Settanta
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El tiempo seguía pasando para el cuarteto de oro, aún no había señal alguna de Kreacher por lo que decidieron descansar un poco antes de lo que se avecinaba, Hermione y Ron por su parte se encontraban sentados frente a un piano, Ron intentaba seguir las indicaciones de la castaña, aunque algunas notas las tocaba con demasiada fuerza quitándole el toque sofisticado al instrumento, lo que causaba la risa de Hermione, aunque no con el afán de hacer sentir mal al pelirrojo.
En otra habitación se encontraba la pareja, que se encontraban uno frente al otro observando la snitch que Dumbledore le había dejado al ojiverde. Aunque el más pensativo era el azabache, Alessia le miraba algo divertida ante tal concentración.
—Las snitch tienen memoria de tacto —la pelirroja rompió el silencio—, te preguntarás, ¿por qué no se abrió cuando la toque? —Harry sonrió dándole la razón—. Porque tú no le atrapaste con la mano, Harry —el azabache le pensó unos segundos hasta que le miró como si hubiese encontrado la mismísima América, aunque no lograron decir o hacer algo ya que un estrepitoso ruido en la cocina llamó su atención por completo, se pusieron de pie—. Son ellos —sonrió de lado y caminó con seguridad con sus amigos detrás de ella, en cuanto entraron al lugar se encontraron con Mundungus siendo retenido por un par de elfos que conocían bien.
—Harry Potter —Dobby miró al azabache desbordando alegría—, cuanto tiempo ha pasado —este sostenía a Mundungus de una de sus piernas, un mal paso provocó que todos terminasen en el suelo.
—Como lo pidieron. Kreacher ha regresado con el ladrón —Kreacher se encargó de cerrar la puerta, Mundungus al verse acorralado intentó sacar su varita, pero Hermione fue más rápida.
—Expelliarmus —le desarmó sin dificultan y tomando en el aire la varita del hombre.
—Dobby solo quería ayuda. Dobby vio a Kreacher en el callejón Diagon, y a Dobby le pareció curioso —caminaba por la mesa siendo empujado por Kreacher para este también obtener un poco de atención—. Dobby escuchó a Kreacher mencionar el nombre de Harry Potter, y luego Dobby vio a Kreacher hablando con el ladrón —Alessia le miraba con una sonrisa, le provocaba ternura la admiración con la que veía a Harry.
—No soy un ladrón, bocón cara de...
—Ni lo pienses, Fletcher. Atrás —Alessia no dudó en apuntarle con su varita y con el ceño fruncido, no dudaría en defender a Dobby.
—Soy un proveedor de cosas maravillosas —sonrió intentando escapar de aquel lugar, intimidado por estar rodeado y sin su varita.
—Todos sabemos que eres un ladrón —Ron habló con asco ante tal clase de persona, Ron por fin se acercó más para saludar a Dobby.
—Amo Weasley, que gusto verlo de nuevo —sacudió la mano de Ron.
—Lindos zapatos —Dobby miró con alegría su calzado, Alessia le sonrió a su hermano, un par de palabras que brindaron felicidad al elfo, que no ocultaba que ya era un elfo libre.
—Escuchen, tenía miedo —intentó excusarse, pero Alessia no pudo solo quedarse ahí escuchando su palabrería que les llevaría al mismo punto, por eso mismo se acercó a este con mala cara y con su varita sin dejar de apuntarle.
—Te diré la verdad, sabemos que robaste el guardapelo y que se lo has dado a alguien, a Dolores Umbridge, una mujer con un moño casi del tamaño de su cabeza y ropa completamente de color rosa —Mundungus quiso contradecir a la chica, pero esta colocó su varita en su garganta—. No me interesa, no me importa en lo más mínimo lo que tengas que decir. No vuelvas a esta casa, ni siquiera respiras cerca de ella o te usare como mi blanco para todos los hechizos que he aprendido y no será nada lindo —Mundungus sudaba tanto que creían que haría un charco bajo sus pies, el resto del cuarteto de oro miraban a la pelirroja sin creerse cuan amenazante esta podía llegar a ser.
La pelirroja miró de reojo a Hermione, quien casi salta en su lugar al ver que ahora la atención de Alessia recaía en ella, la pecosa estiró su mano para tomar la varita de Mundungus de las manos de Hermione y se la entregó al hombre, quien tan pronto le tuvo desapareció del lugar.
—Bueno eso fue intenso —Alessia rio un poco ante su manera de amenazar a Mundungus, esperaba que de aquella manera ya no tendrían la desgracia de cruzarse con el hombre, giró a ver a todos quienes no dejaban de mirarle sorprendidos ante tales cambios de personalidad—. Hola Dobby, no nos hemos presentado antes. Soy Alessia Weasley —sonreía hacia el elfo, estirando su mano hacia él, este le miró sorprendido, sobre todo ante su apellido.
—¿Una Weasley? —Dobby aceptó su saludo, pero no podía evitar preguntar y mirar de Alessia a Ron repetidas veces, no estaba enterado de otra integrante de la familia Weasley.
—Es una larga historia, pero sí, soy una Weasley —le sonrió al elfo, se sentía mejor tras amenazar al hombre que en la historia original había sido la causa de la muerte de Ojoloco.
→←
Alessia había pasado la noche explicando el plan, entrarían al Ministerio con ayuda de la poción multijugos, esperaba que al tenerlo todo previsto pudieran estar un paso adelante de sus enemigos, explicó el punto de que Umbridge seguramente les descubriría y debían salir de ahí antes de que les dejaran encerrados y también platicó a solas con Hermione, sabía que ella sabría a dónde llevarles si algo salía mal, deseaba evitar el sufrimiento de su mellizo, pero a como habían ido las cosas, todo seguía su curso.
El cuarteto de oro ya se encontraba bajo los efectos de la poción multijugos, Alessia no había hecho distinción sobre la mujer a la que le había quitado un cabello para suplantarle, en realidad no sabía ni su nombre, pero funcionaría.
—Chicos, debemos apresurarnos —Alessia alentó a los demás a sabiendas de la impresión que daba aquella fuente en la que eran representados muggles siendo suprimidos, dejando esto de lado caminaron hasta el ascensor, estaban a nada de suspirar de alivio cuando fueron detenidos.
—Cattermole —el hombre miró al de bigote que en realidad se trataba de Ron—. Sigue lloviendo en mi oficina, ya son dos días —Alessia esperó la respuesta de su mellizo, le había advertido del hombre y le había dicho que no contestara nada que pudiese ponerles al descubierto.
—Pruebe con un paraguas —si hubiese podido Alessia se hubiera golpeado su frente, aquello no era exactamente un respuesta razonable o acorde al hombre.
—¿Sabes que voy hacia abajo, Cattermole?
—¿Abajo? —el tono inseguro de Ron comenzaba a favorecerles, parecía más confundido que nervioso.
—A interrogar a tu esposa, mira, sí la pureza de la sangre de mi esposa estuviera en duda y el jefe del departamento de seguridad mágica necesita alguna reparación —hizo una mueca puntualizando lo que quería—, creo que la haría mi prioridad. Tienes una hora —habló entre dientes para después dar media vuelta y por dejar que el elevador se marchase.
—Ay por dios, ¿Qué voy a hacer? —Ron se mostraba realmente preocupado provocando la mirada confundida de sus amigos—. Mi esposa está allá abajo —se lamentó, él en verdad estaba dentro del papel.
—Ron, tú no tienes esposa —Alessia luchaba por no soltarse a reír ante las reacciones de su hermano, Ron en verdad había olvidado que no se trataba de su esposa.
—Cierto —suspiró aliviado, tardaron unos segundos en llegar al nivel dos, a partir de ahí se separarían, cada uno con algo que hacer y buscar, Dolores Umbridge debía tener cuidado ya que su pasado le perseguía.
. . .
Algo corto, pero vamos por la ronda final de capítulos, espero que estén listos para el final que está casi a la vuelta de la esquina.
Editado
Pelirroja W
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