Prólogo 🔓

El despertador sonaba en la habitación de una pelirroja profundamente dormida. Molesta, alargó la mano para apagar dicho objeto que había interrumpido sus horas de sueño. Se sentó en la cama, se desperezó y fue directa al baño para asearse, vestirse y retocarse.

Alrededor de una hora más tarde, la pelinaranja salió del baño ya lista para ir al trabajo. Fue a la cocina para tomarse su café, que había dejado preparándose, mientras se arreglaba y revisaba que llevaba todo lo que necesitaba.

Se paró en frente de un espejo de cuerpo entero colocado al lado del armario. Llevaba puesta una camisa blanca con decoración dorada y negra. Los pantalones que llevaba puesta la chica eran negros como la noche y ceñidos a sus largas piernas. Los tacones sujetos a sus pies por finas tiras negras la hacían parecer unos pocos centímetros más alta de lo que era.

Se deshizo la trenza dejando su ondulado pelo suelto que le llegaba casi hasta la cintura, para luego recogérselo en una coleta alta dejando escapar unos pocos mechones que constituían su flequillo peinado hacia el lado izquierdo.

La joven miró por la ventana de su piso. Ésta proporcionaba unas increíbles vistas al mar, vistas que relajaban a la susodicha cada vez que se acercaba una nueva temporada o tenía que dirigir al grupo de diseñadores que representarían a la empresa en el concurso de moda. Concurso para el cual faltaba menos de cuatro meses.

El sol salía lentamente, cuyos rayos incidían sobre el bloque de apartamentos de la chica. Se veía reflejado en las aguas cristalinas del mar. La joven tomó la cámara y sacó una foto. Miró la pantalla.

La foto era sencilla, sin mucho que poder apreciar. Solo el sol saliendo, mientras la luna se ocultaba con algunas gaviotas a lo lejos volando. Los edificios de los alrededores también brillaban gracias a los rayos de sol que incidían sobre ellos. Volvió a sacar la misma foto, pero esta vez con la lente ojo de pez.

Una pequeña alarma le avisó de que ya era hora de ir al trabajo. Cogió las llaves, su bolso y bajó al garaje.

Tardó poco más de quince minutos en llegar a la empresa donde trabajaba. Aparcó cerca del enorme y alto edificio de más de 30 pisos de altura. Dracule Saw era una importante empresa internacional. Tenía lugares de trabajo en casi toda Europa, América y Asia.

Su fundador, Dracule Mihawk, fue un importante miembro del Gobierno Mundial antes de dejar su puesto tras la trágica muerte de su esposa. Roronoa Zoro, uno de sus hijos adoptivos, era el dirigente de la empresa en Italia.

-Buenos días señor Roronoa.-le saluda la joven con una dulce sonrisa.

El joven esbelto de cabello verde, solo se limitó a devolverle el saludo inclinando levemente la cabeza mientras volvía a tratar con los asuntos que su secretaria, Perona, le nombraba uno a uno.

-Nami, buenos días.

-Ah, hola Monet.-le saluda la ojimiel de vuelta no muy concentrada en lo que su secretaria le contaba acerca de los próximos eventos.

No estaba segura, pero su vista no le fallaba. Perona la había empujado en cuanto le había dirigido tan siquiera una sola palabra a su jefe seguido de una mirada llena de odio hacia la joven diseñadora. Decidió no darle demasiadas vueltas y volver a su rutina diaria.

-¿Avanzaste con los bocetos?-le pregunta la peliverde.

-No tanto como quisiera haber hecho, pero no me queda demasiado para acabar.

Monet se los quitó de las manos y los contempló. Suspiró y le pellizcó la mejilla.

-Ya están acabados.

-¡No! Me faltan los retoques finales.-se los arrebata para entrar a su despacho y continuar trabajando.

La mañana no había sido nada fácil para Nami. Aparte de las numerosas reuniones a las que había tenido que acudir en tan pocas horas, la frialdad con la que le trataban la mayor parte de sus compañeros la estaba matando por dentro. Lo más raro era que desconocía el motivo de tales actos.

Debido a aquello, la ojimiel apenas había podido concentrarse a lo largo de la mañana. Los bocetos seguían igual que a primera hora de la mañana. Se recostó en su silla.

-Lo mejor será descansar un poco e ir a comer.-dijo para si misma sobándose el puente de la nariz.

Como ya era costumbre, Monet le traía la comida a Nami. Aprovechaba ese pequeño descanso para ponerse al día con lo que ocurría alrededor suyo.
Nami se atragantó con el café al leer uno de los principales titulares del periódico de esa mañana.

El joven multimillonario Roronoa Zoro, el hijo adoptivo de Dracule Mihawk, ha anunciado su casamiento con la joven Okumura Nami, una celebridad que ha arrasado en su campo siendo tan joven.

Se desconocen los detalles de su relación. El joven empresario, también conocido como el hombre sin corazón, reveló que su casamiento se celebraría en dos meses.

Nami no sabía que decir. ¿Cómo y cuándo se ha prometido? ¡¿Y encima con su jefe?! La joven pelirroja de recostó en su silla asimilando lo que acababa de leer. Gran parte de las dudas que rondaban por su cabeza se habían disipado, como el por qué sus compañeras la trataban tan distante.

Unos pequeños golpes en la puerta trajeron a Nami de vuelta a la realidad. Se limpió la comisura de los labios, se estiró la ropa y se sentó correctamente en su escritorio.

-Adelante.-ordenó.

La puerta se abrió lentamente dejando paso a un hombre alto y esbelto. Llevaba un traje negro con los puños adornados con unos gemelos dorados. La chaqueta estaba abierta dejando ver una camisa de Bimba y Lola color blanco con rayas grisáceas muy finas, apenas visibles a lo lejos. La corbata era del mismo color que el traje. Su cabello corto y alborotado destacaba por su curioso color verdoso.

-Buenas tardes, señorita Okumura.

Que sorpresa se llevó Nami al ver a su jefe entrar al que era su despacho como Pedro por su casa. Se acercó a la mesa de despacho, de donde Nami ya se había levantado, y, la cual, esperaba impaciente una explicación de qué estaba pasando.

-Por tu cara supongo que ya habrás leído el periódico.-dice calmado entrelazando los dedos de sus manos.

-Sí, lo he leído. ¿Cómo es posible que de la noche a la mañana haya acabado prometida? Explíquese.

-Ya sabes como son los medios. Te presionan para que encuentres a alguien y ellos puedan seguir redactando noticias sobre tu vida. La verdad, mi padre también me está presionando para que me case. Eso es todo.

-¡¿Y por qué yo?!-exclama la pelirroja enfadada por la tranquilidad con la que su jefe se estaba tomando la situación.

-Fuiste la primera persona que me vino a la cabeza. Okumura Nami.

-Sí, así es cómo me conoce la gente.

-Tenemos que fingir, señorita Okumura.

De ese día en adelante, esas palabras cambiarían la vida de Nami.

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Hola! Ya lo ...otro proyecto más. Se preguntaran, ¿Y Diasuke y Yuki?

Me explico. Perdí y encontré los borradores de nuevo XD. Mañana subiré de todo así que no se preocupen.

Mañana habrá nuevos capítulos de todo así que hasta entonces...no me maten please. Se hace lo que se puede.

¡Pero ahora es verano y tengo todo el día libre! ¡Escribiré lo que no podré en todo el año que viene! Moriré, puto segundo de bachillerato.

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