Capítulo 41 | Parte 2.
Capítulo 41.
— Uf, carajo. Esto es mejor de lo que pensé. — Jimmy comenta con ánimo mientras conduce, mirando con atención las exageradas hectáreas que rodeaban la lujosa mansión. — No me equivoqué cuando pensé que estaba podrido en dinero. — Silba con admiración.
— Jim, por favor... — Hago pucheros y me recuesto con cansancio sobre el asiento. — Salgamos de aquí lo antes posible. — Le dije al ver que hacía el trayecto con lentitud, paseando por los exteriores de dicha propiedad.
— Oye... ¿Qué sucede, Nere? ¿No se supone que te haya recogido con cara de alucinación? Pensé que estarías feliz.
— Lo estaba. — Suspiré al mirar por la ventana de mi lado.
— ¿Y eso? — Se coloca sus lentes de sol muy coqueto, aunque muestra curiosidad.
— He discutido con Adrián.
— Eso sí que no me está gustando. — Niega con indignación. — ¿¡Por qué!?
Al observar sus expresiones con detenimiento, levanto la mirada con curiosidad e intuición.
— ¿Por qué haces esos gestos, Jim? — Pregunto entre dientes, deduciendo el por qué de sus expresiones.
— Yo... me preocupo por ti. Lo sabes...
— Ujum... — Pongo los ojos en blanco al poner a Jimmy en evidencia.
— Bueno, está bien. También me preocupa que discutan. ¿Qué razón habría para discutir con una figura como él?
— Jim, eres un interesado.
— "Listo" es mi segundo nombre, e "interesado" es como mi apellido perdido.
Por primera vez, sonrío de verdad.
— Te extrañé tanto, idiota. — Pellizco su mejilla.
Ya era todo un joven adulto, pero, aún así, lo seguía viendo como mi hermanito pequeño.
— Sólo has estado un corto fin de semana fuera de casa. — Se encoge de hombros y sonríe tranquilamente.
Sin embargo, para mí, fue el fin de semana más largo que había vivido junto al hombre que amaba.
— ¿Me dirás que sucedió? — Interrumpe mis pensamientos cuando ya nos dirigíamos hacia la avenida de la calle Ashford Avenue al salir por un enorme portón, en dónde tenía grabada las letras "W" y "M" en cada ala.
— Es... muy complicado para contarte con cada detalle en éste momento.
— Bueno, tengo toda la vida para escucharte. — Enarca las cejas a través de los lentes de sol.
— Ojalá lo entiendas, porque necesitaré un confidente en estos días.
— Uuuh... Eso me encanta. — Esto le interesa demasiado. — Ya sabes que me gusta estar de confidente y servir en los embrollos. Aventurar es lo mío, hermanita. — Sonríe con malicia. — Suéltalo...
— Jesse y Amanda son amantes. Ambos me engañaron mientras yo continuaba con Jesse.
— ¿¡Pero qué carajo!? — Abre la boca con sorpresa, eufórico.
— Sí. Tienen sexo desde hace mucho tiempo atrás.
— ¡Hijos de perra! — Vuelve a gritar con sorpresa.
— Será mejor que detengas el vehículo si vas a tratar de recibir toda ésta información.
— Estoy bieeeen... — Al conducir, les hace un corte a varios vehículos y vuelve a recomponer su posición y su postura. — Espera... ¿¡Y qué tiene que ver eso con el cirujano!? — Me mira en ocasiones y vuelve a fijar su vista hacia la carretera.
— Hay más...
— ¿¡Más!? ¿¡Puede haber más en una situación tan jodida como esa!? — Niega con sorpresa para sí mismo.
— Adrián me ocultó la verdad en todos estos meses que han pasado. Desde que tenemos algo, quiero decir...
— ¿¡En serio!? — Eso le sorprende aún más. — ¿Y qué motivos tenía para ocultarte esa putería!?
— Según me ha dicho, para no hacerme daño y protegerme. Las razones que también me dio para ese "pequeño" detalle, es que creía que no le iba a creer. Sin embargo, creía que yo iba a pensar que él utilizaría esa información para aprovecharse de la situación en cuánto a mí.
— Tiene lógica.
— Jimmy...
— En serio, Nere. A ver... por las acciones que he visto en él, y por las cosas que yo sé de ustedes, a él no parece importarle buscarse un conflicto con Jesse por ti. ¿Eso no te hace pensar más allá de esa situación? — Se encoge de hombros. — Digo, obviamente, fue un error el que no te dijera nada de esa situación. Y, mierda... Sí que estuvo muy mal, pero veo interés en él. Es decir, para que un cirujano de prestigio termine en el armario de una veinteañera... — Me mira de reojo a través de sus lentes de sol.
— Bueno, sí... — Pienso con más detenimiento y me quedo en silencio, dándole el beneficio de la duda.
— Entonces, la culpa no es sólo de él. No le eches todo el cargo cuando aquí las ratas asquerosas de alcantarilla son Jesse y... ¡Carajo! ¿¡Amanda!? ¡Aún no lo asimilo! ¿¡Cómo Amanda se ha rebajado tanto!? ¡La conocemos desde que éramos unos chiquillos! ¡Unos niños!
— ¡Ya lo sé! — Digo entre dientes.
— ¡Me decepciona, claro está! — Inquiere, eufórico. — ¡Pero Jesse es la rata más asquerosa de las alcantarillas! — Me mira de soslayo y fija su vista hacia la carretera. — ¡Necesito decir lo malnacido que es ese hijo de...
— Jimmy. — Lo riño con calma. — Te has enterado sólo de una parte.
Se queda en silencio, controlando su impresión desmedida, esperando que yo continuara diciéndole lo necesario. Evidentemente, le diría lo conveniente y sin los detalles más íntimos.
"Bien, Nere. Aquí vamos de nuevo..." Pensé al suspirar con asimilación.
— Amanda no sólo se acostó con Jesse, sino que también estuvo con Adrián.
Jimmy suelta una carcajada espontánea, riéndose de lo que yo acababa de decir. Él siempre había sido así. Cuando un tema o una situación lo ponía nervioso, lo arreglaba con carcajadas.
— Y no me refiero a que sólo estuvo con Adrián. — Volví a recalcar, para que él captara lo que realmente yo quería decir en éste momento. — Tuvieron sexo. — Espeto, sin que me quede nada por dentro. — Según él, todo eso sucedió mucho antes de que volviéramos a encontrarnos.
— ¡La madre que me parió! — Grita con severa impresión, quitándose los lentes y mirándome a los ojos. — ¡Mierda, hermana!
— Sí... — Asiento vagamente y con la mirada baja. — Vaya mierda, Jimmy...
Mi hermano, incrédulo por la información, se detiene por completo al estacionarse en una área despejada de la carretera.
— Tienes razón. — Me dice con los ojos engrandecidos. — Tenía que detenerme. ¿¡Cómo carajo sucedió eso!?
— Pues... es algo que aún no sé del todo, aunque pienso averigüarlo.
— Soy muy bueno averigüando. ¿Quieres que te ayude?
— Sí, pero no en esa cuestión.
— Entonces, al menos explícame qué rayos sucedió con el cirujano y Amanda.
*****
Después de haberle explicado con detenimiento todo lo necesario a mi hermano, comprendió toda la situación que estaba sucediendo entre Adrián y yo, pero no esperaba las palabras que me dijo a continuación, después de él haberlo reflexionado en silencio durante el trayecto a nuestro hogar.
— Puedo entender que estés completamente disgustada con él por dicho jodido asunto, más debo recalcarte que eso pasó a la historia. ¿Bien? Dicha jodida situación ha quedado en el pasado lejano del cirujano, y digo "lejano," porque me dijiste que lo que sucedió entre ellos fue mucho antes de que ustedes... Bueno, ustedes sabrán lo que tienen. — Suspira con cierta paciencia. — Lo que quiero decir, hermanita, es que no puedes culparlo por eso, porque, francamente, tú no estabas en su vida. Y para serte sincero, tú ni siquiera pensabas en él.
Qué Jimmy me hablara fríamente cuando era necesario, me costaba. Pero me hacía ver las situaciones desde una perspectiva objetiva, analizando cada punto con cierta calma. Evidentemente, omití decirle sobre sus trastornos y le dije que la conversación tenía que conservarla para nosotros, evitando especificar detalles a nuestros padres.
— ¡Pero me mintió!
— Te omitió una verdad que, según tú, por lo que me cuentas, él pensaba decirte en cualquier momento. ¿No?
— Sí, pero...
— Bien. — Interrumpe. — Está más que claro que su grave error aquí fue no decirte toda la basura que él sabía de Jesse y Amanda, sin contar lo que sea que él haya tenido con ella. Nere, ese debe ser tu reproche, el hecho de que no te haya dicho las mierdas desde el principio. — Nos detenemos en un semáforo que cambia al color rojo. — Nadie, pero absolutamente nadie, tiene el derecho de juzgar el pasado de una persona, y mucho menos si no has sido parte del mismo.
Tiene razón en muchos contextos. Quizá le estaba echando la culpa absoluta a Adrián y me estaba olvidando de que los que han estado engañandome de verdad son ellos Amanda y Jesse. Presiono mis dientes con enojo y rabia.
Todo lo que Adrián me había dicho tiene lógica, pero, aún así, me duele el hecho de que él y Amanda hayan tenido algo. Nada más de pensarlo los celos afloran en mí.
— Jimmy, quizá tengas razón. — Acepto después de reflexionar en silencio. — Sé que él no tiene la culpa de todo esto, pero también merece sentir su parte, porque confíe ciegamente en él.
— Creo que ya está recibiendo lo que merece. — Vuelve a mirarme por completo al enarcar las cejas a través de sus lentes de sol. Luego, vuelve su vista hacia la carretera. — Me refiero a que tu rechazo y tus reproches deben de estar jodiéndole, ¿no? Por como se veía cuando vio que te estabas yendo conmigo, diría que está teniendo lo que merece. — Asiente lentamente al analizarlo.
*****
Mi hermano había estacionado el vehículo junto al mío. Presiona los labios con cierta impotencia por mi estado de ánimo que era muy evidente para los ojos de cualquiera.
— Nere, no me gusta verte así. De verdad. — Acaricia gran parte de mi abundante cabello lacio ondulado y parte de mi mejilla. — Imagino que para ti debe ser una pesadilla toda esa mierda que está pasando entre ustedes dos. Y más con el hecho de que Amanda nos haya traicionado.
Achico los ojos al mirarlo, buscando alguna buena razón a la que pueda aferrarme.
— Sí, Nere. — Me dice al ver que lo miro con curiosidad y tristeza. — Quién se mete contigo, también conmigo. Y si te han traicionado de esa manera tan baja, también me han traicionado a mi. — Sujeta mis manos antes de que ambos salgamos del vehículo. — Saldrás adelante y superarás ésta jodida situación. — Besa las palmas de mis manos con cariño y admiración. — Sólo... — Analiza lo que estaba a punto de decirme. — Intenta ser justa en la medida de lo posible... — Sé que me lo dice refiriéndose a mi situación personal con Adrián.
Asiento y frunzo los labios al salir del vehículo a la par que Jimmy. Cuando nos vamos acercando hacia nuestro hogar, Jesse es capaz de salir de la casa de sus padres con la intención de acercarse. Me inquieta su forma tan fresca y descarada de salir. Al parecer, no le importaba que hayamos intuído que había estado espiando desde el interior de la casa de sus padres.
— Te dije que estaba muy pendiente de quién llega y quién no. — Me avisa Jimmy en un susurro murmurado entre dientes, acercándose más a mí con gesto de protección.
Cada vez su silueta era más cercana ante mis ojos. Con tan sólo mirarlo, mi instinto asesino quiere salir a flote. Intento mentalizarme y tomar bocanadas de aire con cierto disimulo, pero mi expresiones de disgusto y rabia me delataban ante sus ojos.
— Nere, necesito que hablemos. — Dice Jesse una vez que se detiene delante de mí y de mi hermano. — A solas. — Presiona los dientes de manera creída, sin parecer una persona paciente.
— Me agrada el hecho de que entiendas que ya no eres bienvenido en nuestra casa, Jesse. — Dice mi hermano con evidente desprecio. — Eso significa que no tendría ni una puta razón para dejar a mi hermana a solas con una persona tan pendeja como tú.
Jesse presiona los labios con enojo al escuchar las palabras de mi hermano.
— Jim, cálmate... — Sujeto su brazo para aferrarlo más a mi cuerpo.
— No. El que tiene que calmar sus descaros y sus gestos de loco psicópata es éste.
— Jimmy, realmente no quisiera tener problemas contigo. — Le comenta Jesse con fastidio. — Eres un gran amigo de mi hermano y...
— Cualquier mierda de esa es obsoleta para mí cuando se trata de Nere. ¿Lo entiendes? — Jimmy se zafa de mi agarre y lo encara directamente. — ¿A caso eres tan pendejo como para pensar que voy a dejarte pasar el hecho de que engañaste a mi hermana? Espero que vayas entendiendo que no, porque eres una basura sin descomponer.
Jamás había visto a mi hermano tan furioso y concentrado en su enojo que era más que evidente. Trago saliva y me acerco. Jesse mira a mi hermano con una sonrisa siniestra y maliciosa. A Jimmy no le estaba haciendo ningúna gracia, por lo que enarcó las cejas al ver las expresiones de Jesse.
Jimmy suelta varias carcajadas sarcásticas frente a las narices de Jesse.
— Me gustaría saber si tu sonrisita seguirá siendo tan obstinada cuando te enteres que te tenemos pillado con Amanda. — Espeta sin resentimiento.
La sonrisa de Jesse se borra de inmediato, poniéndose en alerta y tensándose más de lo normal. El muy cabrón es capaz de mirarme para buscar algunas pistas en mis ojos.
— ¿De qué estás hablando? — Le pregunta a mi hermano, haciéndose el desentendido.
— ¿Qué sucede, Jesse? — Jimmy se burla de él con sumo desprecio. — ¿Esto se te borró? — Dibuja una sonrisa invisible entre sus rostros.
— ¡Lo que pasa entre Nere y yo no te importa! ¡Esto no te incumbe! — Jesse le grita a mi hermano
— ¡Todo lo que tenga que ver con mi hermana me incumbe, hijo de perra! ¡Y más cuando sé que le han hecho daño!
— ¡Jimmy, no quiero faltarte el respeto! — Grita más aún, hecho una furia.
— ¡Me lo has faltado desde el momento en que tú y la zorrita de Amanda se lo han faltado a mi hermana!
— ¡No sé de qué carajo estás hablando! — Sigue negándose el muy descarado.
— ¿¡Ah, no lo sabes!? — Inquiere Jimmy más retante y molesto. Deja a Jesse atónito y se acerca a su vehículo para abrir la cajuela con rapidez. La tira con fuerza cuando busca lo que quiere. Saca una bolsa que se me hace muy reconocida, porque es la misma dónde había metido las bragas que habíamos encontrado en su casa hace meses. — ¡He estado esperando por éste momento por mucho tiempo, Jesse!
Mierda. Ahora todo encaja. Las bragas son de Amanda. Jimmy no parece querer contenerse con lo que estaba a punto de hacer.
— Jimmy, ¿¡que haces!? — Niego igual de atónita y confusa.
Mi hermano se acerca y le da un puñetazo en la cara, haciendo que Jesse girara el rostro brutalmente. Luego, es capaz de sacar las bragas de la bolsa y se las tira en la cara con violencia.
— ¡Espero que la puta memoria se te aclare ahora! — Espeta Jimmy, esperando que Jesse reaccionara.
Sólo soy capaz de abrir la boca con sorpresa y miedo. No quería que Jesse le hiciera daño a mi hermano. Tenía que evitar que mi hermano se enrede a pelear a golpes con él. Jesse mira las bragas. Por su mirada, las reconoce de inmediato y no me quedan más dudas de que son de Amanda. Debe estar preguntándose cómo las adquirimos.
Por acto de reflejo, me doy cuenta de que iba a golpear a mi hermano, lo cuál me asustó, porque Jesse le gana en estatura y peso. Soy capaz de plantarme frente a Jimmy.
Con la furia, el enojo, y todos los pensamientos que vienen a mi mente en cuestión de segundos sobre cómo maltrató emocionalmente y físicamente a Adrián, le estampo una fuerte bofetada en el rostro sin que la mano me temblara en el acto.
— ¡No le pondrás una mano encima nunca más! — Grito con furia al recordar de sopetón las humillaciones que pasó Adrián, intentando defender a mi hermano y el tormentoso pasado del hombre que amo.
Al ver las intenciones de Jesse hacia mi hermano, no pude evitar recordar los asustados ojos claros que veía a diario cuando era una niña. La mano me escuece de dolor y la sacudo. Jesse la sujeta y me mira con evidente sorpresa y rabia.
— ¿¡Cómo te atreves tú a ponerme una mano encima!? ¡Ninguna mujer me golpea! ¡Ninguna! — Grita violentamente y presiona mi muñeca con rudeza y frustración. Intenta descifrar el por qué yo actuaba tan desmedidamente hacia su persona
— ¡Suéltame, imbécil! — Me quejo y logro zafarme con una fuerza que nace desde lo más profundo de mí, sintiendo todo el dolor que él y Amanda me estaban causando. — ¡Eres un hipócrita! ¡Pero ya sabemos todas tus jugadas! — Lo señalo, asfixiada, agitada por la adrenalina. — ¡Y te aseguro que a mí no me vas a volver a hacer daño! ¡Será la última vez que deje pasar tus mierdas! ¡Tú y Amanda son dos escorias de la vida! ¡Dos parásitos que le chupan la sangre a las personas decentes! ¡Pero conmigo eso se acabó!
Mis palabras lo toman desapercibido, sin creer que yo había descubierto sus mierdas. Mis padres salen de inmediato del interior de la casa y caminan con prisa y a pasos decididos hacia nosotros. Al parecer, se han percatado de la discusión por los gritos.
— ¡Alysha, Jimmy! — Mi padre casi ruge nuestros nombres cuando se da cuenta de la situación. Ambos nos examinan del todo con rapidez. Luego, miran a Jesse, mostrándole advertencia en cuánto a nosotros.
— Ven, Nere... — Jimmy apoya su brazo sobre mis hombros, alejándome de la presencia de Jesse y del evidente odio que refleja en sus ojos hacia mi persona específicamente.
Cuando Jimmy y yo nos acercamos a nuestros padres, ellos nos reciben y dejamos a Jesse atrás, como si no existiera.
Si Jesse se creía que podría aprovecharse de mi persona a su antojo, estaba equivocado. Él estaba acostumbrado a manipular y a dañar la mente de personas que han estado en familias difuncionales como la de Amanda, o de personas que vienen de abajo para superarse, como Adrián.
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