Dodici


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Harry había mirado en silencio cómo la chica había corrido hacia su habitación con Hermione y Ginny siguiéndola, el azabache no logró decir nada al respecto siendo que Ron había huido de igual manera a su habitación, todo el lugar se había sumido en un silencio incomodo tras lo ocurrido, todos estaban al tanto de cuanto había afectado las palabras de Ron en su melliza.

—Hablaré con él —revolvió su cabello mientras soltaba un suspiro para comenzar a andar hacia su habitación.

—Golpéalo por nosotros —los gemelos halaron al mismo tiempo mientras se cruzaban de brazos, lo cual provocó una ligera sonrisa en Harry.

Subió las escales con algo de rapidez, caminó por el pasillo de las habitaciones hasta estar frente a la puerta de la suya, entró en esta y cerró la puerta detrás de sí, tan rápido como pudo se colocó frente al que era su mejor amigo para hacerle saber en cara que lo que había hecho estaba mal.

—¿Qué es lo que te pasa?

—¿Cómo lo hicieron? —contestó con otra pregunta.

—¿Cómo hicimos qué? —le tomó completamente desprevenido la pregunta del pelirrojo.

—Nada, olvídalo —contestó de mala gana mientras se acercaba a su cama, Harry tuvo que contenerse para no gritarle a Ron que en esos momentos estaba comportándose como un verdadero idiota.

—Ron, no seas tonto. Realmente lastimaste a Alessia —intentó hacer que su amigo entrará en razón mientras se quitaba el uniforme al igual que los zapatos, cuando estuvo en bóxer se colocó la camisa que usualmente utilizaba para dormir.

—Claro, ese soy yo. Ron Weasley, el tonto amigo de Harry Potter y el hermano de la mentirosa Weasley —Harry decidió tragarse su molestia, no le apetecía discutir con su amigo mucho menos tras el día tan largo que había sido.

—Ya duérmete —se quitó las gafas para dejarlas en el buró y se acostó pensando en todo lo que había pasado hasta por fin quedarse dormido.


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La mañana había llegado, la mayoría ya se encontraba despierto y listos para iniciar otro día, más Alessia seguía sintiéndose algo incomoda sobre todo por las miradas nada indiscretas que Lavander Brown le lanzaba a la pelirroja, cosa que la chica intentó ignorar hasta que por fin salió de la habitación junto a Hermione soltó un largo suspiro debería acostumbrarse a esas miradas por todo lo que reste del torneo. Las dos gryffindor bajaron juntas las escaleras encontrándose con Harry y los gemelos los cuales las estaban esperando.

—¿Sigue enojado, cierto? —se atrevió a preguntar la de ojos azules tras no ver a su mellizo, los tres chicos asintieron algo incómodos por la situación.

—No solo se ha enojado contigo, también conmigo —suspiró restándole importancia, en cuanto la menor de los Weasley bajó las escaleras todos salieron rumbo al Gran Comedor.

—Es un tonto, aunque el enojo no le duré para siempre —se encogió de hombros recordando el por qué su hermano se comportaba de aquella manera, estaba celoso y Alessia podía entenderlo, aunque eso no quitaba que se encontrará dolida por el comportamiento de Ron.

Tras varios minutos entre bromas de los gemelos, llegaron al Gran Comedor. Las miradas no se hicieron esperar en cuanto la pelirroja y el azabache cruzaron la puerta, en su mayoría los miraban como si estos fueran de lo peor, poco eran los que les apoyaban, más la atención se vio desviada por las lechuzas que comenzaron a entrar al lugar anunciando que el correo había llegado.

—Correo —mencionó Fred con una sonrisa agradecido de que la atención fuera desviada de su hermana, más se sorprendieron al ver que solo Ron había recibido una carta, usualmente sus padres escribían una carta por hijo, pero aquel día fue distinto.

—A mí tampoco me ha llegado algo —bromeó Harry hacia Alessia al ver la manera en que esta miraba la carta que Ron sostenía entre sus manos.

—Graci... —no pudo completar la palabra gracias a la voz que reconoció como la de su madre, la cual había provocado que todo el Comedor se quedará en silencio.

—¡Ronald Weasley! —la carta vociferadora se encontraba frente al pelirrojo que no podía creer que le estuviera pasando lo mismo que en su segundo año de escuela—. ¡Estás en serios problemas, mira que desconfiar de tal manera de tu hermana! —Ginny rió al ver que su carta sí que había funcionado, al menos su madre reprendería al tonto de su hermano—. ¡Espera a que tu padre lo sepa! —Ron miraba aterrado a la carta, Alessia no pudo evitar reír un poco al igual que sus amigos, pero estos pararon en cuanto la carta se acercó a ella—. Cariño no le hagas caso a las palabras de tu hermano, tu padre y yo estamos completamente horrorizados con tu participación en el torneo, pero estaremos para ti, recuerda que te queremos y aún hay mucho por hablar mi pequeña —esto último había sonado ahogado como si Molly hubiera llorado, la carta comenzó a comerse a sí misma hasta que solo quedaron pequeños pedazos de sí.

—También los quiero —susurró la chica con una sonrisa tan grande que parecía iluminar su alrededor, sabía que sus palabras no fueron escuchadas, pero aun así quiso decirlas

—¿Estás bien? —Harry se acercó a ella creyendo que esta se había puesto triste, pero al ver la manera en la que sonreía la chica se quedó mudo, simplemente le pareció hermosa y adorable.

—Estoy bien, estoy feliz de haber escuchado a mamá —el solo llamar a Molly de aquella manera provocaba que su pecho se inflara de felicidad, el acontecimiento de la carta desvió la atención de Alessia y Harry por lo que pudieron desayunar alegremente con sus amigos y olvidaron por algunos minutos los problemas que estaban por venir. 






Editado

Pelirroja W

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