Capítulo 21
El baño y la cena pasaron como Bakugou esperaba, con normalidad. Charlas entre adolescentes que no tenían otras preocupaciones más que las clases, el agotador entrenamiento y algunos programas de televisión. Fue tan cómodo que casi pudo ignorar el filo de la guillotina sobre su cabeza, hasta que Pixie Bob anuncio el juego en el bosque y Aizawa se llevó a sus amigos a las clases extra que debía impartirles por sus malas notas.
Todo esto para mantener en calma las cosas, porque aunque si su profesor sabía lo pasaría, a diferencia suya no sabía el cuándo.
Es decir, ahora.
Su quirk anima podía percibir las almas de varias personas esparcidas en el bosque, con sensaciones que eran tenebrosas. Había aprendido que tenía cierto control para saber cuántas personas —o sea, almas— ocupaban cierta cantidad de espacio pero debía diferenciar su esencia humana —no encontró una mejor forma de describirlo— de la naturaleza, los animales y desgraciadamente, de los jodidos fantasmas.
Porque sí, los fantasmas tenían alma y podía sentirlas si se enfocaba en ello. Por lo tanto no lo hacía, buscaba la esencia que era humana, aquella que era menos salvaje que la animal y un poco más pesada que la naturaleza. Una esencia que es caótica, serena, sólida y evaporada. Sí, difícil pero no imposible. Hubiera deseado practicar aquella habilidad antes pero debía conformarse con lo que pudo hacer en su corto y delimitado tiempo.
—Bakugou, es nuestro turno.
El llamado de Todoroki lo trajo devuelta a la realidad. Cómo en el pasado, le tocaba pasar por el bosque con el bicolor, esperando ser asustados por los miembros de la clase B. Era lo único que lo mantenía un poco tranquilo en este momento mientras sentía las almas oscuras moviéndose en el bosque, abriéndose paso y dejando su huella. Tuvo que desconectarse de su segundo quirk —algo parecido a apagar un interruptor— para poder enfocarse en el presente, acercarse hasta el más alto y empezar a adentrarse en el bosque.
— ¿Tienes miedo? —le interrogó el de quirk dual que caminaba de manera rígida, con los ojos clavados hacía adelante para poder ver si algo se movía en la oscuridad y los dedos moviéndose ansiosamente en espera de tener que defenderse.
—No, pero si tú lo tienes puedes sostenerme de la mano, cobarde —se rió el cenizo que con su quirk podía saber exactamente donde estaban los chicos de la clase B y por lo tanto, no sentir miedo —Prometo no decirle a nadie que te da miedo la oscuridad.
El más alto giro la cabeza para verle con el ceño fruncido por la ofensa y el de ojos rojos tuvo que reprimir una risa cuando en ese momento, un pequeño crujir de ramas hizo que el contrario diera un respingo y se volteara inmediatamente asustado, buscando encontrar la razón del sonido.
El de quirk explosivo aguanto la risa cuando volteo a verlo otra vez, ahora con el rostro ligeramente sonrojado y el ceño todavía más fruncido. Sin querer molestarlo más —por muy tentador que le pareciera— se le acercó y tomo su mano derecha, pudiendo sentir lo fría que estaba contra su mano y lo jalo para que siguieran caminando.
—...Bakugou, no es necesario que me lleves de la mano como un niño —murmuro el bicolor pero no hizo el intento de soltarse —Estoy bien.
—Ajá, por supuesto que lo estás, soy yo el que está asustado —dijo el más bajo sin importarle que fuera tan agradable andar del otro de la mano —Así que, solo haz silencio y deja que siga sosteniendo tu mano, ¿de acuerdo, mitad-mitad?
Shoto abrió la boca para protestar pero termino callando y dejando que la mano del otro lo guiará el resto del camino, los de la clase B intentaron asustarlo un par de veces pero fue en vano cuando los dos solamente pensaban en las luciérnagas que iluminaban tenuemente en la oscuridad, en las raras flores que crecía en el bosque y en como sus manos encajaban tan perfectamente. Estaban por llegar a mitad del camino cuando Katsuki empezó a sentir un olor a quemado y su corazón latió preso del miedo, estaba tan aturdido que le soltó la mano al bicolor que miraba su rostro con preocupación.
Pero el cenizo no reparo en eso, alzó la cabeza hacía el cielo oscuro de la noche y vio el humo negro, el olor a quemado empezó a ser más intenso y entonces, pudo notar lo más aterrador de todo, el brillo intenso de unas llamas azules.
No, no, no, no.
Touya estaba bien. Era un héroe. Un buen joven. Un buen hermano, un buen hijo, una buena persona. Tenía una personalidad horrible en ocasiones pero no era Dabi. No odiaba a su padre ni a su hermano menor. Su corazón estaba bien, Mitsuki y Masaru le dieron morales, valores, amor y compresión. Su familia cambio.
Entonces, ¿por qué sucedía esto?
Ese idiota no puede estar aquí. No puede ser, no puede ser.
A el cenizo le daba vueltas la cabeza. Se había preparado para el ataque de La Liga de Villanos pero siempre pensando que Dabi no estaría incluido. Por eso, ahora se sentía perdido y confundido, como la primera vez que escucho que Keigo quería ser héroe.
Estaba asustado. Aterrado.
Es el miedo de que todo su esfuerzo fuera en vano.
— ¡Bakugou, tenemos que salir de aquí! —lo alertó el bicolor que podía ver que las llamas azules se acercaban peligrosamente a ellos — ¡Corre!
El agarre entre sus manos se volvió más fuerte pero el de ojos rojos se soltó a mitad de camino, su cabeza llenándose de preguntas que no tenían una respuesta, estaba convencido de que el chico que conocía era bueno pero las cosas que sucedían a su alrededor se lo hacían cuestionarlo.
Sin embargo, recordó lo que le dijo Dios en su primer encuentro, había cambiado tanto el destino de Keigo como el de Touya pero algunas cosas debían permanecer. No todo se puede alterar. Ciertos eventos debían permanecer.
Pero como resultará ser que el albino se volvió a convertir en un puto villano, iba a matar a el Dios de este universo de alguna manera por mentirle tan horriblemente.
El cenizo se tranquilizó, el más alto volvía a él para tomar su mano y arrastrarlo hacía un lugar seguro pero lo detuvo, uso su quirk anima una fracción de segundo para detectar a cierta persona y una vez sintió su presencia junto con otra aterradora, supo a dónde debía dirigirse.
También, que no debía ser acompañado.
—Tengo que ir a buscar a alguien, vete primero Todoroki —declaró con firmeza viendo cómo el otro estaba por negarse — ¡Es importante! ¡No puedo dejarlo solo! ¡Debo ir por él!
Más que nada, porque no podía sentir el alma de Izuku yendo hacía donde estaba Kota que se encontraba solo con un jodido criminal que, para colmo, era el asesino de sus padres. Si el precio de cambiar el destino de su hermano y el albino era el alma de un niño inocente, no pensaba permitirlo.
— ¡Entonces, iré contigo! —se opuso el más alto — ¡Estamos en un incendio, Bakugou! ¡No es seguro que nos separemos!
No es solo un jodido incendio, mitad-mitad.
Bakugou se mordió los labios, Todoroki no era tan tonto como para creer que aquellas llamas azules habían salido sin razón —aunque todavía no las asociaba a su hermano mayor — pero tampoco debía imaginar que se encontraban bajo el ataque de un grupo de villanos.
Por mucho que le costará, tendría que mentirle.
—Estaré bien, mitad-mitad —afirmó pero su voz salió insegura sabiendo que de ahora en adelante, estaría por su cuenta — ¡Lo estaré, así que vete a buscar a los demás! ¡No te metas en mí camino!
— ¡Pero Bakugou...! ¡Bakugou!
El de quirk dual se tuvo que correr cuando el otro hizo una explosión para elevarse en el cielo, varios metros y luego caer a una distancia muy lejana, una maldición se le escapó de los labios e intento crear hielo para seguirlo, pero en ese momento algo metálico lo atacó y se encontró con lo que parecía un hombre cubierto de vendas, tambaleando su cuerpo de un lado al otro.
Detrás del villano, pudo ver a un chico de la clase B, en el piso y con sangre a su alrededor.
Midoriya, más te vale cuidar de Bakugou. Más te vale.
El bicolor se apresuro en tomar una posición defensiva en lo que pensaba en Midoriya y lo valioso que debía ser para el cenizo, que apenas noto que estaban en peligro lo dejo a él solo y fue tras el de pecas.
Su corazón se hundió en una sensación de dolor a la cual no le busco explicación en lo que se enfrentaba con el villano.
El alma de Kota Izumi era como el agua, fluida, de un color transparente y tan pequeña como una gota de agua, quizás lo último debido a joven edad. Para el de ojos rojos no resultó sencillo encontrarlo entre medio de tantas almas en el bosque, así que uso su memoria para saber dónde estaba en la serie y así ubicarlo. Únicamente, pudo recordar que se trataba de un alto peñasco, lo cual sumado al alma, le ayudo a ubicarlo.
Subiendo a corridas la montaña para que no pudieran verlo por sus explosiones, llego justo en el momento en que Izuku era lanzado contra una pared debido a Muscular, el villano cuyo quirk le permitía recomponer sus músculos una y otra vez. De cerca, en persona, le pareció más perturbador que cuando lo vio en la serie, la sonrisa torcida y el ojo robótico le dieron una sensación parecida al miedo debido a lo desagradable que eran y se enfocó en lanzarle una explosión antes de que volviera a ir por el pecoso.
El villano, por supuesto, no lo vio venir pero no salió volando tanto como el de ojos rojos predijo. Apenas le dio tiempo de agarrar al de pecas por el brazo y arrojarlo hacía el peñasco, junto con el pequeño azabache que temblaba aterrado.
—K-Kacchan —escupió el de pecas algo de sangre por la boca, su brazo derecho estaba torcido en una posición extraña y cojeo al apoyarse en sus piernas —Gracias, me salvaste. Ese villano...
—Es jodidamente fuerte y es mejor que lo enfrentemos juntos, lo sé pero no lo haremos, Deku —dio un rotundo veredicto — ¿Acaso no ves al mocoso temblando que está ahí? ¿Te parece que debe permanecer aquí más tiempo?
El de ojos esmeralda miro hacía el niño azabache el cual se encogió en su lugar, sus piernas temblando como sus manos y pese a saber que su amigo de la infancia tenía razón, no quería hacer lo que eso venía con reconocerlo. Osea, dejarlo solo con aquel temible villano, el cual sonrió más ampliamente al verlos y saco de su bolsillo lo que parecía un artículo periodístico.
— "El símbolo de la esperanza" —leyó en voz alta en voz grave —Bakugou Katsuki. Perfecto. No tendré que buscarte, niño.
El cenizo apretó los puños, no tuvo que voltear para saber que el pecoso empezaba a ponerse pálido, las palabras del villano llevándolo a crear miles de teorías en su cabeza que se dieron por probadas cuando volvió a guardar la foto en su bolsillo y a sonreír en dirección a del quirk explosivo.
—All for One quiere verte. Más bien, quiere matarte —sonrió como si la idea le resultará maravillosa —Pero si no peleas conmigo primero no sería tan divertido. Vamos. Peleemos.
Izuku pudo sentir su corazón acelerado en sus oídos, su primer impulso fue tomar la mano del cenizo y sacarlo de ahí, llevarlo a un lugar seguro, uno dónde nadie podría alcanzarlo, donde jamás pudieran tocarlo. Pero Katsuki tuvo otra idea en mente cuando empujo a Izumi hacía él y le miró con seriedad, con firmeza, había pura determinación en sus orbes rubíes.
Se hubiera enamorado aún más de él si no fuera porque tenía tanto miedo de lo que podían hacerle.
—Lleva al mocoso con su tía, Deku. Estos bastardos solo me quieren a mí —acomodó al niño en la espalda del pecoso rápidamente en lo que escuchaba al villano acercarse a grandes zancadillas — ¡Vete, ahora! ¡Largo!
El pecoso quiso gritar no y quedarse ahí, junto al otro. Pero sentir el pequeño cuerpo temblando en su espalda le hizo pensar que no podía ser un héroe si iba a mezclar sus prioridades con lo que era realmente importante. En este caso, la integridad de un niño que dependía únicamente de él.
—Kacchan, por favor, ten mucho cuidado —rogó mientras la luz verde de su quirk rodeaba su cuerpo — ¡Gana!
El cenizo asintió y en ese momento Muscular se lanzó a atacarlo, pudo esquivarlo por poco pero a costa de caer por el peñasco y tener que usar sus explosiones para evitarse un hueso roto. No así los rasguños de los árboles y el choque contra la maleza junto con el loco villano que iba tras él.
Se suponía que debía dejarse capturar por La Liga de Villanos pero no pensaba hacerlo parecer sencillo ni mucho menos dejar que el honor se lo llevara tal loco que parecía más dispuesto a matarlo que a secuestrarlo. Por lo tanto, tendría que pelear dentro de sus capacidades, sin extralimitarse para no entorpecer la siguiente faceta del plan e intentando no morirse accidentalmente en manos de Muscular.
Cuando comprendió porque al de pecas le costó tanto pelear contra el villano —la regeneración de sus malditos músculos era absurda— supo que no sería nada fácil.
Que estaba metido en un verdadero lío y que como no era el verdadero héroe de la serie, no podría vencer a ese maldito monstruo de la manera fácil.
— ¡¿Eso es lo mejor que tienes, símbolo de la esperanza?! —lo aplastó el rubio bajo su cuerpo transformado por los músculos — ¡Que patético!
Bakugou gruño y contuvo la respiración, dejando que el peso del villano lo aplastara, se concentró lo más que pudo en la explosión que tuvo hacer en el festival deportivo contra Uraraka para evitar ser enterrado bajo miles de escombros y la dejo salir, sintiendo en el proceso un agudo dolor en sus muñecas y la llegada del milagroso oxígeno a sus pulmones. No se podía comparar con el smashs que Midoriya le dio al villano pero para el cenizo fue suficiente como para poder escapar un momento de su alcance.
El bosque estaba cubierto por llamas azules, se podían escuchar los gritos de muchas personas, usar anima fue inútil cuando solo pudo percibir almas ansiosas, asustadas y llenas de adrenalina. Solo le traían más confusión, así que tuvo que correr sin dirección por el bosque, no pensaba irse muy lejos hasta que se encontró con dos siluetas que iban en su dirección y al verlas parecieron aliviadas, para después horrorizarse al ver su aspecto demacrado.
— ¡Bakugou-kun! ¡¿Qué te han hecho?!
Eran Uraraka y Asui, la primera tenía una herida en la pierna, la segunda en la lengua, estaban agitadas pero bien dentro todo y debieron haber pasado por su primer encuentro con Himiko Toga. Entre las dos se apresuraron a tomar al cenizo que apenas podía mantenerse de pie y lo ayudaron a seguir caminando.
—Bakugou-chan, ¿viste a alguien más? —cuestiono la femenina de cabello verde saltándose las preguntas sobre si estaba bien cuando era obvio que no lo estaba — ¿De nuestra clase o la clase B?
—Nosotras nos desviamos del camino al encontrarnos con una villana —contó la de ojos chocolate — ¿Que hay de ti? ¿No estabas con Todoroki-kun?
El de quirk explosivo hubiera respondido si no fuera porque tenía seguramente una costilla rota y se sintiera incapaz de mover ambas manos, además de que detrás suyo escucho el llamado del villano.
— ¡Nada mal niño! ¡Nada mal! ¡Esa última explosión realmente me dolió!
Maldito monstruo.
Katsuki gruño, las femeninas se pusieron blancas al ver al villano acercándose y aunque ambas tenían la intención de defenderlo, sabía claramente que no tenían oportunidad. Muscular les iba a quebrar los huesos como hizo con los suyos. Así que, juntando las pocas fuerzas que le quedaban sujeto a ambas chicas y ellas entendieron que quería que se agarraran a él con fuerza cuando puso sus palmas en dirección al suelo y se preparó para saltar. Se elevó lo más lejos del suelo que pudo y entonces, las soltó, pero hizo que Ochako sostuviera a Tsuyu.
El quirk de gravedad cero debía ponerlas a salvo antes de caer.
Las chicas le vieron con horror cuando las empujo lejos suyo con una explosión pequeña, ambas lo llamaron e intentaron con sus pequeñas manos agarrarlo pero fue en vano. Ellas salieron disparadas hacía la derecha y él a la izquierda, teniendo una dolorosa caída en un claro del bosque cercano a un lago. Aquella imagen le trajo recuerdos de su infancia, a la primera vez que llegó al mundo de héroes siendo tan solo un niño y le dio fuerzas para ponerse de pie cuando Muscular llego.
Se suponía que iba ser el mejor héroe de todos. No podía perder ahora. Tenía que empezar a demostrarlo.
— ¡Eres fuerte, niño, lo reconozco! —aplaudió el villano con alegría — ¡Una verdadera molestia!
— ¡Cierra la boca! —se puso en posición de defensa — ¡Te acabaré, maldito monstruo!
— ¡Eso quiero verlo!
El cenizo no retrocedió cuando el villano volvió a intentar enterrarlo bajo su peso, en cambio, lo soporto y espero para volver a hacer una explosión como la anterior, una lo bastante potente para acabar con él, una cuyo sonido fuera semejante al de una bomba y cuando lo consiguió, finalmente, Muscular cayó en el piso inconciente.
Y él también, de rodillas en el pasto quemado por su explosión, rodeado del olor a caramelo de su nitroglicerina, las muñecas jamás le habían ardido tanto como en ese momento y la costilla rota que intento ignorar le punzo dolorosamente, incluso tomar aire le dolió.
Pero no era el fin, no, claro que no.
— ¡Bakugou!
— ¡Kacchan!
— ¡Resiste!
El cenizo alzó la cabeza débilmente, sus ojos rubíes lograron ver las siluetas de Izuku, Shoto, Menzo y Fukumigake acercándose hasta él, estaban un poco heridos pero no parecía ser grave y su boca se curvo en una triste sonrisa, porque desde antes de que pasara lo que pasó, supo que esos chicos no podrían llegar a él.
Lo siento. Esperaba que no tuvieran que ver esto. Lo siento, Deku. Lo siento, Todoroki. Realmente lo siento.
Una barrera de fuego color azul se interpuso en el camino de los jóvenes, ardiente y poderosa ni el hielo que el bicolor empezó a crear desesperadamente pudo apagarla.
A el de ojos rojos le dolió bastante ver lo mucho que intento, inútilmente, llegar hasta donde estaba.
—Mierda, debí haber ido yo. Va a matarme. Definitivamente, estoy muerto.
El de quirk explosivo soltó un suspiro de alivio cuando un par de delgados pero fuertes brazos lo alzaron del suelo con delicadeza y pudo ver unos ojos azules llenos de una preocupación familiar.
Era la mirada de Touya. La mirada que le daba cuando salía lastimado —los dos jugaban muy a lo bruto de niños— y sabía que se iba a ganar un golpe de Keigo. La mirada que tenía miedo por pelearse con el rubio pero también por su bienestar.
Una mirada que jamás le podría pertenecer a Dabi. Aunque le dio un escalofrío cuando lo vio como el villano, vestido con la misma ropa, el cabello azabache y todas aquellas quemaduras y aretes. Tuvo que convencerse de que era la persona que conocía y aferrarse a eso.
Tenía que creer en sí mismo, en que todo su esfuerzo no fue en vano.
El cenizo escucho a los demás villanos llegando al claro dentro del bosque, a sus amigos llamándolo al otro lado de la barrera de fuego, vio a la sombra negra haciendo su aparición para llevarlos con All for One. Pudo sentir la tensión en los brazos del azabache que lo llevo dentro de la oscuridad y entonces, su mente no pudo seguir despierta.
Se desmayó.
Todo pasaba en cámara rápida mientras que sus sentimientos iban cambiando lentamente. Primero, estuvo feliz, finalmente alguien en quien tenía su confianza iría por sus hermanas. Pero después tuvo miedo, mucho miedo, por el bienestar de Bakugou, se empezó a preguntar si realmente estaría bien si no...le harían daño antes de que pudiera salvarlas. Luego, cuando los heridos empezaron a llegar al campamento, a medida que escuchaba las historias, el arrepentimiento lleno la cabeza de Kaminari.
—D-Debí agarrarlo más fuerte, estaba tan lastimado, tenía tanta sangre en su ropa...
Uraraka lloraba sentada en una silla, con Asui dándole palmadas en la espalda y Ashido agachada a su lado, conteniendo las lágrimas.
—Bakugou-chan nos alejo del villano —siguió contando la de cabello verde en vista de que su amiga no podía hacerlo —Él nos puso a salvo.
El rubio vio a Midoriya apretando los puños a un lado de la sala, a Todoroki mordiéndose el labio hasta que parecía sangrar, a Kirishima con la cabeza baja e impotente. La culpa lo sofocaba cada vez que veía sus expresiones, él había puesto a una persona tan importante para ellos en peligro y lo sabía, era el único que lo sabía. Aparte de Aizawa que entró en ese momento en la sala, con una expresión seria y le indicó con la mano que se acercará.
—Kaminari, sé que esto no es fácil pero, ¿lo harás ahora o después? —quiso saber el azabache —Bakugou te dejo está decisión a ti. Si no quieres hacerlo, mañana por la mañana yo iré por los demás personalmente y les diré de la misión.
El de quirk eléctrico negó con la cabeza, recordó lo que le dijo el cenizo en una de sus visitas a su casa en el verano, "si quieres ser libre de All for One, tienes que ser honesto" y tomo aire en lo que se ponía en medio de la sala, rodeado por los miembros de la clase A y B que le miraron atentamente al estar junto con el profesor que con la mirada les pidió silencio. De su bolsillo delantero saco una tira de fotos y la paso a la persona más cercana que tenía, en este caso, Sero que la miro con una ceja alzada sin entender su intención.
—Son mí hermana mayor y mí hermana menor, Yuna-nee y Ruru —explicó el rubio con una débil sonrisa —Ellas son la razón por la que ocurrió el ataque a la USJ. Yo corte las comunicaciones y dejé a los villanos entrar ese día. También fui yo quien le dio la información a All for One de este campamento y sobre Bakugou para que pudiera secuestrarlo.
El azabache le miró como si estuviera mirando a otra persona y el rubio sonrió, porque sabía que eso pasaría. Tomo la tira de fotos de su mano con cuidado y la paso a otra persona, ahora quienes la tenían y miraban eran Ochako y Tsuyu.
—Soy hijo de villanos pero mis padres fueron asesinados por los héroes cuando tenía siete años, apenas y recuerdo las cosas que hacían. Mí hermana mayor trabajo para All for One para que Ruru y yo podamos comer, tener un techo sobre la cabeza y esas cosas tan simples que alguien con una vida normal da por sentado —contó el de ojos dorados con simpleza, agarrando devuelta la foto y pasándola ahora a un chico de la clase B —Ella dejo de hacerlo después de tres años pero hace unos meses él apareció en nuestro departamento, en nuestro hogar. Tenía a mí hermana de cinco años agarrada del cabello con una sola mano, había dejado a Yu-nee en el piso sin poder levantarse y me propuso un trato. "Si haces lo que te digo, ellas estarán bien. Si me eres útil, nada les pasará".
El rubio todavía puede recordar aquella voz que sonaba tan amable pero era tenebrosa, la forma en que el villano apretó su agarre en el frágil cabello rubio de su hermanita y como su hermana mayor gritaba que las dejará. Puede sentir sus piernas temblando al entrar al departamento, su mano derecha cerrando la puerta dejando toda la luz afuera y arrodillarse delante del villano en la oscuridad, jurando que haría todo lo que le dijera.
Denki volvió a tomar la foto y está vez se la paso a Eijirou que la miro con atención. Consistía en tres fotos que se hizo con Yuna y Rui en un arcade durante el invierno del año pasado, en la primera el rubio sostenía a la niña en el regazo que llevaba un gorro de lana rosado y la mayor le hacía orejitas detrás de la cabeza, en la segunda le daban besos a la niña que se veía avergonzada e intentaba apartar a los dos de su cara, en la última, salían los tres sonriendo y haciendo el símbolo de la paz. El mismo cabello rubio, los mismos ojos dorados, la pequeña nariz y la perfilada mandíbula daban cuenta del obvio parentesco.
Se veían como tres hermanos completamente felices y ajenos a lo que les esperaba.
—Yo los odiaba. A todos ustedes —declaró el rubio con la cabeza baja — ¿Por qué querían ser héroes? ¿Para qué? ¿Debido a qué? ¿Respeto, dinero, honor? ¿Qué harían cuando hubiera algo, alguien, que fuera contra sus principios? Las personas no son perfectas. Los héroes menos. Los odiaba por querer ser aquello que nadie puede ser y venderlo a la sociedad. Los odiaba porque sabía perfectamente que los héroes son tan humanos, tan crueles, como cualquier otra persona. Los odiaba pero...
La clase A y B vieron las primeras lágrimas del rubio caer, la forma en que la sonrisa de calma que mantuvo en todo momento empezó a flaquear e intento pasar las manos por su rostro para calmarse, pero aún así su voz salió ahogada.
—S-Son buenos, me agradan, los quiero. Aunque sé que no tengo el derecho de decirlo después se todo lo que hice —confesó el de ojos dorados —Que no tengo derecho a querer ser su amigo. Que no merezco ser ayudado por Bakugou. Porque él me descubrió y en vez de hacer lo que sería normal que es meterme en una jodida cárcel y olvidar la llave en cualquier lugar, él...se ofreció a ayudarme. A salvar a mis hermanas.
Shoto e Izuku no supieron explicar como se sintieron en ese momento al escuchar las palabras del rubio, si molestos porque Katsuki no les dijo nada o impresionados por lo que era capaz de hacer. Solo pudieron quedarse en silencio, procesando las palabras que dijo el de quirk eléctrico que después se puso a ver a EreaserHead que dio un paso al frente en la habitación.
—Kirishima, Todoroki, Iida y Midoriya, mañana deben presentarse en Yuei para hacer una misión de rescate —informó el azabache para sorpresa de los mencionados —Posiblemente Bakugou no se los dijera por cuestiones de seguridad pero tiene un segundo quirk, anima. Puede detectar almas y por lo que probó, si son almas que han estado en sintonía con la suya, puede usarlas para guiarlas hasta él. Kaminari es el que más ha estado expuesto a este efecto, así que irán junto con él a su rescate.
Los cuatro chicos asintieron sin dudarlo.
Aizawa miro al resto de los estudiantes.
—Lo que ha dicho Kaminari aquí es confidencial. No pueden decirlo por ahí, ¿entendieron? —al escuchar la respuesta afirmativa agrego —Él está a la espera de un juicio por lo de la USJ. Al igual que el héroe y su compañero que asesinaron a sus padres. Tengan cuidado con los comentarios que puedan hacer al respecto.
Los adolescentes asintieron y antes de salir de la sala, el pelirrojo tomo la mano del rubio que estaba por irse junto con el profesor, ya que ahora estaba bajo su tutela. Al darle una mirada al mayor que esperaba en el pasillo, entendió que le daba unos minutos para hablar con él.
— ¿Todo este tiempo...estuviste fingiendo o algo, Kaminari? —quiso saber el de dientes puntiguados — ¿En verdad nos odiabas?
—En un inicio, sí. Y también fingí, en parte porque así era más sencillo. Pensar que era solo un idiota que quería ser un héroe y no que solamente lo hacía por la seguridad de mis hermanas —soltó una risa torpe y quebrada —Pero ustedes son difíciles de odiar, son inocentes, amables y nobles. Tan amables y divertidos. En serio los quiero, en verdad lo pasé bien con todos. Aún si en parte fue una mentira. Aún si sigo sin poder creer en los héroes.
Kirishima observó al de ojos dorados unos segundos, a la manera en que sus manos temblaban, a la palidez y ojeras en su rostro que antes asoció a una noche sin dormir por estar jugando videojuegos, pero que ahora fácilmente podía relacionar con el insomnio por la preocupación hacía sus hermanas en manos de un villano. Recorrió con sus dedos la delgada muñeca y gentilmente lo tiró hacía él para poder abrazarlo.
Por un momento sintió la tensión pero después el más bajo le devolvió el abrazo con debilidad.
No dijeron nada por varios minutos porque no sabían que decirse en primer lugar, ¿una disculpa? ¿un agradecimiento? ¿una pregunta de porqué? No, no valía la pena, no cambiaría nada.
Así que, se abrazaron, como si eso pudiera hacer desaparecer las sonrisas mentirosas del rubio, la complicidad en sus acciones pasadas y la confianza que tan frágil como un castillo de cartas tenía que volver a alzarse de nuevo.
Bakugou tenía razón en que la honestidad haría libre al rubio de All for One pero debió agregar que sería tan pero tan doloroso para él y todos los demás que cayeron presos de sus engaños.
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