Capítulo 17

—Hawks, no —repitió el pelirrojo.

— ¡Pero...! —protesto el rubio — ¡Si fuera Shoto, dígame qué haría al respecto!

Enji pensó que se reiría de la desgracia del pobre chico o chica —su hijo menor no discriminaba entre los géneros— que hubiera terminado siendo congelado o quemado después de robarle un beso al bicolor. Pero su contexto era diferente, nunca se considero un padre sobreprotector de sus hijos, tampoco su esposa lo era, así que no podía entender ni un poco el enojo e indignación de Keigo que quería dejar la sala VIP que les habían dado en el estadio de Yuei para bajar a la arena a usar sus afiliadas plumas contra el estudiante de la clase B que beso a Katsuki.

De todos modos, tenía que evitar el joven héroe cometiera un acto para nada heróico.

—Piensa si a tu hermano le gustaría que te metieras en sus asuntos. Dudo mucho que la cause alguna gracia —razonó el pelirrojo, teniendo un muy buen punto que terminó convenciendo al rubio —Ahora, cierra la ventana y siéntate.

El joven rubio hizo un puchero pero acepto hacerlo. Había llegado tarde al festival deportivo por motivos de trabajo, no es como si pudiera dejar una maldita agencia internacional cuando se le diera la gana —aunque eso mismo hizo al dejarle todo el trabajo a los novatos de ese año— así que tuvo algo de demora. Aparte de eso, Nedzu le aviso que su lugar era junto con otros héroes en una sala VIP especial, porque del festival sacarían a los héroes del futuro que querían en sus agencias.

La de él no entraba en esa categoría al ser internacional, se entraba mediante un contacto interno —el cual debía ser un héroe de altísimo rango— y muchas, muchísimas, pruebas adicionales. Pero, bien, podía dar alguna recomendación u opinión si en el futuro alguno de los niños quería entrar.

El alas rojas tenía designado un asiento bastante cómodo al lado de Endvador, razón por la cual el propio héroe de fuego puedo detenerlo antes de que saltará de la ventana y cortará pedazito por pedazito al rubio que tuvo el atrevimiento de besar a sus hermanito. Lo primero y casi único que vio del festival hasta el momento. Porque tuvo una pequeña pelea contra Beast Jennists que también intento detenerlo de su acto homicida y otros héroes que se vieron involucrados, siendo así que se perdió toda la pelea que con tanta maestría llevo a cabo su querido hermano menor.

—Cuando termine todo esto buscaré a ese niño y le daré una paliza —murmuro entre dientes molesto y volviendo a su asiento, aunque antes dio una miradita llena de inocencia hacía el interior de la sala —Ugh, ¡lo lamento! ¡prometo pagar lo que destroce, director!

Nedzu soltó un suspiro, casi vio venir toda esa situación, pero todavía dolía ver los sofás destrozados y la televisión en el suelo. Hawks no era fuerte físicamente, su ventaja se basaba en su velocidad y sus plumas. En un lugar pequeño contra muchos héroes él tenía una clara ventaja sobre todos sin importar los fuertes que fueran. Un ataque de sus plumas y adiós.

Beast Jennists no tenía telas para usar al ser estás destrozadas, Endvador no podía usar su quirk al correr el riesgo de dañar al público en el estadio, los demás no fueron lo bastante rápidos como para evitar el ataque.

Únicamente Cementoss estaba intacto. Y eso quizás se debía más a que el rubio lo tenía como su maestro favorito —hizo que aprobará historia, una materia que odiaba— que por otra cosa.

—Eres un peligro —suspiro el pelirrojo —Y eso que es el otro mocoso el que tiene un quirk hecho para destrozarlo todo.

—Lo siento —volvió a repetir el de ojos dorados con una leve risa y cambiando de tema —Por cierto, ¿y los demás, Endvador-san? ¿están viendo el festival desde casa?

—Solamente a Natsu le gustan los lugares con muchas personas, a Fuyumi y Rei les pone ansiosas —explico brevemente el mayor —Lo ven desde casa, ¿que hay de Touya? ¿por qué no vino contigo?

—Sabe bien porqué no vino —lo miro de manera acusadora —Ya no soy un novato, Endvador-san.

—Tenía que intentarlo —suspiro una vez más el héroe con quirk de fuego cuyo duro semblante dejo reflejar un poco de la preocupación interna que estaba sintiendo — ¿No tienes ninguna noticia suya que puedas compartirme?

Keigo negó con la cabeza. Cuando era más joven e inexperto, en varias ocasiones le soltó al pelirrojo una que otra información sobre lo que hacía Touya dentro de la agencia, lo cual estaba bastante mal y no era ético, mucho menos seguro. Cuando sus superiores se enteraron le advirtieron fuertemente sobre que no volviera hacerlo, también el mismo albino le dijo que sin importar que fuera su padre y un héroe, no podía soltarle la menor información sobre su labor. Así que actualmente Enji estaba a oscuras sobre lo que hacía su hijo. Solamente sabía que era una misión de infiltración muy larga, donde todo contacto era imposible.

Hacía unas tres semanas fue la última vez que su hijo mayor lo contactó o más bien, que hablo con Rei por teléfono. Le aseguro que tenía una nueva ubicación para hacer su trabajo y que no volviera a su departamento hasta nuevo aviso, incluso en una insinuación de que su misión sería más larga de lo esperado, le dejo a su madre la decisión de vender el lugar o no en su ausencia.

El rubio de alas rojas podía comprender la preocupación de la familia Todoroki por su hijo mayor pero él mismo desconocía la mayoría de las cosas que debía hacer su amigo como Phoenix. Únicamente le habían dicho que también tendría que participar en la misión en algún momento.

—Touya es de los que saben cuidar de sí mismos —fue lo único que pudo encontrar para decir a modo de consuelo al mayor y a él mismo —Estará bien, seguramente.

—Sí, seguramente —repitió el pelirrojo pero se seguía viendo su preocupación, así que en señal de acompañamiento el rubio le dio una palmada en la espalda y continuaron viendo juntos los acontecimientos del festival deportivo.

—Bakugou, ¿eres gay?

Kirishima merecía un premio por su rápido accionar ante la respuesta de Bakugou a la pregunta de Mineta, que fue intentar explotarle la cara. Tuvo que activar su quirk y ponerse en medio para evitar un homicidio en la sala de descanso que les dieron.

— ¡Solo pregunto por lo que se vio en la pantalla! —se excuso el pequeño chico, escondiéndose detrás de Shoji que parecía un poquito irritado por su comportamiento — ¡Ese chico te debió besar por algo!

— ¡Te haré jugo de uva pequeña mierda inútil! —vocifero enfadado el de cenizo.

— ¡Bakugou, Bakugou! ¡Calma! ¡No podemos pelear entre nosotros aquí! —le recordó el de dientes puntiguados — ¡Los profesores te harán una sanción y no podrás seguir participando del festival, hermano!

El de quirk explosivo dejo de forcejar contra su amigo cuando escucho eso. Era verdad, no podían pelear antes de tiempo y no valía la pena mandar a la borda todo su jodido esfuerzo por la satisfacción momentánea de explotar al de cabello morado. Se tranquilizó y miro amenazante a el más bajo —que temblaba cual gelatina— para luego irse junto con el pelirrojo a dónde estaban Kaminari y Sero.

—Se salvó de una muerte dolorosa —se rió el rubio —Kirishima eres un verdadero héroe.

—Lo hice más para que no regañaran a Bakugou que porque me importara que le hiciera daño a Mineta —confesó el de quirk de endurecimiento —Hacer una pregunta así de la nada no es nada masculino, ¡es grosero!

—Además, Monoma solo lo hizo porque esta demente no porque le guste Bakugou —opinó el azabache aunque después dudo — ¿O si?

Las miradas se enfocaron en el de quirk explosivo que no tenía idea, solo se encogió de hombros y los demás pasaron a otro tema. En lo breve que fue su descanso comieron y discutieron sus puntos de batalla. Kaminari se mantuvo alejado del resto, sabía bien que debía demostrarse como todo un tonto contra quién fuera su oponente —ya que los combates serían televisados— así que no veía práctico hablar sobre una estrategia de pelea. Todoroki también se mantuvo estático en su asiento, sin hablar con nadie, ni siquiera con el cenizo. Los únicos que discutían activamente eran Midoriya e Iida.

El fin del descanso marco el comienzo de la primera ronda de batallas de eliminación. Los chicos salieron de la sala para reunirse con las chicas que habían elegido tener su descanso en las gradas, al aire libre y disfrutando de los replays que ponía Yamada en las pantallas para mantener al público entretenido. Se acomodaron y escucharon el anuncio de los primeros enfrentamiento.

Para Katsuki fue bastante aburrido al saber todo lo que pasaría. Lo único que le pareció relevante fue que, como en su primera batalla, Shoto no dudo en convertir a Hanta en un maldito iceberg. Había creído que usaría una medida menos drástica, ¿por qué eligió ese curso de acción?

¿Por qué se veía tan enojado mientras lo descongelaba?

Tal vez deba hablar con él después. Para saber qué mierda tiene.

El cenizo pensaba en el momento oportuno de hacer eso cuando se anunció su combate contra Ochako. La castaña sentada desde las filas delanteras, le dio una sonrisa nerviosa y alzó el puño derecho.

— ¡No seré vencida fácilmente, Bakugou-kun!

Ya sé que no y ese es el jodido problema.

La pelea con ella haría que todos lo vieran como un maldito monstruo. Alguien que no tenía la mínima consideración con la otra persona, en este caso, una pequeña chica que intentaba darle pelea. El cenizo no podía menospreciar lo que haría la castaña con tal de ganarle pero saber lo que le esperaba al enfrentarla adecuadamente sería un dolor de cabeza.

Pero bueno, prefería una pelea digna que una falsa.

Los dos se dirigieron a sus respectivas salas hasta que Mindnight los llamo a la arena. Después, fueron anunciados por Yamada.

— ¡He aquí el favorito de todos, el invicto en la lista de posiciones, Bakugou Katsuki! —resonó la voz del rubio entre los parlantes del estadio — ¡Se enfrentará contra una de las cuales su querido presentador considera de las girls más lindas que hay, Ochako Uraraka! ¡Prepárense!

Tanto la castaña como el cenizo se prepararon, la primera se lanzó con un ataque rápido, intentando alcanzar al segundo y saliendo volando en consecuencia de sus explosiones. Continuamente, lo siguió intentando, una y otra vez.

El de quirk explosivo sabía que encima de su cabeza se encontraban los escombros de las partes del estadio que sus explosiones destrozaba. Pero se haría el idiota, no arruinaría el plan de la de ojos chocolate, el cual era sin dudas muy bueno. Y que causaba bastante daño, desgaste. Sus muñecas dolían de tantas explosiones seguidas pero lo que empezó a molestarle fueron los abucheos de la multitud.

— ¡Estás yendo demasiado lejos, niño!

— ¡En mis tiempos así no se trataba a las mujeres!

— ¡Cruel! ¡Desalmado!

— ¡¿Cómo puedes considerarte un héroe?!

El cenizo chasqueo la lengua, hizo el esfuerzo de no escucharlos, pero seguía repitiendo sus palabras en su cabeza. La propia femenina noto que había algo mal con él y su ataque se detuvo, miro a la multitud con enojo, ella se estaba esforzando y su compañero también, si él se lo dejara fácil, se sentiría humillada.

Con ambos estáticos, la voz de Aizawa tuvo que dejarse escuchar en el estadio.

— ¡Silencio! ¡¿A dónde están mirando?! ¡Él reconoce su capacidad, por eso no puede darse por vencido o ir fácil con ella! ¡Si son profesionales, deberían de entender eso o de lo contrario irse a sus casas!

Bakugou se sintió un poco mejor después de aquellas palabras por parte de su profesor y luego, giro la cabeza hacía Uraraka, la que estaba sonriendo al mismo tiempo que unía sus manos.

— ¡Gracias por tomarme en serio, Bakugou-kun! ¡Por no bajar la guardia, está batalla la gano yo! —exclamo convencida la de ojos chocolate — ¡Liberar!

El quirk de gravedad provocó que los escombros elevados sobre el de ojos rojos empezarán a caer. Pese a tener conocimiento de ese evento, todavía fue duro calcular qué tanta potencia de explosión iba a necesitar para no terminar siendo aplastado.

Honestamente, tuvo que liberar su quirk a su máxima potencia, levantando con eso una cortina de humo que duro unos segundos en la arena y pudiendo sentir el entumecimiento en sus muñecas, el agudo dolor que vino con aquel sobreesfuerzo.

—...Estuvo muy cerca, otra vez —murmuro para sí mismo viendo hacía la castaña que seguía de pie a un metro suyo —Uraraka.

La de ojos chocolate seguía de pie, dando tropiezos en cada paso que daba para terminar de acercase a él, tenía restos de polvo en su cara y ropa.

Todavía...todavía no perdí...no...

El cenizo reaccionó antes de que la castaña cayera en el suelo, la atajo como pudo y la levanto entre sus brazos, tenía los ojos chocolates vacíos de toda fuerza pero logró decir unas últimas palabras antes de caer inconciente.

—Papá...—murmuro dolida —Mamá...

—Ellos saben que lo hiciste bien, no te preocupes —dijo lo que mejor se le ocurrió en aquel momento —Duerme.

Ochako asintió, una pequeña lágrima cayendo de su ojo derecho en lo que caía en una profunda inconciencia. Mindnight que se había mantenido alejada del combate, se acercó para observar las condiciones de ambos y obviamente, declaro como vencedor a Katsuki que, en silencio, decidió llevar a la femenina hasta la enfermería él mismo.

—Podría hacerlo yo —repuso la profesora.

—Tengo que ir de todos modos o ciertos idiotas van a joderme porque no sé cuidarme.

Mindnight sonrió divertida y le dio una palmada, acompañándolo hasta la enfermería, Recovery Girl atendió rápidamente a la castaña que no tardó en despertar y al verlo a su lado en la camilla, no pudo evitar el reír nerviosa.

—Parece que perdí —se llevo una mano al cabello, ocultando su frustración tras una sonrisa —Bakugou-kun es realmente fuerte.

—Sí, lo soy, pero tú tampoco lo hiciste tan mal cara redonda —halago a su forma el de ojos rojos —Deberías estar orgullosa. Pero...si lloras como el idiota de Deku, tampoco está mal. Haz lo que quieras.

—Eres horrible para consolar a los demás, ¡horrible! —se rió la castaña pero después logro sonreír —Gracias. Llamaré a mí casa y...creo que voy a llorar un poquito cuando le cuente la noticia a mis padres, ¿podrías decirle a quien esté afuera que no entre?

El cenizo acepto hacerlo y dejo a la castaña sola dentro del área de descanso, escucho un poquito de su llanto cuando inicio la llamada con su padre así que se apresuro a marcar distancia para darle privacidad. Estaba atravesando el pasillo cuando se encontró con Izuku.

— ¿Cómo estás, Kacchan? —quiso saber con preocupación — ¿Y Uraraka-san?

—Un par de vendas y ya —mostró sus muñecas tratadas por la heroína médico —La cara redonda esta en la sala de descanso, pidió estar sola.

El de pecas asintió en entendimiento y lo acompañó hasta devuelta en las gradas. Nadie le dijo nada sobre el combate, a excepción de Mineta que soltó otra vez lo que era gay y que en esta ocasión fue silenciado por un golpe de Jiro. Una vez se sentó con sus amigos y recibió sus miradas curiosas e interrogantes, no le quedó de otra que hablarles.

—Uraraka tiene espíritu de pelea, mucho más que ustedes malditos cobardes. No podía ser fácil con ella —se explicó en cierta manera —O hubiera perdido. Además de que me quiso sepultar entre un montón de escombros, eso también fue jodidamente despiadado de su parte, ¿no creen, hipócritas?

—Eso es cierto —acepto divertido Denki —Uraraka es fuerte.

—Fue una buena batalla, con un giro inesperado —opinó el azabache.

— ¡La última parte casi me hace creer que pierdes, Bakugou!

El mencionado le dirigió una mirada de indignación a Eijirou, lo que le sumo un par de risas de parte del azabache y el rubio, junto con Mina que se unió a ellos.

El de quirk explosivo disfrutó de una normalidad escolar divertida por unos segundos, casi entre bromas y comentarios, se olvidó de que el festival todavía seguía vigente. Que quedaban peleas, como la siguiente, Shoto contra el de pecas.

En vista de su mala relación, muy posiblemente su batalla fuera igual de feroz a como fue la primera vez. Mejor iría a hablar con ellos, estaría muy feliz de tener con quien combatir en la fase final.

Sus amigos protestaron cuando se puso de pie para marcharse pero él, con toda su amabilidad, los mando al carajo. Pero al final, ante la insistencia, el pelirrojo lo acompañó por los pasillos que daban con la parte de abajo que salía a la arena del estadio.

—Eres una jodida molestia Kirishima, que lo sepas —gruño el cenizo.

—Pensé que necesitarías apoyo para tratar con Todoroki y Midoriya —repuso el pelirrojo, ganándose con eso una mirada interrogante del otro — ¿Qué? ¿No es muy obvio que vas a hablar con ellos para evitar que se maten a golpes antes de salir a pelear?

— ¿Es tan obvio? —cuestiono el de quirk explosivo y el de dientes puntiguados asintió con simpleza, logrando con eso que soltara un bufido de disgusto por ser tan transparente.

—Eres un buen amigo, Bakugou —le sonrió el más alto.

El cenizo no agrego un comentario a eso pero fue más debido a la intervención de una tercera voz que porque hubiera tenido la oportunidad de hacerlo.

— ¿Realmente no te molesta que Monoma-kun hubiera besado a Kacchan?

—Que no. Quién halla besado a Bakugou, porqué o con qué motivo me da igual. Deja de insistir con esa estúpida mierda, Midoriya. Porque me importa un carajo.

Bakugou se detuvo, sintiendo un peculiar dolor apareciendo en su pecho. La voz de Midoriya había salido clara, cuidadosa, como cuando hacía una pregunta analítica sin estar seguro de que su hipótesis fuera la correcta pese a que en la mayoría de los casos sí lo era. En cambio, la de Todoroki fue fría, tajante, irritada e indiferente, como si estuviera harto de escucharlo hablar.

Lo cual, pese a que se llevaban mal, no era tan fácil de conseguir.

Kirishima intento decir algo cuando el semblante de su amigo se torno ausente y los puños en sus manos se apretaron, pero el sonido de las voces volvió a hacer eco en el pasillo solitario llegando hasta ellos.

—Es más, si Bakugou quiere besarse con quién sea puede hacerlo. No es asunto mío ni tuyo, ¿cierto? Puede hacer lo que le de la jodida gana.

—Bien, ya entendí. Fui un tonto al creer que obtendría otra respuesta de ti.

— ¿Qué respuestas esperabas conseguir, eh?

El de quirk explosivo cerro los ojos, esperando escuchar algo más a continuación, aún si era otra pregunta del pecoso pero nada llego. Hubo silencio, uno que le hizo recordar que no debía estar ahí en primer lugar y le hizo girar hacía el de dientes puntiguados, que lo miraba con cierta preocupación en sus orbes rojizos.

Sin querer decirle nada —sin saber aparte qué podría decir— solo se dio la vuelta para volver por dónde habían venido y el de quirk de endurecimiento le siguió guardando para sí mismo varias preguntas que iniciaban a formarse en su interior.

La mirada esmeralda de Izuku parecía decirlo todo y a la vez nada sobre lo que había querido escucharlo decir exactamente. La respuesta que quería oír de su propia boca. Pero Shoto no podía dársela al no tenerla —al no haberla descubierto, reconocido, aceptado— así que solo pudo devolverle la mirada con irritación y buscar cómo cambiar de tema, para ya no sentirse como en un maldito interrogatorio.

— ¿Tú eres el hijo secreto de All Migth o algo por el estilo? —cuestiono con un tono ligeramente intrigado —No sé me ocurre otra razón por la que alguien como tú desarrolle un quirk tan poderoso de forma atípica.

—...Ves muchas series policiales, Todoroki-kun —respondió el de pecas con una evasiva y el bicolor no volvió a preguntarle nada, prefiriendo el silencio a que otra charla.

Para cuando Yamada finalmente anuncio su enfrentamiento, ambos salieron al estadio. El padre del bicolor se mostró un momento, gritando su nombre en signo de apoyo y causando que el de quirk dual mirará al pecoso con molestia, porque se notaba que se estaba riendo de él.

— ¡Shotooooooo! ¡Gana, gana! —exclamaba el pelirrojo haciendo crecer sus llamas — ¡Demuestra de que estás hecho, hijo! ¡Shotoooo!

—Enji-san sigue siendo muy energético cuando se trata de apoyarte, Todoroki-kun —se divirtió el de pecas —Me recuerda a cuando éramos niños y él te animaba en cada juego que hiciéramos junto con Kacchan. Pese a que era obvio quien nos ganaría.

Sí, aquellos eran buenos tiempos, aún si Katsuki siempre ganaba y los gritos de ánimo de su padre eran en vano, el bicolor los tenía guardados con cariño dentro de sus memorias. Las pequeñas competencias de carreras, de saltar la soga, en los videojuegos, etc. Aún cuando el de pecas participaba quitándole parcialmente la atención del cenizo, todo le era muy divertido.

Esos tiempos simples eran muy agradables pero ahora los sentía tan distantes de su realidad que, en vez de hacerlo sentir contento, le provocaron una melancolía que se mezcló con la irritación que ya sentía.

—Deja el pasado dónde está y concéntrate en el presente, Midoriya —encendió su lado izquierdo —Haber que tan bien puedes controlar ese quirk que tienes.

El de pecas hizo una mueca de enojo, cuando intentaba ser amable con el otro todo se iba por la borda. Nunca más lo intentaría. Se preparó para atacarlo, repasando lo que había aprendido con Gran Torino sobre el microondas. Mientras se concentrará en no explotar su quirk, podría contener su poder hasta cierto punto. Debía ir de a poco, gradualmente y tener determinación. No ceder ante el dolor.

Sería una pelea larga.

El público estaba extasiado por la pelea, Yamada la relataba como una odisea griega, todos estaban viéndola atentamente, con excepción de una persona.

Bakugou tenía los brazos cruzados sobre el pecho, una expresión ausente mientras veía a sus dos amigos peleando, saber el resultado de la pelea no tenía nada que ver con que su mente no estuviera puesta en lo que sucedía. Seguía dándole vueltas a las cosas que escucho en los pasillos, más que nada por la forma en que lo hicieron sentir, dolido, enojado, irritado.

Solo podía pensar en golpearle la cara al bicolor cuando fuera su turno. Casi fue feliz cuando la pelea acabo, con el de quirk dual de pie en la arena y el pecoso fuera de ella. Hizo su mejor esfuerzo, uno notorio e increíble, pero en vano cuando su quirk todavía no estaba desarrollado.

Le diría que le hizo bien. Un halago siempre funcionaba para subirle el ánimo y más si venía de él, no por ser presumido pero el de ojos esmeralda realmente le adoraba.

—Vas a pelear contra Todoroki —menciono el pelirrojo sentado a su lado — ¿Estarás bien?

— ¿Por qué mierda no lo estaría, cabello de mierda?

Kirishima frunció los labios ante el tono a la defensiva del cenizo y no hizo más comentarios. Kaminari, Sero y Ashido, sintiendo la tensión emanando de su líder, no se atrevieron a molestarlo y cuando llego el anuncio de la batalla final, solo le desearon suerte.

El de ojos rojos descendió con pasos lentos hacía el piso debajo del escenario, encontrándose con una figura familiar esperándole en el pasillo y causándole una sensación de seguridad y confort al ver su sonrisa. Un poco de alivio que desde que inicio el festival no pudo sentir.

—No se supone que estés aquí, Kei-nii —dijo pero tenía una leve sonrisa, imposible ocultar la alegría que le daba ver al mayor después del dolor que sintió al escuchar aquella conversación — ¿Quién te dejo pasar?

—Nadie, me colé —se rió divertido el rubio, dejando de estar apoyado en la pared del pasillo y acercándose al menor revolviendo su cabello con cariño fraternal —Aw, ¿que pasa Katsuki? No pareces entusiasmado por la pelea.

—Cuando es obvio que voy a ganar no vale la pena entusiasmarse —mintió el cenizo.

—Ajá, ¿y qué más? —alzó una ceja el de ojos dorados —Vamos, dime, tu hermano mayor es todo oídos.

—No ocurre nada —se cruzo de brazos el menor —Nada, pajarraco.

Keigo suspiro, su hermano menor le ocultaba algo y era obvio por la forma en que se comportaba. Le esquivaba la mirada, se mantenía alejado de él y tenía una aura un poco triste, lúgubre, nada típica. Quiso saber si estaba relacionado a lo que vio que pasó con Monoma Neito pero no creía que tal evento hubiera logrado causar en el cenizo otra emoción más que enojo.

¿Por qué estaría triste? ¿Quién mierda se atrevió a poner a su hermano menor triste?

El de alas rojas empezaba a enojarse pero antes de que pudiera hablar con el menor, llego el momento de salir al combate. Por ahora, debía dejarlo pasar y esperar, muy pacientemente, a que fuera oportuno el preguntarle.

—Bueno, ve a darle una paliza al pequeño Sho —sonrió el rubio dándole una palmada en la espalda al cenizo a modo de apoyo —Te estaré viendo.

Katsuki asintió con seguridad y salió a la arena. Los aplausos no le llamaron la atención, tampoco el dramatismo que le daba Hizashi a el último encuentro del festival deportivo, se concentró en la persona que salía delante suyo a la arena, su oponente, su rival.

Shoto le devolvió la mirada a la distancia, la misma que siempre tenía como si todo le fuera indiferente, en su mejilla derecha había un pequeño parche producto de la pelea con Izuku y se tuvo que cambiar el uniforme deportivo por uno nuevo al ser el otro parcialmente destruido en su encuentro previo.

Una vez ambos llegaron a la arena, a menos de un metro de distancia el uno del otro, tuvieron sentimientos muy paralelos.

Por un lado, el bicolor seguía pensando en qué precisamente le molestaba tanto del cenizo siendo besado por otra persona, en porqué le enojaba tener la certeza de que era un sentimiento compartido con el de pecas y que debido a eso, debía ser negado y ocultado a toda costa. Por otro, el de quirk explosivo se encontraba molesto por una sola cuestión, una que antes quiso ignorar pero que ahora atormentaba el interior de su mente.

¿Y si el bicolor nunca lo considero un amigo? ¿Si su relación no tenía significado alguno en su vida? Eso explicaría bastante bien porque le importaba una mierda quien sea que le besará, ya que no tendría nada que ver con eso, no tenía un motivo para dar una opinión.

Si eso llegaba a ser verdad, ¿tendría sentido porque se sentía tan enojado al respecto?

Bakugou lo consideraba un amigo. Se sentía cómodo con el otro, tan cómodo que le daba miedo ya que jamás experimento un sentimiento así con otra persona. Por eso mantuvo sus distancias a lo largo de los años, ¿acaso al hacerlo se condenó él mismo al no tener importancia en la vida del otro?

No pienses en esa mierda. Solo pelea. Gana. All for One tiene que secuestrarme como ya lo hizo antes y así podré salvar a las hermanas de Kaminari.

El cenizo se puso en posición de combate. Todoroki hizo lo mismo. Había cosas más importantes en juego que estúpidos e infantiles sentimientos incomprendidos. Debían pelear para demostrar de qué estaban hechos.

Pero, ah, era tan fácil perderse en aquellos viejos tiempos donde todo era más sencillo e inocente.

Donde no era necesario poner en palabras los sentimientos que sentían el uno por el otro.

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