Quarantasei
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La suela de los zapatos de la pelirroja pegaba con fuerza contra el suelo con tal de detenerles sobre todo a Harry, ella no era la mejor persona corriendo, estuvo varias veces a punto de caer provocando que Neville le mirara para ver si se encontraba bien, pero en ninguna cayó, siempre encontraba la manera de mantenerse en pie.
Ron les había adelantado junto con Ginny y Luna por lo que tanto Neville como Alessia ya no les veían, cuando pasaron el puente no encontraron a nadie por lo que fue el momento de la chica de guiar a Neville hacia el lugar en el que estaban los Thestral.
—¡Esperen! —soltó aquel grito para detener a sus amigos, su cabello seguramente estaba alborotado, algunos mechones caían por su rostro, mismos que quito de un solo movimiento. Los demás le habían escuchado y ahora le miraban expectantes—. No podemos ir, no debemos ir —no importaba si le tachaban de loca, sabía que tendría el apoyo de Hermione, pero a quien debía convencer era a Harry.
—¿Qué? —frunció el ceño sin creer lo que había escuchado—. Estamos hablando de que Sirius está en problemas y tú nos dices que no debemos ir, ¿Acaso él no te preocupa? —su voz se alzaba con cada palabra y se acercó unos pasos a la chica con tal de encararla.
—Sirius me preocupa y mucho, por eso quiero evitar que vayamos, piénsalo solo un poco. ¿Cómo pudieron encontrar a Sirius? —miró al chico a los ojos para que este siquiera notara que no mentía—. Nada cuadra, Sirius no saldría de Grimmauld Place, lo sabes. Confíen en mí, no puedo decirles cómo lo sé, pero no vamos a encontrar a Sirius ahí.
Se quedaron en silencio, ni siquiera Harry sabía qué responder, algo le gritaba que confiara en la chica, pero y si confiaba en ella, también podía caber la posibilidad de perder a la única persona que le quedaba de su familia. ¿Estaba dispuesto a ver lanzar la moneda para ver si está caía cara?
—Harry, ella... —las palabras de Hermione se quedaron en su boca tras ser interrumpida por el azabache.
—No, no voy a perder a Sirius. Bien, si no quieres ir, no vayas —se montó en uno de los Thestral—. No sé por qué dices esto hasta ahora, pero una suposición no me basta —no dejo siquiera que la pelirroja se defendiera y emprendió vuelo.
—Maldición —habló molesta, monto a un Thestral con los demás imitando su acción, todos emprendieron vuelo siguiendo al de anteojos—. ¡Eres un idiota, Potter! —le gritó en cuanto estuvo a su lado—. ¡Pero que lo seas no significa que dejaré que vayan sin mí! —rodó los ojos molesta, aquella actitud solo provocó una sonrisa divertida en Harry, por más que la chica estuviese molesta siempre estaba para sus amigos.
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Cuando llegaron al Ministerio este se encontraba completamente en silencio y oscuro, pareciese que no había ni un alma en aquel lugar, ya estaban en el elevador que les llevaría al departamento de misterio, mismo que no tardó en avisarle sobre su llegada a este.
—Aquí es —Harry fue el primero en romper el silencio, ya todos estaban fuera del elevador y caminaban hacia la puerta al final del pasillo, uno por uno pasó por esta, las estanterías parecían infinitas y el brillo que las esferas brindaban era suficiente para no estar a oscuras.
Harry caminaba apresurado, buscando la estantería número 96, misma que había visto con anterioridad.
—Debería estar aquí.
—Harry —la voz de Neville llamó su atención, todos giraron a verlo—. Esta tiene tu nombre —no dejo de ver el papel que mantenía plasmado el nombre de Harry, el azabache se acercó a este con rapidez y le tomó con una de sus manos.
—Ya la tienes, ahora debemos irnos —Alessia no despegaba su mirada del pasillo en el que se podían ver las interminables estanterías, aunque miró de reojo a Harry quien seguía escuchando la profecía.
—Harry —Hermione le llamó ante la falta de respuesta del chico, pero solo este les prestó atención cuando un Mortífago apareció a tan solo unos metros de ellos.
—¿Dónde está Sirius? —Harry le encaró mientras ninguno dejaba de apuntarle al mortífago.
—Potter, ya deberías saber la diferencia entre los sueños... —sacó su varita y quitó la máscara dejando ver su rostro, Lucius Malfoy estaba orgulloso de lo que era— y la realidad, solo viste lo que el señor tenebroso quería que vieras —el azabache se sintió un idiota por no creerle a la pelirroja junto a él, después se disculparía con ella, ahora solo debían salir de ahí—. Ahora, dame la profecía —habló como si estuviera seguro de que estos se la entregarían solo con pedírsela.
—La romperé si se acerca —Harry le amenazo y para puntualizar dicha amenaza levantó la mano con la esfera, pero antes que pudiera realizar cualquier movimiento una risa llenó el lugar, misma risa que provocó un escalofrío en Alessia, ella no había tratado en persona con la mujer, pero aun así sabía que debían tener cuidado con ella y el fanatismo que está tenía hacia Voldemort.
—Él sabe cómo jugar —salió de entre la oscuridad con una sonrisa divertida—. El lindo y pequeño, bebé Potter —se mofó con cada palabra, su voz era suficiente para que Alessia sintiese una gran alarma en su cabeza que le decía que huyeran.
—Bellatrix Lestrange.
—Neville Longbottom, ¿no? —lo miro aún más divertida, recordando perfectamente los gritos y suplicas de los padres del chico—. ¿Cómo están tus padres? —sonrió con malicia, saboreando cada una de sus palabras.
—Mejor ahora que los vengaré —le apuntó sin miedo a la mujer y está hizo lo mismo, Alessia se interpuso entre ambos apuntándole a la mujer, no dejaría que lastimaran a su amigo y debía calmar a Neville, sabía la impotencia que este sentía, no era fácil que ninguno de tus padres te reconociera y probablemente nunca lo harían.
—Todos vamos a calmarnos —la cobardía de Lucina salió a flote, si él pudiese evitar pelear lo intentaría, tanto Neville como Bellatrix bajaron su varita, Alessia hizo lo mismo, pero en ningún momento dejó de mirar a la mujer, en cierto punto retándole—. Solo queremos esa profecía.
—¿Por qué Voldemort necesitaba que yo la tomara? —se giró apuntándole a los Mortífagos detrás suyo, Alessia cuidó sus escaladas apuntándole a Lucius, la mitad apuntaba a los mortifagos recién llegado y la otra a Lucius junto a Bellatrix.
—Se atreve a decir su nombre —susurro perdiendo su poca cordura—. ¡Sangre sucia maldita!
—Tengan cuidado, no bajen la guardia —Alessia murmuró lo suficientemente alto para que solo sus amigos le escuchasen, aprovecho bien la distracción de Lucius y Bellatrix.
—Solo tiene curiosidad, ¿verdad? —los adolescentes apuntaban ahora en todas las direcciones en la que aparecían los mortifagos, les estaban acorralando—. Las profecías sólo pueden ser tomadas por las personas sobre las cuales han sido hechas, lo que es una suerte para ti —hablaba en un tono de voz monótono como si aquello fuera a servir para tranquilizar a los menos y que le entregasen la profecía—. ¿Nunca te has preguntado cuál es la razón de la conexión entre tú y el señor tenebroso? —dio un par de pasos en dirección al chico—. ¿por qué no pudo matarte cuando solo eras un niño? ¿No quieres saber el secreto de tu cicatriz? Las respuestas están ahí, Potter. En tu mano, lo único que tienes que hacer es dármela —Alessia se acercó un paso a su mellizo—. Y conocerás la verdad.
—No lo escuches, Harry —el azabache escuchó el susurro de Alessia.
—He esperado 14 años para esto, esperaré un poco más —retrocedió y alzó su varita con destreza—. ¡Desmaio! —aquel hechizo fue el detonante para que todos lanzasen hechizos con tal de defenderse, corrieron en cuanto pudieron, pero se separaron por causa de Lucius Malfoy que apareció frente a ellos, Alessia terminó corriendo junto a Ginny cosa que le alivió a la mayor.
—Vamos, debemos encontrar a los demás —tomó la mano de su hermana con tal de no separarse por cualquier motivo. No tuvieron problema alguno, hasta que un mortifago se colocó frente a ellas.
—Cru... —automáticamente Alessia se colocó frente a su hermana, y levantó tan rápido su varita que escuchó el silbar de la madera contra el aire.
—¡Expulso! —el mortifago salió volando hacia atrás con tal fuerza que sólo lograron escuchar el cuerpo de este chocar contra una estantería, no se detuvieron a ver qué había pasado con el mortifago—. Vamos —tanto ella como Ginny retomaron su camino.
—Eso fue genial —en una vuelta que las hermanas dieron se reencontraron con los demás, un mortifago se acercaba a ellos con tal de lastimarles, pero Ginny se interpuso frente a todos levantando su varita—¡Reducto! —el hechizo dio de golpe desprendiendo una luz blanca que iluminó el lugar, el impacto y la ráfaga de viento que genero el hechizo provocó que las profecías cayeran de las estanterías, Luna observó aquello curiosa, pero Neville le jaló para que comenzase a correr junto a él.
—Vuelvan a la puerta —corrieron en dirección a esta, Alessia deseaba decir otra salida, pero desconocía aquel lugar y por ende cualquier otra ruta de escape, no tenía más opción que seguir el curso de todo. Los adolescentes cruzaron uno a uno la puerta hasta que esta se cerró, cayeron al vacío, esperaron el impacto contra el suelo, pero antes de estrellarse contra este sus cuerpos se detuvieron unos segundos para después caer nuevamente pero sin tanta altura de por medio.
—Departamento de misterios. Le queda bien el nombre, ¿Verdad? —Ron no pudo evitar soltar aquel comentario con gracias creyendo que lo peor ya había pasado.
—Esas voces —Harry miraba el arco de piedra frente a ellos, Alessia al igual que él y Luna quedó absorta ante las voces que escuchaba de este, casi como si les atrajera, susurros que se mezclaban de tal manera que no podías entender una oración completa—. ¿Comprenden lo que dicen?
—Yo no escucho voces, Harry —Hermione miró escéptica a Ron quien solo se encogió de hombros ya que tampoco escuchaba nada—. Vámonos de aquí
—Yo también las escucho —Luna apoyó a Harry.
—Yo igual —Alessia salió de su ensoñación, no podían quedarse a descubrir lo que las voces decían—. Hermionne tiene razón, debemos irnos —se acercó a sus hermanos con tal de salir de aquella habitación.
—Harry, solo es un arco antiguo. Por favor, Harry —la castaña tenía un mal presentimiento y el que su amigo no servía nada para sus nervios, un ruido les sobresaltó provocando que girasen en dirección a este con sus varitas en alto.
—Todos, detrás de Harry —hicieron lo que Alessia dijo, pero de nada sirvió al ser rodeados y técnicamente arrastrados a los extremos de la habitación por un mortifago, la pelirroja había intentado pelear, pero un golpe en el estómago sacándole el aire se lo impidió y ahora tosía en busca de aire mientras alguien le jalaba del cabello para alzar el rostro dejando su cuello expuesto y con una varita apuntando este.
—¿En realidad lo creíste? ¿De verdad eres tan ingenuo para creer que unos niños lograrían detenernos? —Lucius miró de manera déspota al chico—. Esto es simple querido Potter. Dame la profecía, ahora —estiró su mano en dirección del ojiverde en espera de la esfera—. O verás a tus amigos morir —Harry dudó en qué hacer, miró a sus amigos con miedo de que les lastimaran.
—¡Destrúyela, Harry! Estaremos bien —Alessia llamó su atención, esta soltó un quejido cuando el mortifago que le sostenía le jaló nuevamente el cabello y encajó aún más la varita en su cuello.
—No se las des, Harry —Neville al igual que su amiga se quejó ante el jalón que Bellatrix le proporcionó. Harry no pudo con la presión que sentía al ver a sus amigos de esa manera y colocó la esfera en la mano de Lucius, pero en cuanto estuvo en su poder una luz brillante se presentó detrás del platinado hasta mostrar a Sirius Black.
—Aléjate de mí ahijado —Sirius no necesito varita o magia para darle una lección a Lucius Malfoy, lo golpeo a puño limpio tal y como un muggle hubiera hecho, la ayuda había llegado, pero aquello era lo que más había temido Alessia.
. . .
Cadena de oración para Sirius Black, por favor.
Cadena de oración para que Harry ya le haga caso a Alessia, por favor.
Editado
Pelirroja W
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