Quaranta


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Sus pisadas quedaban plasmadas en la nieve, su andar era calmado sin prisa alguna, había decidido ir ella sola para evitar que sospecharan de ella, Alessia se dirigía al lugar en el que se llevaría a cabo la reunión que Hermione se había encargado de realizar, ciertamente el lugar era algo lúgubre, empezando con el cartel que tenía escrito "Cabeza de puerco" en él, un dibujo alusivo al nombre y con sangre chorreando, por dentro el aspecto no cambiaba siendo que en su mayoría estaba lleno con una capa de polvo. La pelirroja había entrado saludando con la cabeza a los hombres presentes y caminó hasta la habitación que Hermione le había señalado en un pedazo de pergamino.

—Hola —saludó algo incómoda por la repentina atención que tenía por entrar tan de golpe en la habitación, su entrada había sido tan inesperada que el pobre Neville estuvo a nada de caer y la habitación se quedó en silencio hasta que Hermione habló.

—¡Alessia!

Hermione estaba tan aliviada de que la pelirroja llegase, no tenía ni idea de cómo hacer para que creyeran en su idea, en que Harry era el indicado para enseñarles a defenderse y era por ello que había jalado a la chica hasta colocarla frente a todos.

—Diles que Harry sería un gran maestro —sonrió nerviosa antes de dejar a Alessia a la merced de las miradas de todos los presentes.

—¿Eh? —Alessia parpadeó varias veces para salir de sus pensamientos y de la sorpresa que le había provocado las acciones de su amiga, ella creía que Hermione sería la que les convencería, la ojiazul en verdad solo había planeado colocarse al final de la habitación escuchando todo y solo se movería para colocar su nombre en el pergamino que señalaría los integrantes del que nombrarían "Ejercito de Dumbledore".

—Todos dijimos que Harry ha hecho cosas grandiosas —Luna habló rompiendo el silencio que se había formado.

—Y es cierto —no dudó en sus palabras, colocó sus manos dentro de los bolsillos de su sudadera y dio un par de pasos hacia atrás hasta que tocó la mesa y se recargó en esta para estar más cómoda, para entrar en confianza ante tantas miradas—. Tal vez solo lleve un año acá, pero sé que Harry daría la vida sin pensarlo por sus seres queridos —sonrió un poco, sin saber que Harry le miraba algo avergonzado por sus palabras—. Él sería un perfecto profesor.

—Basta —Harry se levantó, caminó hasta la pelirroja y colocó una mano sobre su hombro—. Lo que dicen suena sencillo al decirlo de esa manera, pero la verdad es que siempre ha sido pura suerte —se encogió de hombros y soltó un suspiro—, algunas veces no sabía ni lo que hacía y siempre tuve ayuda.

—Simple modestia —Hermione quiso arreglar aquello, pero Harry siguió hablando.

—No, Hermione. Es la verdad, enfrentar esas cosas en la vida real no es lo mismo que en la escuela —quitó su mano del hombro de Alessia y se recargó igual que ella en la mesa—. Si te equivocas en clase, lo intentas al día siguiente, pero en la realidad a un segundo de que te maten o de ver a un amigo morir frente a tus ojos. No tienen ni idea de lo que es —terminó aquello y regresó a su lugar.

—Si, Harry. Es cierto, por eso te necesitamos para tener la oportunidad de poder vencer a... —calló varios segundos armándose de valor para decir el nombre que tanto les había inculcado a tener miedo—. Voldemort.

—¿Él ha vuelto? —Nigel se atrevió a preguntar provocando el silencio en la habitación, pero Alessia no le temía a Voldemort.

—Si, pero juntos y con las enseñanzas de Harry podremos detenerlo —la mayoría sonrió ante aquellas palabras y la confianza que se albergó en ellos, se levantaron apoyando a la causa.

—Los que quieran entrar hagan una fila y anótense —Hermione colocó sonriente un pergamino en la mesa y una pluma junto a este, Alessia solo tuvo que girar para ser la primera en la fila y tomar la pluma entre sus manos—. Tú no tienes que hacer fila, Alessia —murmuró divertida por ver a su amiga entusiasmada por poner su nombre en el pergamino.

—Amo hacer fila —bromeó comenzando a escribir su nombre, mismo que quedaba justo por debajo del de su mellizo, nombre que ya estaba escrito al igual que el de Hermione y Harry—. Hermosa letra, Ronald —le molestó dejando la pluma a un lado y saliendo de la fila.

—Extrañábamos a esta pecosa —tanto George como Fred escribieron su nombre para después acercarse a su hermana menor y abrazarle entre los dos causando la risa de la chica, misma que habló en cuanto dejaron de abrazarla.

—Hay muchas pelirrojas pecosas, sabes.

—Quizá, pero la hermosura de los Weasley es inigualable e irremplazable —esta vez fue Fred quien bromeó—. Bueno excepto la de Ron, él puede ser reemplazable.

—¿Qué? —Ron miró ofendido a sus hermanos—. Somos mellizos, ¿Por qué soy reemplazable y ella no?

—Creí que había quedado claro quién de los dos era la más guapa —se acercó a Ron, le empujó ligeramente provocando la risa del chico y este le abrazó por los hombros, cuanto se habían necesitado y extrañado el tiempo que estuvieron separados.


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El grupo de chicos caminaban con apuro por el puente que daba hacia el castillo, su apuro se debía a que debían llegar antes de que alguien lograse verlos y dicha información llegase a oídos de Dolores Umbridge. El frío comenzaba a calar bajo los suéteres de los adolescentes por lo que no era sorpresa alguna que Alessia tuviese la nariz y las mejillas sonrosadas a causa del frío y que técnicamente se estuviese cubriendo del frío junto a Neville quien le había ofrecido su brazo para evitar que esta resbalase.

—Primero tenemos que buscar un lugar en donde entrenar sin que Umbridge se entere —Alessia escuchaba todo, pero prefirió no mencionar nada, siendo que creía que Neville necesitaba empezar a confiar en sí mismo, en creer cuanto podía ayudar y por ello prefería que él fuese quien encontrase La Sala de Menesteres.

—¿La casa de los gritos? —Ginny sugirió caminando cerca de su hermana y amigo.

—Es muy pequeña —Harry recordó la cantidad de chicos que se habían apuntado a su pequeño grupo.

—¿El bosque prohibido?

—Ni lo pienses —Ron en verdad odio aquella idea, no solo porque demasiadas cosas ya habían vivido en aquel bosque sino por las arañas, mismas a las que les tenía una horrible fobia gracias a los gemelos.

—¿Qué pasará si descubre esto Umbridge? —Alessia soltó un pequeño grito casi imperceptible en cuanto su pie izquierdo resbaló ligeramente y creyó que iba a caer, pero gracias a que Neville le sostuvo no pasó.

—¿Qué importa?, digo, es emocionante ¿no? —todos miraron a Hermione gratamente sorprendidos por su repentina actitud contra las reglas—. Romper las reglas —sonrió sintiéndose como una chiquilla que realizaba por primera vez una travesura.

—¿Quién eres y qué le hiciste a Hermione Granger?

—Nada —todos rieron por su actitud—. Al menos algo positivo sucedió hoy —canturreó un poco.

—¿Qué cosa?

—Cho no te quitaba los ojos de encima —la castaña no sabía que aquellas palabras no fueron tan bien recibidas por cierta pelirroja que a pesar de saber lo que pasaría algo no le gustaba y desconocía la razón.

—Escuchen, los próximos días tienen que buscar lugares en donde podamos practicar —se hizo el desentendido de las palabras que su mejor amiga había dicho, el camino por el puente terminó y ahora estaban a punto de llegar a la entrada del castillo.

—No hablen tan fuerte —miró hacia arriba logrando ver el rosa del traje de cierta mujer odiosa—. Alguien podría escucharnos —los demás asintieron sin saber el porqué de sus palabras—. Y en cuanto al lugar no se preocupen, déjenlo en manos de Neville —el mencionado miró sorprendido a la chica y boqueó ligeramente intentando negarse, pero al ver como la pelirroja le sonreí decidió callar, algo que Neville había aprendido es que Alessia muchas veces decía cosas que no entendía, pero que al final tenían sentido.

—Eh, si eso —murmuró nervioso, Alessia apretó su brazo para apoyarle, todo bajo la mirada curiosa de los presentes que no pasaron por alto la inusual cercanía que ellos dos tenían.

—¿De acuerdo? —Harry no parecía muy convencido con aquello y si bien no entendía por qué Alessia debía ir del brazo de Neville prefirió no pensar demasiado en ello—. Confiamos en ustedes.






. . .

No tienen una idea de cuanto amo a Neville y que sí, me encanta la idea de juntarle con Alessia, pero el merece que alguien lo quiera completamente, Neville merece el cielo y las estrellas.

Me encuentro muy inactiva por la escuela, por más que he querido actualizar u escribir me es imposible, la modalidad en línea es un asco, pero debemos amoldarnos.



Editado

Pelirroja W

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