Capítulo 26
Katsuki se encontraba de pie en medio de el centro de monitoreo del Dios de este mundo, en el cual no había estado desde que tenía cinco años y parecía estar como lo recordaba. La oscuridad del universo en el exterior, las pantallas mostrando lugares que solamente en la imaginación podrían existir y las almas brillando por doquier, algunas acercándose tímidamente a él a saludarlo.
—Ahora entiendo a qué mierda vino ese puto dolor de cabeza —suspiro el cenizo jugando con una esfera de luz rosada que volaba felizmente entre sus brazos — ¡Hey! ¡¿Donde carajo estás?! Cómo te hallas atrevido a dejarme tres días inconciente tendremos un gran problema. Me importa un carajo que seas Dios.
El cenizo malhumorado camino por el piso blanco, notando altas placas que se elevaban hasta el cielo, intento recordar si estaban la primera vez que estuvo ahí pero no podría estar seguro y tocó una con curiosidad, la sintió firme y fría. La empujo un poco para ver si se caía pero no paso nada y cuando giro para ver si tenía algo escrito en la parte de atrás, se encontró con una persona mirándole de frente.
— ¿Es en serio? ¿Esta vez vas a usar la apariencia de Kaminari?
Como cuando Dios se transformó en su madre en su otra vida y después en Mitsuki, ahora estaba delante de Kaminari vestido en su traje de héroe, con una chaqueta negra y pantalones de mismo color, junto con una remera blanca. Pero podía sentir algo diferente, algo extraño, Dios no le hablaba, solo lo miraba con esos ojos dorados abiertos hasta el punto en que fue incómodo.
—Hey, di algo. Para empezar, la maldita razón por la cual me llamaste aquí otra vez —quiso saber el de ojos rojos pero el otro se quedó callado — ¿Te pasa algo?
No hubo una respuesta, en cambio, el rubio se le acercó y cuando lo hizo, el de quirk explosivo pudo notar que era cinco centímetros más alto que él, que tenías heridas en el cuello y que sus orejas tenían varios aretes. Y en el momento en que puso la mano derecha en su cara, esta ni llego a rozarlo, si no que lo atravesó con un aire frío y triste.
Dios podía tocarlo y sus emociones no se le transmitían de aquella forma.
Por lo tanto, estaba delante de un alma.
El de ojos rojos no supo qué hacer en ese momento, menos cuando el rubio intento abrazarlo con cuidado y pequeñas lágrimas brotaron de sus ojos, pero en vez de ser líquidas eran brillos que se elevaban hacía el cielo, hacía la oscuridad del universo para desaparecer.
—Lo siento, lo siento, Bakugou. Y gracias. Muchísimas gracias. Por todo, antes y ahora. Gracias.
El cenizo sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo al escucharlo y entonces, la imagen del rubio se desvaneció delante de sus ojos sin que pudiera hacer nada para detenerlo y desde detrás de la placa apareció Dios, con la apariencia de su madre sonriendo. Pasando saliva con dificultad, sintiendo un hueco en el corazón, busco la voz para hablarle.
— ¿Qué fue eso? —exigió saber, llevando una mano hasta su pecho para apretar la tela de su remera y sacar algo de la angustia que le provocó el encuentro.
—Un fragmento del alma de Kaminari Denki del mundo antes que tú vinieras. El niño que te vendió a All for One por la seguridad de sus hermanas, solo para al final enterarse que ambas estaban muertas. Tú mismo se lo dijiste en una batalla, dos cuerpos putrefactos en el sótano, mismos ojos dorados y cabello rubio, acabarás igual que ellas —citó Dios aquellas palabras con una imitación de la voz de su alma predilecta —Descubriste lo que uso All for One contra Kaminari y le dijiste de la muerte de sus hermanas de forma cruel para que abriera los ojos y se diera cuenta que no valía la pena seguir siendo un traidor. No tenía ya una familia a la cual proteger. Entonces, él lucho verdaderamente junto con los demás miembros de la clase A, hasta su inevitable muerte a manos de La Liga de Villanos. Tenía diecisiete años y nadie nunca supo los crimenes que cometió. Tampoco los de Yuna Kaminari y mucho menos de la existencia de Rui Kaminari. Los tres murieron sin ser relevantes para nadie.
Hubo un breve silencio hasta que Dios volvió a hablar en un tono de pena y melancolía.
—Tú enteraste sus cuerpos en el bosque donde jugabas con Izuku Midoriya. No sabías sus nombres pero igualmente les hiciste una placa conmemorativa y les pusiste flores de color blanco, incluso dijiste una pequeña oración. Fue un acto muy humano de tu parte y te aseguro que a ellas les conmovió profundamente —apareció una leve sonrisa en el rostro de la rubia —Puedes pensar que eres muy distinto al Bakugou Katsuki que fue un villano pero debes recordar que sus almas son las mismas y su esencia lo es también. Fuiste y eres un alma muy noble, muy pura.
Katsuki asintió pensativo y analizo aquellas palabras, para después mirar hacía Mitsuki —le seguía pareciendo un poco raro la forma en que Dios sonreía tan tranquilamente con el rostro de su progenitora— con intriga.
— ¿Ya me puedes decir qué hago aquí? —demando dando un suspiro al final, no quería lidiar con más sentimientos asfixiantes, ya muchos tenía en su interior —De paso dime si me dejaste otra vez inconsciente o no para saber lo que me espera una vez despierte.
—Oh, claro, para empezar esta lo de tu quirk anima —explicó Dios —Se debe a mí intervención y la razón por la que lo desarrollaste tan tarde es porque, como ya te dije, tu cuerpo no se acomodo completamente a tu alma hasta hace poco. Creo que parte de mí poder que te convocó aquí se transfirió. Puede serte muy útil pero también lleva mucha energía, es agotador y habrá ocasiones en que las almas te querrán hablar de la nada, deberás acostumbrarte. Te enseñaré un par de trucos, sígueme.
El cenizo fue guiado por Dios hasta las placas de antes y le explicó que estaban ahí exclusivamente para que él pudiera practicar un poco. Después de responder que estaría dos días inconciente —el ente superior intento usar un mismo tiempo de su castigo en Yuei— le indicó como usar apropiadamente sus nuevos poderes. Anima le permitía saber cuántas almas había a cierta distancia y dentro de un rango especial, podía también sacar el alma de alguien de su cuerpo para guiarlo hasta él —como hizo con el rubio— pero no podía manipularlas y otra cosa, era que podía ver sus recuerdos. Dios le mostró como arreglar ciertas cosas con anima y unos trucos más que el de ojos rojos aprendió rápidamente. También le advirtió una o dos consecuencias que le traería a su cuerpo el excesivo uso de sus poderes. Cuando la tutoría termino, volvieron al mismo punto de antes.
—Para que sepas, hay dos casos donde no podrás leer el alma. Uno es Izuku Midoriya y el otro es Shoto Todoroki —dijo Dios con seriedad —En el caso del primero, es porque Izuku Midoriya...pues, digamos que él mismo destrozó su alma y la dejo reducida a polvo. Actualmente, no es más que un aura, no podrás leerla ni aunque lo intentes con todas tus fuerzas.
El cenizo frunció el ceño e intento imaginarse las razones que tendría el Izuku Midoriya que vio en la serie animada para llegar a eso. En el final, se mostraba como el vencedor del mal y con un futuro brillante por delante, ¿qué le habría sucedido?
Al ver su expresión confundida, Dios sonrió tristemente.
—Luego de su pelea contra ti, se suicidó. A diferencia de otras muertes, el suicidio destroza el alma, porque es el mismo deseo del alma de dejar de sufrir y así, de existir. Aún si el mundo es otro, su alma es la misma —dijo el ente superior viendo cómo la expresión del cenizo se oscureció —No te sientas mal, mí alma especial. Estará bien. Incluso puede que halla sido lo mejor.
—Si tú lo dices...—murmuro el de ojos rojos no muy convencido al respecto — ¿Que hay de Todoroki? ¿Por qué no podría leer su alma?
Con tantos deseos que tenía de saber aveces qué rayos pasaba por su cabeza de dos colores.
Dios soltó una pequeña risita, lo que haciéndolo en la forma de Mitsuki le dio al cenizo un mal presentimiento. La rubia lo rodeo hasta ponerse detrás suyo, le puso una mano en el hombro y luego, susurro en su oído.
—Verás, es una regla especial, las almas gemelas no pueden verse mutuamente. Deben probar al destino que merecen estar juntas, aún si no saben que son realmente el uno para el otro.
Bakugou sintió su rostro enrojecer por la vergüenza y estaba por gritarle al maldito Dios que no tenía el humor necesario —y nunca lo tendría— para tolerar ese tipo de bromas, ¿Todoroki y él como almas gemelas? ¡Una cosa era aceptar que le gustaba y una muy diferente era llevarlo a una novela romántica dónde eran amantes destinados!
Antes de que pudiera explotar en cólera, Dios se apartó de él con una sonrisa llena de diversión y le tomo la mano de forma desprevenida.
—Adiós, mí querida alma. Que sigas haciendo un buen trabajo.
— ¡Espera...!
El grito del cenizo quedó suspendido en el aire y desapareció de los confines del territorio de Dios que quedó con una sonrisa que después se transformó en un ligero suspiro.
—Realmente, desearía que los niños pudieran ser más honestos entre sí.
Mirando hacía uno de sus monitores, Dios se lamento de lo complicados que llegaban a ser los seres humanos.
Touya esperaba que el golpe fuera directamente a su cara, en cambio, fue la pared de cemento oscuro donde estaba apoyado la que sufrió el irreparable daño. Pudo ver la mano de Keigo alejarse, con los nudillos lastimados y realmente quiso tomarle la mano para poder curarla, pero estando el rubio tan molesto con él seguramente lo atacaría con sus plumas sin dudarlo.
Habían acordado verse en un callejón por su seguridad, no es como si encontrarse con un héroe fuera bien visto por La Liga de Villanos y Shigaraki estaba muy inestable desde que se llevaron a su maestro como para causarle sospechas sobre él. No es como si estuviera en una cuerda floja pero siempre le gustaba ser meticuloso con los trabajos en encubierto.
Únicamente, por una persona rompería las reglas. La misma persona a la cual le advirtió que debía volver a Japón por Katsuki.
— ¿Por qué mierda no fuiste más claro, Touya? ¡Es mí hermano menor el cual estuvo siendo tratado como un juguete por All for One! —reclamó el de alas rojas viendo al contrario con enojo — ¡Si se hubiera tratado de Shoto, te lo habría dicho sin dudarlo! ¡¿Por qué no hiciste lo mismo?!
Porque, por egoísta que fuera a sonar esto, a él le importaba más uno de los Bakugou que el otro. Quería mucho al cenizo de ojos rojos pero amaba al rubio de ojos dorados. No podía ponerlo en peligro directamente y cuando le insinuó que debía volver, fue más por su conciencia culpable de lo que sucediera que otra cosa.
Al ver cómo el otro se quedaba en silencio, el rubio suspiro y se apoyó a un lado suyo en las paredes del callejón, dándole una leve mirada escaneó el nuevo estilo de quién era su amigo de tantos años. El cabello azabache en un punta —extrañaba el blanco, lo único inocente en su imagen— los aretes en sus orejas, ojos, nariz, boca —se imaginó la expresión de horror de Rei al descubrirlos— la ropa suelta y cómoda —lo único auténtico que podría tener de su otro yo— junto con la marcas de quemaduras en todo su cuerpo. Se le veía como todo un villano pero cuando sus ojos azules se cruzaron con los suyos, llenos de pena y pidiendo perdón, la máscara de Dabi caía por completo y aparecía Touya Todoroki.
Y nunca podría enfadarse por mucho tiempo con él.
—Agradece que te quiera. Porque si hubiera sido otra persona la que puso en peligro a mí Katsuki, la historia habría sido muy diferente.
— ¿Hablas de mí hermosa cara terminando como la pared? —señalo el hueco en la misma con una mueca burlona y luego, agrego —Lo siento. Pero hasta donde escuché, el pequeño demonio eligió hacer todo por su cuenta, ¿no es así?
—...Me llamó una semana antes de ir a hablar con Aizawa-sensei. Los de la agencia no me lo quisieron decir porque estaba en esa jodida misión de la Torre Eiffel —gruño el de ojos dorados con rabia —Les dije que si se trataba de mí familia me pasarán todas las llamadas. Son unos idiotas.
— ¿Peleaste con los jefes?
Keigo negó con la cabeza, estuvo tentado en hacerlo pero después de la misión en Francia tenía la de encubierto junto con Touya y sabiendo que estaba metido en las grandes ligas —hasta ahora ningún héroe estuvo tan cerca del discípulo directo de All for One— no pensaba dejarlo solo. Por ende, no podía ser inmaduro y pelear con sus jefes por una llamada, por importante que halla sido. Bastaba con que ellos mismos se hubieran dado cuenta de su error.
—Les pide vacaciones —explico —Y ellos aceptaron aunque no les dije cuando volvería exactamente. Me mantienen la licencia activa.
—Deben tener cargo de conciencia —considero el azabache, ganándose una ceja alzada del más bajo con un "¿tú con que derecho lo dices?" que le hizo fingir una tos y mirar hacía otro lado — ¿Qué piensas hacer con tu tiempo libre?
—Lo que no hice antes, cuidar de Katsuki. Puede pensar que es capaz de todo y lo es, pero me sentiré más tranquilo si estoy lo bastante cerca como para socorrerlo —le dio una sonrisa ladeada al azabache y tomo su brazo con el suyo de forma juguetona —Adivina a quien le dieron el puesto de profesor adjunto que tú tuviste que rechazar por la misión.
—Oh, no —expresó el azabache —Vas a matar a Aizawa. Lo que no pudiste hacer como estudiante, lo harás como su compañero de trabajo. Mí sentido pésame, no sabe lo que le espera.
—Era su estudiante favorito aunque no lo hubiera admitido jamás —aseguró el de alas rojas con una sonrisa ladeada, separándose de la pared y mirando hacía el otro con una ligera mueca de preocupación —Por favor, cuídate mucho. Intenta llevarme a tu misión lo antes posible.
—Sabes tan bien como yo que esto toma tiempo. No puedo asegurarte nada —respondió el de ojos azules pero al ver el puchero del contrario, suspiro y paso una mano por su mejilla, rozando suavemente la piel —Dame seis meses. Haré lo posible.
Keigo asintió con una leve sonrisa y dejo que la mano de Touya se quedará el mayor tiempo posible sobre su rostro, para así no olvidar su calidez, luego, cuando lo vio irse por las sombras del callejón, contuvo dentro de su boca las palabras que desde hacía tiempo ya no se sentía capaz de guardar en su interior.
Te amo.
Ah, estaba tan convencido que el otro no se las crearía aún si la gritaba a las cuatro vientos en medio de ese inhóspito lugar. Pero bueno, él tenía la culpa por soltarlas tan ligeramente cuando solamente tenía catorce años.
Bakugou abrió los ojos no pudiendo distinguir dónde estaba exactamente, con un agudo dolor de cabeza y la garganta tan seca que apenas abrió la boca empezó a toser de forma ronca. La amable mano de alguien le extendió una botella de agua fría mientras que otra persona le daba palmadas en la espalda y cuando el mundo dejo de girar a su alrededor, noto que estaba en su cama dentro del dormitorio en compañía de Ashido y Sero que le observaban preocupados. Era la de cabello rosado la que le daba palmadas en la espalda y el azabache quien le dio la botella de agua que actualmente tenía en su mano.
— ¿Cómo te sientes, Bakugou? —pregunto preocupada la femenina viendo el rostro entre pálido y rojo de su amigo — ¿Quieres vomitar?
El cenizo negó despacio con la cabeza, se sentía mucho peor que en su despertar de cuando tenía cinco años. Podía sentir todo su cuerpo caliente, la cabeza dando vueltas y una sensación de cansancio fatal que no sabía de dónde mierda venía. Luego de tomar unos tragos de agua más, se encontró lo suficientemente bien como para hablarle a sus amigos angustiados y obtener información de su tiempo inconciente.
Quería averiguar si concordaba con lo que le dijo Dios.
—Llevas dormido dos días —le contó la de ojos amarillos —Kirishima y Kaminari te encontraron con fiebre e intentaron despertarte, al no conseguirlo tuvieron que ir a buscar a Aizawa-sensei. Él llamo a Recovery Girl que diagnóstico que tenías lo mismo que cuando fue el ataque a la USJ.
—Su solución fue que te dejáramos dormir y diéramos aviso cuando despertarás —agrego el azabache —Tomamos turnos entre nosotros para cuidarte.
— ¿Entre ustedes? —alzó una ceja el cenizo porque intuía algo sospechoso en esa frase.
Mina y Hanta se vieron entre ellos, sin saber exactamente qué responderle. Pero, al final, sabían que la honestidad era lo mejor para tratar con el cenizo que tarde o temprano —muy posiblemente, temprano— se enteraría de lo que hicieron mientras lo cuidaron.
—Kirishima no dejo que Todoroki se quedará en el dormitorio. Y a Midoriya tampoco, pero a él se lo prohibió Kaminari —contestó la de cabello rosado —Dijeron que entre nosotros era más que suficiente.
—A Todoroki no le causó gracia pero Midoriya lo comprendió bastante bien, te dejo esto junto con una notita.
El azabache le pasó al cenizo unos dulces de chocolate amargos, unos los cuales le gustaban bastante. Sin embargo, sabiendo de los sentimientos de Izuku hacía él, no se sentía bien con recibirlos.
Eso también le recordó que aparentemente era el alma gemela de un chico que le pidió salir a otra chica.
A Dios le debía faltar un tornillo como para creer en eso, ¿Shoto siendo su alma gemela? Entonces, ¿por qué eligió a otra persona?
El de quirk explosivo soltó un bufido y se tiró en la cama, agarró la pequeña notita hecha en un post-it de color verde para leerla y una inevitable sonrisa se formó en sus labios. Tenía escrito un "lo siento" muy al estilo patético de Deku junto con la carita de un perro mojado. La dejo a un lado de su escritorio y finalmente, agarró uno de los chocolates. No tenía nada en su estómago y debía empezar a llenarlo.
La femenina le tomo la temperatura con un termómetro en lo que el de ojos ónix daba aviso a su profesor encargado de que estaba despierto y también a los demás miembros de la clase A que estaban preocupados por su bienestar. El de ojos rojos seguía con un poco de fiebre, malestar y bastante sueño pero no era como si se fuera a desmayar ni nada por el estilo. Así que la de cabello rosado decidió dejarlo solo un momento para ir a traerle algo de cenar.
Bakugou salió por un momento de la cama, su ropa no olía mal pero se sentía sucio, la fiebre le hizo sudar y eso le tenía incómodo. Quería cambiar las sábanas y darse un baño antes de volver a acostarse. Por lo tanto, se empezó a quitar la parte superior de la remera pero debía estar comprobado que a Dios le encantaba joderlo porque, en ese mismo momento, la puerta de su dormitorio fue abierta de forma violenta y tuvo a dos pares de ojos de distinto color viendo su pecho desnudo.
Todoroki estaba con la boca semiabierta, la mano en el pomo de la puerta y con la respiración agitada como si hubiera subido hasta el cuarto piso del edificio sin saber de la existencia del elevador.
Cabe aclarar que inconcientemente desde que tenía trece años el cenizo nunca dejo que el bicolor lo viera de aquella manera, a no ser que sus hermanos mayores los llevarán a el río, la playa o alguna piscina. Además, sabiéndose lo mucho que le gustaba, su primera reacción fue sonrojarse hasta las orejas y tirarle una almohada en la cara.
— ¡Cierra la jodida puerta, maldito pervertido!
El de quirk dual obedeció de inmediato y la puerta se cerró de un porrazo, dejando al cenizo con el corazón agitado sentándose en su cama nuevamente y pasando una mano por su rostro para calmarse.
—Lo siento, debí tocar —se escucho la voz amortiguada del más alto detrás de la puerta —Sero bajo a decir que te despertaste y subí a ver como estabas.
—Pues, estoy bien —respondió el de ojos rojos en voz alta guardando el "antes de que llegarás" en la punta de su lengua — ¿Otra cosa? Pensaba irme a bañar.
Hubo un breve silencio del otro lado que le inquieto, el cenizo se apresuro en juntar las cosas necesarias para su baño, en ponerse una remera negra y fue a abrir la puerta, encontrándose con el más alto que le dio una mirada de arriba a abajo analizando su aspecto. Sintiéndose un poquito intimidado, apretó la ropa sucia y la toalla contra su pecho mientras su ceño se fruncía.
—Te podrías hacer a un lado para que pudiera pasar, mitad-mitad —bufo intentando ocultar que estaba nervioso y ansioso en su presencia.
—Tu cara esta roja —observó el de quirk dual — ¿Realmente estás bien? ¿La fiebre te sigue molestando?
Katsuki se mordió los labios, por supuesto que no lo estaba, delante del chico que le gustaba oliendo a su quirk horriblemente dulce y sintiéndose con el estómago dolorosamente vacío, bien era la última palabra que podría usar para describir su estado. Los deseos que tenía de empujar a Shoto para huir al baño eran comparables con lo que sentía respecto a tomar su mano derecha y usarla para aliviar su fiebre. Se sentía muy acorralado y odiaba aquella sensación.
— ¡Kacchan, que bueno que despertaste!
De la nada, Izuku saltó a su cuello a abrazarlo, haciendo que se tambaleara ligeramente hacía atrás y que tuviera que agarrarse del otro por la cintura. En cualquier otra situación, no hubiera aceptado ese tipo de contacto —aunque con el pecoso eran usuales las muestras de efecto— pero ahora disfruto de que el cabello felpudo de color verde pudiera ocultarlo del bicolor y se le escapó un suspiro de puro alivio en lo que se escondía en el hombro del otro.
—Estás ardiendo de fiebre, Kacchan —señalo el de ojos esmeralda preocupado, dándole unas palmadas en la cabeza y tocando despacio su rostro con las manos —En el baño te espera el agua fría. Te hará muy bien.
El cenizo acepto con un suspiro de alivio por poder marcharse de una vez con una excusa válida y se separó del más bajo, sin decirle nada al bicolor que se quedó hermético a un lado de ellos, paso de largo hasta el elevador para irse de una vez a bañar.
Todoroki no sabe cómo describir la acidez en su estómago, su quirk descontrolado por un segundo, la forma en que sintió la necesidad de separar a Bakugou de Midoriya. Y lo peor, la manera en que le dolió ver al cenizo aceptar tan fácilmente ser abrazado por el otro, cuando con él estuvo tan esquivó desde que lo vio.
En el momento en que el cenizo desapareció tras el elevador, miro con molestia hacía el más bajo que sonrió con diversión.
A Kacchan le haría tan feliz ver esa expresión, ¡te lo mereces por idiota, Todoroki-kun! Lo haré sufrir un poquito más, a ver si el dolor le habré aunque sea un poco los ojos.
—Me confesé a Kacchan —dijo con soltura el de ojos esmeralda.
A el de quirk dual le cayó un balde de agua fría sobre el cuerpo, por su mente paso la imágen del cenizo escuchando la confesión del pecoso, sonrojado por la vergüenza, con los labios fruncidos, los ojos rojos que no debían poder mirar de frente al otro y al final...
¿Qué pasó si la aceptaba? ¿Qué sucedía si salían juntos, si tenía que verlos abrazarse, tomarse de la mano, besarse?
No quiero ver esa mierda.
El pecoso contó mentalmente hacia diez, para alargar el sufrimiento del más alto que tenía la boca como si hubiera chupado un limón, luego agrego la parte importante.
—Pero me rechazo.
El de quirk dual parpadeo sorprendido y el de pecas, muy a su pesar, tuvo que reírse.
—Solo seguimos siendo amigos, no tienes nada de que preocuparte —insinuó, esperando que el otro captará la indirecta.
— ¿Por qué me preocuparía? —le esquivó la mirada el más alto, cruzándose de brazos y negándose a sí mismo el alivio que sentía por todo el cuerpo —Si Bakugou sale contigo...
Midoriya ladeó la cabeza, esperando que el bicolor terminara la frase con un "me da igual" pero se quedó a la mitad y sin señales de decir nada más.
Perfecto, un mínimo avance. Aleluya.
Ante la mirada analítica del pecoso, Todoroki suspiro y decidió cambiar de tema.
— ¿Por qué Kirishima no me dejó pasar al dormitorio?
El más alto se lo pregunto al mismo pelirrojo la primera vez que se lo negó pero la excusa que le dio no le convenció. Sin embargo, le pareció que reclamar era...innecesario, más cuando los ojos rojos de uno de los chicos más simpáticos de la clase le miraban con molestia. Resultaba más sencillo preguntarle a el de pecas que parecía saberlo absolutamente todo o al menos, mucho más que él.
—Ni idea —mintió el de pecas, sabía perfectamente los motivos del de dientes puntiguados, estaba resentido con el de quirk dual por herir al cenizo y no pensaba dejarlo estar con él cuando estaba vulnerable —Kaminari-kun no me dejó a mí porque fui rechazado por Kacchan. Le pareció que sería cruel para mí.
Que el de quirk eléctrico se hubiera enterado su confesión al cenizo no le importaba mucho al pecoso. Fue muy amable cuando lo encontró detrás de los dormitorios llorando por su corazón roto —y además, debido al regaño de un superior de tercero— al ofrecerle un poco de helado de chocolate y escucharlo en lo que se sentaba a su lado en el pasto.
Cuando el rubio le pregunto si pensaba conquistar a el de quirk explosivo, le fue sincero y pidió que guardará un pequeño secreto.
Su intención no era tratar de hacer que Bakugou se enamorará de él porque sería imposible ya que su corazón siempre le perteneció a el idiota de dos colores que tenía delante suyo.
Por lo tanto, Midoriya decidió que quería ser amigo nuevamente del cenizo, con todas las de la ley, sin amor más que el de amistad y su deseo era que la persona que amaba su amigo de la infancia, se diera cuenta de ese hecho y de paso darle un pequeño castigo por tanta estupidez. Por años de profunda ceguera.
Así que, Todoroki debería sufrir primero. Y teniendo en cuenta lo denso que podía llegar a ser, sería por un largo tiempo.
El de pecas rezó internamente porque no le tomará los tres años dentro de Yuei el hacer que esos dos terminarán, finalmente, juntos.
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