[3: Guests]
A la mañana siguiente Yeonjun despierta apresuradamente, alistándose y agradeciendo tener todo lo requerido en su mochila para las clases, para el presente día al menos. Baja apresurado, tuvo que colocarse la misma ropa sin más remedio; ya le pediría a Taehyun una chaqueta cuando lo viera, recuerda con alivio que en la universidad tenía en su casillero alguna camiseta que le serviría. No le posee tiempo extra para desayunar, estaba por salir, hasta que un chico alto se interpone de brazos cruzados en la puerta, viéndolo con una expresión inmaculadamente seria.
–¿A dónde vas?
–Te dije que tengo clases, debo ir.
Bin detiene el nuevo intento de huida del rubio al moverse ágilmente a la derecha para bloquearlo.
–Iré contigo.
Jun enarca una ceja en desconfianza.
–No estás hablando en serio.
–Claro que sí.
–¿Y qué les diré a los demás? Nunca te han visto en el campus, no puedo llevarte conmigo así – chasquea con fastidio –. Que estés ahí no va a impedir que se acerquen esos idiotas.
–No te harán nada, me aseguraré de que estés bien. Lo demás son detalles sin relevancia, inventa cualquier cosa – insiste con decisión –. Apenas termines tus obligaciones vendremos hasta aquí con ayuda de alguien con quien no te identifiquen. Ya te dije que no pueden entrar a la mansión hagan lo que hagan.
–Igual tengo que trabajar después de clases. No es posible estar retenido aquí, necesito el dinero.
–¿Es por ello? No es nada, te daré la totalidad.
Yeonjun entrecierra sus parpados.
–¿Cómo?
Soobin se encoge de hombros.
–Te pagaré lo que necesites si te quedas el resto del mes, tengo dinero suficiente en mi bóveda. Puedes consultar el cambio a la moneda actual en alguna entidad bancaria si tienes dudas, o como sea que investiguen ustedes hoy en día.
–¿Y exactamente qué haría aquí? – inquiere con más interés al analizarlo.
–Quedarte, limpiar, hace cualquier actividad, no sé – resta importancia con cierta impaciencia –. Mientras menos sitios visites, mejor.
No tenía mucho tiempo para cavilarlo mejor, tendría que arriesgarse. Además, lo principal ahora mismo es llegar a clases lo más pronto posible y no tiene minutos de sobra para pensarlo demasiado. Le hace un gesto al otro en lo que salen, revisando que nadie estuviese a los alrededores, le da una rápida mirada al menor y se fija en que sigue usando ropas anticuadas con dobleces.
Libera un suspiro pensando que aún hay cosas que buscar en su departamento, hallaría un método para convencer a su supuesto héroe, de misma manera que deberían de conseguir ropa que vaya acorde a los tiempos actuales y le sirva al pelinegro. Todo el tema le hace darse cuenta de un gran asunto que casi lo hace reírse de sí mismo por no haberse percatado con anterioridad:
–Choi Yeonjun.
–¿Eh?
–Mi nombre es Choi Yeonjun. Ni siquiera sé tu nombre, ¿Cómo te voy a presentar siquiera en la universidad?
Asiente quedamente al fijarse en ello, manteniendo aún su vista al frente.
–Choi Soobin.
–Hm, tenemos mismo apellido.
–A mi me luce más.
Yeon resopla y avanza más de prisa, dejándole atrás y haciendo que este se queje al alcanzarlo. El resto del camino transcurre en pequeñas discusiones sin sentido, en la facultad algunos escanean con interés al nuevo y apuesto joven, otros sencillamente le ignoran, pero a pesar de cualquier opinión hacia su persona, este tenía la cabeza en alto y el pecho inflado con pura soberbia.
El celular de Yeonjun se quedó sin batería desde la tarde anterior, así que no pudo comunicarse con sus amigos, por lo que sólo le quedaba buscarlos entre los pasillos de su edificio.
–¿Hyung?
El llamado de Tae le detiene sobre sus pies y hace suspirar en lo que va hasta él para saludarle, el menor le examina con confusión por su aspecto y le da la chaqueta que carga puesta apenas Jun se la pide. Por suerte es bastante espaciosa, a pesar que le queda un poquito corta de mangas, pero no es algo que le interese en tales momentos.
–Te prometo explicártelo en el almuerzo, ahora mismo no es buena idea.
–Ok, pero al menos respóndeme esto – el pelirrojo mira de reojo al chico de carente expresión que estaba a la derecha de su hyung –. ¿Quién es... Él?
–Ah, es el amigo del que te comenté. Quiso acompañarme para conocer la universidad – improvisa con un movimiento para rascar su nuca, esperando que el otro no fuese grosero con el su dongsaeng cuando carraspea para captar su atención y presentarlos –. Soobin, él es Taehyun.
Soobin extiende su mano en automático, el más bajo examina el gesto confundido y acepta con titubeo por la formalidad casi robótica.
–Un placer, la estructura de su universidad es meramente decente. He visto mejores, de eso no hay duda, aunque supongo que a ustedes les parece bien.
Yeonjun quiso estamparlo en su casillero por ser un parloteador.
–Como sea, nosotros tenemos que irnos. Nos vemos después de clases, Taessi.
–Sí, seguro – alega con extrañeza ante los comentarios anteriores de parte del sujeto al que se dirige con un gesto de despedida –. Un gusto conocerte, Soobin.
Apenas se alejan es el mayor quien cuestiona con incredulidad:
–¿Darle un apretón de manos, en serio? Eso es muy anticuado, Soobin.
–Pensé que era mejor que una reverencia, no sé cómo se saludan hoy en día.
–Necesitas aprender un poco de la actualidad si vas a estar aquí. Las reverencias son mejores, incluso chocar unos cinco o un puño era más adecuado – por la mueca contraria, corrige :–. No es un golpe literalmente, es un gesto de cordialidad juvenil.
–No es relevante de igual forma. No me apetece socializar ni mezclarme con tus amigos, simplemente vine a cumplir mi parte del trato – Bin se acomoda el cabello por inercia, peinándole más de lo que estaba –. Ve a tu clases y yo me quedaré afuera del aula.
Sin remedio, el rubio acata la petición y arrastra sus pasos entre insultos bajos hasta su salón. En el salón se consigue a Beomgyu y este le da el puesto a su lado, lo que agradece en lo que el muchacho le comenta que se sentía mucho mejor y lo que hizo el fin de semana. Sin embargo, al este indagar en el suyo...
–¿Yo? Fue un fin de semana diferente, sin duda.
–Necesito detalles, sucios y limpios.
–No hay nada de lo que imaginas, confía en mí – masculla garabateando para evitar revisar la ventanilla de la puerta donde el nada disimulado pelinegro se encuentra mirándole –. Tengo que contarte unas cuantas cosas en el almuerzo...
–Bien, no hay problema.
–Estará Taehyun.
Beom detiene sus apuntes y contrae su semblante en una mueca, viendo indeciso a su hyung, pero no tiene más alternativa que aceptar por la cara ligeramente perturbada que este tiene. Tiene que ser algo serio como para que Yeonjun esté tan ansioso y raro, ¿No?
No iba a fallarle por algo tan mundano como no desear enfrentar a su ex...
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–Un gusto, Soobin-ah.
–Él estará con nosotros, pero hagan como si no lo está. No es tan conversador.
Ambos miran al ceñudo y callado chico pálido antes de asentir y prestarle atención al nervioso mayor, ignorando la presencia del primero como les es viable.
–¿Todo bien, hyung?
–¿Por qué siento que algo serio te sucedió?
–Chicos, esto es un asunto delicado y no sé cómo iniciar, así que les pido que no intervengan hasta el final ¿De acuerdo? – al obtener la afirmativa de los dos, inhala profundamente, milagrosamente estaban alejados del resto ahí en el patio. Usa un tono quedo –. Mi padre antes de morir dejó un montón de deudas sin pagar con unos sujetos sumamente peligrosos, y todo eso lo heredé yo. He estado reuniendo la cantidad por dos años pero aún no he llegado a la suma, y eso a ellos no les gusta en lo absoluto.
»Han estado enviando amenazas y cartas, pero como no han obtenido el dinero, empezaron a seguirme. El sábado cuando salí, e-ellos... – traga ante el recuerdo, viendo sus dedos en la mesa, jugando con los mismos para no denotar su temblor –. Me emboscaron, me dieron unos pocos golpes y casi hacen algo peor. Me advirtieron que quieren el dinero, y...
–Y yo le he salvado, también le he abierto las puertas de mi casa – Soobin interviene, captando el enfoque de los tres –. Les di una buena paliza, creí que era un dato importante.
–Sí, pero eso no los alejará, al contrario – Yeonjun remarca con algo de irritación por la interrupción inoportuna e irrelevante –. Estarán furiosos y buscándome sin parar, seguramente están esperándome a la salida para ubicarme otra vez.
–Hyung, ¿Por qué no nos contaste antes? – Beomgyu es el primero en hablar, totalmente preocupado –. Esto es un tema muy delicado.
–Debemos llamar a la policía o algo – secunda un consternado Taehyun, enfatizando con su puño en la mesa –. No pueden hacerte esto, no es la manera.
–¿Creen que ya no lo he intentado todo? No hacen nada, las denuncias quedan así y sólo prometen investigar, cuidan el departamento dos días por unas horas y ya. No tengo poder ni dinero, ellos sí– explica con un mal sabor de boca que se proyecta en su expresión –. Lo único que me queda es tener en mano todo el dinero.
–¿Y si siguen aún luego?
–Otras veces ocurrió cuando era más joven, se van cuando tienen lo que buscan...
–Ok, ok, ¿Y si te hacen algo antes de que lo reúnas todo?
–No va a ocurrir.
Los tres vuelven a centrarse en el ojos negros por la intervención, los más jóvenes con una ceja elevada con curiosidad.
–¿Tienes un plan?
–Lo estoy protegiendo, no van a hacerle daño mientras esté conmigo. Igualmente le daré trabajo para que obtenga los medios necesarios.
–Pero mientras eso ocurre, necesito que ustedes me hagan unos cuantos favores – Yeon vuelve a enfocarlos en él, relamiendo sus labios con nerviosismo –. Cuídense mucho, tampoco es bueno que nos vean juntos. Ellos deben de tener sus datos, y en cuanto no me consigan es probable que los quieran molestar.
–Nosotros estaremos bien, nos preocupamos por ti.
–Lo resolveremos. Después de clases les daré algo más detallado, necesito hallar una solución... En serio lamento involucrarlos en esta porquería.
Beom niega y le sonríe ladino al darle una palmadita en lo que Tae soba su espalda. Muestra su gratitud con el par y continúan su almuerzo con charlas más amenas. A su lado el segundo mayor examina la escena con algo de envidia, ajeno ante todo su actuar.
Más tarde, cuando se dispersan para ir a sus respectivas actividades, Soobin pelea con el rubio por sus peticiones, otra vez.
–No vas a regresar a tu residencia. Que se queden las cosas ahí.
–No seas ridículo. Están mis cosas y las de Taehyun, nuestros trabajos universitarios, computadores y ropa, sin contar artículos personales – remarca entre dientes –. Son cosas que necesitamos.
–Compren otras, no es para tanto – sisea en desinterés, al chequear cara del contrario, remarca con más imponencia: –. Me vale una mierda lo que quieras, no significa no. No me voy a arriesgar por tus disparates.
–Es mi vida y la de mi amigo la que está en riesgo, niño vanidoso.
–¡La mía igual, y no me digas así, mundano!
–Pareces sacado de alguna mala serie de Netflix, tarado.
Ante la rara palabra, a Bin le queda simplemente espetar:
–Mira, no sé qué tengas de especial entre todos los demás idiotas que me han sacado, lo que sí tengo claro, es que ninguno de ellos me otorgó la posibilidad de quedarme permanentemente sin que el espejo esté presente. No voy a permitir que por tus imprudencias todo se esfume, ¿Tienes idea de lo que es vivir por poco más de un siglo ahí dentro?
Yeonjun muerde su lengua para no insultarlo en pleno pasillo, ya habían llamado mucho la atención con su espectáculo, y él no era de los que se comportaba así. Contando además que las palabras del menor le hacen tragarse su descontento, por ahora.
–Escucha, no voy a discutir contigo en este instante. Tengo clases y ya tuve suficiente del niño mimado y quejón.
Soobin queda con sus reproches al aire y se limita a refunfuñar malhumorado, yendo hasta un banco para sentarse cerca del salón donde el de chaqueta de jean entró.
–Estúpido...
–Estamos de acuerdo, Choi Soobin.
La voz femenina le hace girar de inmediato, topándose con una chica de cabello rubio y largo, posee un gran porte seguro que combina con su leve sonrisa.
–¿Cómo sabes mi nombre y quien e...? – detiene su hablar al segundo que ubica el collar de piedra turquesa en el cuello níveo de la chica, quedando pasmado y levantándose por reflejo; claro que él conoce perfectamente la prenda –. Es el collar de ella, ¿E-eres esa bruja desgraciada?
–Primero, sí, es su collar. Segundo, no soy Irene, pero sí soy su bisnieta. Agradecería que te refieras a nosotras como hechiceras y no brujas, chico lindo – guiña con diversión, yendo hasta él e ignorando su disgusto –. Conozco toda tu historia, lo que ella te hizo, y por lo que corroboro es cierto. Escuché la conversación.
–¿Y...?
–Dime exactamente lo que te dijo Irene cuando te hechizó.
Soo ladea su cabeza en confusión.
–¿Por qué te interesa? Ella arruinó mi vida.
La rubia hace un gesto desdeñoso con sus manos.
–Quiero ayudarte, no seas pretencioso y escúpelo si deseas arreglar tu vida.
A Choi no le agradaba semejante actitud, tampoco confía en la jovencita y menos sabiendo que es familiar de la bruja que le maldijo.
Sin embargo ¿Qué más tiene que perder?
–Fue hace mucho, como sabrás, pero recuerdo que mencionó que sería imposible salir del espejo al ser mi prisión por no ver mi propio ser, o algo similar. Que era un laberinto eterno como mi corazón, y que la alternativa optante era por alguien externo – rueda sus ojos con malhumor –. Nada más saldré si alguien con "supuesta" alma noble encuentra el espejo, y en treinta y un noches debía lograr que la misma persona me amara para liberarme definitivamente. Es sumamente absurdo, yo me amo, ¿No basta con ello?
–Si te amas a ti mismo, no cuenta – susurra con desaprobación, meditando la información. Echa un vistazo rápido al aula cerrada donde el acompañante del pelinegro estaba, y luego regresa su concentración a este último –. Choi te liberó en esta ocasión, ¿Cierto? Si es así, es tu oportunidad de romper el hechizo.
–¿Y cómo hago eso?
–¿No prestaste atención a tus palabras o se te metió el polvo en el cerebro, Choi? – se burla sin retención –. Si quieres que te amen debes ser amable. ¿Conoces el significado? Pórtate bien con él.
–Yo me porto bien, le he ofrecido mi casa y una fuente de empleo – exclama ofendido –. ¿Quién no me amaría después de tal nobleza?
La estudiante le observa con parpados entrecerrados.
–Esfuérzate más. Los hechizos son inteligentes y ocultan muchas cosas, sobre todo los de Irene.
Farfulla cruzado de brazos.
–¿Qué plan tienes entonces, niña lista?
–Escuché algo de su charla en el almuerzo...
–Vaya vida interesante tienes.
–¿Quieres mi ayuda o no? – corta con tono borde que logra su objetivo de callar al muchacho –. El caso es que si sus amigos y él están en peligro, debes ayudarlos a todos. Yeonjun es muy cercano a ellos y es alguien sencillo, o eso me ha dicho Beomgyu.
–Y estás al tanto de ello porque...
–Soy amiga de Gyu, pero no me llevo bien con Yeonjun, así que no te tengo todos los datos jugosos de su aburrida personalidad – sonríe con suficiencia –. Aprovecha eso e invítalos como huéspedes a tu mansión a quedarse.
La risa de Bin resuena en el largo pasillo, como si acabase de oír un disparate.
–¿Enloqueciste? No voy a invitar a un montón de desconocidos a mi mansión.
La chica alza sus hombros con simpleza.
–Entonces olvídate de salir del espejo.
–Debe haber otro modo.
–Tienes unas cuantas semanas, debes dar pasos grandes en ese estimado de días o todo será en vano. Si quieres que te ame, empieza ahora – toma sus cosas con misma despreocupación, remarcando cada frase: –. Te ayudaré si me dejas, no te voy a suplicar. Ahora, si aceptas, tengo una petición a cambio nada más.
Choi enarca una ceja, acostumbrado a dar algo a cambio de los favores.
–¿Qué quieres?
–Hay una chica que es muy amiga de Choi, se llama Jisoo, y quiero acercarme a ella. Haz que Yeonjun la invite a tu mansión o lo que sea, yo hallaré cómo involucrarme. Además, que esté a salvo, no pueden relacionarla con el tonto o estará en peligro como el resto – advierte con un dedo apuntándole, le es gracioso que el chico retroceda con cierto recelo –. En fin, me llamo Lalisa Manoban pero puedes llamarme Lisa. Nos vemos, chico bonito.
Soobin rechista entre dientes porque nuevamente es dejado con las oraciones al aire. Piensa lo que Lisa le dijo, y aunque lo deteste, sabe que tiene toda la razón.
Yeonjun observa con perplejidad al alto de tez pálida que estaba en frente suyo, parpadeando al captar lo que este recién le ha comentado.
–Repítelo, por favor.
–¿Eres sordo? – se muerde la lengua apenas lo expulsa, retractándose con una tos falsa –. Quiero decir, mencioné que tienes mi permiso para traer a tus amigos el resto del mes a la mansión. Estabas preocupado por ellos, lo veo como una solución, y así te acompañarán para que estés más... Tranquilo.
–Dices que pueden mudarse el resto del tiempo conmigo – vuelve a consultar con desconfianza – ¿Incluyendo a la madre de Gyu?
–Sí, pero tienen que ser útiles para la mansión.
–No todos somos tus esclavos por la vida. Por supuesto que ayudaremos, somos personas decentes – defiende acomodando su mochila con malgenio–. De igual forma, ¿Qué nos asegura de que estemos seguros ahí dentro?
–En la mansión no pasarán las personas que sean peligrosas o con corazones viles, según estoy informado – admite tras un titubeo–. Tiene un hechizo de protección.
–¿Entonces por qué a ti te permiten entrada?
El menor le mira mal por su chiste.
–Muy gracioso. ¿Vas a aceptar mi oferta o no?
El rubio se lo cuestiona unos segundos antes de decidir.
–De acuerdo, sólo dame unos minutos para comunicárselos. Además, todavía tenemos que ir por nuestras cosas.
–Bien, bien. Iremos rápido, pero no se tarden ¿Entendido?.
Yeonjun estaba algo escéptico con el repentino cambio, más porque el chico parece tener un conflicto interno al dirigirse hacia él, como si estuviese obligándose a sí mismo a ser simpático y condescendiente. Igualmente le ignora y no desaprovecha el asunto, consiguiendo a sus amigos en el campus y comentando la propuesta brevemente, aunque estos no lucen muy convencidos al principio.
Claro, era de esperarse, sobre todo cuando Taehyun y Beomgyu tendrían que compartir un mismo entorno, vivir juntos... Siendo ex pareja.
–Me sentiré más calmado con ustedes a mi alrededor, chicos... Por favor.
Comparten miradas fugaces antes de apartarlas, rascando en sincronía sus nucas con notoria tensión.
–Le diré a mamá.
–Está bien, hyung.
Soobin da una mueca cuando Yeonjun sonríe satisfecho y abraza a los dos menores con emoción, haciendo que estos se quejen entre risitas bajas que van en aumento por las cosquillas que les da su mayor.
–Hay que preguntarle a alguien para que nos conduzca a su hogar para sacar lo necesario y regresar a mi mansión – el segundo hyung interrumpe el momento con expresión inmutada–. Seguramente afuera están esos delincuentes.
–Le diremos a Jisoo, seguro ella nos ayuda – Kang resta importancia –. Por suerte las capuchas de nuestras chaquetas son suficientemente grandes como para cubrirnos adecuadamente.
De tal forma todos salieron con suma cautela y mezclándose con el resto de los alumnos, yendo hasta el auto de la chica que amablemente aceptó, presentándose al nuevo muchacho que la escaneó con cierto interés que la cohibió ligeramente.
Lo cierto es que Soobin estaba analizando a la chica porque le es familiar en algo, además de que es la misma de la cual Lisa le habló.
No tuvieron mayor conflicto en extraer sus cosas del departamento, pero les recorre un escalofrío por las notas amenazantes en el sitio, y de seguro no tardarían en llegar a querer derribar la puerta por su falta de aparición.
Soobin se ofrece cortésmente a cargar ciertas cosas hasta el maletero, lo que tiene a los otros dos menores algo perdidos y a un rubio algo ansioso porque no les ha contado el detallito del origen del pelinegro amargado y con habla anticuada.
–Suena divertido pasar las vacaciones viviendo juntos en una mansión – la conductora sonríe afable por el retrovisor –. ¿Irás por tus cosas, Beomie?
–Sí, será rápido, Unnie.
Hacen lo mismo con Beomgyu y traen a su madre tras un buen rato, la señora luce algo preocupada pero a pesar de ello les saluda muy cordial y cariñosa, incluso lo hace con el chico desconocido.
Soobin nunca estuvo rodeado de personas así, al menos no desde hace mucho tiempo, y a pesar de que no aportaba nada a las charlas, le gustó presenciarlas, con todo y que no entiende muchas cosas de las que parlotean. Tal vez se debe a que estuvo demasiados años solo y encerrado en aquel laberinto...
Una vez afuera de la mansión Choi, hubo un repentino silencio en la parlanchina muchacha, quien enfocó su vista en la propiedad con interés, algo perdida.
–¿Es aquí?
–Este sitio....
–¿Lo conoces, Chicken?
–No, eh, nunca había venido. L-le ayudo a bajar sus cosas, señora Choi.
Yeon se percata del nerviosismo de la pelimorada, pero decide tratar el tema en otro instante porque también debe confesarles el motivo por el cual están en tal situación, sabe que ella no se comió el cuento sobre sus vacaciones grupales, era muy astuta y él tampoco deseaba mentirle. La madre de Beom igualmente necesita una explicación más real, y era grato saber que la señora se mantuvo al margen, cumpliendo con la petición de su hijo y su amigos sin cuestionarles o presionar.
Todos se sorprendieron una vez adentro de la residencia por lo inmensa y lujosa que era, a excepción de los Choi mayores que ya habían estado ahí, claramente. Depositaron sus pertenencias en donde el dueño indicó y luego fueron al salón principal todos en grupo.
–Bien, como se dan cuenta es un espacio bastante amplio con suficiente capacidad para recibir huéspedes e invitados, sin embargo, hay que seguir ciertas reglas para evitar conflictos entre todas las partes – empieza el de cabellos negros, robando todo el enfoque del resto. Ante la expresión de advertencia de cierto rubio, recuerda las palabras de la brujita que recién conoció, por lo que fuerza una sonrisa –. Claro, lo principal es que sean bienvenidos a mi mansión. Espero se sientan cómodos en ella.
–Tienes una preciosa casa, querido – la señora Moon toma la iniciativa para romper el hielo, simpáticamente yendo en medio de su hijo y el pelirrojo al lado opuesto para abrazarles, desplazando la tensión de estos por su repentino accionar –. Comprendemos perfectamente que hay normas, no deseamos molestar aquí. Vinimos por petición de ustedes, y como dices, somos sus huéspedes, por lo que me ofrezco a cumplir y servir humildemente sus normas. Ah, y mi hijo igual.
–¿Yo? ¡Ay! S-sí, yo igual – Beomgyu soba su oreja enrojecida por el apretón, dando un puchero y una reverencia torpe –. Gracias por la invitación, hyung.
Soobin da una mueca por lo novedoso del confiado apodo, era algo normal en el cabellos largos, sólo que el primero no estaba acostumbrado a ello.
–Yo quemo hasta los tostadas, así que si necesitas orden aquí, yo prefiero la limpieza. Digo, no es que sea emocionante ser empleado en vacaciones pero si eres rico y ¡Ay! – Tae da un brinco por el pellizco de la mujer en su hombro, sobándose el mismo con un mohín –. Me refería a que es bueno ser de utilidad.
Yeon se siente algo mal por la situación en la que tuvo que involucrar a sus seres queridos, pero no posee más opciones y era bastante consciente. Por suerte sus amigos y la señora Moonbyul eran geniales personas y muy comprensivos, otros seguramente se abrían negado y enfadado por meterles en semejante lío.
–Yo vendré de vez en cuando, si me es permitido – la repentina petición de Jisoo deja algo descolocados a los chicos, cosa que maneja bien con una sonrisa amena –. No tengo mucho que hacer una vez empiecen las vacaciones de invierno, y si no es inconveniente...
–Está bien, eres bienvenida – acorta con aburrimiento el dueño del lugar, sacando las manos de sus bolsillos y dirigiéndose a las inmensas escaleras de madera pulida –. Les enseñaré sus recamaras.
Todos van a seguirle, pero Beom detiene a su mejor amigo con un susurro y un leve jaloncito de brazo.
–¿De dónde sacaste al conde Drácula sin sonrisas?
–No es un vampiro, Beomgyu...
–Pues si no lo es, entonces es un fantasma – para su risita por la evasiva del algo ansioso mayor –. Es broma, hyung. Solamente que nunca le conocimos y no parece ser tu clase de amistad.
No lo era, es totalmente cierto. Si estaba ahí y aceptó todo aquello, es porque no tuvo opción con Soobin. ¿Cómo le daba ahora mismo tal información a su dongsaeng?
–En otro momento te lo explicaré – concluye retomando más la marcha cuando el anfitrión les indica una recamara –. Por ahora sigue la corriente, Gyu.
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–¿Desde cuando existe este lugar? Todo tiene una decoración retro y hay mucha suciedad – la tos del ojos grandes hace que la mujer que cocinaba a su derecha libere una risita –. Si hay arañas y alimañas tendré que estar soportándome los llamados de Beom...
–De mi hijo – completa cuando el opuesto no concluye la oración, entregándole un pedazo de papa guisada para que este la deguste con cabeza gacha –. Ya no me has visitado Taessi.
–Lo siento, es que... No lo vi prudente.
–Una vez te dije que siempre serías bienvenido en mi casa, y mantengo esa palabra. Independientemente de lo que ocurriese con Beomgyu y tú, te aprecio mucho.
Taehyun continua pasando un paño por las superficies de la gran cocina, tratando de evadir apenado a la señora a la que tanto cariño le tenía.
–Bueno, a la final estamos bajo el mismo techo.
–Karma~
Tiene que reírse un poco del canturreo.
–Supongo que sí, señora Choi.
La mujer se encargó unos segundos de la preparación culinaria, verificando que todo estuviese acorde y equilibrado, hasta que una duda sale de sus rosados labios:
–Por cierto, Tae ¿Conocías antes a este jovencito Soobin?
–Honestamente es primera vez que nos cruzamos. Yeonjun hyung jamás lo mencionó ni menos lo había presentado – confiesa con aire pensativo –. Es raro.
–Ujum, pero si ha tenido tanta amabilidad por ayudarnos, supongo que no es un raro malo.
No tenían mucho más que aportar, esperaron a que Jisoo y Yeon se sumaran a ayudar después de que se desocuparon de arreglar unas cuantas cosas y finalmente sirvieron la cena. Todo fue un plan de la señora Choi como agradecimiento del dueño de la casa, quien en lo que restó de tarde no había aparecido, encerrado en uno de los salones. Ya eran las ocho treinta, y quedaron en que Yeonjun le llamaría, por más que este titubeó un poquito.
Jun tuvo que fingir normalidad frente a los demás, no tuvo más remedio que ir a buscar a don amargado y vanidad - apodo que le puso él, obviamente-, tardando por lo grande del lugar y porque no conoce prácticamente ninguna zona, más que las que ya recorrieron, dando unos leves toques a la inmensa puerta de madera con grabados de leones de la cual se asomaba un halo de luz por debajo. Esta se abrió al rato mostrando a un serio ojos negros.
–¿Qué?
–La cena está servida. La madre de Beomgyu y todos la preparamos porque querían agradecerte lo que haces por nosotros – se cruza de brazos con un bufido –. Claro, si supiesen que lo haces por egoísmo, de seguro no se hubiesen esforzado tanto.
Soo resopla y cierra detrás de sí, haciendo que por la cercanía el mayor retroceda un paso.
–De no ser por mi egoísmo, como dices, estarían todos en peligro por culpa de las malas decisiones de tu padre. No tienes que reclamarme nada a mí.
Yeon aprieta sus puños mientras el chico se marcha al comedor. Va detrás suyo contando hasta cien para tranquilizarse y no gritarle improperios, pero sí le pide algo antes de entrar a la estancia:
–No seas grosero con ellos, realmente son buenas personas, Choi.
Sin más los dos se adentran al comedor y van a sus respectivos asientos, las dos mujeres sonríen y hablan amenamente, a diferencia de la ex pareja y los otros dos Choi que se lanzan miradas desaprobatorias. El porte de Soobin hace que el resto se deslumbre un poco, es bastante elegante y formal cuando agradece y comienza a servirse.
Apenas prueba el primer bocado, involuntariamente su rostro muestra sorpresa y no se contiene de probar más, masticando gustoso como un conejo hambriento, logrando en los demás diferentes expresiones, y una risa encantada de parte de la cocinera.
–¿Te gusta el Bulgogi?
–Está exquisito, señora Choi.
–Mamá es una gran cocinera.
–No hables con la boca llena, Beomgyu. Mastica despacio, Soobinssi – la mujer le anima con ambas manos –. Prueba un poco de Gyeran Bbang.
Yeonjun por petición de la cabellos marrones extiende la cesta con los panecillos hacia Soobin, este de pronto los toma lento y carraspea, recuperando su porte y limpiando sus comisuras con la servilleta de tela. Estaba un poco abrumado por la repentina atención de todos, sin contar que era la primera vez en muchísimo tiempo que alguien le atendía, cocinaba y además llamaba por un apodo tan cariñoso.
Todo le comenzó a recordar a su infancia, a sus empleados, y al pasado... Al doloroso pasado.
–Yo... Tengo cosas que hacer en mi estudio – repentinamente se levantó con un tono carente de emociones, callando a todos y deteniendo la cena. Sujeta su platillo con una mano y da una reverencia robótica –. Gracias por la comida, tengan buen apetito. No se deben esforzar tanto a la próxima vez.
Todos quedan desorientados por la acción, retoman la comida algo contrariados y Yeonjun desea que la tierra se lo trague ahí mismo. Dio la excusa de que tal vez el menor se sintió mal o que tuvo que hacer algo, y cuando recogieron todo, fue directo a buscarlo, bastante enojado con él y hallándolo en el dichoso estudio.
–Te pedí una sola cosa. ¿Por qué tenías que comportarte así?
–En mi casa se toca antes de irrumpir en una habitación. No tengo que darte explicaciones, ni a ti ni a ellos.
–¿Qué carajos te hicieron para que seas tan odioso? ¿No sabes el significado de amistad o la cordialidad? – inquiere con irritación ante la falta de vergüenza del otro –. Estas personas son importantes para mi, no están enterados de nada de esto. Ni siquiera yo comprendo qué diablos debo hacer aquí para sacarte de un lío en el que tú solito te metiste por ser tan grosero.
–Baja ese tono conmigo, no te permito que me hables de eta manera en mi propia casa – infla su pecho para verse intimidante, levantándose con exasperación –. Yo soy...
–Yo soy el que no te permite pisotearme o a quienes quiero, ¿Queda claro? –refuta sin flaquear, no retrocediendo ante su intento de imponencia –. Si quieres que deje de verte como una Bestia y que mi paciencia no se agote, compórtate al menos.
Soobin cierra la puerta con un azote una vez el más bajo desaparece. Va a su silla de cuero y se deja caer masajeando sus cienes con frustración.
Nadie nunca le habló como Choi Yeonjun, y realmente comenzaba a molestarlo...
–Eres pésimo en esto.
–¡Carajo! ¡¿Qué mala costumbre tienen ustedes con entrar sin avisar a una propiedad privada?!
Lisa sonríe burlesca hacia el azabache, cerrando el balcón a sus espaldas.
–Te dije que hicieras que te aceptara y metes la pata. El reloj corre, Choi.
–Lo tengo claro, es fácil para ti cuando no lidias con él.
–Pobre de ti.
El chico agita su cabeza, aparentemente todos pretenden sacarle de quicio esa noche.
–¿Qué demonios buscas?
–Quise chequearte, y vi que Jisoo vino.
–Sí, ¿No es lo que añorabas?
–Y ahora que lo tengo, voy a continuar ayudándote, pero no te sabotees tanto a ti mismo.
–Agradecería que te marchases ya mismo, quisiera darme un baño y dormir.
–Bien, bien, pero te lo estoy advirtiendo.
Lalisa se marcha por donde ha entrado y Soobin se recuesta en su asiento para apreciar el alto techo sobre él, preguntándose cómo iba a continuar el resto de las semanas con aquella misión.
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A lo lejos la hechicera sonríe divertida y con cierta nostalgia arraigada en el pecho cuando divisa a su bisnieta saliendo de la mansión Choi con sigilo, después apreciando como esta vigila a la linda chica de largo cabello que se marcha en su auto.
–Las cosas van bien, debe ser de esta forma.
Namjoon se pasea por sus piernas, enrollando su cola y observando la misma escena. Irene lo carga en su pecho y deposita un beso en su peludita cabeza.
–Que le ceda el paso a algunos invitados a su vida es una gran señal, es un buen avance.
Después de todo, es eso lo que necesitan, desesperadamente.
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Soobin a veces es taaan insufrible xd
¿Qué opinan de los nuevos personajes? Amo mucho a Lisa y Jisoo, son mi ship y mis bias de Blackpink uwu Esta canción me recuerda a lo que será su historia en el fic:
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La señora Choi es uno de los mejores personajes del fic, espero que la amen mucho como yo :3
¡Voten y comenten! ❤
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