Ventisei


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Alessia estuvo por tropezar, corría sin querer detenerse, estaba segura de que llevaba al menos una hora corriendo buscando la maldita copa o simplemente buscaba una señal de vida por parte de los otros campeones, pero no había encontrado nada aun, sus brazos estaban raspados y tenía una que otra cortada en el rostro, en más de una vez el laberinto había intentado arrastrarla hacia las enredaderas, la pelirroja no entendía si el laberinto cambiaba cada que ella giraba o su sentido de la orientación era un asco

Justo después de que Dumbledore diera un discurso motivando a los campeones y diera el tiempo en el que cada campeón saldría al laberinto la pelirroja se mantuvo con su padre en espera de su turno, no podía decir que no tenía miedo, aquello era imposible, cualquiera en su lugar tendría miedo, pero su padre al menos logró tranquilizarla.

—Suerte —la abrazó por última vez—. Tu madre me dijo que te dijera esto, "Demuéstrales de lo que está hecha una Weasley" solo ten algo de piedad con Harry —la chica rió al ver que tenía más cosas en común con su madre de lo que pensaba—. Ten cuidado —le susurro mientras se separaban, el cañon ya había sonado y era ella la siguiente en entrar.

—Los amo, lo veré pronto —la chica le dio una última mirada a su padre para girarse y adentrarse al laberinto, fue de aquella manera que la prueba dio inicio para la chica, el cómo había llegado hasta el punto en el que se encontraba ahora.

Giró nuevamente, pero al sentir que aquel camino no era de fiar intentó regresar, pero las enredaderas ya le habían cerrado el paso, sin tener otra opción corrió nuevamente evitando raíces que sobresalían del suelo, no volvería a caer por ellas, sus manos tenían pruebas de cuantas veces las raíces le jugaron mal.

—Harry — murmuró la chica en cuanto sus ojos captaron unas luces rojas en el cielo, seguramente ya había encontrado a Fleur, Alessia comenzó a correr hacia el lugar del que había sido lanzadas aquellas luces, más su tarea se volvió más difícil por las enredaderas comenzaron a cerrarse y a moverse con violencia como si estas quisieran tragársela— . ¿¡Por qué intentan tragarme!? —gritó exasperada sin dejar de correr, a lo lejos lograba ver por fin un lugar tranquilo en que ni una hoja se movía, corrió más rápido y justo en el último momento en el que las enredaderas estuvieron por tragarla saltó, más su caída no fue como la de una gimnasta profesional o la de una modelo, sino que cayó de lleno contra el suelo provocandole un dolor horrible en su cuerpo, seguramente aquello dejaría más de un moretón. 

—¡Expelliarmus! —la voz de Cedric llegó hasta los oídos de la pelirroja, misma que levantó la cabeza y vio al chico a unos metros del lugar en el que estaba, no podía quedarse ahí pensando en el dolor y ardor por los golpes y raspones por lo que se levantó sin importarle que su cuerpo le gritara por un descanso, corrió hacia el chico, corrió sabiendo lo que seguía, debía llegar a tiempo, tenía que llegar—. ¡Harry! —escuchó aquel grito y vio a sus amigos juntos listos para tocar la copa.

—¡No! —gritó al ya estar a unos centímetros de estos, no había llegado para evitar que estos tocaran la copa, pero llegó justo a tiempo para tomarla al mismo tiempo que ellos, todo a su alrededor giro de tal forma que se mareo casi al instante, igual que como el día de la Copa Mundial de Quidditch, aquel martirio terminó cuando nuevamente el cuerpo de la pelirroja impacto con el suelo nuevamente sintiendo el dolor del golpe, se quejó mientras intentaba levantarse, miró asustada a su alrededor aquello no estaba en sus planes, ahora se encontraba rodeada de tumbas y algo de niebla—. No no no —se levantó por completo, sintió que el aire comenzaba a faltarle, no estaba lista, no tenía demasiada experiencia con la magia como para poder defenderse y a sus amigos, no estaba preparada para ese momento.

—¿Estás bien? —Harry miraba a Cedric aun sin notar la presencia de la chica, ninguno estaba al tanto de que esta había tocado la copa al mismo tiempo que ellos.

—Si —Harry le brindó su mano para ayudarle a levantarse.

—Tenemos que irnos, ahora —Alessia hizo su presencia notable al hablar, los dos chicos le miraban sin creer que esta estuviera ahí, Cedric se acercó a ella para asegurarse que esta estuviera bien.

—¿Qué está pasando? —el de anteojos miró mejor el lugar a su alrededor—. Esperen, yo ya he estado aquí —caminó alrededor buscando algo que le hiciera ubicarse mejor.

—Es un traslador. La copa es un traslador —Cedric miró mejor la copa tras estar seguro de que la pelirroja no tenía nada más allá que unos raspones y moretones, el chico estaba acostumbrado a algunos trasladores por su padre y por ello su fascinación.

 —Debemos irnos, no estamos seguros, debemos tocar de nuevo la copa —se acercó al de anteojos que era el más alejado de la copa y le tomó del brazo, pero este ni siquiera se movía, era tarde él ya había visto la tumba de los Riddle, Harry miró a la chica asustado, ahora todo comenzaba a tener sentido, estaban en peligro.

—¿De qué hablas? —Cedric estaba por acercarse a ellos, pero el grito de dolor que salió de la boca de Harry le detuvo—. ¡Harry! —la pelirroja sostuvo al chico antes de que este terminara en el suelo, sintió su corazón latir con fuerza contra su pecho, debía tocar la copa, aun había tiempo, como pudo empezó a jalar al chico hacia la copa.

—Todavía no es tarde, aun tenemos tiempo —se repetía la chica intentando calmarse, debía convencerse de que podrían salir de ahí, que nadie moriría y que no regresaría Voldemort, se suponía que aquel era su propósito, se suponía que ella era la responsable de evitar todo lo malo. 

—Tomen la copa —Harry no pudo soportar más el dolor y se retorció de tal manera que hizo que Alessia dejara de sostenerlo y terminara en el suelo, el ruido a sus espaldas les hizo girar y la sangre de Alessia se heló, Colagusano cargaba a Voldemort envuelto en una capa.

—Mata al intruso —a duras penas se logró escuchar la voz de lo que en ese momento era Voldemort, en ese momento todo pareció ir en camara lenta para Alessia, vio a Colagusano levantar su varita listo para obedecer a su amo.

—¡No! —no pensó en otra cosa, sus piernas actuaron por sí mismas y corrió asustada hacia Cedric, sintió unas inmensas ganas de llorar, debía salvarlo, debía cambiar aquel destino tan cruel para el chico, poco le importaba morir por salvarlo, ella debía hacer algo.






. . .

Ahora si se viene lo bueno, que digo y diré siempre que la muerte de Cedric fue un dolor en mi corazón, ósea merecía más que morir en las sucias manos de Colagusano.

También les recomiendo leer mi muro, coloque algunas cosas sobre cómo estaré actualizando en la cuarentena, es importante que voten o comenten si desean más actualizaciones ♡.



Pelirroja W


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