Capítulo 24
Era difícil explicar cómo se sentía exactamente ante el edificio de dormitorios de Yuei. Tomando en cuenta que ya pasó la parte donde no se volvió un villano que traicionó a sus compañeros de clase, a Bakugou le costaba asimilar todo el proceso que eso requirió. Sentía como si hubiera pasado de una gran aventura planeada y esperada a una desconocida y aterradora.
Había sobrevivido con éxito a su primera prueba en el mundo de los héroes pero ahora, ¿qué le esperaba a él que fue un villano?
— ¡Bakugou, menos mal!
— ¡Bakugou-kun!
— ¡Estás bien!
El cenizo fue repentinamente atacado por Uraraka, Sero y Ojiro que al verlo de pie en la entrada no dudaron a ser los primeros en correr a abrazarlo. Seguidos de ellos se sumaron Ashido, Asui, Sato, Mineta...
Le hacía feliz sentirse querido pero no había que exagerar.
— ¡Me asfixian, carajo! ¡Déjenme, déjenme!
Pese a los gritos y protestas, los de la clase A sabían que si no los estaban atacando con explosiones era porque muy, muy, muy en el fondo su compañero los apreciaba. Aún así, los arañazos que les estaba dando cual gato y los gritos histéricos por parte de su querido compañero los iban a dejar prematuramente sordos, por lo tanto tuvieron que soltarlo.
Una vez libre, el cenizo fue a ponerse detrás de Kirishima, como si fuera un muro de concreto por el cual no podrían pasar los extraterrestres afectuosos que querían atacarlo. El pelirrojo se rió de sus acciones pero se mantuvo en su lugar.
— ¿Cómo estás, Blasty? Pensé que estarías más días en el hospital —interrogó curioso el de dientes puntiguados.
—Odio ese jodido lugar —admitió con toda sinceridad —Hice todos los putos exámenes clínicos que mis viejos quisieron y cuando vieron que estaba todo bien, firmaron para que pudiera irme.
Era irónico cómo teniendo una licencia provisoria de héroe —la necesitaba para hacer la misión, le daría un seguro de vida y protección legal— seguía necesitando el consentimiento de sus padres en temas de salud. Según Aizawa, eso pasaba con todos los héroes sin importar la edad que tuvieran, en situaciones hospitalarias se le daba la decisión de qué hacer a los familiares más cercanos o a las parejas de los héroes.
Recordando lo de su licencia, el de quirk explosivo se pregunto si debería contárselo a sus amigos. Los únicos que lo sabían eran el profesor y Kaminari, que fueron quienes estuvieron de testigos cuando el notario le pidió sus firmas y tuvo que hacer los exámenes. Tal vez no valía la pena decirlo tomando en cuenta que debía renovarla cuando fuera el examen en invierno para toda la clase y que no tenía la aprobación de nadie —la Asociación de Héroes elogió su desempeño pero su situación fue extraordinaria y no querían que se repitiera— para llevar a cabo otra misión heróica, era un simple pedazo de cartón ocupando lugar en su billetera.
Bueno, quizás se lo diga primero a Todoroki. Para que el tonto ya no esté tan molesto por ocultarle lo de mí quirk.
El de ojos rojos no había tenido la oportunidad de hablar con Todoroki a solas. En el hospital apenas se vieron unos minutos y en presencia de sus padres, lo que hacía que se sintiera incómodo para hablar. Después, no lo vio y no podía negar que estaba ansioso por eso.
—Que bien —dijo el pelirrojo con una sonrisa trayendo al cenizo de nuevo a la realidad — ¿Y...Kaminari?
La mención del rubio de ojos dorados hizo que todos se quedarán en silencio, en espera de lo que dijera el de quirk explosivo, el cual bajo la cabeza y suspiro con cansancio.
—Su hermana debe permanecer en el hospital unas semanas, está muy débil y delicada —dijo queriendo cuidar la discreción de los hermanos —Aizawa-sensei tomo la custodia de él y su hermana menor. No lo tomo nada bien.
En realidad, Denki hizo un gran escándalo cuando se enteró que un héroe tenía su custodia y la de Rui. Grito, golpeó y peleó contra el mayor diciendo que no quería su lástima y que prefería ser mandado a un orfanato o a la calle que ser cuidado por un héroe. Pero al final, entendió que no tenía otra salida, Shota quería protegerlo porque si bien se libró de un juicio —se le encontró inocente por extorsión y amenaza— la vida que le esperaba no era fácil. La Asociación de Héroes insistió en que se dejará penado el crimen que cometió en Yuei y los de Yuna, haciendo de esa forma que la mayor no pudiera acceder a un trabajo —tenía seis homicidios en su récord criminal, nadie le daría un empleo que fuera decente— ni a un tipo de educación. Delante de esa injusticia, EreaserHead no podía quedarse sin hacer nada y decidió hacerse cargo de los tres junto con Present Mic.
—Dijo que vendría hoy —agrego luego de unos segundos el cenizo en lo que miraba hacia la entrada —Justo a tiempo.
La clase A volteo para ver como a la distancia se acercaban tres personas, la primera el rubio que esperaban ver, la segunda Shoto que parecía muy incómodo de estar en el medio y la tercera su profesor titular.
Eijirou quiso acercarse al rubio pero el cenizo lo detuvo de hacerlo. Si había aprendido algo del risueño muchacho es que odiaba que alguien le tuviera lástima y no podía diferenciar la lástima de la amabilidad cuando estaba enojado.
—Buenos días a todos —saludo primero que nada el azabache —Como saben, a partir de hoy tendrán que vivir en los dormitorios debido a las nuevas medidas de seguridad. Se los dejará salir el sábado y el domingo a ver a sus familiares pero deben pedir permiso para pasar la noche fuera. El toque de queda es hasta las siete de la noche de lunes a jueves. Viernes, sábado y domingo hasta las nueve, ¿alguna pregunta o duda hasta ahora?
Los adolescentes negaron con la cabeza y el profesor paso a mirar al rubio, con un solo gesto de la cabeza, él entendió que le tocaba hablar y lo hizo dando un suspiro y dejando que una leve sonrisa apareciera en su rostro.
No era falsa pero tampoco demostraba felicidad. Parecía la sonrisa de alguien que debía dar una mala noticia queriéndola hacerla pasar por un tipo de chiste o broma.
—Esto puede parecerles tonto chicos pero me quedaré en Yuei. Ser héroe me dará un sueldo bastante bueno para hacerme cargo de mis hermanas y mí mismo —le dio una mirada significativa al profesor para luego seguir viendo hacía los demás —Tambien podré compartir el dormitorio con ustedes pero me transfirieron a la clase C. El director Nedzu dijo que debía demostrarle que podía volver a estar con ustedes en la clase A y que se podía confiar en mí.
Las reacciones de todos fueron distintas, algunas intentaron verle el lado positivo ya que el rubio seguiría estando con ellos aún si no compartían clases. Otros pensaban en lo injusto que era ese castigo considerando las circunstancias de su compañero. Pero ninguno dijo nada en voz alta y ante las miradas de pena que recibía el de quirk eléctrico, intento controlar su lengua para no soltar un comentario ácido —el sarcasmo y la ironía eran sus métodos de defensa— y agrego.
— ¡No se sientan mal, chicos! Esta bien, el director tiene razón en que necesito retomar su confianza —admitió con honestidad —Prometo ser yo mismo a partir de ahora. En serio quiero volver a ser su amigo.
—Ya lo eres, desde antes —murmuro Hanta con el ceño fruncido por la decisión del director y acercándose hacia el rubio —Pero si quieres un nuevo comienzo, entonces, yo también lo quiero. Hola, soy Sero Hanta. Mí quirk es cintas y me gusta dibujar.
El azabache extendió su mano hacía el más bajo al que se le escapó una leve risa, la tomo con cuidado y la estrecho fuertemente.
—Me llamo Kaminari Denki. Mí quirk es electricidad y me gusta mucho la música. Sé tocar la guitarra.
Una segunda persona tímidamente se acercó y extendió su mano derecha al rubio que le miró con sorpresa. Era Kyoka.
—Jiro Kyoka. También me gusta la música —se sonrojo un poco por la vergüenza —En especial el rock.
— ¡A mí también me encanta ese género! —sonrió alegremente el rubio —Ah, pero también el hip-hop y la electrónica.
— ¡Yo soy Ashido Mina! —se sumo la de cabello rosado yendo a abrazar al de ojos dorados — ¡Y sé bailar hip-hop! ¡Seamos amigos, Kaminari Denki!
Uno a uno los estudiantes de la clase A se acercaron al rubio, diciendo sus nombres, cosas que les gustaban o tonterías, que eran correspondidas por el de quirk eléctrico con una sonrisa sincera. El ambiente antes deprimente se volvió más alegre y el cenizo aprovecho para acercarse al bicolor, que quedó rezagado en una esquina, buscando el momento perfecto para acercarse a presentarse también pero retrocediendo cuando alguien más se le adelantaba.
Le dio risa y ternura aquella timidez tan extraña en él.
—Vas a ser el último, Todoroki —aviso colocándose a su lado.
— ¿Tú no vas a hacer lo mismo? —eligió preguntarle el más alto en lugar de seguirle la burla.
—Nha, no lo vale. Ya sé mucho de Kaminari y confío en él —respondió el de ojos rojos —Él también confía en mí. No hace falta.
—Comprendo...—asintió pensativo el de quirk dual y agrego en un tono titubeante — ¿También confías en mí?
Bakugou giro levemente la cabeza para encontrarse que, por una vez, los ojos azul y gris no estaban fijamente clavados en su persona sino que miraban hacía el piso de concreto de la entrada. Su corazón le latió de forma dolorosa por la culpa y su garganta se seco, pero atino a tomar la mano del más alto para alejarse de los demás.
Necesitaban hablar en un lugar privado y él necesitaba inspirar un poco de aire fresco antes de eso. Una vez estuvieron lo bastante lejos de los demás que ni prestaron atención a su ausencia, se pusieron detrás de unos arbustos y soltó la mano derecha fría del contrario.
Lo primero que brotó de sus labios fue lo más inesperado de su vida. Una disculpa.
—Lo siento, Todoroki. Lo siento por no decirte lo de mí segundo quirk, lo siento por no haberte dicho la razón por la cual quería hablar con Rei-san y lo siento mucho porque hallas tenido que ver cómo me secuestraban —expresó su sincero arrepentimiento y malestar —No quería involucrarte en algo tan jodidamente peligroso y te conozco bien, no hubieras sido nada discreto para tratar con Kaminari. Pero...estuvo mal no haberte dicho nada en lo absoluto. Lo lamento mucho.
Hubo un breve silencio dónde el cenizo pensó que vería al bicolor enfadado o diciéndole que no aceptaba su disculpa pero lo que obtuvo luego de unos segundos fue unas manos tocando su rostro y unos ojos bicolores viéndole con confusión.
— ¿Realmente eres Bakugou Katsuki? ¿En serio? —cuestiono impresionado, pasando las manos por la piel suave y el pequeño parche en la mejilla derecha — ¿El niño arrogante y orgulloso que conozco desde hace casi once años se está disculpando? Dios, existen los milagros.
— ¡Tú...eres un idiota! —grito enojado y avergonzado el cenizo intentando liberarse del agarre del otro — ¡Soy sincero contigo y haces una jodida broma...!
—Gracias, Bakugou. Me hace feliz oír tus palabras —lo interrumpió el bicolor sonriendo, dejando a la vista la hilera de dientes blancos que tenía y un pequeño e inocente hoyuelo en la parte superior izquierda de su rostro —Si vuelves a estar metido en algo así, dímelo por favor. Si confías en mí, déjame ayudarte.
El de quirk dual le soltó el rostro, aunque estiró un poco su mejilla, como si se tratara del pequeño regaño a un niño y por algún motivo, a el cenizo le quedó el corazón acelerado y el rostro pintando de rojo. Solo pudo asentir por miedo a que terminara tartamudeando como todo un idiota.
Todoroki se veía realmente lindo cuando sonreía.
Después de acomodar sus pertenencias en los dormitorios, establecer un cronograma sobre los días de limpieza y los turnos para cocinar, los jóvenes futuros héroes se sentaron en los sillones de la sala a ver un rato un programa de televisión. Pero Iida insistió ver aunque sea unos minutos las noticias de la noche, para estar al tanto de lo que sucedía antes de ver alguna película.
No fue una buena decisión. Todos los canales informativos hablaban sobre la renuncia del símbolo de la paz, la conferencia apresurada que tuvo que dar Endvador que tomando su lugar como el número uno —que hacía tantos años atrás buscaba pero ya no deseaba— delante de la sociedad y los cambios a los que eso llevaba. Las comparaciones entre ambos héroes, los crímenes de la Liga de Villanos y los videos infiltrados en internet sobre lo que pasó en Kamino.
Jiro apagó la televisión al notar la palidez de Kaminari al ver los videos donde salía su hermana menor. Yaoyarozou, con la esperanza de volver todo a la normalidad, le pidió a Sato y Asui que la ayudarán a cocinar un pastel para compartir después de la cena. Los demás no comentaron nada y siguieron en sus cosas, con incomodidad.
Bakugou sintió el mismo sentimiento de culpa de antes, de arrepentimiento y resentimiento contra sí mismo porque volvió a causar la caída de All Migth. Seguía siendo su culpa, porque pese a todo lo que planeo, el gran héroe todavía se vio involucrado y causó su caída. Recordar como le miraba orgulloso en el festival deportivo solo aumento su culpa y con el afán de desquitarse, se dirigió a la única persona que podía ayudarlo aunque sea un poco.
Midoriya tenía un semblante triste mientras veía el televisor apagado, tenía un par de vendajes en los brazos debido a las peleas en el campamento y un parche debajo del ojo derecho. El cenizo le dio un leve golpe en el hombro, señaló la puerta de entrada y nada más necesito para que el pecoso lo siguiera.
Los dormitorios de Yuei tenían un sistema de seguridad que se activaba pasado el toque de queda pero para el de ojos rojos fue fácil desbloquearlo y pasar junto con el más bajo hacía las calles, a una pequeña zona abandonada que daba con la ciudad. Los edificios los rodeaban y el sol se ocultaba a lo lejos, dando paso a una noche sin estrellas.
—Kacchan, sé lo que estás pensando —murmuro el de pecas cuando lo vio quedarse en silencio mirando el cielo oscuro —No es cierto. All Migth...
—Ya estaba en sus límites. Lo sé —bufo el cenizo y aunque estaba mal, mintió —Anima me puede dar una idea del estado de una persona. No es bueno, ¿cierto?
El pecoso hizo una mueca dolida y asintió, el de quirk explosivo golpeó con la punta de su zapato el piso.
—Pero podría haber seguido siendo un héroe un tiempo más —dijo con los dientes apretados —Un símbolo para todos. Si yo no fuera tan jodidamente débil y estúpido. Creyendo que podía hacer todo solo.
—Eso no es cierto...
— ¡Sí lo es! —exclamo molesto — ¡Soy débil! ¡Y por mí maldita culpa él perdió todo! ¡Tú tendrás que seguir su puto camino! ¡¿O me equivoco?!
El de ojos esmeralda apretó los puños y no respondió, el cenizo se acercó dos pasos, estaba molesto, enojado consigo mismo y cielos, necesitaba desquitarse, desahogarse. Necesitaba recordarse a sí mismo que había esperanza para todos mientras Deku se volviera fuerte.
Mientras pudiera detener a Shigaraki y All for One.
—Peleemos. Aquí y ahora —declaró alzando las manos de forma amenazante.
—Kacchan, no, no quiero pelear contigo —se negó el más bajo.
—Pues que lástima, nerd, ¡yo sí quiero pelear contigo!
Izuku casi no tuvo tiempo de esquivar la explosión que vino en su dirección, que fue tan poderosa y ruidosa que seguro habría alertado a los profesores de Yuei. Dando un pequeño gruñido y comprendiendo la impotencia, el dolor, la ira que debía sentir Katsuki, decidió finalmente complacerlo y pelear contra él.
Pero la diferencia de habilidades era obvia. No era un tema de poder ya que One For All era más poderoso que las explosiones del cenizo. Si no, que se trataba de cómo usaban sus dones para combatir, la manera en que podían manejarlos y mejorarlos a su antojo.
A el de pecas le faltaba mucho tiempo para alcanzar al cenizo. Y eso se demostró cuando al finalizar la pelea, el segundo lo tenía inmovilizado contra el suelo de concreto, con una mano en su cara y la otra sosteniendo su brazo derecho.
—Carajo, Deku —chasqueo la lengua, soltando al de pecas y sentándose en el suelo —Tienes al mejor maldito héroe de todos preparándote el camino. No se supone que pierdas, idiota.
—...No es mí culpa que seas tan fuerte, Kacchan —suspiro el de pecas sin querer levantarse del suelo — ¿Te sientes mejor?
—Mierda, no —respondió el de ojos rojos —Solo cansado y frustado.
El de ojos esmeralda soltó una ligera risa que hizo al cenizo alzar una ceja, una obvia pregunta de qué le parecía tan divertido y solo pudo responder con lo siguiente.
—Estás siendo sincero. Bastante —se enderezó en el cemento, sintiendo el cosquilleo del dolor en su espalda y viendo hacía el más alto que hacía una expresión tan triste, llena de impotencia —Siempre he sabido que pelear alivia tu estrés. Por eso, me alegra que aparte pongas en palabras como te sientes, Kacchan.
El de quirk explosivo soltó un bufido y pateo ligeramente al más bajo que soltó otra risa, junto con un pequeño quejido de dolor. Se quedaron por unos minutos ahí sentados en medio de la calle, viendo los destrozos que dejaron en la acera y escuchando los pasos de dos personas acercándose. La primera corrió hacía ellos sin dudarlo y al verlos, no pudo evitar el suspirar.
Era la primera vez que el cenizo veía la verdadera forma de Toshinori. El cuerpo delgado y los ojos huecos con la luz celeste de su pupila. Se lo notaba tan frágil como un anciano pero aún así, cuando extendió sus manos para ayudarlos a ambos a levantarse del suelo, las sintió fuertes y cálidas.
Estaba delante del héroe que admiraba reducido a un simple hombre moribundo pero todavía lo seguía admirando. Incluso más de lo que ya lo hacía.
— ¿Están bien, jóvenes? —pregunto amablemente el mayor aunque se veía preocupado por el polvo en sus ropas y heridas — ¿Qué hacían fuera de los dormitorios a esta hora?
—Yagi-san, guarde eso para después. Lo primero es llevar a estos dos revoltosos a los dormitorios —gruño Aizawa pasándose una mano por la cara, se había levantado por el ruido una fuerte explosión y se encontró con la noticia que dos de sus estudiantes no estaban en el dormitorio, su tuvo que amarrar el cabello apresuradamente y tomar una camisa holgada de su esposo que era de un horrible amarillo para irlos a buscar —Maldita sea, quiero dormir.
El de pecas se adelantó a seguir a su profesor en lo que dejaba a su mentor y su amigo de la infancia atrás. Con una mirada, le prometió al cenizo guardar el secreto de las acciones que quisiera llevar a cabo y vio entonces como bajaba la cabeza delante del rubio.
— ¿Joven Bakugou? —lo llamo el antiguo símbolo de la paz confundido por esa actitud.
—Lo siento —susurro en voz baja el cenizo —Lo siento, All Migth. Si no fuera tan débil...no tendrías que haberme ido a rescatar. Lo lamento.
En la otra maldita vida y está, lamento haberte arruinado tu retiro. Querías dejar de ser un héroe estado seguro que alguien más iba a ocupar tu lugar. Ahora, lo harás teniendo que confiar en Deku que apenas es un niño ante tus ojos.
Debía ser muy duro para alguien que tenía una responsabilidad tan grande sobre sus hombros. Pero Bakugou no escucho una sola palabra del héroe, solo sintió una mano acariciando su cabello por unos segundos y una voz suave, ligeramente rota, que le hablo después.
—Joven Bakugou, no tienes porque disculparte. Hubiera tomado la misma desición una y mil veces, con tal de poner a inocentes a salvo —aseguró el rubio —Eres un joven muy considerado. Es este viejo héroe quien te debe una disculpa, sabías de lo que me sucedía y eso te puso en una situación difícil. No dejes que la culpa ni los arrepentimientos te consuman. Actuaste bien. Como un verdadero héroe. Estoy orgulloso de ti.
Bakugou sintió como las palabras de Yagi aliviaban un poco de sus sentimientos abrumadores y cuando fue suficiente desahogo, retiro la mano delgada de su cabello para seguir a Aizawa. Midoriya le recibió con una leve sonrisa y no comento nada sobre sus ojos levemente acuosos.
Y otra vez se trata de Midoriya.
La palabra frustración se quedaba corta delante de los sentimientos que Todoroki experimento cuando vio a Bakugou abandonar los dormitorios junto con Midoriya hacía un lugar desconocido. Aquella mañana cuando hablo con el cenizo creyó que algo había cambiado entre ellos pero resultaba que todo seguía siendo igual.
Seguía prefiriendo al pecoso sobre él y tal vez era momento de que empezará a aceptarlo en lugar de negarlo. Pero, ¿por qué sería que de aceptarlo se sentiría tan triste?
— ¡Una novia es la alegría de todo hombre!
El grito exaltado de Mineta desde la sala del dormitorio le llamo la atención y le hizo acercase. Estaban sentados en la sala la mayoría de los chicos, con excepción de Koda, Shoji y Aoyama que habían elegido irse a dormir temprano y Sato que seguía haciendo pasteles por pedido de las femeninas de la clase.
—Tampoco es para tanto —comento Sero rodando los ojos —Sí, es cierto que una linda chica te hace feliz, pero no es lo esencial.
—Concuerdo —apoyo Ojiro.
— ¡Ustedes dicen eso porque nunca han tenido una! —los señaló el pequeño chico con el dedo que después miro hacía el bicolor y lo destacó — ¡Todoroki! ¡De seguro que has tenido alguna novia, diles como se siente!
La realidad era que no. A el de quirk dual nunca le intereso salir con las chicas que se le declaraban en su curso u otros. Según sus hermanos y padres, una pareja necesitaba mucha atención, cariño y paciencia y él no podía usar eso en una persona inadecuada. Quería encontrar a alguien que realmente quisiera para darle todo eso y más pero todavía no la encontraba.
Ignorando la pregunta del chico de cabello de uva, el bicolor se metió en la cocina siendo guiado por el olor dulce de la canela y encontrándose con que Yaoyarozou estaba sacando lo que parecían ser unas galletitas del horno.
— ¡Oh, Todoroki-san, llega en el momento perfecto! —exclamó feliz de verlo, tenía el cabello azabache recogido en un chongo y el delantal lleno de harina —Sato-san me enseñó una receta fácil y rápida para hacer galletas, ¿le gustaría probarlas? Es la primera vez que preparo algo así.
El de quirk dual asintió y tomo una de las galletitas, la sopló y comió.
—Están buenas —halagó.
—Me alegro —sonrió la azabache —Me gustaría compartirlas con todos. Para que podamos volver a pasar un buen momento juntos.
Por un segundo, Shoto miro la cocina, no estaba hecha un desastre pero se notaba la harina gastada sobre las encimeras, el calor del horno que permanecía encendido y el olor dulce flotando en el aire. Momo en verdad era alguien dulce y amable, que deseaba lo mejor para todos los demás, que se esforzaba por lograr complacer y hacerlos felices.
Era alguien que merecía afecto, atención y paciencia, ¿no?
Una novia es la alegría de todo hombre, ¿será cierto?
Ya no quería sentirse abatido por el tema de Katsuki e Izuku. Llegaría a un punto que sería tan infantil que se ganaría el odio del cenizo. Antes de llegar eso, era mejor encontrar una forma de distraerse y enfocar su atención en otra persona.
—Yaoyarozou —llamó a su compañera que se había puesto a lavar unas cosas de la cocina.
— ¿Sí, Todoroki-san?
— ¿Te gustaría salir conmigo?
Hubo un segundo entero de silencio y luego, el sonido de un plato roto cayendo al piso.
— ¿No te habían dicho que tenías que estar sin usar tu quirk por, mínimo, dos días? —cuestiono molesto Aizawa mientras trataba con las heridas del cenizo —Tendrás dos días para permanecer en los dormitorios, Bakugou. Castigado junto con Midoriya.
— ¿Por qué? Él no tiene la jodida culpa de nada —afirmó el cenizo —Yo inicié la estúpida pelea.
—Te devolvió los golpes, así que tendrá el mismo castigo —respondió sin lugar a protestas el mayor y viendo hacía las manos del cenizo enrojecidas, suspiro profundamente —Tienes tres días de suspención. Si tus manos no mejoran, te llevaré al hospital y llamaré a tus padres, ¿entendido?
Bakugou gruño y asintió en lo que dejaba la silla a Midoriya quien tenso dejaba que EreaserHead le diera tratamiento. No habían querido molestar a Recovery Girl por la hora ni tampoco valía la pena ir al hospital. Pero los jóvenes hubieran preferido tratar sus heridas entre ellos que con el mayor.
Dejando al pecoso a su suerte, el cenizo salió de la habitación designada a Aizawa en los dormitorios y se dirigió hacía el piso que ocupaba Todoroki. Esperaba poder pedirle un rato su mano derecha para tranquilizar el ardor en sus manos y así poder descansar adecuadamente, de paso podría aprovechar para contarle lo de su licencia que se le olvidó en su conservación de la mañana. Al entrar en el elevador y bajar en su piso, se lo encontró a medio camino de la puerta.
El bicolor le vio ligeramente sorprendido y espero que se le acercará, el cenizo le indicó con una mirada que no quería ni un comentario sobre sus vendajes nuevos. Prefería explicar lo de la pelea con el pecoso mañana.
— ¿Ya te ibas a dormir? —cuestiono ladeando la cabeza.
—Todavía no —respondió el de quirk dual y agrego —Bakugou...
El mencionado espero a que el otro continuará hablando, por la forma en que sus ojos miraban los nuevos vendajes en sus muñecas, supuso que no podría evitar ser directo y preguntar al respecto. Sin embargo, lo que pasó fue todo lo contrario.
—Le pedí a Yaoyarozou que saliera conmigo —contó el más alto —Ella me dijo que sí.
Por un momento, Katsuki olvidó el dolor en sus manos, el cansancio en su cuerpo y el ardor en sus ojos. Únicamente esas palabras a la cuales no tenía una idea de cómo responder ocuparon su cabeza y se sintió desequilibrado, le parecía que todo daba vueltas y tuvo el impulso extraño de reírse y exactamente eso hizo mientras bajaba la cabeza.
—Pues, felicidades supongo —dijo sintiendo la garganta atorada con algo que no podía salir —Intenta que no se aburra de ti en menos de una semana.
—Gracias, lo intentaré —interpreto el bicolor que el contrario estaba feliz por ese acontecimiento y sin entender porque, se sintió frustado — ¿Necesitabas algo?
—Sí, ese té de Fuyumi-san —mintió el de ojos rojos rápidamente —El que te ayuda a dormir, ¿tienes algo?
—Oh, no, lo siento —se disculpo apenado el más alto —Me olvidé de traerlo.
—De acuerdo —se dio la vuelta queriendo apurarse a meterse de nuevo en el ascensor —Buenas noches, mitad-mitad.
—Buenas noches, Bakugou.
Cuando las puertas del elevador de cerraron haciendo que ya no pudiera ver la cara de Shoto, el cenizo se sintió como un globo desinflado y a la deriva en un cielo nocturno. Por inercia, apretó el botón del pasillo que le correspondía, esperando que con meterse en la cama todo se le hubiera olvidado pero se encontró con el obstáculo de que Eijirou y Denki estaban en ese lugar. Al parecer, terminando una conversación ya que el rubio tenía su dormitorio en el piso debajo de ellos.
Los dos giraron a verlo al escuchar el ruido de la puerta del ascensor abrirse y si bien al principio sonrieron al reconocerlo, al momento siguiente sus miradas se transformaron en unas de angustia.
El pelirrojo fue el primero en sostenerlo del brazo y entonces, el cenizo se sintió cayendo débilmente hacía adelante hasta chocar con el pecho de su amigo. El rubio parecía estarle diciendo algo pero no llegaba a escucharlo. Entre los dos lo metieron a su dormitorio y el de quirk explosivo se arrojó en la cama, queriendo ignorarlos, deseando no sentir la humedad que empezaba a percibir en su almohada.
Pero era inútil cuando fue reconociendo sus propios sollozos, el modo en que alguien lo tapaba con una sábana y apagaban las luces para dejarlo desquitar su dolor en soledad.
Desafortunadamente, el cenizo pudo saber bien porqué estaba llorando. Oh, mierda que lo sabía.
Habían lastimado su corazón.
Le rompieron el corazón.
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