Cinque


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Los ojos de Alessia comenzaron a abrirse con suma lentitud parpadeando repetidas veces tras ser cegada por la luz que rodeaba a la habitación, cuando pudo observar con claridad lo que había a su alrededor no pudo evitar preocuparse, ella no conocía aquel lugar y no recordaba haberse quedado dormida, miró a los lados encontrándose con distintas camillas, miró también el lugar en el que estaba acostada notando que también se trataba de una camilla, ella estaba en la enfermería de ello no había dudas.

Se movió buscando una mejor posición, pero al tan solo moverse escuchó unos quejidos haciéndole brincar del susto, su mirada viajó a su lado izquierdo en el que se encontró con Harry, el chico dormía incómodamente en una silla mientras uno de sus brazos estaba sobre la camilla en la que Alessia se hallaba.

—Harry —llamó al chico intentando que este despertara, quizá él le diría el por qué estaba en la enfermería, pero su intento fue en vano ya que el chico ni siquiera se había movido—. Harry —volvió a llamarle, pero esta vez había tomado el brazo de él sacudiéndolo un poco, cuando notó que este se movía y comenzaba a abrir los ojos detuvo su acción y lo observo esperando a que estuviera lo suficientemente despierto.

Harry no había notado que Alessia había sido la razón de que hubiera despertado, tallaba uno de sus ojos mientras se estiraba y bostezaba, pero se detuvo de golpe al ver a la chica observarlo.

—¡Alessia! —la voz de Harry sonó por toda la enfermería mientras se levantaba y abrazaba a la pelirroja, Alessia se congelo en cuanto sintió los brazos de Harry envolver su cuerpo, estaba poco acostumbrada a ese tipo de afectos por lo que al intentar reaccionar el chico ya se había separado—. Me alegra tanto verte despierta, nos has pegado un buen susto.

—¿Qué fue lo que paso?

—¿No recuerdas nada? —Alessia intentó recordar lo que había pasado la noche anterior, pero solo recordaba dirigirse hacia la sala común después de eso todo estaba en blanco, la chica negó ante la pregunta de Harry—. Te encontramos en las escaleras fuera de la sala común, Hermione creyó escuchar a alguien gritar y cuando salimos estabas desmayada en las escaleras. Te trajimos aquí poco después de encontrarte.

—No recuerdo nada —susurró Alessia mientras tenía su mirada fija en las sabanas, no importaba cuanto se forzará por recordar, ella tenía una parte de su memoria en blanco como si le hubieran sido arrebatas.

Se mantuvieron en silencio hasta que unos pasos apresurados resonaron en la enfermería, los dos adolescentes giraron para ver de quién se trataba encontrándose con una cabellera castaña rodeada de cuatro pelirrojos.

—Despertaste —Hermione fue la primera en hablar cuando estuvieron frente a la camilla donde Alessia estaba sentada.

—Eso creo —Alessia rió un poco tras decir aquello, los demás también rieron al captar que la chica había hecho un comentario un tanto sarcástico, Alessia miró a los cuatro pelirrojos y recordó lo que le había sido revelado la noche anterior. Ellos eran su familia, ella no era una Green sino que era una Weasley cosa que le había tomado por sorpresa y aun no lograba asimilar, pero no podía mentir le alegraba pertenecer a aquella familia tan peculiar, aunque no estaba segura de que los integrantes de dicha familia le aceptarían—. Debo decirles algo. No tuve conocimiento de esto hasta ayer y creo que también tienen derecho a saberlo —su voz no tembló en ningún momento, pero Alessia se sentía en medio de una batalla, sentía sus nervios hasta el tope y temía por la reacción de los Weasley presentes.

—¿De qué se trata? —que Ron fuera el primero en hablar le dio a Alessia un empujón para decir la verdad, él era su mellizo y habían vivido catorce años separados, ninguno tenía conocimiento de la existencia del otro hasta ahora.

—Después de la cena fui a la oficina de Dumbledore buscando una respuesta a lo que el sombrero seleccionador había dicho, creí que quizá había sido una confusión siendo que tenemos los mismos rasgos, pero Dumbledore me dijo que no fue ningún error, ustedes son mi familia —en ningún momento despegó su mirada de los pelirrojos frente a ella—. Ron y yo somos hermanos mellizos —aclaró dejando en claro el lazo que compartía con los Weasley's, todo pareció detenerse en esos momentos, Alessia sintió que dejó de respirar por unos segundos, miles de escenas se reprodujeron en su mente, una peor que la otra y estuvo a nada de hablar, pero Fred le calló.

—Eso es genial —Fred se había acercado con tanta rapidez que ni Alessia lo había notado, el chico ya abrazaba a la chica con fuerza como si este quisiera juntar aquellos pedazos que Alessia sentía que estaban rotos, un nudo comenzó a formarse en la garganta de la chica y sentía las lágrimas acumularse en sus ojos.

—Tenemos otra, hermanita —George se unió al abrazo, Alessia mordió su lengua queriendo evitar llorar como una niña pequeña frente a ellos, no quería que ellos vieran su lado frágil, no quería romperse frente a ellos.

—No soy la única chica —Ginny también se unió al abrazo dejando a la pelirroja mayor en medio de los tres y Alessia sin poder aguantarlo más soltó un sollozo.

—Mi hermana melliza —Ron seguía algo atontado por la noticia, la pelirroja frente a él era su hermana, su melliza, le habían separado de su hermana y él no había sabido de ello hasta ahora. Dejó a un lado sus pensamientos y se lanzó a abrazar a la chica sintiendo una paz que nunca había sentido, Alessia no pudo soportar más y frente a todos estalló en llanto, soltó todas las lágrimas que había acumulado todos estos años, lloró al sentir por primera vez que estaba en casa, lloró al sentir el cariño que los pelirrojos transmitían a través de su abrazo, Alessia dejó salir cuanto había cargado sobre sus hombros a lo largo de los años.


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Una semana había transcurrido desde que la verdad había salido a la luz, una semana desde que la familia Weasley tenía una nueva integrante, también había transcurrido una semana desde que Alessia había abandonado la enfermería con indicaciones especificas por parte de la Madame Pomfrey, la pelirroja ya conocía su sala común y su dormitorio que para suerte suya compartía con Hermione, Parvati Patil y Lavander Brown, aunque su relaciona con estas últimas no era la mejor.

Cada clase que Alessia tomado le parecían sumamente increíbles, todo era un sueño para ella, uno que le encantaría que jamás terminara, pero sabía bien que aquel sueño podía convertirse en una pesadilla de la noche a la mañana, a menos de que ella decidiera interferir para cambiar el curso de la historia.

—Este año no será como los anteriores, este año tendremos invitados por... —la voz de Dumbledore resonó por todo el comedor llamando la atención de cada estudiante—. ¡El torneo de los tres magos! —a pesar de que no todos tenían conocimiento sobre el tema estallaron en aplausos y en gritos de emoción—. Pero el ministro me ha pedido decirles algo —Dumbledore cedió su lugar a Crouch que se colocó frente a los estudiantes listo para anunciar la regla primordial del torneo.

—Por causa del peligro en el torneo, solamente se les permitirá participar a chicos y chicas mayores de dieciséis años —el hombre no había terminado de hablar cuando los abucheos y protestas se hicieron presentes, Dumbledore al ver tal acción por parte de los estudiantes decidió intervenir.

—¡Silencio! —el comedor enmudeció de inmediato—. Recibamos a las escuelas, primero las señoritas de Beaxbatons —el cambio de tema hizo que los estudiantes olvidaran su inconformidad para prestar atención a los estudiantes de las otras escuelas. Las puertas del comedor se abrieron de par en par dando paso a las estudiantes de Beaxbatons que realizaban una entrada impecable atrayendo en su mayoría las miradas de la población masculina—. Bienvenidas. Que entren los chicos de Durmstrang —esta vez por la puerta apareció el mismísimo Viktor Krum, con un porte impecable al igual que su gesto lleno de seriedad, detrás de él entraron los demás estudiantes búlgaros y esta vez fue turno de la población femenina deleitarse con la escena que los estudiantes de Durmstrang.

Tras las entradas brillantes de ambas escuelas fue el turno de Howgarts, pero este en vez de ser increíble fue más bien divertida, ya que pocos sabían el himno de escuela y aquellos que cantaban solo leyendo desafinaban terriblemente.

—Disfruten el banquete.

—Por fin —Ron y Alessia habían hablado al mismo tiempo lo que provocó la risa de las personas alrededor suyo, había sido divertido ver como los dos pelirrojos hablaban al mismo tiempo y se lanzaban contra la comida.

—Son tal para cual —Hermione suspiró resignada mirando a los mellizos, mientras Alessia comía decentemente Ron arrasaba totalmente contra lo que había en su plato, Alessia miró hacia el frente sin un punto fijo, pero su mirada se topó con la de Cedric Diggory que le miraba desde la mesa de los tejones, los dos sonrieron en modo de saludo antes de regresar a lo que hacían.

En cuanto el banquete dio fin todos fueron a sus respectivas salas, cuando el trío de oro cruzó el cuadro de la dama gorda junto a Alessia se sentaron cerca del fuego y fue en ese momento en el que Alessia quiso indagar más sobre el chico de anteojos.

—¿Pasa algo, Harry?

—No es nada, simplemente me llamo la atención el nuevo profesor —el azabache soltó u suspiro cansado.

—No le des importancia —Alessia le brindó una cálida sonrisa, aunque luchaba consigo misma tras no saber qué debía hacer, se debatía en si debía intervenir en el transcurso de la historia o debía mantenerse al margen sin modificar la historia que conocía de memoria, cualquier paso que ella diera podía cambiar algo y le daba miedo que su presencia arruinara completamente las cosas—. Buenas noches —se despidió la chica mientras se colocaba de pie y caminaba hacia las escaleras que daban a los dormitorios de las chicas, tenía demasiadas cosas pasándole por la cabeza y en esos momentos su mejor consejero era su almohada.






Editado

Pelirroja W

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