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La noche del baile ya había sido dejada atrás, ahora los campeones debían preocuparse por el mensaje que tenía el huevo de oro de la primera prueba ya que sin este no llegarían a la segunda prueba o al menos no sobrevivirían a esta, Harry se encontraba recargado en el borde del puente mientras Hermione le acompañaba, el frío provocaba que la mayoría estuviera dentro del castillo.

—Harry, me dijiste que descifrarías la clave y sabrías la respuesta —le miró preocupada—. La prueba será en dos días —le recordó y Harry sabía bien que el tiempo se le acababa.

—¿En serio? —rodó los ojos—. Pues no la sé, supongo que Viktor ya la ha descifrado —se encogió de hombros sin mucho interés por la respuesta—. ¿En dónde está Alessia? —preguntó segundos después al recordar que no la había visto desde el desayuno.

—No sé si ya la descifró —se recargó en el borde—. No hablamos de eso, ni de nada en realidad —Harry la miró sin entender a lo que se refería—. A Viktor le importa más lo físico —Harry la miró divertido por las palabras que había dicho su amiga, mismas que se prestaban a malinterpretarlas—. Me refiero a que no es muy expresivo —se corrigió divertida, pero regresó a la seriedad al recordar la actitud del búlgaro—. Se la pasa viéndome estudiar, es muy tedioso de hecho —soltó un suspiro y prefirió regresar al tema de la prueba—. ¿Si estás tratando de descifrarla, cierto? —Harry miró a su amiga esperando que esta siguiera sermoneándolo—. En cuanto a Alessia, no la he visto desde el desayuno, no tengo ni idea de lo que está haciendo, pero espero que ella si esté descifrando la clave.

—¿Qué significa eso?

—Significa que esto está diseñado para probarte de la manera más cruel —suspiró mientras cerraba los ojos por unos momentos para después abrirlos y mirar preocupada a su amigo—. Temo por ti y por Alessia, enfrentaron a los dragones con mucho valor, pero quizá no sea suficiente esta vez, Harry —el azabache analizó las palabras de Hermione sabiendo que ella tenía razón y debía esforzarse para descubrir la clave tal y como la pelirroja estaba haciendo.

—¡Hola, Potter! —aquel grito les hizo mirar en la misma dirección de la persona que llamaba al azabache, pero solo ver aquel castaño cabello y aquella sonrisa Harry sintió ganas de ir dentro del castillo, no tenía ánimos de hablar con Cedric Diggory—. ¡Espera! —corrió hasta ellos al notar que Harry comenzaba a caminar ignorándolo.

—Cedric —fue lo único que dijo como saludo.

—¿Cómo... cómo has estado? —preguntó algo incomodo por la actitud del chico.

—¿Muy bien? —dudó su respuesta por la extraña pregunta y el extraño comportamiento del chico, parecía como si ocultara algo.

—Escucha —soltó un suspiro mientras sacudía su cabello—. Creo que no te he agradecido por haberme ayudado con los dragones.

—Ni lo menciones, hubieras hecho lo mismo por mi —se encogió de hombros para restarle importancia y también para darle fin a la conversación.

—Exacto —miró a los lados asegurándose que nadie les veía—. ¿Conoces el baño de prefectos del quinto piso? —Harry asintió y Cedric se acercó más a él—. No es mal lugar para tomar un baño —Cedric sonrió satisfecho de ayudar a un amigo, pero Harry se sintió incomodo tanto por su sonrisa como por la cercanía de este—. Lleva tu huevo y medita todo con agua caliente —se alejó del chico dejando a Harry confundido y también pedía que no le estuviera jugando una broma el Hufflepuff, porque en verdad las palabras del chico podían ser malinterpretadas.

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Alessia se encontraba completamente frustrada y cansada, llevaba todo el día intentando entrar al baño de prefectos, pero el mundo parecía odiarla siendo que entrar al baño de prefectos no era difícil, pero para ella fue todo un laberinto siendo que no sabía cómo llegar a él, los gemelos le habían dado indicaciones, pero las escaleras le dejaban siempre en un piso completamente distinto teniendo que regresar repetidas veces a estas, la chica comenzó a pensar seriamente que Peeves estaba detrás de aquello o que al menos este se encontraba riéndose de ella y su mala suerte, por más que le irritaba su situación ella también estaría riéndose de sí misma, más aquella mala suerte terminó en cuanto logró dar con el baño de prefectos.

—Lo he logrado —murmuró en cuanto entró al baño, revisó minuciosamente que no hubiera nadie en el baño, a la única que encontró fue a Myrtle, aunque esta solo se dedicaba a mirarla molesta, la chica abrió las llaves de agua para llenar la tina, gracias al agua caliente el vapor se hizo presente y la tina comenzaba a llenarse de burbujas.

La pelirroja comenzó a despojarse de su uniforme quedando solo en ropa interior, la chica no confiaba en Myrtle por lo que se metía al agua cerca del ventanal en el que se mostraba una sirena.

—Esto sería relajante sino tuviera que escuchar la dichosa clave —rodó los ojos mientras tomaba el huevo que se encontraba en la orilla, lo colocó frente a ella, respiró hondo y se sumergió por completo junto al huevo, abrió este debajo del agua dejándola ver el hermoso contenido de este y la canción comenzó a sonar dejándola algo embelesada por las voces.

"Donde nuestras voces suenan, ven a buscarnos, que sobre la tierra no se oyen nuestros cantos. Nos hemos llevado lo que más valoras, y para encontrarlo tienes una hora."

Mientras la chica seguía escuchando aquella canción cierto chico de anteojos entró al baño de prefectos sin notar la presencia de la chica, el que la tina ya estuviera llena si le extrañó, pero al ver a Myrtle saludarlo creyó que esta la había llenado solo por diversión, por otro lado, Myrtle veía todo con diversión, no diría nada sobre la presencia del otro solo para ver las reacciones de ambos cuando supieran que el otro estaba ahí.

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Pelirroja W