou también. Entonces, con miedo giro la cabeza, para ver si se encontraría la imagen de Re-Destro agarrando a su madre o...algo peor.

En cambio, se encontró con algo muy diferente.

Rodeado por las llamas, sosteniendo el cuerpo de Rei entre sus brazos, Shoto nunca se había visto tan furioso, sostenía a la mayor inconciente con cuidado pero miraba con odio al villano delante suyo, al cual había quemado con su fuego en la parte del pecho.

—Tú vas a pagar por esto —declaró enojado en lo que las llamas crecían a su alrededor —Te haré lamentarlo.

La albina de mechas rojas suspiro con alivio aunque eso se fue opacando cuando vio a Re-Destro, en sus ojos negros se notaba que él pensaba que su hermano menor era una insignificante pulga. Una pulga que podía aplastar fácilmente y bien, por muy fuerte que se hubiera vuelto el bicolor, ¡no era rival para el villano!

¡Debía salir de ahí de inmediato!

—Shoto, déjame eso a mí.

Fuyumi sintió el calor reconfortante del fuego llenando el salón, luego de eso, unos fuertes brazos que le rodeaban los hombros y hacían que su cuerpo se sintiera más ligero, al irse para atrás.

Una sensación que solo le daban sus queridos hermanos. Una que le decía que podía relajarse.

—Fuyu-neesan...menos mal, menos mal, estás bien —dijo con la voz temblorosa Natsuo.

—Natsu...hola.

Natsuo tenía los ojos aguados y una sonrisa temblando en los labios, la abrazo más fuerte y sostuvo su mano derecha, para luego soltarla y verificar el estado de los niños. Ellos se alegraron muchísimo de verlo.

—La policía está afuera, unos héroes nuevos fueron los primeros en llegar y abrirle paso al viejo. El orfanato se mantiene bien por suerte —le informo el albino a la mayor, en lo que revisaba la herida de una niña y la cubría con un improvisado vendaje —En cambio la escuela...no importa. Debemos salir, rápido.

La mayor asintió en lo que miraba a Enji ir hasta el bicolor, vestido con su traje azul de héroe y una cicatriz en su rostro que iba desde su frente hasta la barbilla, cubriendo todo su lado izquierdo. Le quedaban unas dos semanas en el hospital por sus heridas pero asumía que era la ira lo que mantenía fuerte a su padre.

La ira mantenía sus llamas fuertes. De un aterrador y hermoso color azul.

Touya lo llamo, preso del pánico, para informarle del ataque. Apenas lo supo, se desconectó de las máquinas, tomo sus cosas y busco su traje, necesitaba usar su quirk y lo mejor sería hacerlo con la ropa adecuada para eso. Natsuo le siguió, blanco como el papel, mientras buscaba en su mochila de la universidad unos guantes especiales. Unos que le permitan controlar el viento frío de su quirk sin lastimarse las manos, las cuales necesitaba para la profesión que eligió.

Enji nunca había conducido tan rápido en su vida, agradecía que la Fundación estuviera cerca del hospital y que Togata Mirio junto con Amajiki Tamaki, los nuevos héroes de su agencia Lemillon y Suneter, le hubieran despejado el camino. Pudo ir con el poder de sus llamas hasta el edificio administrativo y como la entrada estaba bloqueada, uso el techo para pasar.

Solamente para encontrar aquella escena.

El pelirrojo se acercó lentamente hasta su hijo menor que tenía una expresión de ira bastante nueva a la cual no podía prestarle la debida atención. Todo su ser se enfocó en mirar hacía la mujer que sostenía protectoramente entre sus brazos, su hermosa Rei tenía sangre en el rostro, en la espalda y los brazos. Tuvo el máximo cuidado al rozar su mejilla, al mover su cabello blanco y observó sus ojos grises abrirse lentamente.

—...En...ji —logró murmurar la albina.

Las llamas azules incrementaron. La ira aumento. Pero su voz salió llena de afecto hacia aquella hermosa y fuerte mujer.

—Descansa, Rei, ya estoy aquí. Me haré cargo del maldito que arruinó el evento por el cual te esfuerzas cada año —juró el pelirrojo, tomando la mano de su esposa y dejándole un beso en el dorso —Duerme, mí reina. Mereces un buen descanso.

Rei sonrió suavemente para volver a cerrar sus ojos, sintiéndose a salvo y disfrutando de una caricia llena de afecto en su rostro. Luego de que se quedó dormida, el pelirrojo miro hacía su hijo con seriedad.

—Lleva a tu madre a un lugar seguro, Shoto —encargó —Yo puedo acabar con este villano solo.

—...De acuerdo —gruño el bicolor que no estaba satisfecho con irse sin golpear al maldito villano que se atrevió a hacer daño a su madre —Dale una paliza, viejo.

—Sí, lo haré.

Shoto se alejo de su padre para ir hacia los demás, caminando con cuidado ya que tenía a su madre en brazos, cuando sintió algo calido en su interior y vio un extraño brillo de color rojo saliendo de su cuerpo. Lo mismo sucedió con Masaru y Mitsuki, duro unos segundos, pero les dejo a los tres una sensación cálida y extraña.

—Es Katsuki —dijo segura la rubia —Ese niño nos está buscando.

—Debe estar preocupado —comento el castaño.

—Sí...mierda, entonces vendrá hacía acá —se preocupo el bicolor —Tenemos que salir.

Estaban en medio de una batalla, una que se pondría mucho peor con un enojado Endvador.

Debían buscar una salida. Antes de que Bakugou los encontrará y quedará igual de atrapado que ellos.

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