Trentacinque
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El tren ya había detenido su andar y ya la mayoría de alumnos habían bajado de este para tomar algún carruaje que le llevarían al castillo, a excepción de los de primero claro estaba, Alessia sentía el viento abrazar su cuerpo y el olor de tierra mojada llenar su nariz, amaba aquel olor este hasta cierto punto le tranquilizaba y le hacía sentirse en casa.
—Vamos, Neville. Nos quedaremos sin carruaje y ese será un problema —los dos adolescentes apresuraron su andar hasta llegar al último que carruaje que parecía ser el último.
—Hemos llegado a tiempo —Neville sonrió de lado, aunque Alessia solo realizó una pequeña y casi imperceptible mueca al notar que este era el mismo carruaje en el que Harry, Hermione y Ron también viajarían, por ellos se mantuvo en silencio mientras estos les saludaban, aunque el silencio incomodo no duró en cuanto esta logró a cierto animal que se encargaba de jalar del carruaje.
—Hermoso —el murmullo de la pelirroja no pudo evitar ser escuchado por los presentes, aunque solo dos personas ahí entendían de lo que esta hablaba, Alessia estaba sorprendida al poder ver al animal tomando en cuenta de que no había visto a nadie morir frente a sus ojos, además de que por la mirada de Harry suponía que este también lograba verlos.
—¿Qué es eso?
—¿Qué es qué? —Ron miraba sin entender tanto a Harry como a su melliza ante sus ojos estos se estaban volviendo locos al ver a la nada con tanta fascinación.
—Eso que tira del carruaje —Alessia aún sin despegar su mirada de los Thestrals subió al carruaje sentándose a un lado de una chica rubia que conocía perfectamente, Luna Lovegood leía una revista de manera bastante curiosa siendo que esta se encontraba de cabeza, aunque todo lo que provenía de la chica era usualmente algo que parecía solo ella entendía.
—Nada tira del carruaje, Harry. Se mueve solo igual que siempre —Hermione miraba confundida a su amigo al no creer en más allá de lo que sus ojos podían ver.
—No estás loco, yo también los veo —Luna levantó su mirada de la revista con una mirada tranquila, aunque su mirada regresó poco después a la revista—. Estás tan cuerdo como yo —con esto los demás también tomaron asiento en el carruaje.
—Les presento a Lunáti... —Hermione se calló en cuanto notó lo que estaba por decir, había estado a punto de decir uno de los apodos por los que era llamada la chica un tanto diferente de Ravenclaw—, a Luna Lovegood —murmuró apenada por lo que había estado por hacer—. Lindo collar —intentó desviar el tema y quitar la incomodidad que sentía en esos momentos.
—Es un dije —Alessia sonrió al ver a la chica tocar el mencionado, a veces le gustaría saber si la rubia era despistada o simplemente ignoraba aquello que no llamaba su atención.
—Para alejar a los Nargles.
—Si —Luna miró curiosa a la pelirroja, era la primera fuera de su familia que conocía y mencionaba a los Nargles, sus ojos celestes miraban todo maravillada—. Tengo hambre ojalá haya pudin —cambió radicalmente de tema.
—¿Qué es un nargle? —Ron recurrió a Hermione al no tener conocimiento de lo que habían hablado.
—No tengo idea —el trayecto había sido incómodo hasta cierto punto por el silencio que hubo mismo que Neville intentó romper muchas veces y Luna soltaba uno que otro dato de la nada que en su mayoría no entendían, la mayoría de veces los pensamientos de Luna eran un misterio total.
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La cena había dado inicio justo después de que la selección de las casas de los recién ingresados hubiese dado fin, Alessia para sorpresa del nervioso chico Longbottom se había sentado a su lado y compartían juntos una pequeña platica, misma que cambió de tema rotundamente gracias a Neville.
—No quiero que pienses que me desagrado y tampoco quiero incomodarte, pero ¿Por qué te has sentado conmigo y no con los demás como el año pasado? —movió la comida en su plato nervioso al creer que quizá había arruinado todo.
—Supongo que tarde o temprano lo sucedido saldrá a la luz —se encogió de hombros—, además de que eres mi amigo, Neville. Confío en ti —el chico no podía evitar sentirse nervioso por las palabras de la pelirroja—. Se puede decir que hice algo malo al no lograr controlar mis emociones, mis poderes se salieron de control —su tono de voz era lo suficientemente bajo como para que solo Neville lograse escucharla.
—Pero se supone que aquí nos ayudan a controlar nuestra magia —Neville estaba confundido y al parecer había entendido mal las palabras de la chica.
—No me refiero a solo un descontrol de mi magia, es algo que no tiene que ver con la magia que aquí enseñan —Alessi hubiese querido seguir con el tema, pero la voz de Dumbledore le hizo callar al igual que a todos, siendo esta la única voz que se escuchaba en el comedor.
—Buenas noches —el silencio se instaló en el comedor a la expectativa del anuncio que ese año daría Dumbledore—. Tenemos dos cambios en el personal este año, por favor reciban de nuevo a la profesora Grubbly-Plank quien estará a cargo de las criaturas mágicas mientras el profesor Hagrid regresa de sus vacaciones —la mayoría aplaudió para después dejar que Albus hablara—, también quiero que le den la bienvenida a la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras, la profesora Dolores Umbridge —justo después de la mención de la mujer, Alessia hizo oídos sordos y se concentró en su plato, no tenía el tiempo ni el humor de escuchar a aquella mujer.
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Tras el término de la cena, Neville junto a Alessia se habían adelantado para obtener un par de asientos en la sala común y de esta manera seguir con su plática, aunque tuvieron algunos problemas en cuanto la pronunciación de la contraseña de ese año, "Alea iacta est" misma que no lograron pronunciar a la perfección hasta que la Dama Gorda les dejó pasar no sin antes decirles la pronunciación correcta de esta, ambos Gryffindor se sentaron en uno de los sillones cerca de la chimenea y empezaron sus distintas anécdotas, sobre todo Neville quien no había parado de hablar sobre cómo era vivir con su abuela.
—Dean, Seamus ¿qué tal el verano? —la voz de Harry hizo que la mayoría de los ya presentes en la sala giraran a ver la escena.
—El mío bien, mejor que el de Seamus, creo — tan pronto como esto fue mencionado por Dean, Seamus se colocó de pie.
—Mi mamá no quería que regresara este año —se cruzó de brazos de mala manera mirando al de anteojos con el ceño fruncido.
—¿Por qué no?
—Déjame ver. Por tu culpa —le echó en cara—. El Profeta dice muchas cosas sobre ti, sobre Alessia, sobre Cedric y sobre Dumbledore —Seamus metió en la plática a la chica que no dudó en bufar y rodar los ojos ante sus palabras.
—¿Y tu mamá las cree?
—Pues no hubo testigos cuando pasó lo de Cedric —habló sarcásticamente, algo que le pareció sumamente estúpido a Alessia siendo que había tres como testigos del regreso de Voldemort, aquí no solo había estado Harry.
—Entonces sigue leyendo el Profeta como tu tonta madre y te dirá lo que quieras saber —Harry alzó la voz, ahora toda la sala común sabía de la discusión entre ambos.
—No te atrevas a hablar así de ella —Alessia miró a Neville de reojo y este también la miraba, al parecer él también creía que quizá la chica debía intervenir.
—Llámame mentiroso y te daré tu merecido —los dos chicos parecían estar a punto de pelear, pero una ráfaga de viento levantó algunos pergaminos e hizo callar a todos en la sala común.
—Al fin, algo de silencio —habló cierta pelirroja con la barbilla recargada en el respaldo del sillón mirando tanto a Seamus como a Harry, la ráfaga de viento no había estado en sus planes, pero al menos había funcionado—. ¿Necesitas pruebas, Seamus? —este asintió una sola vez—. Acá está —la pelirroja subió la manga de su suéter hasta su antebrazo dónde dejó a la vista una cicatriz que parecía seguir más allá del antebrazo, misma cicatriz que se había hecho el día de la tercera prueba gracias a una de las tumbas en cuanto esta había salido volando tras salvar a Cedric de la muerte—. Ahora que han visto esto, pueden regresar a sus asuntos y agradecería que lo hicieran en silencio, su discusión solo se volvió penosa y pronto será la comidilla de todo Hogwarts —soltó un suspiro antes de bajar la manga de su suéter y colocarse de pie—. Nos vemos mañana, Neville —el mencionado solo asintió para ver como esta caminaba con las miradas posadas sobre ella y subía hacia su habitación, agradecía que al entrar a su habitación no se encontrara ninguna de sus compañeras, acomodó sus cosas, se cambió y se acostó no sin antes cerrar las cortinas alrededor de la cama—. Quizá si estoy cambiando —abrazó una de sus almohadas recordando lo que había pasado—, quizá me estoy volviendo mala —murmuró para si al recordar el sentimiento amargo que sintió, las ganas que le había dado de romper algo y por ello la ráfaga de viento que había llenado la sala común, Alessia sentía que sus cambios se debían al regreso de Voldemort y que ella también se vio implicada en este, cosa que podía ser cierta.
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En la sala común en silencio seguía reinando tras la desaparición de la pelirroja, aunque claro Seamus no dejaría el tema tan fácil y por ello tanto él como Harry se retaban con la mirada, ninguno cedería en esa ocasión por lo mismo Ron se atrevió a hablar en cuanto llegó y notó la tensión que había.
—¿Qué pasó?
—Tu hermana y mentiras es lo que pasó —señaló de mala gana a Harry—, ¿Tú crees toda la basura que inventaron sobre tú sabes quién? —Seamus esperaba el apoyo de Ron siendo que este le había estado apoyando el año pasado cuando el pelirrojo creía fielmente que tanto su melliza como su mejor amigo habían puesto su nombre en el cáliz para así poder participar en el torneo. Harry por otro lado comenzaba a sentir una ira descomunal, como si el simple hecho de ver a Seamus respirar le molestase
—Si, yo le creo —se acercó a ellos y Seamus no podía sentirse más traicionado en ese momento—. ¿Alguien más que tenga problemas con Harry o con mi hermana? —Ron miró a su alrededor en busca de alguien que se animase a habla, pero al ver que nadie contestó destensó sus hombros, Harry por su parte solo prefirió ir a su habitación antes de decir algo que pusiera peor la situación.
Editado
Pelirroja W
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