[Epilogue]
[1 semana después]
–Apresúrense o no alcanzaremos a ver la última nevada, idiotas.
–No sé cómo logras caerme peor cada vez que abres la boca, Manoban.
–Aww, es un don que tú también posees, descuida, Choi.
La carcajada animada de Irene irrumpe en la escena antes de que el par de jovencitos se jalaran de los mechones, precisamente se pone en el medio para abrirse camino hasta la zona donde se dirigían todos los demás.
Lisa y Soobin eran todo un caso.
–Dejen de discutir, niños. Mejor encárguense de buscar un buen puesto para poner nuestras cosas.
–Noona tiene toda la razón, no pueden estar actuando como Beomgyu y Yeonjun que viven como perro y gato – aporta Moon con un suspirito de emoción al examinar el sitio –. ¡Perfecto, ya extrañaba los rayos del sol! Seguramente comenzará a derretirse el hielo, así que no se les ocurra ir a... ¡Choi Beomgyu, no des un paso más!
–¡No empieces, omma!
Taehyun entre las burlas del grupo, y los regaños de la señora Choi, fue corriendo hasta su travieso hyung para retenerlo entre sus brazos mientras éste patalea -claro que es participe de que sólo se retuerce para que lo cargue y abrace más contra su cuerpo, como ahora hace-, causando más chistes de parte del resto.
–Son un par de tontos – Yeonjun resopla con gracia al lado del azabache, quien deposita su mochila en una de las bancas, la misma donde ellos solían sentarse, éste luego prestándole total atención en lo que sonríe juguetón –. ¿Qué?
–Nada, luces muy hermoso hoy – se encoge con sencillez.
–Yah, ¿Insinúas que es sólo hoy que luzco hermoso, mocoso?
–Insinúo que cada día me tienes más embobado, hyung.
–¿El amor te cegó?
–No, porque siempre me has parecido precioso, sólo que ahora hasta con un moco congelado luces como un- ¡Auch! – salta con un falso puchero enfadoso que no dura demasiado como pretendía .culpa del lindo pico de pato de Jun-, sobando su nuca con una risita – ¿Por qué me pegas si te hice un cumplido?
–Eres mejor con las palabras escritas que con las habladas – bromea con tenue rubor. Con disimulo, tras verificar al rededor, musita contra su oído: –. Por suerte también estoy muy embobado por ti, al grado de que cualquier idiotez que dices es como una sinfonía.
Soo es el sonrojado ahora, pestañeando en ensoñación cuando recibe un beso en su mejilla que le hace cosquillear todo sus sistema, todo por el dueño de aquellos pares suaves que tanto se le antojan degustar ahora mismo...
–Ustedes dos me dan ganas de vomitar – Lisa interrumpe el romántico momento con gesto asqueado y una mueca vomitiva exagerada, hasta que pega un gritito en medio de un salto que los aturde por lo repentino que ha sido. Con misma emoción, extrae su celular del abrigo y corre hasta su novia junto al farol –. ¡Princesa unnie, espera que te tome una foto en esa posición, no te muevas!
Las dos adultas presentes observaban a los menores con ternura y diversión, junto a un Namjoon que se encargaba de armar la mesa e improvisar con ellas el picnic que tanto planearon, ordenando la comida y los asientos en lo que todos los demás jugaban un rato por el área.
–Todos aquí son un par de cursis.
–Efectivamente.
–¿Les pedimos ayuda?
–Dales un tiempito más, Joonie.
La tarde de campo fue de maravilla, ya no estaba nevando como antes, pues se anunció que la presente sería la última nevada de la temporada, el sol por ello brillaba un poco más y ya no eran tan necesarios los abrigos o grandes capas de ropa invernal. Comparten un rato agradable entre charlas, anécdotas, chistes y juegos - a los que incluso los más grandes se sumaron-, hasta que es hora de observar cómo el cielo se va tornando menos frío y la gama de colores viaja a un azul violáceo y toques ligeros de amarillo, los copos continúan descendiendo despacio y con menos fuerza al paso de los minutos. Era una vista maravillosa, Irene por ello se encaminó un poco más lejos, absorbida por la hermosa sensación que de pronto la embargó, como un encantamiento mágico.
Sin embargo, fue repentino el momento en el que la pelirroja comenzó a tambalearse, Lalisa y Namjoon son los primeros en alertarse cuando se percatan, pues estaban por suerte cerca de ella, y no dudan en correr a socorrerla al esta llamarlos, captando el enfoque del resto debido a ello. La pálida mujer se cae de rodillas y es sostenida por los brazos fuertes de su fiel compañero antes de que se estrellase de espaldas contra el suelo. Nam la observa preocupado como los demás que se van aproximando hasta ella.
La señora Choi quiere llamar a un médico, e Irene sabe que su nieta está muy angustiada cuando siente su piel fría, su cuerpo perdiendo fuerza de a poco, como si la energía se estuviese drenando de su ser, es por este motivo que se esfuerza por permanecer un poco más de lo que debe con ellos. Porque ya es consciente de lo que estaba aconteciendo, ahí en la última nevada.
–Estoy bien, Lisa...
–No, no lo estás – refuta desde su derecha, agitada y temerosa por el estado de la mujer –. ¿Por qué viniste si te sentías mal? Por dios, ¡Que descuido!
–No me sentía mal, estoy perfectamente – explica con una leve negativa, suspirando quedamente, su hablar cada vez se acompasaba más –. Sencillamente llegó el momento de acabar el viaje, querida...
–No digas estupideces, abuela – Lisa exclama con un nudo que comienza a notarse en su hablar, sus orbes se comienzan a llenar de gotas saladas en lo que acaricia con dedos temblorosos los rojizos mechones, apartándolos del pálido rostro de Irene, hasta sus mejillas perdieron de pronto el color –. Te p-pondrás bien, aún n-no es el momento.
El primero en llegar junto a los tres, fue Yeonjun, arrodillándose rápidamente a un lado de la rubia.
–Irene, ¿Qué te molesta? ¿Qué pasó?
–¿Necesitas algo? – Bin le imita al ser el segundo en llegar, ahora haciendo un casi círculo al rodear a la ojos verdes.
–Creo que se siente mal, se cayó de repente – explica Lalisa, su novia llega agitada y colocándose a sus espaldas para darle apoyo, en verdad lo agradece cuando siente sus caricias en la espalda.
–Todo lo que necesito está aquí a mi lado, no hay nada que me moleste – la Manoban de cabellos rojizos les tranquiliza con una sonrisa de tristeza dirigida hacia el Choi pelinegro, todavía siente una punzada de culpa por todo lo que le provocó con aquel maleficio –. Cariño, no se mortifiquen por mi, no merezco tanto de ustedes.
–No seas absurda, claro que lo mereces.
–N-no quise que quedarás atrapado tanto tiempo... Te juro que nunca imaginé que serían tantos años, tantos intentos y malos ratos.
Luce tan mortificada que Soobin sacude su cabeza brevemente, tragando pesado y sujetando la delicada y fría mano contra la suya, no la apretó demasiado porque sentía que la mujer estaba más frágil que nunca.
–Lo sé. Te perdoné hace tiempo, fui sincero con todo lo que te expresé. Tienes que perdonarte a ti misma, Irene.
–Lo hice, pero... – susurra con un casi sollozo que se interrumpe por una risita entrecortada de su parte, sus lágrimas son limpiadas por su nieta con dulzura, cierra sus ojos ante el tacto; era muy bendecida por tenerla –. He presenciado miles de paisajes y finales de invierno, pero ninguno es tan precioso como este, ¿Saben la razón? Porque siento una gran calidez con ustedes aquí – se toma el tiempo de observar a todos con sumo aprecio, cada uno de ellos conocen la historia de sus errores, incluso la generosa y servicial Moonbyul que la mira con orbes llorosos junto a su hijo y el otro muchacho con cabellos del mismo color que los suyos. Se encarga de sonreírle a todos con real afecto –. Me han enseñado lo que significa el amor, ese que viene de la familia y de la amistad, ese entre parejas y el propio... Nunca olvidaré eso, gracias.
–T-todavía no... No te vayas – Lalisa solloza inconteniblemente, rogándole con sus labios temblando –. Yo te necesito, abuela.
–Lamento no haber estado más contigo, cariño – le hace un ademán para que se acerque a abrazarla, esta sin dudarlo lo hace y se esconde en su cuello para llorar. Le acaricia el pelo con la mano libre y se centra en ver hacia arriba, donde está el hombre que las sostiene con ojos de claro pesar –. Estarás bien, yo nunca me iré si me mantienes contigo en tus recuerdos... Igual tú, Namjoon, y prométeme que cuidarás de Lalisa.
–Lo haré, señora – responde con voz afectada, aunque intenta mantener su expresión y ser fuerte, por ambas Manoban.
–Oh, querido...Siempre serás mi leal compañero – le sonríe con plena gratitud, besando su gran mano cuando esta se posa en su mejilla, nunca olvidará que aquel moreno cambia forma fue su fiel compañía durante sus peores épocas de soledad y desdicha, cuando ocurrió lo de Nayeon y se alejó de su familia; nunca se marchó de su lado. Sí, lo salvó de morir, es lo que él siempre le recuerda, pero realmente siente que fue el ojos grises quien la ha mantenido viva todos esos años. Al separarse su nieta, le informa con suavidad:–. Namjoon no es inmortal, pero aún tiene mucho tiempo, él te hará compañía, la mejor de todas. Hazle caso, ¿Sí, linda?
–A-abuela...
Era claro que Irene perdía fuerzas y vitalidad por minutos, algo inevitable, como ella misma ha expresado, todos se hacen a la idea, pero no deja de ser una escena muy lamentable. Al la pelirroja temblar y castañear como reflejo, el chico rubio es quien acciona primero y se saca el abrigo, colocándolo sobre el cuerpo de la ojos verdes.
–Ten, mantén el calor.
–No me equivoqué contigo, Yeonjunnie – le conmueve de sobremanera la nobleza del rubio, ya no siente su cuerpo titiritear debido a la prenda calurosa y con un aroma que le relaja, tanto como la tenue sonrisa que le regala el dueño del abrigo. Lo que le oprime el pecho, el estado de su nieta –. Lizzie, no llores por mí... Te amo, ¿Sí, calabacita?
Aquello no provoca más que un incremento en el llanto de la chica, pero esta lo intenta mantener silencioso entre hipidos bajitos, asintiendo repetidas veces. Aquel apodo le recordaba a los pocos años de infancia en los que estuvieron juntas, en familia, y le duele que justo al recuperarlo...
Lisa siente a su novia a su costado, arrodillándose para darle una caricia a su espalda, una que agradece y ha interrumpido sus tristes pensamientos.
–Y y-yo a ti, abuela calabaza.
Soobin se centra en expresarle verbalmente, y de manera precisa, lo que en verdad siente una vez Irene le mira nuevamente, recordando la primera ocasión que se la cruzó con aquel espejo que le cambió la vida, mismo que le salvó, irónicamente:
–Gracias, realmente, por todo.
–Gracias a ti... Le diré a Nayeon y a tu madre que has crecido más que bien, Soobinnie – su comentario causa que el chico contenga sus lágrimas en lo que se abraza de su novio, quien está en mismo estado, modulando con sus labios un franco agradecimiento para ella que también le llega al alma. Sabe que ya no tiene más tiempo, así que se enfoca en Lisa con una débil sonrisa –. Todos deben mantenerse unidos, cuídense los unos a los otros, pase lo que pase.
–Lo haremos, bonita – Moon asegura, limpiando sus lágrimas con el dorso de su manga, sonriéndole con pesar.
Irene asiente muy ligeramente, satisfecha con la contestación, de tener más fuerzas elevaría su mano para tomar la de quien se convirtió en su primera amiga adulta en aquel siglo.
–Lisa, ¿Podrías cantarme, linda?
A pesar de que no tiene ganas en su estado, la joven de cabellos rubios le otorga su petición, entonando la canción que sus ancestros le enseñaron a su abuela, pasando de generación hasta ella, recordaba incluso que la misma Irene se la cantó de pequeña. Al la pelirroja escucharla, sonríe más amplio, cerrando sus parpados para deleitarse de la vida misma.
De a poco, su expresión se suaviza, y todos presencian su último aliento, precisamente cuando los copos de nieve finales dejan de caer.
Irene se fue en paz junto a los que amaba, con la nieve viajando junto a ella, como todo un ángel.
Todos lloraron, claro que sí, afortunadamente se tenían para consolarse entre ellos, sobre todo se esmeraron en brindarle apoyo a Lalisa y al silencioso y cabizbajo Namjoon. Permanecieron un largo rato ahí hasta que tuvieron que irse, llevando consigo el cuerpo de la hechicera, sin levantar sospechas de ninguna autoridad o chismoso.
Después de ese día, fue un milagro repentino e inexplicable que en ese mismo puesto, donde cayó y voló Irene, comenzaran a crecer cientos de rosas rojas que minaron toda la zona, trayendo mariposas revoloteantes y muchas personas que se sorprendieron, conmovieron y embelesaron con aquel espectáculo donde antes había nieve y soledad.
A las dos semanas, Yeonjun y Soobin visitaron el lugar, parados desde el mismo punto donde hicieron su primer muñeco de nieve, observando los nuevos rosales y el ahora lago cercano, ya descongelado. Al ser fin de semana decidieron ir al sitio por haber estado cerca, como si algo les impulsó a ir sujetados de sus manos hasta allá, por más que ahora también era un sitio nostálgico. Aún la perdida es reciente, y lamentan que fuese tan rápido todo.
–¿Sabes? Extraño cuando había hielo y podíamos patinar.
–Hace apenas catorce días se acabó invierno, Soobinssi.
–No puedo creer que el tiempo transcurra tan deprisa, que locura. Supongo que es el efecto de estar encerrado por más de un siglo en un espejo... – muestra sus hoyuelos al extender sus comisuras con coquetería – O los días vuelan al no prestarle atención a las horas porque tú las ocupas todas.
Yeon siente hasta sus orejas hirviendo en lo que carcajea.
–¿Cuándo detendrás tantos comentarios descarados y melosos?
Soo se contagia y lo abraza por la espalda, recostando su mentón en el hombro contrario, era un instante de serenidad que los dos estaban disfrutando, por unos minutos en total silencio y otorgándose caricias y sonrisas cómplices, recostándose del cuerpo opuesto en busca de su esencia. El azabache aprovecha para murmurar contra del oído derecho de algo de lo que necesitaba hacerle participe:
–Estuve pensándolo, y quiero ofrecer la mansión como un refugio para los indigentes.
Ante el asombro, el mayor se tarda unos segundos en responderle, volteándose, sin apartar su cercanía del alto.
–¿Hablas en serio?
–Tengo que mudarme de todas formas, es demasiado espacio para mi solo, y me gustaría hacer algo útil con toda la propiedad... ¿Qué opinas?
–Es muy noble de tu parte, me encanta la idea si te hace feliz y sirve de beneficio para otros.
–Me alegra que te guste el plan – sinceriza, rodeándolo más cómodamente por la cintura para continuar:– Debo conseguir un trabajo o comenzar en la universidad con alguna carrera – hace una mueca divertida –. Lisa tendrá que ayudarme con algún encantamiento para que sean válidos mis anticuados papeles.
–Todos podemos ingeniarnos algo – es cómplice de su entramado, sin embargo, se pierde apreciando los ojos oscuros que brillan para él, sonriendo por inercia –. Estoy orgulloso de ti, Soobin.
Era de esperarse que el ojos negros se derritiera por dentro ante el halago, significaba demasiado para él que Yeonjun le dijera tales palabras, más porque se trata del chico que sostiene su corazón con tanta devoción y lo hace latir como ahora, desbocado pero sin temor. Extiende su palma para acunar el rostro contrario con ternura.
–Y yo de ti, hyung... Mamá tenía razón, me contó acerca del amor, pero pienso que censuró muchas cosas que no comprendería de niño, porque contigo siento mucho más cada día – le regala una sonrisa amorosa, agradeciendo a la vida por esa oportunidad de tener a alguien como el rubiecito, un ser que le regresa el gesto de forma muy especial y genuina –. Me salvaste de un laberinto en el espejo, en todas las maneras.
–Nos salvamos juntos – corrige posando su mano sobre la más grande, besando el dorso de esta con sumo cariño. La vida le cambió definitivamente con la presencia de aquel pelinegro gruñón que salió de un espejo durante aquel primero de diciembre. Nunca imaginó que Soo sería la cura que tanto requería, alguien que rápidamente se volvió en indispensable, y que, por primera vez, estaba plenamente seguro de que le correspondía por completo, sin miedos que sean lo suficientemente fuertes como para apartarlos –. Tú me inspiraste a salvarme, Binnie.
Porque se estaban enseñando muchas cosas, entre ellas, lo importante que es el amor propio, ese que vino al ser la fuente motivadora del otro; porque empezaron con el pie izquierdo, odiándose a morir y siendo opuestos totales, sólo que, a lo largo del camino, terminaron compartiendo un fuerte sentimiento que opacó cualquier otro existente. Por este, es que con toda honestidad y sin vacilaciones, son capaces de decir en alto:
–Te amo, Junnie.
–Te amo, mocoso Binnie.
Un beso de parte de ambos confirma y sella las sentencias, como un cuento de hadas moderno y realista; no perfecto ni ideal, con altos y bajos, uno que continúa a pesar de que parezca que tiene una página final.
Sobre todo, un cuento de hadas cargado de amor, de todas las clases existentes.
Y seguirían felices por siempre, sin importar las veces que caigan.
[Fin]
¿Les ha gustado este...final?
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Realmente, no es el "final", debía decirlo JAJAJAJAJ Planeo hacer unos cuantos extras todavía, me enamoré inmensamente de este fic y lo escribí con todo el empeño y amor el diciembre anterior, espero que igualmente haya sido de su agrado y disfrutaran de la lectura ^^
Los extras serán 5 en total, unos narran del pasado y otros relatan después de este epílogo (Precuelas y secuelas, en resumen), serán de varios personajes, por supuesto que principalmente de YeonBin, y uno de ellos tiene una sorpresita especial.
Sooo, lo de la partida de Irene iba a suceder tarde o temprano, pero al menos ocurrió de la mejor forma, fue feliz y libre después de mucho tiempo :( 🤍
Les dejo Epiphany porque es una obra de arte que debe ir en una playlist de amor propio, sí o sí, ES UN HIMNO DE AMOR:
https://youtu.be/PZv02jpR8Z8
Gracias por todo el apoyo si has llegado hasta aquí, espero seguirles viendo en lo que queda de este proyecto, y en otros que realice o tengo en curso ^3
Quiero desearles una feliz navidad y un feliz año nuevo (aquí estoy a cinco para las doce ajijsd), espero la pasen lo mejor posible 💝🎄🌟
¡Voten y comenten! 💖
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