[8:Let Yourself Float]

Jisoo tiene que asegurarse de haber captado la información adecuadamente cuando Yeonjun le suelta, sin previo aviso, lo que aconteció la noche anterior.

–Espera... ¡¿Casi se besaron?! 

–¡Baja la voz, joder!

–No me culpes, te pregunté sobre lo que hicieron y lo único que me dices es que tú y Soobin casi se besaron. Son las ocho treinta de la mañana apenas como para lanzarme una bomba como esa y esperar que no reaccione así, Yeonjunssi. 

Él estuvo repitiendo todos los sucesos durante la noche, llegando a la realización de que, efectivamente, estuvieron a punto de besarse. No pudo ser una confusión, ¿Verdad? Ahora su mayor interrogante era el motivo por el que ambos iban a cometer tal acto. Pudo ser el momento compartido, no lo tiene claro, y como consecuencia del hecho, estaba sumergido en un lío del cual necesitó desahogarse con su amiga.

–Tenía que contárselo a alguien. Si le decía a Beomgyu lo tendría sobre mi como un niño de siete años, y si se lo contaba a Taehyun iba a actuar como un padre que va a enfrentar a su posible yerno delincuente – corta su discurso y corrige velozmente:–. No es que Soobin vaya a ser nada mío, e-es...

–A ver, primero necesitas respirar y luego calmarte. Yo no diré nada, por eso me elegiste – sonríe con ternura, jalando un poco las mejillas del chico –. Explícame hasta donde quieras hacerlo.

Da un suspiro tendido, un mohín se forma en sus curveados labios.

–Es que ni siquiera yo comprendo nada, Chicken. Solamente estuvimos charlando y de un minuto a otro estuvimos cerca, hubo algo raro ahí.

–Pues, sea lo que sea, ya lo averiguarás. No te mates con esto tampoco, hay tiempo en esta vida para todo, Yeonjunssi.

No tuvo oportunidad de meditarlo más cuando el de tez pálida del que conversaban hace aparición tocando el marco de madera.

–Buenos días a ambos, ¿Interrumpo?

–Eh, no, buen día – Jisoo contesta tras verificar a su amigo, levantándose por intuición –. Espero no te incomodara que tomáramos el desayuno a solas en este salón.

–No, está bien. El resto tampoco desayunó en el comedor – restó importancia con educación, de reojo interesado en el rubio –. Alguien debe usar las demás alas de la mansión, después de todo.

–Bueno, de ser así... Tengo que hacer unas cosas, permiso.

Kim se retira con un breve agradecimiento y los Choi quedan solos en la pequeña sala del té con amplios ventanales. El menor de ellos se sienta en la silla que anteriormente utilizó la universitaria, saludando con su cabeza.

–Buenos días, Soobin.

–Buenos días, Yeonjun.

La situación era tan distópica para el mayor que por un segundo no levantaba la cara con cierta cobardía. Entonces se reprocha a sí mismo y se dice que no hay nada por lo que actuar así de tonto.

–¿Estás listo para iniciar nuestro proyecto o ya te retractaste? – intentó romper la tensión con su tono ocurrente –. Digo, un invernadero es complicado de reconstruir.

–En realidad, ya he colocado lo que usaremos y organicé el plan de hoy – sonríe orgulloso, más al invertir la broma anterior –. Dormí temprano y desperté temprano mientras tu roncabas, Yeonjun.

–¡No ronco, pesado! – contiene su carcajada con una exclamación enfadosa, dándole un golpecito en el hombro – Hablas mucho, vamos a ver tus dotes de constructor.

Fueron directamente al jardín, no estaba nevando aquella mañana, no obstante, sí hay nieve en todos lados y el frío les obliga a estar abrigados y con un termo de café caliente, también con bolsas térmicas para sus descubiertas manos cuando sean requeridas. Sacaron todos los escombros, desechado las flores muertas y hierbajos, rechazaron la ayuda de los otros dos muchachos que vinieron a ver lo que hacían - ignorando sus caras intrigadas-, y prosiguieron con dejar todo totalmente limpio.

–Esto fue la parte sencilla, lo que viene sí te va a despeinar, alteza.

–He hecho trabajo duro antes, no soy un príncipe como imaginas, Choi.

Yeonjun se preocupó por un segundo de sonar juzgador, pero se encuentra a Soobin sereno y con un brillo igual de hilarante en sus oscuros orbes que le destensa al segundo.

–Está bien, empecemos a pintar las macetas nuevas, así estarán más personalizadas. Será entretenido hacerlo juntos.

Soobin acepta la brocha y examina los envases de pintura que el mayor va apilando en el mesón donde tienen todas las herramientas que usarán hoy. Sonríe un poco cada que el chico pone esa cara de concentración o se mancha los dedos buscando una toallita húmeda, estando al pendiente de no ensuciar su ropa. Él mismo hace su mayor esfuerzo en la labor dada.

Quiere que todo le salga bien, odiaba fallar, pero estaba también el hecho de que deseaba recuperar el sitio que su madre tanto adoraba y que ahora hace que Yeonjun se emocione junto a él.

–Quedaron bastante bien – detalla satisfecho la fila de macetas que decoraron, algunas tienen más colores que otras, e incluso habían dibujitos graciosos que ha hecho el rubio –. ¿Un zorro?

–Es Nick de Zootopia –sonríe ladino –, debes ver esa película.

–Ok, pero no entiendo porqué hay macetas inconclusas de tu lado.

–Porque aunque le dijimos a los chicos que estábamos genial por nuestra cuenta, quiero que aporten su presencia aquí. Beom ama pintar y Tae es bueno en casi todo, Jisoo es creativa igualmente.

–Ah, comprendo. Pensé que te habías quedado sin ingenio.

Yeon entrecierra sus ojos y se venga del chiste trazando una línea de pintura azul en la mejilla del alto, acción de la que se arrepiente cuando el chico tiene el entrecejo fruncido.

–Oye, no es tan malo... Límpiate con...

El más bajo calla al recibir también un trazo de pintura roja en su nariz, viendo la sonrisa triunfante del que se marcha a la salida.

–Descansemos y luego arreglemos las cosas que pueden rescatarse.

Claro que la señora Choi mantiene su puesto maternal al regañarlos por ensuciarse tanto y les obliga a regresar con overoles tras el almuerzo y un descanso. Deciden dejar lo que quedó por pintar para al día siguiente, y ahora estaban reparando un estante donde permanecían generalmente herramientas y artículos de jardinería porque Yeon había convencido a Bin de no desechar todo el inmueble original, tanto por ahorro como por nostalgia, y el menor no se quejó por lo último, principalmente.

–¿Dónde aprendiste acerca de carpintería? – indaga el pelinegro, actuando como si supiese lo que hacía y disimulando la poca destreza que posee en aquel ámbito –. ¿Tiene relación con tu antiguo trabajo?

–No estoy haciendo gran cosa, y no, yo trabajaba de mesero – oculta la sonrisa por lo divertido que era ver a su dongsaeng fascinado cuando simplemente clavaba y reponía un par de tablas –. Kai y Taehyun solían arrastrarme con ellos a los refugios de animales y hacíamos casas de... Lo siento, no recordaba que Hyuka no te cae bien del todo.

Soo bufa bajito, luchando en no apartar su enfoque del clavo que intenta encajar apropiadamente.

–¿Eres consciente del motivo?

–Siendo franco, no.

–¿Qué ocurrió entre ustedes? – libera de golpe, descolocándolo –. Si me cuentas la historia, yo te contesto.

–Es chantaje...

–No, porque no tienes que decírmelo si no lo deseas, Yeonjun.

–¿Significa que sí me responderás así no te diga nada?

–Touché, aunque robarías mi oportunidad de conocer tu respuesta.

Yeonjun lo debate un instante, observando al más alto hasta que suspira.

Quiere soltarlo.

–Kai y yo nos conocimos por Taehyun hace tres años cuando recién éramos nuevos aquí en Daegu. Vinimos de Seúl para la universidad tras los exámenes de aceptación, y aunque Huening era más joven para entrar aún, iba a clases de canto con Tae. Nos empezamos a hablar por mensajes y luego llamadas, era algo inusual de mi parte porque no suelo ser muy abierto, pero se me hizo sencillo con él al ser tan encantador conmigo – relata sin detener su actividad, sólo haciéndola más despacio –.  Al año iniciamos una relación, él me lo propuso y a pesar de que al principio me pareció un disparate de adolescente, terminé aceptando por sus intentos incesantes.

–¿Como cuáles intentos? – pregunta con una amargura desconocida en su interior.

–No paraba de hacerme galletas o enviarme mensajes, un día hasta me mandó un peluche de pingüino enorme. Es muy persistente cuando se lo propone – ríe ligeramente ante el recuerdo –. El caso fue que estuvimos increíbles durante los primeros años de noviazgo, nunca estuve realmente enamorado y fui correspondido de esa forma, era mi primera relación seria... Hasta que el segundo año comenzó a ser duro.

»Ingresó a su carrera, no teníamos tiempo para el otro, yo lo alejé un poco y él simplemente no intentó recuperar las cosas – su voz se fue apagando como su semblante, incluso detuvo su tarea –. Sólo lo hizo cuando todo estaba muy mal como para tratar, cuando me admitió que besó a un chico mayor en una fiesta de la facultad. Al disculparse conmigo y explicarme que estaba confundido, le terminé sin pensar. Las cosas se pusieron muy mal después, no cruzamos palabras por mucho tiempo, y a los cinco meses de haber terminado me enteré que estaba saliendo con ese mismo chico al que besó, Jeon Jungkook.

Soobin tenía toda su atención en Yeonjun, con una mueca enfadada en su rostro. Sin embargo, tiene una gran pregunta:

–¿Por qué lo alejaste?

Yeonjun agacha su cabeza, negando con tono sombrío.

–...No tiene importancia ahora.

Por lo cerrado que lució de pronto, no tuvo más que aceptar la contestación.

–Considero que por más habilidad de carpintería que posea, es muy idiota en una cosa.

–¿Qué?

–No es posible superarte en cinco meses. Me refiero, tal vez en ocho meses o en un año, pero no en cinco.

Su pésima broma le causa más gracia de lo que debería, por lo que muerde su labio para evitar una risotada.

–Gracias por el consuelo, mocoso.

–Es por ello que me cae mal – aporta con simpleza –. No conocía la historia, pero con certeza reafirmo que no tiene mis simpatías por lo que te hizo.

–Bueno, no fue del todo su culpa... – susurra jugando con sus dedos, algo halagado por su oración –. Igual me equivoqué en muchas cosas.

–Escucha, hicieras lo que hicieras, él estuvo mal. De haber sido yo, habría insistido más – se sincera, yendo más cerca y deteniendo su torpe y nefasto intento de reparación –. No me rendiría si eres tan difícil para conquistar.

Jun traga y siente que su pecho da un salto, un montón de nervios en su estómago brincan como insectos debido a las palabras del que le dirige una mirada tan intensa. Su risa suena titubeante ante ello.

–Sí que eres bueno consolando a los demás, lo tenías oculto.

–Soy bueno para varias cosas – musita bajito, sonando demasiado insinuante sin intentarlo. Hay muchas interrogantes que le invaden todavía acerca de los sentimientos de su mayor hacia su ex, pero no tenía el valor de preguntarle nada más, sólo hay una que es capaz de formular:–. ¿Después de él, no hubo nadie más?

–No me he enamorado de nadie más desde Kai – confirma tras un breve silencio, traga en seco ahora con la vista fija en los orbes contrarios.

Soobin temía por saber la causa, quiso preguntar si era porque no superaba al castaño del todo... No se atrevía a bajarse de sus nuevas esperanzas.

–¿Y no crees que exista una posibilidad de que ocurra?

Yeonjun captó a la primera, sabía que el terreno era inestable ahora, estaba sin pistas de absolutamente nada. Estaba algo abrumado como para reaccionar del todo.

–No lo sé, quizás...

"Córtalo, los dos están coqueteando, Yeonjun"

El momento es roto por el mismo que contestó lo último, apartándose para buscar unos clavos y respirar nuevamente de forma estable. Sus manos temblaron y se controló al minuto para evitar la inquietud, volviendo con una exhalación al notar que el azabache maldecía por haberse golpeado con el martillo, haciendo un puchero enfadoso que seguramente fue tan involuntario como adorable.

¿Por qué alguien que era tan odioso en un inicio ahora le parece tierno?

Soo no tuvo alternativa más que aceptar la ayuda del más bajo, aunque sigue insatisfecho de haber sido interrumpido de su breve momento.

 ¿Yeonjun se puso nervioso o le evitó porque no le gustaba su insinuación?

Sea cuál sea la respuesta, no se iba a rendir.

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–No sé nada, no me miren así.

–Ustedes dos conversan mucho.

–Sí, esta mañana desayunaron juntos.

–No significa que yo sepa todo. Ustedes son los mejores amigos de Yeonjun, bobos.

–Noona, por ese mismo hecho conocemos a hyung lo suficiente como para saber que él no quiere darnos explicaciones a nosotros.

–Y que tú sí los tienes.

Jisoo abandona su pintar de uñas con un resoplido tendido. El par frente a ella eran tan insistentes cuando estaban tras algo que no se detenían hasta obtenerlo.

–¿Qué se supone que tengo?

–Estuvieron todo el día armando un invernadero juntos y sin querer nuestra colaboración – Beom alarga y resalta algunas palabras con dramatismo, cruzando sus brazos para aparentar astucia –. ¿Qué detalles tienes de ello?

–Que a Yeonjunssi le encantan las flores y que Soobin tiene un triste y abandonado invernadero que se les ocurrió restaurar, es todo. ¿Acaso tiene que existir algún trasfondo oculto?

–¿Qué hay acerca de la salida de ayer? – Taehyun es quien ahora toma delantera, más intimidante que el cabello negro – Hyung no quiso contarnos nada y sabemos que hasta te los cruzaste en el camino. 

–¿Desde cuando los dos se volvieron una dupla de detectives? – titubea levantándose al instante –. Me fascina perder el tiempo aquí cotilleando con los dos, pero tengo que atender una videollamada con Jennie y Wheein para charlar de temas verdaderamente relevantes.

Los jóvenes comparten miradas aburridas y coinciden a la par:

–De Lisa.

Kim se sonroja inmensamente, y con un bufido, ataca:

–Nunca debieron terminar, parecen una sola y molesta neurona.

Beom y Tae permanecen en el sitio en lo que su noona se marcha y les deja con un remolino de emociones que les enrojece el rostro. 

–Y-yo, eh tengo que... 

–S-si, yo igual...

Claro que se separan para evitar el mismo temor que no se dignan a sacar aún.

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Durante la noche, los que pasaron su día con overoles y trabajando, optaron por tomar un merecido descanso por separado, cada uno en su alcoba tras darse una gloriosa ducha con los nuevos calentadores y posteriormente tomando una siesta antes de la cena. En la misma, volvieron a saludarse con un ademán y comieron junto a Moon y Tae, pues los dos faltantes huéspedes estaban en sus respectivas habitaciones.  

La mujer, como era de esperarse, se interesó por su labor y les preguntó con más puntualidad lo que habían logrado durante el día, el más joven de la mesa aprovechó de escuchar cada dato mientras chequea la forma en la que su emocionado hyung relata todo, percibe cuando evita contar ciertos detalles y capta a los ojos negros que no detienen su escrutinio analítico sobre su rubio amigo. Taehyun intenta persuadir a su mayor para conversar después, sin embargo, éste retoma el estar agotado e insiste en que no hay nada interesante que contarle.

No le cree, y el mismo Yeonjun está muy claro en ello.

Pero, ¿Qué le contaría? No hay más que huecos argumentales que ni él mismo está comprendiendo, todo ocurre tan veloz frente a sus narices que no le da tiempo de respirar profundo siquiera.

Soobin: 

¿Estás Despierto?

Por algo salgo en línea, mocoso.

Cosas como aquellas son las que le tienen perdido como en ecuaciones complejas de ingeniería industrial. Choi Soobin mensajeando con él desde su recamara luego de que estuvieron prácticamente todo el día juntos arreglando un invernadero, portándose bien y...

Soobin:

Eres propenso a quedarte dormido con la aplicación abierta, no me culpes por tener mis justificadas hipótesis, Choi. 

En fin, estaba pensando que mañana es viable tomarnos un descanso de lo de hoy y seguirlo el domingo, por lo mismo me parece bien si hacemos algo diferente nosotros dos.

 Otra invitación a estar un nuevo día juntos, a solas, donde no tiene pista alguna de si ocurrirán cosas como los extraños coqueteos, miradas intensas que le aceleran el pulso y sin mencionar el casi beso de la vez posterior. No se da cuenta de que se ha quedado mucho rato perdido en sus divagaciones hasta que recibe una llamada de Soobin que le hace dar un brinco en su cama. Nunca se sintió tan nervioso por atender a una llamada con una persona con la que, literalmente, compartía techo y estaba a sólo tres puertas de distancia.

¿Qué tan peculiar era su situación?

–¿Por qué me estás llamando? Estamos hablando por mensajes.

–No respondías, no me agrada que me ignoren.

–No te ignoré, estaba distraído – excusa con la vergüenza llenándole –. Suenas caprichoso de nuevo.

Desde su habitación, el pelinegro se acomoda en su sillón. Lo que menos le apetece oír es que le dijera malcriado.

–Voy a ignorarte a ver quien es el caprichoso.

–No puedes hacerlo.

–¿Ah, no?

–Soobin, nos estamos desviando del tema principal – masajea su puente y contiene una sonrisa por lo ñoña que suena la pelea –. ¿En serio planeas pasar otro día conmigo? 

–¿Tiene algo de malo? – eleva su ceja, ahora parándose para caminar por la gran alcoba – ¿Tienes planes?

–No, pero podría. No siempre estaré disponible para ti, Choi – aplasta su lengua con los dientes en una maldición mental, retractándose por la inconclusa frase que puede malinterpretarse –. Es decir, tengo más amistades.

–Yo no soy una amistad más, Yeonjun – su voz suena más penetrante de lo que buscó, la idea de ser su amigo exclusivamente no iba con él. Se obliga a ser más suave esta vez, usando su particular ingenio: –. Además, no te estoy obligando, te estás haciendo el interesante porque adoras llevarme la contraria.

–¿Volvimos a ser pesados? – masculla al recuperar su habla, le habían dado escalofríos y quedó mudo por unos segundos ante su oración. Tiene orgullo, y no es que quiera reconocer que el menor tiene razón, pues se está haciendo el duro sin causa aparente. Su lado maduro decide hacer acto de presencia, dándose por vencido con una exhalación :–. Ok, los chicos están ocupados mañana con algo online y Jisoo seguro saldrá con Manoban, así que no tengo planes. Pero no creas que no tengo otros amigos o que no puedo salir solo.

–Lamento arruinarte la ilusión, pero... 

–No puedo salir solo ahora, lo que me lleva a mi punto principal. ¿No crees que nos exponemos demasiado?

–Todo está bien – asegura con confianza, con su dedo en el globo terráqueo que tiene en uno de sus buros –. No han aparecido desde que saliste de clases, y reitero que si antes no tenían pistas de ti, mucho menos ahora. Detén las excusas, hoy la pasamos bien.

Lo hicieron, y el confirmar que el pálido compartía opiniones, logra convencerlo con una involuntaria y tenue sonrisa.

–Bien, pero tengo una condición. Si salimos, no vamos a gastar más dinero, Choi. 

–Aguarda...

–Y no hay negativos por respuesta o excusas de que eres el magnate del olimpo. ¿No sabes que es posible pasarla muy bien y salir sin gastar dinero? 

Soobin chasquea escéptico:

–Lo dudo.

Yeonjun sisea sin problema:

–No me retes, porque te lo voy a demostrar, Choi.

Ambos comparten una sonrisa retadora sin percatarse por las paredes que les separan.

–Ya veremos mañana, Choi.

No es como que Yeonjun se desveló o maquinó una estrategia elaborada para salir, de hecho, hizo todo lo opuesto, ya que precisamente su punto era demostrar que no se requiere de algo tan extraordinario y extravagante para divertirse y pasarla agradable.

–¿Vamos a jugar en la nieve? – Soobin se asegura al repetirlo en un parpadeo constante –. ¿Me tomas el pelo?

–Esas expresiones no se usan ya, mocoso – tararea andando confiadamente por la acera de buen humor gracias a la atmosfera; su abrigo le brinda el calor necesario, habían varias personas caminando en el vecindario aquella mañana, la nieve cae tenue y agrega más al suelo de su blanca esencia que se hunde un poquito con sus pisadas, incluso la luz solar es bastante alegre y no de tonalidad opaca como era usual en dada temporada –. Iremos a jugar en la nieve un rato, después patinaremos en el lago que está cerca y al final visitaremos el parque para tomar un descanso antes de regresar, ¿No te agrada?

No es que no le complacía, simplemente que existen ciertas observaciones que no tenía idea cómo vocalizar sin sentirse un estúpido con el contrario. Sin embargo, Jun luce tan ilusionado que se rinde y cumple con su promesa de permitirle "demostrar" su error. A pesar de que Soo no conocía mucho el asunto de subsistir sin dinero y no hacer uso de éste en toda una salida.

–Primero que nada, ¿Por qué no vamos en el auto que he alquilado?

–Caminar no hace daño y el oxigeno es importante como el ejercicio. Ah, también ahorras gasolina, que es un gasto además.

–¿En serio ni siquiera piensas gastar unos wons en transporte publico barato?

–Nop, deja de parlotear y apresúrate, Soobin.

Arriban a una zona abierta cerca del dichoso lago que Yeon mencionó anteriormente, no había casi nadie alrededor y el espacio es lo suficientemente amplio como para que cada visitante esté en su atmosfera alejada del resto. Bin conoce el sitio, unas cuantas veces lo transcurrió, sólo que olvidó cuando fue la última ocasión.

–Es un muñeco de nieve, no es complicado – alienta con un quejido, sacando de su morral dos zanahorias, una bolsa de botones negros y dos bufandas viejas que consiguió en un baúl de la mansión, apila unas ramitas igualmente que consigue a los costados –. ¿Por qué no inicias mientras acomodo todo?

Soobin no hace más que contraer su entrecejo y observar la nieve entre sus guantes, abultándola inseguro en el suelo y evita voltear hacia el rubio. 

–Eso hago...

Yeonjun examina al ofuscado pelinegro y abre su boca en realización.

 –¿Nunca has hecho un hombre de nieve?

Hay un silencio antes de que el menor farfulle con una risa aireada.

–Por supuesto que sí.

–¿Seguro?... ¿Dónde van los botones?

–En su pecho.

–¿Nada más? Supongo que igual sabes que tienen un...

–Ok, bien, nunca en mi vida he hecho un jodido muñeco en invierno ni he jugado en la nieve – exclama con frustración, soltando la bola deforme y agrietada en sus manos de mala gana–. ¿Te vas a reír de mi?

 –¿Por qué me reiría de ti? – cuestiona en confusión –. No tiene nada de malo, sólo... 

–No tenía con quien hacer estas cosas y no solía jugar demasiado en mi infancia –susurra con perceptible amargura –. Es ridículo, no puede tener mucha complejidad, es lógico el proceso y yo no...

–Soo, tienes que relajarte primero. Yo haré el mío a tu lado, no tiene que lucir perfecto o ser uno mejor que el otro, ¿Sí? – interrumpe con una sonrisa alentadora, sentándose junto al más fornido –. Tampoco me quedan muy bien, incluso una vez asusté a mi abuela con uno que hice.

Bin cierra su boca y oculta lo máximo que alcanza una risa, algo del peso y la exasperación caen de sus hombros. Al minuto se encuentra disfrutando cuando ambos empiezan a construir sus respectivos muñecos de nieve. Se toman un rato, opinando y bromeando un poco sobre el otro - siendo una competencia sana y no real-, hasta que finalizan y sacan fotografías de sus obras.

Jun le toma una foto al pelinegro entre el par de muñecos, le parece muy encantadora y divertida, la guardaría en secreto. Se niega cuando el muchacho le quiere sacar una igualmente, pero este irremediablemente le saca un par sin su consentimiento.

–No seas dramático, saliste...

Soobin recibe una fría bola en su hombro, voltea hacia el atacante de cabellos rubios ocultos bajo el gorro de lana, y no se contiene de regresarle el golpe al guardar su teléfono. Yeonjun se carcajea y ambos se corretean en una pelea de bolas de nieve, se esconden tras los arboles o cubos de basura, cualquier cosa que se topan en su camino, siendo vistos por el resto a los alrededores sin importarles el hecho. Se mofan con gritos retadores y ya es una competencia que Soobin estaba disfrutando mucho, la primera de esa clase.

–¡Veamos si eres bueno en el lago, niño! – le reta retomando el aliento una vez están donde quería, al lado del lago congelado; era seguro y lo comprueba con el anterior grupo de infantes que se acababan de marchar minutos atrás luego de usar la superficie. Saca los viejos dos pares de patines que solía usar con su ex pareja - los cuales extrajo de su departamento por sugerencia de Tae, pues éste tenía esperanza de usarlos con Beom en alguna oportunidad-, y se sienta en la acolchada nieve para colocárselos.

 –Debemos calzar parecido pero estos son una talla mayor, tenlos. Yo usaré los más pequeños.

El Choi azabache observa los patines y se los coloca tras cerciorarse en cómo su mayor lo hace. Estaba menos convencido que cuando su juego en la nieve, temeroso por dentro del resultado.

–Yeon, yo no... Podemos hacer algo más, ¿Que pasa si el hielo se rompe?

–Creo que te tomaste muy en serio las palabras de Jack en Titanic.

–No es broma, no quiero congelarme sacándote de ahí.

–¿A mi? Yo podría sacarte de ahí – alega risueño, tendiéndole la mano porque sabe perfectamente el problema que no desea admitir su acompañante –. Soobin, no soy un maestro del patinaje, no importa. Si te caes, te levanto, y si me caigo, me levantas. 

Algo en él se calienta y cosquillea por la genuinidad pura que usa en cada sentencia el ojos miel, no hay burla ni malicia, sólo una amistosa invitación que no es capaz de rechazar. Sujeta su mano enguantada y le sigue en el hielo con pasos torpes y vacilantes, se sostienen y se las apañan para ir lo más cerca al centro. Soobin era nuevo en ello, sentía algo de miedo que no demostraría, pero el agarre del más bajo le proporciona una protección que era demasiado novedosa para él.

–Despacio, no tan deprisa...

El dúo se desplaza por el hielo formado, el universitario no suelta al ojos negros, ayudándolo hasta que gana confianza y de a poco le incita a apartarse, usando su propio cuerpo para equilibrarse. Una vez Bin lo logra, sonríe para él y le exclama alejándose con un patinar libre: 

–¡Déjate ir, Soobin-ah!

El apodo y la forma en la que su hyung se mueve por la pista le tienen algo ensimismado, casi no se mueve por apreciarlo, pero se obliga a ello para no lucir tan patético. De a poco agarra el ritmo, se socorren cuando caen y todo se llena de bromas nuevamente, no pesadas ni crueles, sino cómplices. Eran vistos a lo lejos como dos jóvenes normales teniendo una encantadora tarde de diversión.

En su persecución, pierden el equilibrio y Soobin se abraza por reflejo del de gorro enlanado negro para ambos protegerse; por suerte maniobraron lo suficiente como para caer en el bulto de nieve en uno de los bordes. Yeonjun cayó de espaldas, soltando un quejido y una carcajada junto al más alto, quien le chequeó entre preocupado y risueño.

–¿Estás bien?

–Muy bien, mocoso...

Los Choi permanecen en la misma posición por unos instantes, viéndose con misma sonrisa, tan cerca en el rostro del otro y con sus cuerpo pegados, pero el dongsaeng no recuesta su peso del todo, sus respiraciones se regulan de a poco, pero sus latidos aumentan el ritmo cada vez más. Soo luce perdido en las facciones del contrario, sobre todo cuando relame sus rosados labios, y no sabe en qué momento se acerca como un imán, queriendo cumplir la voluntad que tiene desde hace unos días...

Se deja ir.

Yeonjun cierra sus ojos y libera un jadeo bajito de sorpresa cuando los labios de Soobin chocan con los suyos de forma imprevista; no se aparta ni lo empuja, se queda estático en medio de la acción. No hay gran movimiento, y aún así estaba haciéndole sentir un excesivo calor en su rostro, que viaja hasta a su pecho, agregando que un montón de insectos se alborotan en su estomago. El beso no dura demasiado ni fue muy profundo, por lo que sabe, el menor no es un experto en ello, pero era sumamente... Ni siquiera halla cómo describirlo.

Extraño, nuevo...Como flotar, y eso, daba miedo.

Al apartarse, comparten miradas, el mayor abre sus ojos más lentamente, encontrando a un chico azabache anhelante por alguna reacción de su parte, pero el rubio estaba tan perplejo, que no hace más que levantarse con el rubor en sus mejillas, apresurado y con el corazón en su boca. Se sienta y se quita los patines con cabeza gacha y dedos temblorosos, sintiendo el penetrante escrutinio a su costado.

–Yeonjun...

–Creo que mejor vamos al parque de una vez. 

Bin se traga cualquier sentencia o argumento, confundido y descolocado con los acontecimientos.

¿No le gustó el beso? ¿Por qué lo evadía? Se termina de sacar los patines con el ceño fruncido en irritación y sigue a Yeon en silencio, totalmente serio, como lo estaba el contrario. 

Jun se muerde el labio incómodamente todo el trayecto, hay mucha tensión, es consciente que está siendo culpable de esta y que debe de hablar lo que acaba de suceder, sólo no siente estar preparado para procesarlo ahora mismo, no en plena calle y siendo reciente.

Se incorporan a los transeúntes en el parque, los locales alrededor y la redoma ya tienen la decoración para la época navideña. No iban a comprar nada, era el plan, sólo usarían una mesa para comer lo que Yeonjun trajo consigo, aunque honestamente ninguno tenía apetito actualmente.

–Iré al baño – informa secamente, perdiéndose en uno de los locales y dejando solo al otro joven. Saliendo del cubículo, su teléfono suena y examina la pantalla con extrañez –. ¿Manoban?

–¡Soobin, es Jisoo! Escucha, por favor no descuides a Yeonjun ¿Ok? Unos tipos saben dónde estamos.

–¿Qué? – sus latidos se paralizan y siente un escalofrío recorrerlo por la espalda. Inmediatamente se apresura a la salida de la tienda –. ¿Cómo así? Explícate.

–A-al parecer interceptaron a un compañero de la universidad y le obligaron a confesar donde los dejaban luego de clases. Les contó acerca de la mansión y estoy segura de que si los ven van a seguirlos – la angustia era clara en la voz de la chica –. Por favor cuídalo, Soobin.

–Mierda, hiciste bien en avisarme – peina su cabellos hacia atrás con exasperación –. Yo me encargo.

La llamada es cortada con un veloz accionar, pues el pálido tiene ahora sus sentidos en alerta, volviendo su mirada por el parque y buscando la cabellera rubia entre las personas que caminan de lado a otro. Se le crea un nudo en su garganta al divisar a un sujeto que ya se topó anteriormente -uno de los tipos del callejón aquella noche-, justo chequeando el sitio como él lo hace. Cruza mirada con un distraído Yeon cerca de un puesto de ramen y no pierde un segundo en ir apresurado hasta él,  rogando llegar primero que el hombre que ya los ha interceptado.

Soobin actúa más rápido al apartar a Yeonjun tomando su mano y jalándolo lejos del atacante, sin embargo no esquiva un corte en su antebrazo como consecuencia del acto osado; sisea a causa del ardor del corte en lo que huye con el chico sin mirar a sus espaldas. El más bajo abre los ojos en demasía al procesar el hecho, divisando al hombre que les persigue entre los demás peatones, con el cuchillo que acababa de cortar al pelinegro.

Todo en efímeros segundos.

–¡S-Soobin, oh dios mío!

–¡Estoy bien, no hay que detenernos! – acorta desplazando el punzante dolor en su brazo, trazando una ruta de escape factible y tratando de ubicar con suerte a algún policía entre la gente. El delincuente a sus espaldas les estaba alcanzando, nadie lo detiene ni se involucra más que con exclamaciones alarmadas o aterradas.  La adrenalina y sus pulsaciones van a mil,  pero no suelta al mayor por nada, afianzado a él y dispuesto a defenderlo del peligro –. Maldición, ¡¿No hay ninguna autoridad competente por aquí?!

Como si el cielo le hubiese escuchado, distingue a un oficial bajándose de su patrulla en la pastelería Paris Baguette, corre gritando por él y esto hace que el criminal le lance un improperio antes de frenarse. Soobin llega junto a Yeonjun y señala al vándalo a la par de la herida que éste le originó en una breve explicación que basta para que el policía se espabile y persiga al causante con su silbato y un arma desenfundada que aparta a cualquiera que se atraviese en medio.

En el sitio, el Choi mayor está temblando con respiración errática, pidiéndole al muchacho que le muestre el brazo, tocándolo para examinar a través del corte de la tela ya manchada de rojo. Afortunadamente no fue profunda porque llevaban abrigos, y aunque eso le debió tranquilizar, como las afirmaciones de Bin, no lo hace.

–P-pero está sangrando.

–Tenemos que ir a un sitio cerrado, no...

Al sentir una palma en su hombro, Soobin no duda en alertarse y poner a Yeonjun detrás de su cuerpo en defensa, gruñendo para atacar como un animal rabioso y más que listo para gritarle al rubio que corriese, pero se calma al comprobar que se trata del policía que regresó jadeante y con cara apenada.

–Está bien, está bien, soy el oficial Wang. Lo lamento, lo perdí de vista entre la gente cuando abordó un auto deportivo a toda velocidad, pero ya mandé a otra patrulla a rastrearlo – da una reverencia corta – . Tengo que llevarlos conmigo a la comisaría para curarle y tomar sus declaraciones. Por favor, vengan conmigo.

No les queda opción, sobre todo porque el rubio convenció al pelinegro de acatar  la orden en lo que éste se quejaba irritado por la ineficiencia policial. En la comisaría dan la declaración y ayudan al herido vendándolo y colocándole un sedante en la zona afectada, les ofrecen ser escoltados a la mansión, lo que aceptan por obvias razones.

–No va a funcionar, incluso cuando tienen un ataque directo de esta clase. Le viste la cara a los oficiales cuando mencioné de quienes se trataba todo este desastre, sé que apilarán la denuncia como el resto. Sólo existe una manera de salir de ello – Yeonjun cruza el portón con su compañero, cabizbajo por la pena y la culpa que carga consigo –. Es así siempre, nos darán una patrulla hoy de custodia y quizás mañana, luego se marchan y vuelven los problemas...

–Jodido sistema de mierda. ¿Para qué demonios existe la ley? – farfulla con sorna,  prácticamente pateando la nieve al caminar tan hastiado– Ni en mi época ni ahora sirven para nada.

–Soobin... Yo lo lamento – quiere decirle más, pero su garganta estaba cerrada en un puño invisible y nada salía. Levanta su rostro y halla la cara pulcra del atractivo menor. Hace un esfuerzo al tragar para intentar remediarlo:–. Tú...

–¡Oh por dios! ¡¿Qué les pasó?!

Son interrumpidos cuando la puerta principal se abre y hacia ellos corren los residentes del sitio, totalmente preocupados y cargándolos de preguntas en lo que les hacen entrar. Soobin es el primero que se va a su habitación pidiendo espacio lo más cortés que puede, estaba realmente furioso y le dolía mucho el brazo, se disculpó con la preocupada señora Choi y se marchó.

Yeonjun explicó lo demás y también fue a darse un baño para cambiarse y relajarse, ya que les harían un té y algo de comer, suspendiendo la charla para más tarde. Estaba sumamente apenado y angustiado, sus nervios estaban de punta y la realización de los hechos le tiene sumamente aturdido.

Una vez él y el callado azabache terminan la comida en sepulcral silencio, teme que el último esté molesto con él, porque tendría motivos. No se atreve a llamarlo todavía por lo mismo.

Soo estaba por su parte regresando a su recámara, sin embargo, se detiene y duda un minuto al captar que el mayor no podía ni verle a los ojos de la vergüenza; él no quiere eso, no estaba enojado con Yeonjun, todo lo contrario. Estuvo pensando todo el rato que descansó en lo que ocurrió, y precisamente la emoción que siente no es enojo.

–¿Qué harán? Eso fue bastante feo – Lisa se une al más alto en el recibidor, señalando la herida vendada–.  Me sorprende que te llevaras el ataque directo.

–¿Qué pretendes que hiciera? Iba contra Yeonjun.

–Significa que lo protegiste como todo un caballero. Bravo, Choi  – sonríe ladina, aplaudiendo un poco para destensar al opuesto –. Estás muy enfadado.

–Claro que lo estoy, esos infelices no dejan de rastrearnos, me lastimaron y arruinaron la salida – resopla con impaciencia –. Tengo que hacer algo rápido antes de que empeoren y se vuelvan a ir contra Yeonjun.

–¿Tienes algún plan? Dudo que se calmen si no tienen el dinero.

–¿Creas que debamos dárselos por adelantado?

–No estaría mal, pero sabes qué significa hacerlo.

Choi lo tiene muy presente, tuerce su gesto inconforme, pero no tiene una mejor solución.

–¿No existe algún hechizo en tu libro?

–No, y si lo hubiese no sería justo porque tú le prometiste algo al otro tonto. Sería egoísta y no estaría bien, incluso para ti, Soobin.

–Estaba tratando de hacerlo distinto, igual no iba a faltar a mi promesa – aclara con tosquedad–. Al menos necesito un hechizo de protección o algo que asegure que una vez tengan el dinero, no vuelvan a buscar a Yeonjun.

Lisa lo sopesa detenidamente, recuerda un truco que de pequeña le mencionó su abuela al querer proteger su huerto de calabacines. Asiente hacia el preocupado chico pálido.

–Lo hay, te ayudaré.

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–Tenemos que planear algo, ya conocen la mansión. En cualquier momento van a atacar cuando la policía se marche.

–Hyung, si debemos irnos por mayor seguridad, está bien.

Yeonjun se encuentra apretando sus labios y con su vista clavada en el suelo, la chimenea hace ruido en la sala principal, acompañando la charla que sostiene con sus dos amigos y Moonbyul, puesto que Jisoo acompañó a Lisa a la salida. Estaban discutiendo la situación, pero no estaba de acuerdo con la anterior alusión No es posible irse de ahí, no les puede explicar lo le maleficio, así que está bastante corto de ideas ahora mismo.

–Deben haber más soluciones.

–¿No viste lo que ocurrió, hyung?

–Lo tengo muy claro, Beomgyu.

–Pudieron haberte apuñalado o hecho algo peor.

–Sí, y Soobin fue quien lo pagó, Taehyun. No fui yo – les encara con su ceño fruncido, usando más potencia en su voz –. Aquí o donde sea nos van a encontrar, además de que no tenemos otro sitio.

–Los ahorros, yo tengo ahorros – Moon interviene antes de que una discusión estalle entre los muchachos, consternada como toda una madre –. No son tantos, pero si sumamos los tuyos y si los chicos colaboran podemos...

–¡Sí, es buena idea, señora Choi!

–No, no, esperen – Yeon les corta con una sacudida de cabeza –. No voy a aceptarlo.

Beomgyu se queja.

–Hyung, no es momento de vergüenza. Somos familia, no vamos a dejar que algo peor ocurra contigo o el resto.

Taehyun aporta ahora:

–Sí, algo debemos hacer y esto suena lo más viable por ahora.

–Y si le decimos a Soobin tal vez...

–No es necesario, Beomgyu – la repentina aparición del recién nombrado capta la atención de todos, volteando al gran marco de madera de dónde proviene el mismo con expresión inexorable, enfocado en el mayor de los otros tres estudiantes –.  Necesito hablar un minuto con Yeonjun, a solas.

Soobin estuvo oyendo la conversación con un montón de emociones y pensamientos encima, sólo intervino cuando lo creyó conveniente, y agradece una vez todos se marchan y queda junto al consternado mayor.

–¿Los escuchaste? No es necesario que nos prestes el dinero, sé que no he cumplido el...

–Yeonjun, vamos a pagarles todo de una vez. Si continuamos frenando esto podría empeorar – alega con firmeza y aplomo, callando rotundamente al ojos miel –. No pueden penetrar la barrera en la mansión, pero no podemos estar encerrados aquí por culpa de unos vándalos sedientos de dinero. Tengo la cantidad total, sería insólito retrasarlo más.

–¿E-estás seguro? – balbucea al caer en cuenta –. Soobin, pero...

–Mañana lo llevaremos y acabaremos con esto, no tengo más que agregar – se aleja con su característico porte, sólo que, antes de irse, se encarga de aclara con un susurro más suave:–. No estoy molesto contigo... Y tenías razón, a pesar de todo lo que ocurrió, fue posible no gastar un centavo para pasarla estupendamente.

Yeonjun queda con cualquier sentencia en su boca al no ser capaz de pronunciarla, con el corazón latiendo en su tórax con una insistencia desesperante y un montón de interrogantes encima.

Tiene mucho que hablar con Soobin mañana, cuando se recupere de todo lo acontecido.

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–Los calabacines... Es muy astuta – la mujer sonríe con melancolía, reviviendo una planta al tocarla, apartándola por un poco más de su forma marchita, propia del invierno –. Me encantaría poder enseñarle más a mi pequeño arándano...

Irene suelta un suspiro pesado, Joonie se le pasea entre las piernas para animarla con ronroneos que la hacen cargarlo nuevamente y meterlo a la habitación junto a ella.

–En cuanto a Soobin, creo que finalmente está empezando a entender lo que es la vida sin competir, sin dinero, sonriendo y viendo lo pequeño de las cosas... Poco a poco, no tan de prisa, pero el estar dispuesto a despegarse por lo correcto... – suspende la oración con un cantarín tono –. Se está aprendiendo a dejar ir, fluir y flotar.

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¿Qué les parece el primer capítulo del año? Al fin estos dos se besaron TuT

Al ser una historia no tan extensa (El tiempo es de un mes, por todo  lo del hechizo), me estoy esforzando mucho para que no se vea forzado e ilógico, ya que soy de las que detesta las cosas apresuradas sin base ni fundamento. 

Paris Baguette es una panadería real en Corea del Sur, la descubrí por otro fanfic y porque TXT ya la ha mencionado hace poco en uno de sus directos asjasksp 

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